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viernes, 14 de noviembre de 2014

Acceso

Acceso

esas pequeñas extremaunciones
con las que designas el dedo
de tu boca afila génesis
para que nos amemos,
algunas veces, algunas más
sobre tu ungida noche
sortean peregrinos
sobre la piedra calva
con apenas polvo,
y aquí, todo mar,
cuando yo te veo todo mar
cuanto tú me miras todo mar
cuando cabeceo abocada a ti
todo mar y ese vello que asoma
por tu axila todo mar
desde mis bebedizos de hambre
de tu garganta, paz
y aula cerrada
tu cóncava carne
entre mis manos todo mar,
todo mar y la arena junta
y viva junto a ti
y mi sereno.

que en un mar, y en este todo mar,
te acceda
la serena suerte de sentirte
amado.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Absolutamente tú

Absolutamente tú

tanta calma deshecha
al abrigo de tus prisiones
o presas o presiones suertes.
me desmadejo llegando

mientras hizo sólo sufrir.
te soplo discretamente
cabizbaja y ojerosa
se adhieren a mis costillas
hombres hermosos ha, se los llevó
la enfermedad pandémica
de

darte el lugar

tiene nombre
de silencio, óbito
de una propia muerte.

… En qué consistirá ser tú.

el mar y la estocada
en la arena…

la redundancia absoluta
y el desencuentro constante
encuentro de mi absoluto.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Sino abrir los ojos

Sino abrir los ojos

a dormir, corazón,
cantaba la canción.


Posar mis ojos en tu instante,
descubrir que el mundo
no se hizo en un día sino
en tus cuatro extremidades,
solventar aritmética de relojes
y gusanos universales horadando
las paralelas estancias que habitamos,
remedar sin pausa la lentitud de la flor
al abrirse, el remero de las olas
al habituar al mar
con su vehemente persistencia
y comunicar que no somos dioses sino
algarabías devaluadas
por nuestra especialidad en menospreciarnos,
y, así,
decaer nuestras manos
hasta que el otro no las halle.

Eso he vuelto a descubrir
hoy, nuevo hoy, el abismo
de nuevo, tu soledad.

martes, 1 de abril de 2014

qué sino Abril

qué sino Abril

qué paz se venga sino
la de soldados muertos,
qué derrota navega
bajo mis sienes delante
de tu ancestral boca
de tiempo ingenuo, qué
soledad magnífica revienta
en tu sueño de solsticio sino
la primavera.

Lo vamos a dejar,
tú, estómago, y yo.
cualquier palabra cadaverina
es mentira de su silencio
por muy vacía que vuele
su sin palabra cualquiera
es más poesía.

sabes cuándo dejo de creer,
¿verdad?,
cuando me hace oportunidad
me sobra cualquier
libro cualquier poema
cualquiera lectura me embarga
el arreglo del nido me aligera
costumbres me calientan
el sueño resulta
tan reconfortante
fregar un suelo aquí
no hay género sino
de novela, poesía, teatro
sino puro
número de candilejas
en las encinas. Sus flores
vertebraré hasta que pueda.
Me parece
tan-razonable,
tan-verdadero,
tan-profun-damente
serio como la máxima
y refleja actividad humana
de respirar.

hoy no soy poeta yo
gracias a la Poesía.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Juicio final

Juicio final

que-
da
nadie
por eso

exploro las sombras,
para saber
qué
hay tras la ausencia
es necesario que habiten
otros hombres otros cuerpos
quizás
aquellos
despellejados por las manos
del púgil miguel y ángel
que los expuso en la pared
ante Dios y ante el infierno.

y ante nuestros ojos.

ya sé que hablas
de amor de
esperar
de para
qué.

martes, 12 de noviembre de 2013

El río viejo II

El río viejo II

y qué que aquí
este varadero, esta sumisión
indiscreta a tantas preguntas
como respuestas y qué los ojos
y las huidas y mis dudas
y qué si el silencio hace presa
en tus dientes falaces
y ya ni castañean
cuando te obligo a pasar frío
a beber lejía a dormir
sobre el catre de la piedra dura.
qué me vas a decir que yo no sepa,
estampa verde de mi rostro afilado
y viejo consumido en la soledad
del llano de lo que ya era antes
que nada antes del mar
humillante me cobijas, mendigo
de la nieve blanca
y extranjera me deshaces
ser hasta dejar de ser
siendo tú.

domingo, 7 de abril de 2013

Fin de Suroeste. III (Abril, ¿quésinoAbril?)

Fin de Suroeste. III Abril, ¿quésinoAbril?

94 poemas para posicionarme. 94 habiendo suprimido ya algunos completos y muchos versos sueltos, amén de la eliminación de los fragmentos de prosa con reflexiones de toda índole que siempre voy dejando anotadas en el mismo archivo del documento del poemario que cursa. No sé cuantos miles de caracteres, de palabras, y cuántos espacios y tiempos de mi vida para tan sólo posicionarme.
Y toda la vida teniendo que oír que mi problema es la impaciencia, que me precipito ante las cosas, que voy demasiado ligera…
94 poemas.
Precipitarme sí me precipito — río—, pero ante el abismo.
94 poemas.
Quedarán en algunos menos. seis o siete no me convencen lo suficiente. Hago el índice a mano y señalo con interrogantes. próximo paso, segunda revisión.
El archivo ya va por el nombre de “suroestecorrigiendoindice-9”.

Y el blog ya no preveo más subida de poemas de suroeste al menos durante mucho tiempo tengo que comenzar a corregir la exploradora de hecho ya he comenzado me topo topos topos topos y sus montoncitos de tierra y el niño zapateando sobre uno de ellos cuando apenas tenía tres años no sabía que mataba sabía que tenía que hacerlo era inocente hoy consciente se dice ¡qué malo era! no no eras malo eras un niño muy bueno y nada dañino sólo instintivo valientenoteasustastecuandosetesubió al pie el ratoncito como siempre con pseudo poemas sueltos de presituación que no me gustan tienen su sentido pero no adquirieron la debida forma es el calentamiento antes de la carrera el curso nunca sé qué hacer con ellos hasta que de pronto encajan se terminan de hacer ya los atisbo no formarán parte del poemario de ninguno son los puentes de un poemario a otro y aunque constituyan un continuum todos ellos siempre tengo que saltar un abismo tal vez sea yo misma la que lo excave algo me dice que un poemario acaba y otro comienza pero nunca sé en qué consiste ese algo el trabajo seguir corrigiendo Suroeste ya con la seguridad de haberlo VISTO comenzar a corregir la exploradora seguir escribiendo “la clave está en los árboles”…

Sevilla, primavera, rinitis de domingo. Hace frío. No me resulta extraño. Recuerdo una helada en pleno Abril en el campo, hará unos 12 o 13 años. Dejó los plantones de tomates y pimientos recién sembrados para comerlos como fósiles desmenuzados. Aprendimos a esperar un par de semanas más para sembrarlos.
Pronto llegará el calor. Los pequeños rosalitos que tengo en la jardinera comenzarán a echar algún capullito. Amarillas, amarillas. El jazmín arrancará de una puñetera vez. Dará el sol en la ventana hasta la puerta, la luz se mueve, la luz se mueve, la luz se mueve. Y todos con ella, todos a su paso, todos a su tiempo. Es La Inhumana.
La única que sabe romper el tiempo, nuestro compañero.
Canto para esta era porque amo nuestro tiempo. Nunca existió otro mejor.
Lo sé porque soy historiadora.
El hombre siempre avanza.
el hombre cada día es más consciente.
el hombre cada día que pasa sabe amar mejor.
el hombre va aprendiendo a no tener miedo de sus semejantes.

Abril. ¡Qué sino Abril!

La gemela despierta de su letargo

me regalo prisa
porque quiero
dejar terminado
lo que no sé
ES
me urge saber
el comienzo
porque sé
que estoy en él
me sé
libre y nueva.

Estar segura de tu libertad
para poder vivir la mía.

Sofía Serra

sábado, 6 de abril de 2013

Fin de Suroeste. II (Todo lo que necesito en la vida)


Fin de Suroeste. II
Todo lo que necesito en la vida

Me gustaría que Suroeste acabara con él; pero no, ahí está, tres o cuatro poemas antes de que termine. Mis poemarios siempre acaban en blanco, un juicio final para poder recomenzar. Un saber que ya no debo saber, para poder seguir, para no resignarme. Soy para hacer, no para estar. Ser siendo porque se está viva. Sólo dios se extingue, sólo dios muere, sólo dios sabe. Sólo dios se resigna.
Suroeste es la posición, el topos en la utopía. Ya fotografié el u-topos al final de Canto para esta era, desde ahí se poetiza. Ahí ya sé que está todo lo verdadero. Pero soy hombre (y reivindico el uso de esta palabra sin necesidad de tener que ponerla en mayúscula para que nombre ambos géneros. El masculino y el femenino de la especie humana son varón y mujer) y sé que vivo sobre la costra dura de la nomenclatura. Uso el lenguaje para taladrarla y vivo inscrita en normas, a las que me someto o no, eso es lo de menos.
Tras plantear esta circunstancia a nivel poético y dejar bien asentado a el hombre cuadrado sobre la costra, como siempre terminé en blanco. Pero de nuevo surgió la no resignación, nacieron epifanías y ufanías, y recomencé. De nuevo la ingenuidad. Busqué el lugar. O sea, me indicó el lugar. Cuál mejor que aquél con el que me siento identificada geográficamente. No me considero mediterránea  a palo seco. Me siento occidental, de un muriente, y del sur. Mi triángulo de las bermudas tiene localización geográfica. Me encantan los mapas, la cartografía. La curva del río a su paso por esta latitud y longitud exactas en un vértice, visto desde los parasoles, de Afrodita, sí. Los otros dos vértices se definieron después, pero son fácilmente deducibles. El triángulo es el estuario del río extendido. Triángulo abierto. Muriente siempre es apertura. Sé que hay otra orilla. Ya lo deduje en canto para esta era. Y ya me abrí a ella en el deshielo, en el u-topos.
Suroeste es un diálogo a tres voces entre la geografía, la conciencia de la historia y la relación humana. Y el motor, el amor. Siempre el amor. El amor por la búsqueda, el aprendizaje, el hallazgo, siempre el mismo hallazgo. Para no acabar nunca. por amor.
Para no saber nunca.
Por amor.

Pero este poema me encanta, me encanta, no lo puedo remediar. Me encanta que me haya salido, que saliera. Es… pues… mi tesoro de poema. Poder descansar en la belleza. La llegada de la justicia. Lo que me evoca.
Lo que me evoca es todo lo que necesito en la vida.

Amanecer en un otro Suroeste

verte venir con
la brizna de yerba
entre tus dientes.

grave y libre
besa el símil
del aire azul
y el sol saborea
la almendra
de tu nuca.

uno de tus hombros
se duerme en el mar.
tu camisa rosa
vuelve a la arena,
y a las casas, las casas tan vendidas
por sus tablas a la avenida
en la oblicua de tus ojos
regeneran las dunas
de la orilla contraria
a la linde del costado
de tu vientre
en mi verte y verte venir
con la brizna de yerba
en tu boca el sol
me da su espalda
ya caliente.

Y tu pecho.

Sofía Serra (De Suroeste)

Fin de "Suroeste". I

Fin de Suroeste. I (6 de abril de 2013)

Acabo de terminar la primera vuelta de correcciones a Suroeste. Al final resulta que es un primer paso en una especie de búsqueda de un dios, como siempre en mí. Sé que no terminaré nunca, que ése es mi camino en la vida porque es lo que siempre he echado de menos. Sé que nunca lo hallaré porque sólo creo en el hombre, en el ser humano, él es mi dios, pero como es hombre, no es dios, así de simple. Se trata de mi propio círculo vicioso. Andar enredada en una pesquisa circular. Mi sentido de la vida para mí. Porque si no me embarcara en ella haría mucho tiempo que habría abandonado este tren, el de la vida, al menos el de la vida con ilusión, con entusiasmo.
La no resignación.
Odio la resignación. Ella es la nulidad. El no.
Mi bandera, la rebeldía.
Pero mientras busco y busco, que es el rebelarse, hallo otros tesoros magníficos. Y ésa es la única realidad. La vida es lo que se nos va poniendo por delante en el camino hacia lo otro, no importa cómo lo llamemos o lo que sea que sea. Darle un sentido sólo depende de nosotros.
Mientras, podemos pensar, crear belleza, subvertir, darle la vuelta a lo malo, a lo feo, hacer evidente. Ayudar, acompañar, echar de menos, reír, llorar, regalar y recibir. Conocer. Amar. La vida es una acción. Una acción de nosotros mismos sobre los otros y de los otros sobre cada uno. Todo tiene sentido y nada es malo por sí mismo, nada es nulo, nada es mentira. Somos el entramado perfecto. Descubrirnos, nuestra única misión.

jueves, 4 de abril de 2013

La quintaesencia



La quintaesencia

A donde llego

La quebradiza sostenibilidad
de un ente moribundo ajeno
a las ideas y los goces amarillos
como los figurines de teatro
a zancadillas contra el perfil
del escalón que, de pronto, se torna
verde azulado de mis maderas antiguas
y venerables. Mis lares.
Tan amados.
Tan gráficamente representados
por mis azules y mis dorados
adorables.
Quién sabe dónde se halla
la geográfica solución de todos
los embalses donde las aguas
trasladan sus sales desde el mar
hasta el huerto. mas yo me hallo
en él.

De donde vengo

Mi empréstito y desmedida y obsequiosa
descaridad hacia mis pechos.
Mi tenebrosa turgencia
contra mis propias manos
en mi vientre, mi desacostumbrada
soledad entre las caderas
y mis muslos, mi yo sin yo
cada vez que me descomprime
el miedo y ahueco el vacío
que termina donde comienza
un tú
calmo
mi risa
no sabe ya si
mi frente
me pertenece,
y entonces,
lloro.

Sofía Serra (De Suroeste)

miércoles, 3 de abril de 2013

Balsa-mar

Balsa-mar

bebo comuna cosaca
maldita sed a cuestas
no hay a-dios
que me la quite tinto y te
canto implorando una buena
lluvia, ácida no, por favor,
sales y pimienta, árida y dulce
me atragante esta plácida sed,
esta pálida sed de orgasmo
comunitario son
algodonosas las pezuñas
de mi yegua que camina
a la vera mía arena
soy sin saber cuándo
me crecieron las piernas.
El caminante me cruza,
hunde mi piel una
entraña consigo misma
blanda agiganto
las dormidas estrellas
ya se cierran solas
en el ojo del cíclope
dorado, ven, soldado
muerto en mí te conservo
húmedo y vivo.

Nadie conoce el otro
mundo yo sí existo.

Sofía Serra (De Suroeste)

Afrodita en el Suroeste

"Era providencial la formación del alma sevillana, apta para recibir al Cristianismo desde sus albores En efecto, Justa y Rufina hacen añicos la Venus Gentílica —¿cómo sería esta venus hispalense?—"[...] 
(Manuel Chaves Nogales. La ciudad)

Extrañamente tratar de averiguar más sobre Teodosio me lleva a Estrabón, Avieno, Polibio y a Herodoto. Curioso que quien de alguna forma selló la tumba del mundo pagano antiguo me lleve a hurgar una vez más sobre él.
La culpa la tiene Chaves Nogales, claro. Se permite citarlo como saliendo de “la ciudad”  para definitivamente conseguir la imposición del Cristianismo como religión oficial del imperio, el arranque del catolicismo.
Antes de la Hispalis romana aquí no había nada, o apenas nada habitado en los siglos de la antigüedad griega. Aquí sólo agua, y allí, mar, aquí algún islote desperdigado tal vez, algunos hombres, algún asentamiento humano en ellos, pequeño, fruto de la necesidad de acercamiento a las zonas de pesca e intercambio, aguas, vías, poco más. El resto, es decir, la población, las poblaciones y hasta los reinos, extendidos por las zonas altas, muy livianamente altas de la comarca: aljarafe, estribaciones, terrazas del río. Todo esto un río mar camino de la otra linde… A miles de leguas de las que entonces no habían sido nombradas.
Qué pinta una afrodita, una diosa griega en este lago Ligustinus como ya se nombra en época romana, es decir siglos después de que a la diosa se la llamara Afrodita, cuando ya, según los restos arqueológicos detectan, esos posibles y casi evanescentes pequeños asentamientos domésticos en las orillas de los islotes, donde, conforme el lago se va cerrando y secando y el lecho del río delimitando, comienzan a levantarse, y de hecho se levantan grandes columnas, no más que los restos que hoy nos llegan de enormes para nuestra medida templos romanos en la actual zona más elevada de la ciudad… ¿Qué tiene que decir Sevilla antes de los romanos?... agua, sólo agua y algo de orilla en pequeñas islas.
Afrodita, la que llega del mar.
Avanzó estuario-lago adentro después de descansar en las dunas que el depósito de la corriente marina al encuentro con la fluvial fue generando en las lindes de lo que hoy conforma las costa de Huelva, el golfo, la curva abierta.
Me pregunta Chaves Nogales cómo sería esa Venus gentílica contra la que a Justa y Rufina las hace la leyenda enfrentarse.
La romana andaba por la playa, refugiada por las noches frente a la torre escipionis. La griega, la antigua, la anterior incluso a Platón, la genuina, se bañaba en el barro de un lago tan de agua dulce como salada.
Tan sincrética como toda la zona historio-geográfica que la semicocultó.
En realidad, además de que los parasoles me ayudaron, apenas ha habido que escarbar para dar con ella.
Estaba a flor de agua.
Encarnada.


Me quedo con la belleza porque ella lleva a la verdad, a la esencia, a lo verdadero.
Por más que os digan que no.
Sólo hay que aprender a leerla.

lunes, 1 de abril de 2013

qué sino Abril

qué sino Abril

qué paz se venga sino
la de soldados muertos,
qué derrota navega
bajo mis sienes delante
de tu ancestral boca
de tiempo ingenuo, qué
soledad magnífica revienta
en tu sueño de solsticio sino
la primavera.

Lo vamos a dejar,
tú, estómago, y yo.
cualquier palabra cadaverina
es mentira de su silencio
por muy vacía que vuele
su sin palabra cualquiera
es más poesía.

sabes cuándo dejo de creer,
¿verdad?,
cuando me hace oportunidad
me sobra cualquier
libro cualquier poema
cualquiera lectura me embarga
el arreglo del nido me aligera
costumbres me calientan
el sueño resulta
tan reconfortante
fregar un suelo aquí
no hay género sino
de novela, poesía, teatro
sino puro
número de candilejas
en las encinas. Sus flores
vertebraré hasta que pueda.
Me parece
tan-razonable,
tan-verdadero,
tan-profun-damente serio
como la máxima y refleja
actividad humana
de respirar.

hoy no soy poeta yo
gracias a la Poesía.

(Sofía Serra. De Suroeste)


sábado, 30 de marzo de 2013

silencio

silencio

Amor, qué cerca te alejo
en el limo de mis sueños
ansiosos de mi pena licuada
en la paz incandescente y fría,
por qué no me limpias
con tus labios de frente
o de costado me apuñalas
siempre sólo me queda cintura
que doblar para protegerme
de tanto tangente de lejanía,
de tanto desvío tuyo.

desde este aposento
cabeza abajo me asomo
al borde del verde olivar
vareo tus sienes
movedizas y remotas minutas
alabeadas por los alisios
sellados en las aguas del río
transparentan su densa
seda me conmueve
hacia su corriente
lugar tal certeza
sin oscuridad con bajíos
lentos y descansados
en ti.

Amado,
cómo te llamo
si tus ojos ya se cierran,
¿tal vez querrías
que mi voz llegase
a los sonidos de tu mente
y, así, la sinfonía de tu sueño
callase cualquier espacio
para hacer tiempo
a la girándula de tus letras
en mi boca? Duermes y tus aves
concilian sedes garantes y vespertinas
para la garganta de una nueva aurora.

aquí quedan puros y duros
sin pronunciamiento
mientras la ciudad amanece
vencido el sueño
de intentar el silencio
de tus nombres.

Sofía Serra (De Suroeste)

viernes, 29 de marzo de 2013

El juego de la esperanza

El juego de la esperanza

podemos derrocharnos en la luz
o saltarnos aritméticas, todo
menos soy una esclava de mí.

hay cartas sólo flores
con las que jugamos
cuando somos ellas,
siempre son nuestras
apostantes,
¿has visto cómo ríe
la rosaleda al besarla
tus ojos abriendo
la mañana?
en cada balcón del aire
depositamos seria
esperanza de no caer.

pero siempre caemos:

sépalo dormida
y blanda la sierpe en flor
y ronca de tanto
despertar soledades

todo remolcando,
y todo lima,
y todo muge,

todo embarca la llaga,
todo ablanda el estuario
siempre iluso
todo taladra
la cabecera de tus ojos
al centro de mi espalda
vaga transita por mis hombros,
préstamos del aire,
véngate dentro
y arrastra conjeturas
sobre el tapete verde.

Eso pasa, dios, ¡cuánto pasa!
Pero no la esperanza.

(Sofía Serra, De Suroeste)

(Vaya por todos, pero vaya por dos Esperanzas de Sevilla que esta madrugada se han mojado... Ya están bien refugiadas.)

martes, 26 de marzo de 2013

La blanca paloma (o el rocío)

La blanca paloma (o el rocío)

va y se gusta venganeando
no sé si una parra
o la tal astarté que sembró
posaderas acá en las dunas.
De aquella vez a cuando
el viento la rastrilla,
el lujurioso encanto usa
polvo de arena entrecruzándose
con el azul dominante.

Algo me descuella
al verte venir.
la túnica con la que me vistieron
los pájaros hace aguas, se desnuda
toda ella la-
mentando la piel
que cubría.

comencemos por este debatir
en primera línea tu labio
me indica averiguarte,
sobre-salir dentro
de tu boca.

Que me bebas.

Sofía Serra (De Suroeste)

lunes, 25 de marzo de 2013

e-fluviales

e-fluviales

sus levas siempre plateadas,
algún ligero ven
a mi entredicho aquejado de
dolor animal —las plantas no lloran,
las plantas no lloran—, la belleza puesta
en prueba, belleza. No otra cosa
jamás tú vas
a venir hoy
ni siquiera a mi
centro nervioso
de viva techumbre
para derrochar
lágrimas o tejidos
hambrientos de mis huesos,
tan transparentes.
mi voz es otra serena
desprendida de sus alas
hasta poder caer en la minúscula
rendija de un tú que se me abre
a veces
allá en la esquina de la península
y el río y yo
tan ahogados
a penas
puedo d-oler.

¿Te llegan mis efluvios?

Sofía Serra (De Suroeste)

sábado, 23 de marzo de 2013

Em-boca-dura

Em-boca-dura

Bienvenida tu salud de océano
redondo y lleno
de todas las plegarias
en tu melisma acordonado
con blando hilo de seda
caliente, no hay sin un tú
que averigüe cuándo se ha de volver
a la carga para merecernos todos
sobre los hombros de la lluvia,

yo
me quedo
donde tú
allá
lejano
a mi vientre
en una densa
y cálida niebla,
porque para qué
ver
nada más.

Curiosamente
este blanco blando
no es el Frío.

Será que las esquinas
se redondean
adeptas me encarnan
en tu ombligo.
A este profundo
valle y nido llego:

mi des-embocadura.

Sofía Serra (De Suroeste)

miércoles, 20 de marzo de 2013



tanta calma deshecha
al abrigo de tus prisiones
o presas o presiones suertes.
me desmadejo llegando

mientras hizo sólo sufrir.
te soplo discretamente
cabizbaja y ojerosa
se adhieren a mis costillas
hombres hermosos ha, se los llevó
la enfermedad pandémica
de

darte el lugar

tiene nombre
de silencio, óbito
de una propia muerte.

… En qué consistirá ser tú.

el mar y la estocada
en la arena…

la redundancia absoluta
y el desencuentro constante
encuentro de mi absoluto.

Sofía Serra (De Suroeste)

La injusta milicia de los ajenos besos

La injusta milicia de los ajenos besos

qué pena,
qué pena que hayas escapado de los riñones
para atesorarte en el vaivén de las mejillas
excretadas a golpe de sable
sobre la que menos puede,
sobre la que menos vende
pena,
qué pena que tu boca durmiera
entre salvas de cañones
cuando la lentitud del paisaje
muerto corría a hurtadillas
te salvaba milagrosamente
de no caer a palacio,
te enlodaba en la vía terrena
de los amores inhabitables,
las escaramuzas de las bocas
cuando mal dicen lo que de buena
tu boca gemela de playa
besó de tus sienes
la tu blanca y valiente audacia
que ninguna letra negra enmudecía.

y las palabras se desvanecen en la esfera
del grillo que yo miro cómo canta a lomos
de la esdrújula que lo descabalgará
de su trono de yerba, almizcle y rocío.

Navegábamos hacia puerto sin bandera
y tú te quedaste en la nieve de las vetas
de un verano que se congela enfogado
sin melenas de leones,
con calvas de plástico (ni siquiera las llanuras resecas del Serengueti
—han corrompido mi tierra—)
y vestidos de esqueletos
vesánicos listos para enlutar
nuestra única selva sana,
nuestro único bosque habitable,
nuestra única marisma
que pena, qué pena, qué pena
que sólo ciego a vida
la poseas en la gota de la lluvia
blanca que no ha llegado,
qué pena de tordo liberto
hoy o aquí, ayer o allá
sin nombre tuyo o mío.

la injusta milicia
de los ajenos besos.

Sofia Serra ( De Suroeste)
 
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