miércoles, 7 de marzo de 2012

El cuarto lento o la voluntad por el tiempo

Algunas veces he pensado que me gustaría llamar a este espacio "el cuarto lento", hablaría de mi reivindicación por la medida de un "algo", no se trata del tiempo, que siempre percibo se escapa, se nos escapa. Voluntad para detenernos, voluntad para romper la inercia multiplicante de cualquier acontecer bajo la que vivimos inmersos. No es el tiempo el que se nos va, sino nosotros los que huimos de la posibilidad que nos da él mismo de poder vivirlo.
Hace algunos meses, creo que desde que dejé la editorial,  que pienso en pasar a escritura manual mis poemas, o al menos algún poemario de los  terminados. Ayer comencé por fin. A la vez grabé el poema.  Después sentí la necesidad de realizar sendos disparos que abajo aparecen enmarcados.
Se trata de un poema de Nueva Biología, así que dejo enlace al texto del mismo. Hoy al menos, no lo copiaré aquí.  



martes, 6 de marzo de 2012

Amanecer

Amanecer
la cresta de la ola salvaje,
¿quién podría domesticarla
amoldarla comerla con su seno
toda ella una llena en la boca?




un océano de lumbre indiscreta
y paraíso en el extremo de mi boca
y mi sereno al mar
cuando lo tienes a pedido de tus ojos
de hombre o de tierra verde
como las libélulas que pululan aladas
y beben leche, tan blancas y doradas
como la púrpura
que te encumbra
dentro de mí,
nívea como el armiño.


de más está
que digamos
que sí a qué
o vino de más
y en la sobra
he continuado la caminata
marítima cuando te ibas
y te ibas tan lejos que ni las olas,
por mucho que anduvieran bajo el mar,
por más arrecifes y caracolas que arrostraran
en su paso,
—tantas barreras, tantos límites—
por más delfines que murieran arrollados
en sus remolinos,
—tanto dolor, tantas lágrimas—
por más que longitud y latitud
confluyeran en un solo punto
del uniforme geoestratégico:
tu ombligo moreno da la vuelta
al mundo de mi lengua.
Así se levanta el sol.


un insufrible acto de perdición,
sumisión y autoextinción:
el mar parsimoniándose
sobre la arena.
Y tu belleza de hombre
contenido en la palabra.


Sofía Serra (Suroeste)

lunes, 5 de marzo de 2012

la diosa del coto

la diosa del coto

por co-regir,
viviremos bajo el puente
selectas endoscopias
nos revelan la patria
que me urge.
A veces cantan los cómplices,
si es que los hubiera, en señal
caleidoscópica de tan venerables
agua verde y remos rojos
siesta endeble gobernada
por la suerte de sucederse
no se sabe si hasta el sol
o hasta que la marea se estrelle contra los pinos,
paisaje tan envidiable hasta para las garzas.
me hundo y atabico
en este limo caliente
de tu ingle alambicada
en mis pulgares entrelazados
entre tus patas de ave acuática,
¿para cuándo los pelícanos?
me pregunta el límite de tus ojos
rojos y tímidos
como dos grandes copas
de mi futura
porque siempre abierta
y ráfaga de silos
siempre agua blanda
y vino remanente
y cerámica taciturna
y bordados nocturnos, siempre
juvenal la blanda rosa pura
abierta de turnos
imprecisos e inolvidables
por los sueños de las manos
es tu mente de hembra erecta
que abandona la espalda
para abrazar a un dios
que sólo quiere hombres.


…Y qué más da que sólo existan pájaros
de madera si la madera
es todo lo que existe,
es todo lo que quiero.


Sofía Serra (Suroeste)

domingo, 4 de marzo de 2012

no sola

no sola


Una sola estrella
comprende,
soy,
vida
para haber durado un segundo,
el mismo
que tarda la estrella
en señalarte.
te cantaré caballos
y marisma en la noche
en negro y estrellada
por tan sólo esa estrella
que amanecemos juntos.

Sofía Serra (Suroeste)

sábado, 3 de marzo de 2012

Canto de nacida

Correcciones "El muriente"

Este poema lo escribí hace un año con motivo del nacimiento de mi sobrina más pequeñita, Eva Ariadna se llama (sí, se ve que nos van los nombres compuestos a esta familia, jaja). Lo he corregido y republico hoy porque hoy mi niña bonita cumple ¡UN AÑITO!, y esta tarde comeremos tarta en su honor.
Aquí va, por su cumpleaños:


Canto de nacida
(el orbe bebe abreviando
el orden va volteando
el origen nos mantea
revoloteándonos)

Te hará ilusión pequeño calamar gigante.


Combate la niña bonita,
combate la niña vida,
combate la niña alma
al compás de esta mecida.
Urge amores contados con sus dedos,
urgen brazos su victoria
de alas que duermen pechos
ya llorados
por otras vencidas mudas
bajo la llama de médanos
y lombrices.


Consuma el manto denso
sedimentando la prolonga ubre,
huevo blanco y lleno,
huevo de calcáreas y frágiles costumbres
que mi niña rompe
y llora con sus brazos
y endereza mi espalda:
canto al vuelco de esta memoria
que en vanguardia va descendiente
hacia la matriz precursora
de este universo complaciente.


Sofía Serra (El muriente)
 
Creative Commons License
El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.