viernes, 8 de febrero de 2013

Una temporada en el infierno en el Suroeste

Alguien con Rostro de ángel
me Ilumina en mi particular
temporada en el Infierno.
Soy afortunada. Muy afortunada.
En la fe podría hallarse el motivo:
JC llega para traducir
el aire del estercolero
en purísima brisa
marina.

Dentro de algunos días, alguna semana tal vez, en cuanto termine la maquetación, saldrá en la ciudad de La Plata (Argentina) una inédita traducción de “Una temporada en el infierno”, la magnífica, genial y alucinante pieza poética escrita por Arthur Rimbaud allá casi en el último cuarto del siglo XIX. He tenido la fortuna de poder sumergirme en ella durante las dos o tres últimas semanas porque su autor, Juan Carlos Sánchez Sottosanto, ha tenido la generosidad de aceptar que se la prepare para la imprenta.

No se trata de un libro cualquiera. Sobre la obra original nada que yo pueda decir aportará. Sobre la traducción y el compendio que la acompaña, sí puedo contribuir: una introducción lo suficientemente amplia como para situar al lector cabalmente ante el texto y el estudio que va encontrar, la traducción, no sólo de la propia pieza en concreto, lo que de por sí ya da la medida de la envergadura del trabajo, habida cuenta de la complejidad poética y meramente lingüística del texto, sino también de un apéndice donde figuran previas anotaciones del poeta sobe la génesis del mismo, más un dossier de notas que hacen las delicias de cualquiera con afán de conocimiento o profundización en semejante obra, y donde además pueden encontrarse traducciones de algunos poemas de Rimbaud con comparativas con otras traducciones de los mismos, y que por sí solas ya merecerían figurar como volumen aparte. Si alucinante la obra de Rimbaud, por su mismo tono y fundamento, alucinante el trabajo del compilador y el traductor. Exquisitez poética y rigor científico llevados a su grado sumo se dan la mano hasta lograr conformar la obra que me ha mantenido, literalmente mantenido, alimentado, en estas dos o tres últimas semanas que llevo respirando las cloacas del mundo que vivimos.

Por desgracia, la forma en la que va salir, esto es, en una humilde, pequeña y amateur editorial, en completo blanco y negro incluida la portada, y sin ISBN, sí da la medida de hasta donde llega el hedor. Nada nuevo. El mundo editorial tan preñado de injusticia e ignominia como cualquiera, cuando no, más.

Ya el año pasado tuve la suerte de poder acercarme a su lectura. Iba a aparecer bajo el sello de Losada, pero ciertas “desavenencias”, tras, creo que unos cinco años de dedicación por parte de JC al trabajo, dieron con la publicación al traste.

Menos mal que con el poeta, el estudioso, el traductor, el literato no hay infierno que pueda. Humildemente, tal como el mismo tono de las anotaciones revela que se acercó a tan reverenciada obra, saldrá esta joya en papel.

Y yo, no niego que antes algo asustada por la responsabilidad que tenía en mis manos, no puedo ahora más que celebrar mi enorme fortuna, amén de seguir encomendándome a los dioses para que mi trabajo técnico pueda estar a la altura de lo que se me confía.

Si sólo alguien con rostro de ángel podía (re)-transmitir directamente desde el infierno creando uno de las tesoros de la historia de la literatura, sólo alguien cuyo nombre responde a las siglas de JC podía verter su caudal benefactor, porque el arte y el conocimiento siempre constituyen bondades, sobre el tiempo que actualmente estoy viviendo.

El año pasado saltó este poema tras su primera lectura. Pertenece al poemario que actualmente tengo en correcciones, Suroeste.

El otro río tan grande
(a JC Sánchez Sottosanto)


En esta intravenosa suspicacia
de tus caricias y mi risa, en esta
aquilatada salinidad que bifurca
mis ingles hasta romper aguas
en la dulzura del estuario abierto
en la medida que nadas
tan grande
como los dedos de las olas
como blondas translúcidas
de un vergel que avanza,
pampa
océano
campo
de mañana cálida
como una prímula
sentada al borde
de tu boca abierta y plata,
mi mar mío y sede tuya y yo
blanda, desleída,
i-letrada,
a-mórfica
eu-tópica
o miserable
u-fana-(l)
de sólo agua bañándome
en cada tú
tan grande
luz.

Sofía Serra (De Suroeste)

7 comentarios:

  1. Una traducción mía -apolítica; neutra- de Rimbaud:

    El durmiente del valle
    (Arthur Rimbaud)


    Es un hueco de verdor en donde canta un río,
    Aferrando locamente a las hierbas harapos
    De plata; donde el sol del monte altivo
    Luce: es un valle pequeño en el que espuman rayos.

    Un soldado joven, boca abierta, cabeza agreste,
    Y la nuca bañada por fresco berro azul,
    Duerme; está tendido en la hierba celeste,
    Pálido en su cama verde donde llueve la luz.

    Los pies entre gladiolos, duerme. Sonriendo como
    sonreiría un niño enfermo, tiene un sueño:
    Natura, acúnalo con fervor: está helado.

    Los perfumes no estremecen ya su razón;
    Duerme bajo el sol mano en su corazón,
    Tranquilo. Tiene dos orificios rojos en un lado.

    (traducido en diciembre 2010)


    Y el original en francés:


    Le dormeur du val

    C'est un trou de verdure où chante une rivière,
    Accrochant follement aux herbes des haillons
    D'argent ; où le soleil, de la montagne fière,
    Luit : c'est un petit val qui mousse de rayons.

    Un soldat jeune, bouche ouverte, tête nue,
    Et la nuque baignant dans le frais cresson bleu,
    Dort ; il est étendu dans l'herbe, sous la nue,
    Pâle dans son lit vert où la lumière pleut.

    Les pieds dans les glaïeuls, il dort. Souriant comme
    Sourirait un enfant malade, il fait un somme :
    Nature, berce-le chaudement : il a froid.

    Les parfums ne font pas frissonner sa narine ;
    Il dort dans le soleil, la main sur sa poitrine,
    Tranquille. Il a deux trous rouges au côté droit.

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  2. Una traducción -progresista; no conservadora (1)- mía, de Borges al francés :

    Un aveugle (Jorge Luis Borges)

    Je ne sais quel visage me considère
    quand je regarde le visage de la glace;
    je ne sais quel ancien guette en son palace
    de silencieuse et fatiguée colère.

    Lent dans mon ombre, de la main j´explore
    mes invisibles traits. Une déchirure
    m´atteint. J´ai entrevu ta chevelure
    qui est de cendre ou est encore d´or.

    Je répète que j´ai perdu seulement
    la surface vaine des choses.
    Le réconfort est de Milton et il est vaillant,

    mais je pense aux lettres et aux roses.
    Je pense que si je pouvais voir ma figure
    je saurais qui je suis ce soir d´enluminure.

    (Traduit le 15/06/2011)
    --------------------------------
    Un Ciego (Jorge Luis Borges)

    No sé cuál es la cara que me mira
    cuando miro la cara del espejo;
    no sé qué anciano acecha en su reflejo
    con silenciosa y ya cansada ira.

    Lento en mi sombra, con la mano exploro
    mis invisibles rasgos. Un destello
    me alcanza. He vislumbrado tu cabello
    que es de ceniza o es aún de oro.

    Repito que he perdido solamente
    la vana superficie de las cosas.
    El consuelo es de Milton y es valiente,

    pero pienso en las letras y en las rosas.
    Pienso que si pudiera ver mi cara
    sabría quién soy en esta tarde rara.

    (1): Apréciese el humor a la vez que el distanciamiento. ¿Será esto lo que los colonizadores culturales estadounidenses llaman spam?

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  3. Viví de pequeño, sin quererlo ni desquerelo, una decena larga de años, a no más de cien o dos-cien pasos de lo que me dijeron ser -y era una casona- una casona, que cobijó a Francis Jammes, en el sur, que también existe, francés, en Orthez. Sin saber yo ni donde estaba yo -o qué era donde estaba- ni las reglas de ahora; sin entender nada, que no es sin sentir nada y sin saber ni quién yo era ni qué fue del pasado ni qué era el ahora. El que ha traducido esto, que puedeMe gusta el asno dulce




    Me gusta el asno esmerado

    Por el camino acebado


    Se acerca a los badenes

    De un paso con vaivenes


    Le teme a las abejas

    y mueve sus orejas


    Lleva a la gente desdichada

    Y a sacos repletos de cebada


    Siempre anda pensando

    Sus ojos están invitando


    Porque para la providencia

    Él es más que la ciencia


    Ha cumplido con su deber

    Del alba al atardecer


    Se queda en una vaqueriza

    ¡Qué morada escurridiza!


    Lleva bien fatigados

    Sus pobres pies usados


    Ha trabajado mucho

    Él es alguien muy ducho.

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  4. escribir bien en ocasiones, está hecho interiormente una piltrafa que apenas, muchas veces, puede entender (no entiende) lo que le dicen o mantener la atención y en ocasiones no puede ni decir ni un no, ni un sí, ni hablar siquiera; un sindromado de Down, pero sin serlo,

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  5. Le village à midi

    Le village à midi. La mouche d’or bourdonne
    entre les cornes des bœufs.
    Nous irons, si tu le veux,
    si tu le veux, dans la campagne monotone.

    Entends le coq... Entends la cloche... Entends le paon...
    Entends là-bas, là-bas, l’âne...
    L’hirondelle noire plane,
    les peupliers au loin s’en vont comme un ruban.

    Le puits rongé de mousse ! Écoute sa poulie
    qui grince, qui grince encor,
    car la fille aux cheveux d’or
    tient le vieux seau tout noir d’où l’argent tombe en pluie.

    La fillette s’en va d’un pas qui fait pencher
    sur sa tête d’or la cruche,
    sa tête comme une ruche,
    qui se mêle au soleil sous les fleurs du pêcher.

    Et dans le bourg voici que les toits noircis lancent
    au ciel bleu des flocons bleus ;
    et les arbres paresseux
    à l’horizon qui vibre à peine se balancent.

    (Francis Jammes)


    El pueblo a mediodía

    El pueblo a mediodía. La mosca de oro zumba
    entre los cuernos de los bueyes.
    Iremos si lo quieres,
    si lo quieres, por el campo que retumba.

    Oye al gallo... Oye la campana... Oye al pavo...
    Escucha allí, allí al burro...
    La golondrina negra en vuelo duro,
    los álamos a lo lejos se van como en desmayo.

    El pozo roído de espuma! Escucha la polea
    que chirría, que chirría en coro,
    pues la chica con cabellos de oro
    sostiene el viejo balde negro donde la plata alea.

    La chiquilla se va de un paso que tambalea
    en su cabeza de oro al cántaro,
    su cabeza como un relámpago,
    que se enreda en el sol bajo la flor inquieta.

    Y en el burgo los tejados ennegrecidos tiran
    al cielo azul copos azules;
    y los árboles gandules
    del horizonte que vibra apenas si suspiran.

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  6. Para mí nada de esto es spam, Robín. Todo lo contrario. Lo valoro como tesoros. Muchas gracias por dejarlos aquí.

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  7. Por desgracia, Sofía, no estoy en mi tiempo propio. Una encantadora -otra- me transportó a otro tiempo anterior, al que no pertenezco,-probablemente porque los que controlan mi cerebro, le hicieron creer que yo se lo pedí. Pero yo no le pedí nada de nada. Menos mal ahora lo sé. Antes no lo sabía siquiera.- De manera que quién quiere verme y viene a verme (y a ayudarme, que lo necesito), lo hace antes de que yo siquiera sepa quién es. Y mi quedo sin entender nada de nada. Esto me ha ocurrido con una sevillana que los dos conocemos -creo no errar- a la que vi en Bilbao antes de saber quien era ella; con un ingles mago; en el sentido literal de los que hacen trucos de cartas y desapariciones teatrales de objetos; portavoz del movimiento de la "extrañitud" o "quirkology" (Richard Wiseman)que me me pidió -de sopetón- en una calle de Bilbao que le ayudara a construir su movimiento; que sería un mvto. literario también (o antiliterario quizás, en un sentido subreal -mejor decir y hacer subreal que surreal). Y yo le tomé por un loco o por un amante de sólo los hombres; me habló en inglés en un momento en que yo no había siquiera oído hablar de él ni de su "extrañitud".

    http://richardwiseman.wordpress.com/books/quirkology-the-curious-science-of-everyday-life/

    Y recuerdo bien que un día en unas fiestas de Pamplona en el 77 o 78, no recuerdo el año exacto, un chico y una chica se me acercaron; el chico que me dijo haber conocido y quizás sido Homero, me pidió que intentara escribir, que le gustaba mi interpretación de Machado y que si yo leyera a Becquer -que aún no he leído.- me gustaría. Le creo ahora, pero no le creí entonces. Ni a la chica callada que le acompañaba y que quería, decía, conocerme. No nos conocimos. No entendí lo que querían. No entendí lo que decían. No supe quienes eran.

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