miércoles, 17 de diciembre de 2008

Torre albarrana, torre dorada



(Albarrana: voz del árabe que significa montés, silvestre)

Desde lo que fueron las murallas almohades de Sevilla, y más concretamente, justo desde la fortaleza, el palacio real, el castillo, al qsar, es decir, el Alcázar, se extendía un lienzo exento a ellas que desembocaba en las orillas del Guadalquivir, justo en los muelles del Arenal, cercano a las posteriores atarazanas (almacenes de un muelle) reales, hoy sede del Teatro de La Maestranza. En ese muro exento se hallaban bordadas (no se me ocurre otra palabra que pudiera semejarse más a sus presencias) cuatro bonitas torres, desde la primera con planta cuadrada (la labor más sencilla, más acorde con lo que en esencia debe ser una torre) hasta la última, la Torre del Oro, con planta dodecagonal.
Cuatro, ocho, diez (torre de la plata, envuelta hoy en día en el caserío sevillano) y doce, la de arriba.
Torre Albarrana, torre exenta a la fortaleza, torre faro, aviso, advertencia o guía de los navegantes. Torre de oro, torre que se sale, torre salvaje, torre del puerto de Sevilla.

Callejón con salida

La luz, siempre la luz, siempre hallándola y siempre aprovechando el frescor de sus sombras. Son el mismo elemento natural que el sevillano, ser humano, sabe aprovechar para su paso por la vida, cotidiana, histórica y hasta interior. Exteriores e interiores hábilmente conjugados como estancias comunes del devenir, sin que las circunstancias ineludibles nos impongan la erradicación de alguna de ellas, pues el conocimiento nos hace saber que una no es sin la otra y ambas resultan beneficiosas.
Un callejón de los que ya quedan pocos en Sevilla, si no el último, situado en la calle Bustos Tavera. No abre a ninguna calle contigua, sólo a viviendas, y eso sí, a la luz.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Abre tus puertas

Puente de la Barqueta. Sin comentarios salvo el de la sugerencia de ver, y leer, la entrada anterior.

Álamos del Alamillo

Una "calle" más de Sevilla, una calle formada en vez de por sucesión de muros de edificios, por hiladas de árboles (álamos), en una acera, y en la otra, el río, significado en la fotografía por la imagen del Puente del Alamillo, construido para la Expo del 92.
Una "calle" ejemplarizante de un urbanismo que tiene en cuenta al medio natural en el que se desarrolla la población urbana en cuestión, pero no achaco los méritos ni a las decisiones de tipo político del momento ni siquiera a los urbanistas, sino tan sólo al pueblo de Sevilla que decidió formar la urbe, y por supuesto, no equivocarse con sus votos a la hora de decidir quién quería que los representase.
La historia, las sucesivas visiones sobre una urbe que el mismo pueblo que la habita y conforma va construyendo depende de tantísimos avatares que también habría que incluir la concomitancia a los habitantes por si hubieran podido vivir de espaldas a sus naturalezas, como en el caso de Sevilla fue durante muchas décadas.
Esto "ni existía" para la autora, que se crió "creyendo" que el horizonte terminaba en el muro de la calle Torneo anteriormente (en otra entrada, Torre de los perdigones, N'oubliez jamais) citado, cuando la ciudad de Sevilla fue siempre ejemplo de ciudad extendida, ciudad de puertas abiertas, como bien demuestra su historia, y hasta su geografía, en siglos anteriores.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Navidades por sevillana(o)s

Hijos de mi vida y de mi corasón: disen por ahí que cuando el arte se lleva en el cuerpo, pueheso, que no se pue'evitah que sarga en cualquieh ocasión...

En latín, hay que poner en latín lo de arriba también, ...¡¡Manoliiiitoooo!!!, ya tienes tarea para el finde, jejejeje
 
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