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miércoles, 31 de agosto de 2011

El hundimiento

(Correcciones Nueva biología)


El hundimiento (la bailarina)


Y si tú te mantienes bajo el perro y el baile, danzaré.
Se someten extraños advientos,
son los soldados de la humareda
y la rosa blanca, la que aún no ha nacido.
Este des-sentir no perturba a nadie.
En la noche hueca llena de mejillas
vehementes apatías negocian
por desmembrarse entre tu desconsuelo y el mío.
Yo ya te amé, sol de mediodía.
Son difíciles los pasos
sin orilla que borre sus huellas
de marea dicha o quieta, ¡oh!,
¡cuánto crece mi afán por respirarte,
sal de mis fosas!, qué transparentes peces te habitan…
El sol no se quejó,
el sol duerme como cándido aceite
y bálsamo que vino a menos
más tú seré yo sin rastro.


… Si es que no merecemos ni un dios,
ni siquiera uno,
ni tan sólo uno
que quisiera.


2010 (Nueva Biología)

lunes, 29 de agosto de 2011

El hombre virgen

(Correcciones Nueva Biología)


El hombre virgen


Me pregunto de qué están hechas
las tórtolas que se posan sobre tu cabeza.
Nacen en la cuna del ámbar bajo las nubes
arrullando a las encinas. Son flores,
árboles que de tu cabello emergen,
géiseres en parque de sulfúricas sales.
Al final, es el mineral lo que nos construye,
las moléculas que se frenan
entonando a coro su canto
de armonías binarias universales.
¿Sabes de qué me alimento?
De tus aires de animal herido
y perdido de miedo entre la maleza.
Las zarzas se enganchan a la órbita
de los pasos dibujando en tu espinilla
que la Tierra es una, redonda y brillante:
Esta esfera que se opone, rodando,
no merece el espejo de tu tibia.


Sofía Serra, 2010. "Nueva Biología"

domingo, 28 de agosto de 2011

Las soldadas

(Correcciones "Nueva Biología")


Las soldadas (fusi(b)les)


Las muchachas sin dormidas,
las muchachas que organizan,
las muchachas con alcances
en sus ojos o en sus fauces,
las muchachas tan pragmáticas,
tan de plomo soldaditas,
saltan allende al-cantarita
a la pata coja en barcos de papiro.


… Hasta que se les duerme
fundido el órgano.


Sofía Serra, 2010. "Nueva Biología"

jueves, 25 de agosto de 2011

La puerta II

(Correcciones "Nueva Biología")


La puerta II


¡Ostras!
Bi-valvas.
Bib-al-buceantes,
al ajeno enmadran.


Y la perla se hace.








Sofía Serra, 2010. Nueva biología.

Sirena muda I y II (en agradecimiento a Beatriz Salas)

Ayer noche, Beatriz Salas tuvo la generosidad de incluir un poema de mi autoría en su blog A mi manera. Es el lugar que ella, acompañada del trabajo de selección musical de Ruth, dedica a exponer  poemas recitados por su propia voz. 
Con la intención y el deseo de agradecerle su trabajo, y desde luego su generosidad, hago esta entrada con el mismo poema acompañado de, tal vez, la segunda parte que le sigue, aunque en el poemario al que pertenecen no aparezcan continuos. Creo que a ella le gustará encontrarlos juntos.
Ruego, si no es mucho pedir,  que si os apetece hacer algún comentario lo dejéis en su blog, porque es ella quien merece la atención.


Sirena muda I


En ti confío ahora
que ni en mi voz
creo
oído
que me has hecho.


Ser, y un ser tras de mí
que no claudica.


Este sueño breve,
negligencia de aquel amanecer que con su silueta
despertó al son,
y el son
que te perdiste,
qué perdido huyes entre mis dedos
cuando me acaricio el pelo,
qué perdido,
qué pérdida esta sonrisa
a tiempo.
Lo inexplicable hace balanza de medida,
sueño cabalgaste, sueño
vetaste
rosas rojas en el mar.




Sirena muda II (poema del des (en) canto)


¿De qué nieve y tierra se alimentan los barrizales de tu olvido?




Me pregunto en este hueco qué hay de cierto
en este beso de la forma
al contenido de tu pecho
y del soneto que dibuja tu sonrisa,
tan lejos, tan lejos,
me pregunto qué, con acento de “lejos
quedan esas prendas que abastecen
tu rubia boca de día”,
me pregunto, acompañando al tiempo
le pregunto a mis dedos
fascinados ante tus fauces
abiertas al aire del claro de luna
invertida cuando crece o decrece…


Cara y clara fuente,
pintas al incólume clavel
que sobre ascuas se abrasó:
Aromaterapia
para mis rojas branquias.


Sofía Serra, 2010. Nueva Biología.




lunes, 22 de agosto de 2011

Cien pies y una salamandra

(Correcciones "Nueva Biología")


Cien pies y una salamandra


Blanca, avarientamente blanca,
me escarbo.
Sol, yo aquí. Vos, sin hueso.
Esta pérdida es mi norte,
¿cómo puedes vivir mi ausencia si aún no te has ido?


Salamandra vespertina,
qué bien suenan tus flores malvas
frutos de la vid que me despertó
sobre la clara piscina del día
cubierto con rosas flores,
y el trino del ambidiestro volante
que me conduce
por los pasillos de este hospital de guerra y luces,
un hospital en llamas.
Sentada quedo observando tu gesto de niño travieso.
Surtidor
que escala al cielo,
que al cielo escala
y luego
baja.


no sé qué es peor,
si un boomerang de canto
o un buey al pairo
de tu andanada sobre los verbos.
Son los dardos que las yerbas lanzan contra las tibias.
Ay, mi eremita andante, qué difícil
mover tantos pies desde la columna.


…De dónde llegan y hacia dónde van
vía intramuros.


Sofía Serra, 2010 (Nueva Biología)

miércoles, 17 de agosto de 2011

Helíade

(Correcciones Nueva Biología)


Helíade


En el borde del abismo,
juro que nunca me iré,
juro que siempre sostendré este insano equilibrio
a polvo de enterrarme bajo las alas,
a gota de nadar bajo el vientre
revirtiendo cielo y mar
transfundidos mutuamente.
Yo, helíade, cuajo lágrimas en el barro:
dón-de te has-me-ti-do,
Faetón de mis neuronas.
Por no esperar al navío
vengas a la tierra herida
que tú vengas en tus sales
que te sales por el fuego
mientras la península te hunde, te abate, te ordena:
hazte carne,
hazte hombre,
hazte ámbar de mis luces.


Sofía Serra, 2010

sábado, 13 de agosto de 2011

La flor

(Correcciones Nueva biología)




La flor


Por más que esbozo,
por más que desdibujo este lienzo glauco,
petroglifos o bisontes de Altamira,
no importa dónde nos refugiemos,
no acierta esta deshilada mano
a trazar el boceto.
Somos entelequias de un proyecto
previendo su muerte al nacer:
prometido homo sapiens
desde el canal del parto
trazado por el nombre,
¿quién lo dijo, ¡quién!, por primera vez?
A veces acierto a descubrirlo
en la carcajada de la nube.




Y en la lombriz.




Ya huelga el umbral del cielo.
A un paso de dios,
nos hacemos flor.


Sofía Serra, 2010.

domingo, 7 de agosto de 2011

Pinta de india

(Correcciones Nueva Biología. Trabajando en este poema he recordado la fotografía que comento allí en mi otro blog, ésta)


Pinta de india
Tú sabías, lo dijo valiente
la india pariendo en la pradera.




De pronto le han nacido plumas
desde el pelo conserva triste
la mirada de un niño
escondido entre los gladiolos
tan altos como sus padres.
cabizbajo el niño ha reído
y de pronto me he visto
en sus dientes de calvario de leche.
Mi pecho amamanta piedras
que se encalan.


¿qué pinta el metapoema
entre dolores de parto
en cuclillas sobre la yerba?
Qué pinta lo entendido
sobre lo que de estas manos
huye sin advertir
qué color pintan
las auras que pintan el cielo
con los colores del arco iris
que no nos pinta,
que no nos pinta.
Construyo lo único que huelo
y oteo palmo a palmo un mar
de hombros y pechos soldados
con ojos sin cal viva que les pinte
que se devuelven la sonrisa
al ombligo,
que no tiene dientes,
que no
pinta al margen del camino,
piedra blanca sobre la tierra.


Sofía Serra, 2010

jueves, 4 de agosto de 2011

Níobe o la mujer poeta

(Correcciones Nueva biología)


Níobe o la mujer poeta


Da igual lo que pienses sobre el florecer y los lirios.
Los cambios permanecen empapados
bajo el barro seco de una memoria
que sólo algunos ojos humedecen,
ablandan
esta costra y duelen… duele tanto asimilar
cómo se levantan los lirios.


Rompieron paredes
cuando ya el abisal canto del cuco
dirimió
entre el sol y la tarde
que sólo existe un dios inacabado
que crece y crece hasta
que las arterias revientan
de sangre, pura sangre
de lodo y dolo
por estas muertes propias de lo ajeno.


Da lo mismo a todos.


Los lirios a toda vela cabalgan
aunque aprisione sus raíces
la tierra dura,
tan dura como tanta
fuerza llora
la prensa hipotálamica de tu vestigio.


¿Qué hay de lo que fuiste cuando dejaste de ser?


Me balanceé al son del columpio
que me soñó sin yo serlo,
breve paisaje deslizado
bajo las volátiles piernas
de la niña siempre riente
al estreno
del estómago desbocado al aire
del vaivén
del cielo al alcance.


¿Para qué sirven los dones más que para enlutar?
Todos eran mis hijos.
Uno a uno los fue matando
hasta hacer nacer cada uno de sus versos.


(Sofía Serra, 2010)

jueves, 28 de julio de 2011

Navajas

Navajas

Solo no me gusta el libro de tus poemas.
Sonrisa tras los labios de papel
suena a caja vacía
de botellas con regusto que a mí
a nada me sabe.
A nada sabe el último yo en la bodega del encuentro.
¿A qué sabe la victoria?
A nada sabe.
¿A qué sabe la derrota?
A nada sabe
ni la batalla
que ya no vencí.
No basta con hilarnos a la mar.
Hace falta brava y lenta marquesina de hielo,
reprender a los sin sabores
que ya cantan,
concretan y ahuecan el ala
desaparecen y aparecen, buf, plup,
excrecencias de arena
más la cabeza perdida
entre la bárbara suerte de niñas domesticadas
por las manos del que palpa entrañas.


Nunca desentumecerás el hilo de la memoria,
nunca pisarás uvas,
nunca mosto nunca
dulce vino
el olvido. Nunca llega.


"¡Pendejos!", decían esos mil rayos
ahuyentando a los sin piernas.
Tal vez “¡vencejos!” gritaban.

Sofía Serra, 2010 (Nueva Biología)

miércoles, 27 de julio de 2011

Un poema que me desconcierta

(Correcciones Nueva biología)
Desde que lo escribí, allá creo que por septiembre del año pasado, no consigo reconocerme en él, reconocer la poesía que me suele salir. En el poemario en el que no desisto de incluirlo, Nueva biología, lo tengo siempre marcado en rojo. No sé, no lo sé. Sí sé que como la mayoría lo escribí del tirón. No sé si es un extraño, no sé cómo ha llegado, cómo tan "extrañamente" ha brotado, no lo entiendo, aunque sea de los más inteligibles y yo sepa "la anécdota" desde dónde llega.
Un poema que me desconcierta encontrar y que no sé qué hacer con él. Ni siquiera consigo titularlo.


Corazón, quedo y mudo en tu silencio.
Corazón, aprieto con tus manos este gemido.
corazón, yo no te hago caso omiso: al alba te alivié.


Corazón, tu tierra,
mi tierra, no tiene plumas.
No despedazaron sobre ella las aves blancas,
no entorpecieron el sereno de la sal en sus fauces.
Tu mi tierra tu tierra, canta
sobre piedras y fósiles y fantasmas
que logramos revivir henchidos
de aire, sustancia y carne.
Tu tierra, mi tierra, juntan soles azules
sobre la faz tornasolada de la colina reseca,
la casa sobre la espalda, al peso de los riñones,
el toro en bisiesto año,
la amargura del oro líquido,
la lluvia bajo la cueva abrigada,
azul de nuevo
tan lleno de luz… tu stop, corazón.
Tu tierra, mi tierra, nuestra tierra
clama tiempo, clama ocaso,
clama por tus hondas huellas
al son del canto que moldea
como barro del que bebemos
uno en dos,
ojos, mis azules, corazón.


Y estas palomas que de la nada parecen haber nacido,
tal vez de la suerte, canto que me hace:
tu santo y seña.
No somos aves, no somos duendes.
Al despojarnos del miedo -¿qué es la muerte sino un desnudo?-,
sólo nos queda el nombre.
Corazón, desde esta garganta y la tuya te expandes,
se unen estas proclamas sobre el orbe dicho quieto y al unísono,
cantándose mutuamente, juntos no
seremos uno, sino dos, que es mayor número.

Sofía Serra, 2010 (Nueva Biología)

martes, 19 de julio de 2011

El suicida

(Correcciones Nueva Biología)


El suicida

Fuiste valiente.
Cumpliste objetivo.
Conseguiste matarte.
¿Y quién no lo logra?
Carne de matadero directa a la boca del cañón, ¡valientes!
Pero yo no, ¡ah!, yo, no.
Yo quiero vivir.
Yo soy cobarde.
No me amarrarán las coordenadas bipolares
que nacen ante el estrépito
de la rotura del hilo
que une a tu querer
con tu poder pro-boca
oídos sordos,
manos sobre orejas,
como si no les llegara
el pulso
bogando por las arterias
hasta los capilares ecos
que huyendo (huicida eres)
generan esos digitales cuencos
en modo altas voces:
Eco en modo tuyo.

Y sólo uno de enmudecerlo.

Sofía Serra, 2010  (Nueva Biología)

sábado, 16 de julio de 2011

El estanque

(Correcciones "Nueva Biología")


El estanque

en este estanque de existencia
unos flotan y otros se sumergen

La rana

¿Cantar?
¿Croar?
mi lengua caza moscas
casquivana he creído
alimentar
cuando sólo vaciaba
el aire de seres vivos.

Salir de este sujeto
de cuerpo y hambre, llegar
al objeto de los deseos.

Pathos

De mi pathos a ese pato
pasea sola una muda senda.
Frío en las caderas,
calor en la cabeza,
suerte al sobrevivir
cojeando al paso
de la renqueante genética.
Con pathos o sin él,
más las patas buena y mala
que acicalan estas cimas con cenizas
de negra o blanca
pluma o noche.

Sofía Serra, 2010 (Nueva Biología)

martes, 12 de julio de 2011

Como una cabra

(Correcciones "Nueva Biología". Les digo correcciones por distinguir de alguna forma, porque soy la negación del nombrar. Mi padre me decía siempre, "eres la negación del dominó", por lo "bien" que jugaba. En realidad no juego tan mal, lo que pasa es que él era un campeón, y claro, así...:)
Bien, con respecto al nombrar y las correcciones, en realidad este paso de las correcciones es un seguir escribiendo el poemario que en un momento dado he dado por cerrado al sentirlo así, los poemas más escritos, el poemario en sí abocetado, y entonces, sigo trabajando en él.)

Como una cabra

Ahora no serás reconocida por nadie:
Niebla densa, cuerpo con sentido
desmayado en los instintos muertos
como reposa mi mejilla
sobre el filo de la espada.
Tú y yo tan cerca.
Tú que te alejas: alas, ola, viento,
urbanismo en las callejas de mis células
que balancean la lluvia de otoño. ¿Me baldearé?
Demasiado limpia me cubro
ya de gasa blanca o negra.
Me he vestido de largo para la noche
y ya no duelen las candelas.
¿No prende el amor?
Plaza quieta,
templo en obras.
Torre, gris,
torre que acerada naces
destemplada.
No se bruñe la arena.
Ya desde el fuego atisbas la nula coyuntura:
Yo soy de monte.

Sofía Serra, 2010

sábado, 9 de julio de 2011

Constructores

Constructores



Hoy no se escribe sobre la piel rasa y blanca, tan ajena;
la mía, que es negra, se halla en el trigo
verificando el contenido de las cosechas.
Las estaciones suministran
a golpes de azada argumentales
ladrillos para este zócalo
que levantamos sobre el suelo,
izando muros,
levando chozas,
tornando el azabache de ese velo,
esa zafra de nocturna seda,
en verdes prado y lecho
donde solazar lo que nos queda.
Lo que damos,
lo que por dar, nos queda,
Lo que por darnos, queda.

Sofía Serra, 2010 (Nueva Biología)

miércoles, 29 de junio de 2011

La edad de oro (Memoria)

(Correciones "Nueva Biología)


La edad de oro (Memoria)

De tan delgada al frente, niña ave,
tus ojos se han rebelado,
culminan proceso de rescate y recuerdo
del ya no te fuiste, ya los temporales
se ondulan lubricando los orificios
que los acogían.
Más un tú cabalgando sobre la perenne grupa,
más un yo abandono y vencido desde mis gotas
el mundo se asoma a tus ventanas
doradas a tu puerta, de oro,
y entonces me siento en el escalón del umbral:
veo cantar a la noche estrellada camino de la otra senda.

Tanta desmedida que estas sienes absorben,
tantos verbos orientados contra el vértigo de estos ojos
que se rebelan, que se rebelan…
mueven, terciando el iris, sus órbitas,
queriendo concluir allá donde empezaron:
plano a plano, frente a frente, uno a uno
contra todo. Contra todo plano.
Frente a todo a uno.

Como mirábamos cuando dorados peces fuimos.

Sofía Serra, 2010

sábado, 18 de junio de 2011

Nuevo hombre en la cruz

(Correcciones de "Nueva Biología")


Nuevo hombre en la cruz

Verte en verde puro quisiera
ausente de tus férreas estampidas,
lenta en un segundo presiento
tiempo al sol de ese tulipán equivalente
que ni llama, ni pregunta, ni requiere:
¿por qué?, ¿por qué no bebes?
… Y tus manos recogiendo espinas.
… Como ya no se te clavan…
Al verde quiero sostenerte:
Flamearás sucediendo en el vacío
hasta que el espejo mudo de tu viento,
si es que mientes,
se haga hueco en la cruz de tu pecho.
Y entonces se abrirá el cuero herrumbroso y seco,
y el manantial borboteará
sobre las cuatro paredes de tus brazos,
y el sol del aullido iluminará las doradas clavijas
como si fueran brotes verdes,
verte como si te hubieras zanjado.
Y el campo de cuerdas de hierro
tronará en rasgueo salvaje
de tu boca que reirá llagando el aire
que hoy permanece ileso,
como muro, como vano de la muerte
en la que tañes preso
de esa cruz en la que te clavas,
que ya no sé,
yo no sé,
no sé
con qué manos apuntalas
esos clavos a tus palmas.

Hombre de cuatro brazos,
mutante de esta tierra morada
por la espada de tu arado,
que me llama, me requiere
y me pregunta
de qué te sirve ya el par de alas.

Sofía Serra, 2010

miércoles, 18 de mayo de 2011

El hombre de hierro

El hombre de hierro

…Y este hombre de barro, ¿a dónde mira o a quién se parece?


Y allá vase el niño, de ambula
torio en
ambula
torio,
de
ambulando
por las
esquinas,
toro contra
burladeros y zarzales.
Mas fuerte prenda y corazón tan grande sorteó,
jugó,
y erró:
Yerro trasplantado sin padre ni madre,
a suelo,
solo, sin ser ni lo que
era
errando.

Sofía Serra, 2010

sábado, 7 de mayo de 2011

El dis-curso

(Corrigiendo "Nueva Biología")


El dis-curso

Duelen las patrias: Suelen.
Padecen las matrices: Hacen.
Penan los enseres sobre los que vacilamos,
si discurrir sí…
si pensar no…
Ajustamos el estómago a las curvas
ciñendo nuestro patri-monio, o matri-monio,
a meras huellas de partidas. O llegadas.
De nacimientos o defunciones,
(de cualquier tipo, hechura o estilo, todo hay que decirlo)
están los archivos repletos, colesterol saturando
ácidos que nos ayudan a digerir
que no somos ya,
ni tan siquiera,
un disimulo divino.
Ni siquiera amor,
ni siquiera pabilo.
Si acaso sombras, mía sombra y tuya sombra más
la del edificio o la de la señal al ocaso,
sombras juntas,
sombras hechas
sombra una sobre
el suelo.

Él nos redime de los límites.
¿Qué nos impide entonces?

(Sofía Serra, 2010)
 
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