Incendios de agua II
Luces licuadas,
agua encendida,
mis pasos airean
la tierra mecida.
(De "Camino de sirga".)
Incendios de agua II
Luces licuadas,
agua encendida,
mis pasos airean
la tierra mecida.
(De "Camino de sirga".)
La muerte de Afrodita
Dejo de mirar el cielo de donde llego.
Hoy ya sí, añadas de nubes a la espalda,
no espero agua aunque otra lluvia llegue.
Cambio hielo por una fuente,
mudo tierra a otros cielos,
hoy navego surcando los aéreos
mares cruzados por los vientos
que en tu boca pronuncian mi nombre.
Porque rauda, rauda soy,
lejana ya de mis raíces quietas,
cercana ya de lo que llaman
sueño, quimera, mentira, utopía,
qué más da,
y yo sólo puedo nombrar como terreno.
Mas de mi memoria me perdí,
subsumí haciendo mía
esta patria de presente
renunciando a mí misma
por todo lo que fui.
Desconocido de orilla,
mira bien esta lengua ya
agostada de tanto lamer
la costra dura.
No desdeñes las yemas
que de su cueva nacen.
¿Los espárragos?,
ellos lo tienen fácil: se-lo-hacen-to-do. Se lo hacen.
En la penumbra vivo feliz, vivo calma y vivo vida.
En la penumbra, pero no a escondidas.
Son mis parasoles los que abro,
son mis manos las que se alzan
creando sombra mía junto al laurel
del adormecido sino.
Aquí, junto a la fuente,
agua fresca vierto en sus labios celestes
con celo sobre su aliento: Agua que bebe,
agranda mis cauces internos,
mi gruta caliente, este huerto
donde se puede cultivar en pleno invierno.
Las humedades recreo
con estas carnes salubres
embestidas contra la espuma
sobre la cárcava marina
que se crece, se crece
como regente de la ola
que se hace grande,
más grande mientras más
se acerca a la orilla:
algas... algo de yerba
prendida en mi cabello.
Son recuerdos.
Retozar sobre cementerios
siempre conquistó albas
de la muerte en vida:
¡Ay, la sal!,
sal de mis amores y de tus olas,
¡sal huyendo!
Ola mía, ola brava, ola tuya,
salina ola, ¡no claudiques!,
arremete y sigue muriendo:
Tumba dicha rubia arena,
tumba agosto dicho sal, ¡sal!,
tumba cercas, cerca tumbas,
tumba vida, vive tuya y dame,
dame ya la muerte buena.
(Del libro "Los parasoles de Afrodita". Baile del sol, 2013.)
"Rosa roja que se quedó pálida hace un mes inclinándose hoy para poder disfrutar del aroma de la yerbabuena y luciérnagas celebrándolo con su brillo aunque sea a pleno sol"
Creo que ya me ha vuelto el buen humor... Con qué poquito nos conformamos los pobres, ¿eh? Pero para mí es mucho que a Pedro Sánchez se le haya hecho, al menos, la mitad de la justicia que le corresponde. No milito en ningún partido. Salvo una vez, siempre he votado al PSOE; sí, leal soy, conmigo misma. He tenido y tengo interiormente algunos encontronazos con sus políticas, pero mi ánimo se decanta siempre por la indignación absoluta-que me puede-que me pongo mala-hasta el punto de acostarme ayer a las 10 y cuarto ante cualquier tipo de injusticia. Este hombre es el mejor presidente que el gobierno de España ha tenido desde 1975. Ya lo quisieran los ciudadanos de muchos países para ellos. Y los españoles lo tenemos. Ahora sí me entran ganas de gritar: ¡Viva España!
Voto suicida
Si eres viejo, eres débil.
Si eres joven, eres débil
(el futuro no perdona).
Si eres pobre, eres débil.
Si eres rico, eres débil
(la muerte no perdona).
Si en todo eres el medio,
recuerda por donde
la viga se rompe siempre
(la física no perdona).
¿Y vas a elegir
a los que sólo favorecen
al más fuerte?
Sin huesos
He estado cerca del mar tan lejano,
tan mío me parece como los pasos
que la ola ha avanzado para lamer
mi cuerpo tan pequeño, tan inabarcable
por sus brazos líquidos con caída de sí
y de mí, tan mío
como su cercanía y a su enormidad
la he abrazado en mi regazo
porque tan sólo, tan solo y en su soledad,
me ha avenido dándome la bienvenida
en su sólido seno sin límites ni nombres.
El mar me ha modulado
moldeándose a mi sino
de mujer que lo embarca
aunque no lo abarque.
Ni mis costillas se han quebrado,
ni su retiro de ser de nadie remite,
pero ambos fundidos hemos hablado
de amor, de yeguas, de aire,
de mareas con intemporales tiempos
como sus arenas tiernas
como mi carne, y él, tan tierno también,
ha abierto mi cuerpo a su eterno,
a su sino tan solo
de mar entregado a mis brazos
ya sin orillas que lo labren,
yo, sin llagas que haya de sanarme,
él y yo ya transparentes
pero uno siendo
la piel de ambos
como dos mundos que se entregan
el uno al otro en encuentro perpetuo
a su ritmo y a mi canto.