viernes, 9 de marzo de 2012

dicta dura nuestra boca blanda

dicta dura nuestra boca blanda

los hombres tienen sed y no doy abasto (el río)


Los todos mordemos
con firmes dentaduras:
                                                aprehender
duras aguas al beber el llanto
de todo cristal gozoso
verde o negro
estallado por el viento inasible
de la iniquidad, la vesania
y la hambrienta injusticia.
Sus cristales se nos clavan
en la lengua antes de              pronunciar
una reseca ignorancia más.


Aprendemos a masticar
con las llagas,
nadie nos emboca bajo
el puente de la libertad:
Sed de maestros, sed
de vosotros mismos.
                                             Perteneceos.


Sofía Serra (Suroeste)

jueves, 8 de marzo de 2012

la injusta milicia de los ajenos besos

la injusta milicia de los ajenos besos

qué pena,
qué pena que hayas escapado de los riñones
para atesorarte en el vaivén de las mejillas
excretadas a golpe de sable
sobre la que menos puede,
sobre la que menos vende
pena,
qué pena que tu boca no durmiera
entre salvas de cañones cuando así
la lentitud del paisaje muerto
corriendo a hurtadillas te salvaba
milagrosamente de no caer a palacio,
te enlodaba en la vía terrena
de los amores habitables,
las escaramuzas de las otras bocas
cuando mal dicen lo que buena
tu boca gemela de playa
besó de tus sienes
la tu blanca y valiente audacia
que ninguna letra negra enmudecía.


y las palabras se desvanecen
en la esfera del grillo que yo miro cómo canta
a lomos de la esdrújula que lo descabalgará
de su trono de yerba, almizcle y rocío.
Navegábamos hacia puerto sin bandera
y tú te quedaste en la nieve
de unas vetas de verano que se congela
enfogado sin melenas de leones,
con calvas de plástico (ni siquiera las llanuras resecas del Serengueti)
—han corrompido mi tierra— y vestidos de esqueletos
vesánicos listos para enlutar
nuestra única selva sana,
nuestro único bosque habitable,
nuestra única marisma,
que pena, qué pena, qué pena
que sólo ciego a vida
la poseas en la gota de la lluvia
blanca que no ha llegado,
qué pena de tordo liberto
hoy o aquí, ayer o allá,
sin nombre tuyo o mío.

Sofía Serra (Suroeste)

miércoles, 7 de marzo de 2012

El cuarto lento o la voluntad por el tiempo

Algunas veces he pensado que me gustaría llamar a este espacio "el cuarto lento", hablaría de mi reivindicación por la medida de un "algo", no se trata del tiempo, que siempre percibo se escapa, se nos escapa. Voluntad para detenernos, voluntad para romper la inercia multiplicante de cualquier acontecer bajo la que vivimos inmersos. No es el tiempo el que se nos va, sino nosotros los que huimos de la posibilidad que nos da él mismo de poder vivirlo.
Hace algunos meses, creo que desde que dejé la editorial,  que pienso en pasar a escritura manual mis poemas, o al menos algún poemario de los  terminados. Ayer comencé por fin. A la vez grabé el poema.  Después sentí la necesidad de realizar sendos disparos que abajo aparecen enmarcados.
Se trata de un poema de Nueva Biología, así que dejo enlace al texto del mismo. Hoy al menos, no lo copiaré aquí.  



martes, 6 de marzo de 2012

Amanecer

Amanecer
la cresta de la ola salvaje,
¿quién podría domesticarla
amoldarla comerla con su seno
toda ella una llena en la boca?




un océano de lumbre indiscreta
y paraíso en el extremo de mi boca
y mi sereno al mar
cuando lo tienes a pedido de tus ojos
de hombre o de tierra verde
como las libélulas que pululan aladas
y beben leche, tan blancas y doradas
como la púrpura
que te encumbra
dentro de mí,
nívea como el armiño.


de más está
que digamos
que sí a qué
o vino de más
y en la sobra
he continuado la caminata
marítima cuando te ibas
y te ibas tan lejos que ni las olas,
por mucho que anduvieran bajo el mar,
por más arrecifes y caracolas que arrostraran
en su paso,
—tantas barreras, tantos límites—
por más delfines que murieran arrollados
en sus remolinos,
—tanto dolor, tantas lágrimas—
por más que longitud y latitud
confluyeran en un solo punto
del uniforme geoestratégico:
tu ombligo moreno da la vuelta
al mundo de mi lengua.
Así se levanta el sol.


un insufrible acto de perdición,
sumisión y autoextinción:
el mar parsimoniándose
sobre la arena.
Y tu belleza de hombre
contenido en la palabra.


Sofía Serra (Suroeste)

lunes, 5 de marzo de 2012

la diosa del coto

la diosa del coto

por co-regir,
viviremos bajo el puente
selectas endoscopias
nos revelan la patria
que me urge.
A veces cantan los cómplices,
si es que los hubiera, en señal
caleidoscópica de tan venerables
agua verde y remos rojos
siesta endeble gobernada
por la suerte de sucederse
no se sabe si hasta el sol
o hasta que la marea se estrelle contra los pinos,
paisaje tan envidiable hasta para las garzas.
me hundo y atabico
en este limo caliente
de tu ingle alambicada
en mis pulgares entrelazados
entre tus patas de ave acuática,
¿para cuándo los pelícanos?
me pregunta el límite de tus ojos
rojos y tímidos
como dos grandes copas
de mi futura
porque siempre abierta
y ráfaga de silos
siempre agua blanda
y vino remanente
y cerámica taciturna
y bordados nocturnos, siempre
juvenal la blanda rosa pura
abierta de turnos
imprecisos e inolvidables
por los sueños de las manos
es tu mente de hembra erecta
que abandona la espalda
para abrazar a un dios
que sólo quiere hombres.


…Y qué más da que sólo existan pájaros
de madera si la madera
es todo lo que existe,
es todo lo que quiero.


Sofía Serra (Suroeste)
 
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