sábado, 24 de julio de 2010

Los parasoles de Afrodita II




Los parasoles de Venus
Blande, blande acopio
de pálpito, sístole y diástole, pétalo a pétalo
licuados goteando mar.

Se autogeneran, reverberan licuándose en este día de dura estampa,/
grabado sobre pergamino./
¿Nunca más asomarán esos parasoles al aire limpio hacia el que se abren estas pupilas claras?/
Menos mal que aún me queda estómago,/
por poder blandir tu carne de objeto encaramado/
en la cúspide/
de los retos aún no conseguidos./
Asociada a tu marea/
que me irrumpe,/
que me moldea bajo-adentro y alta torre,/
no quiero sino vivir/
reflejada en el espejo de esos parasoles de vivo/
entusiasmo orientado al calor que se regenera./
...Es que no quiero, no quiero, no quiero más luz que la que ya escribí./

Sofía Serra, Julio 2010

jueves, 22 de julio de 2010

Los parasoles de Afrodita

El audio, mi recitar, tiene un fallo en la pronunciación de una palabra, pero me ha gustado el tono en que ha quedado la versión en general, y he decidido darla por válida ya que el poema se puede leer también; pido disculpas por el error al pronunciar.




Los parasoles de Afrodita

Ya llegaste, te has sentado ya.
Tengo tus ojos delante:
De su dorado vientre, el de Afrodita,
nacen celestes parasoles.
Sombrillas chinas que la diosa abrió
para cultivar mi piel con la nácar
y el humus de marino arrobo arrojados
sobre la ola que, de vuelta y viene, conforma la marea
del sanguíneo mar de poniente:
¡Mar mío, mar lleno, mar tan grande como yo misma!,
exclama la diosa rediviva, aún ignorante de su testicular ascendencia.
Urania utopía transformada por mor
del viento en conflagración de carne sobre agua-sal y carne.

Gemiste en mis ojos: ¡Dame aire!
Gemiste en mi boca: agua blande y
piel para el cuántico cuerpo,
envoltura de este juguete polivalente
en el que me sumerges hasta contentar objeto
de los ritmos internos que manifiestan la eufonía,
venéreas transacciones, de las celestes esferas.
Amor, cueva clara sombreada por los chinos parasoles visitas.
No tus brazos,
no tu música,
no tu centro;
ni siquiera tus alas,
en el reitero de esta penumbra de piel interna,
hallarán ajado, que ella misma se renueva a la medida de las Eras.
Que sí, vuelan ya.

Urano,
hoy ya caes,
hoy ya retornas a por tus genitales.
Qué castrado te dejamos, ¡ay!
Ay, castrado, sí. Mas, te hablo al oído, recuerda:
Sólo a sangre, tu carne engendró lo más sagrado.
Ahora ya cayendo,
piensa,
podrás hacer de la progenie de tus gónadas real cayado.

Sofía Serra, Julio 2010

martes, 20 de julio de 2010

Bocetos de portadas

Ando trabajando en portadas para distintos libros de otros autores. Dejo dos bocetos.


Un pequeño ejercicio en monócromo

El disparo original y dos pruebas distintas (mejor como siempre pinchar en las fotos para verlas en su tamaño)

lunes, 19 de julio de 2010

Alto y notable se yergue manando sombra y luz el magnolio

Y hoy, sin fotografía, o con unos sesenta mil disparos en formato digital realizados desde el año 2001.

No me deis el pésame.
Llevo nueve años de loco y desgajado duelo.
Nadie me dijo que lo habían matado, y yo, inocente,
no sabía distinguir entre muertos embalsamados
y cuerpos con vida de presente.
En la tumba no se diferencia la luz de la penumbra.









Alto y notable se yergue manando sombra y luz el magnolio

Este bello estío,/
qué mal conlleva/
ciertos pesares míos;/
ellos solicitan, presurosos,/
la caída de las hojas una a una/
hasta no quedar ninguna/
entre el celaje y este suelo./
Hoy emborronan el lienzo/
hasta hacer crecer el árbol desde este pecho/
que mana fuente transformada en magnolio./
Yo ya no más me debato/
entre suelo y cielo quebrando ilusorios horizontes,/
ajenos vuelos,/
dichos de avenidas solicitando agua o esteros secos y yermos que colman/
huecos generales,/
sin perder, en esta calma mía,/
ni una sola hoja grande,/
ni una mínima célula/
que sin saberlo (las células no tienen cerebro)/
eche de menos al más de mi penumbra interna./
Insignificante en el árbol, lo taladra hasta quebrarle el tronco./
Salvo a los de los magnolios./
Pienso sobre mi cuello:/
No ha sido suficiente, no,/
aprobar este tiempo sin consuelo./

Sofía Serra, Julio 2010
 
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