jueves, 6 de marzo de 2014

El imposible olvido

El imposible olvido

Así como así
te has ido
desprendiendo
de cada velo o vuelo
unido a ti
de mí te vas
olvidando
de ti.

martes, 4 de marzo de 2014

Así

Así

La tarde llorando
me recuerda mi pesar
pesando sobre este frágil
bienestar, tan breve,
tan ligero tanto suyo
o mío tan liviano
como la afilada brisa
de la incertidumbre
o la certeza de saber.

¿Dónde estaremos cuando
tú y yo nos amemos?
Dónde sobrevivirá el descanso,
el consuelo, cuando mis lágrimas
tumben tu pecho,
cuando la virtud de la vida
aparezca en nuestras vidas,
cuándo...

Cómo...

Así dejo sellados mis labios,
como un hueco de presente
u obsequio de silencio
para el futuro y la muerte
del dolor.
Sin pasado alguno.
Sin porqués.

lunes, 3 de marzo de 2014

La novia cadáver

La novia cadáver

No, creo que no hubo
amniocentesis.

algunos hombres y mujeres
cocean, vocean aullidos
de sus trancas y pezuñas
grises.

Caminar, tanto caminé
sobre las ortigas
como terminan los pies
en dedos de costumbre
en la yerba
y sus flecos punzantes.
Consumisteis un porvenir
de solaz indiscreto,
oculto lo más bello
ahora como siempre
trabajan los dioses.

Y yo lloro,
lloro.

ese habitante cuadrado
habla verdes por tu nuca.

Si más deseo,
avarientos jamelgos
y otros cuadrúpedos
Himalayas
como techos andróginos
donde todo es posible
en el vaso boca abajo
y la salud requerida
por tu lengua escalando
el cuello de los olvidos, timbres
del arco trilobulado que abre
son, sentido y mecha
hasta la escafandra.

he pretendido adioses
cuando sólo he casado                con mis muertos,
estas manos y tu boca
qué son sino
tan sólo
una
sola.

Atasco

Atasco

sabes que un poema me vino
a la boca cuando te vi amaneciendo.
Las descerebradas señales de tráfico
hacían caso omiso de tu paso.
Los parachoques brillaban
por tu ausencia.
La mitad de la luna
dibujaba tus sabores.

Juré que no quisieron olvidar.

hay días, ya algunas
noches
en las que se desquicia la torre
de la iglesia, suelta su freno
y de capa caída cae.
Ciega la salida de la calle.

domingo, 2 de marzo de 2014

árbol solo

árbol solo

Hubo un lugar
sometido
a mis piernas (¿?)

tranquilamente dormito
en la espera del cuento inacabado.
solicitud y bienes acarician
mis hojas verdes, y yo, riendo,
entre los pájaros admiro mi floresta.
Tantas verdes hojas
y olor a madera,
tanta humedad
sobre el rocío con mi savia
como apacible compañera
de toda mi vida
suya ayudándome al sorteo
de los precipicios
de los juicios del leñador
y las tempestades abusivas
del mal previsto por la atmósfera,
las heladas y las hormigas
y los hábiles podadores,
y ni el amor me acuchilla
tatuando todos sus nombres
de verde puesto en vilo al filo
hasta el punto caído desde el nido
que cobijé cantando sobre el abismo
cuando el sol se me derramaba
en cada brazo, cada lentisco leñoso
o cada cruz y frío cuando
duermo silencios de desdén
o refresco de infantiles sinsabores y balanceos…
no hay penas, no hay penas
sólo de sola juventud
algo herida por el círculo
secante de la entrepierna enterrada.

Mas en este invierno
los rizomas ya adquieren
de nieve su secreto y mi savia
se concentra en los bajos
más bajos de mi canto.

se fueron hacia el otro lado
mientras yo concluyo
el Misterio sobre la tierra.
 
Creative Commons License
El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.