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viernes, 26 de abril de 2013

La séde

La séde

Por qué debo inclinarme,
hacia donde la tersa
te dirija debes asimilar
la inutilidad de tu palabra.
La flor se abre al calor
celeste convidándose
al por mayor, negociando
sus intereses con los del insecto
tan voraz de gigante polvo
de polen, mas tú piensas
sin pétalo ni
sépalo:
ábrete o hunde
tu miseria bajo la tierra,
cae seca dura
quiebra rota seda
sin paracaídas
huye,
sé de
ellos.

Sofía Serra (De La clave está en los árboles)

lunes, 22 de abril de 2013

si...

si…

ya no
ser más
que ser
nada.



escribir ya para
qué aunque sea
para saber dónde
estuve antes
del después de este antes
hoy ya ayer de tus mínimos
dedos de púas
afiladas como la lengua
de las gallinas
relamiéndose la piedrecita
que no las deja
que no las deja
comer.
me permites
un sí o un tú
solo
al medio
de la hechura de tu ingle
¡qué subscribiremos
cuando me ames
y yo tan senil
como la joven dama
de las escasas pinturas medievales,
ah, pero hoy,
hoy a día de hoy
tan retratadas!…
malditos tiempos de técnica
sin sustantivo, sólo adjetivos
y ni ellos ya tan sólo
alguna conjunción
que para nada sirve
si…
para nada, ya
para nada.

y así con pienso luego
existo siento
luego soy dejar
de ser poder
verme
ya.
para nada.
ya para
nada.

(Sofía Serra. De La clave está en los árboles)

Las raíces manantes

Las raíces manantes

De nada ni adivina
la trama son fiables
nuestros intereses
o tan sólo hemipléjicos
gobernantes de ti,
qué sabré, qué cautivaré
aquí entre mis sienes
me desubico del pie
del árbol
joven su mano hunde
plena sus dedos abre
ciega su puño cierra
el puñado de tierra.

pre—
asumo su
— potencia,
sus raíces garantes
de un suelo al menos
donde poder caer
bien muertos.

Sofía Serra (De La clave está en los árboles)

domingo, 21 de abril de 2013

La oportunidad

La oportunidad

Seamos prácticos
de barcos o de árboles
densos bajo el agua
sobre la estepa multicolor
de los diferentes signos mareantes
y las cartas trazadas
a mano alzada
extiende
tu vino de vida
sobre el mantel
de las ilusiones.

Hay que buscar la alegría
como se buscan los dioses
que sí existen, tocando
todos los palos, las cuerdas,
la clave de sol en segunda
cesárea del tiempo
bienvenido: el momento
del bien.

Sofía Serra (De La clave está en los árboles)

viernes, 19 de abril de 2013

De donde veo y pienso llegarte (la compañía)

De donde veo y pienso llegarte (la compañía)

Se sumaron algunos versos
al continuo de tu boca.
Trabarme entre tantas luces
fue necesario, colmar el silencio
de tus mejillas, entregarme
a un solo punto de tu página
en blanco, presentirme
en el sonido de la miseria haciendo
aguas y calderilla en el bolsillo
de tu mano hueca, mano abierta,
soldado del crisantemo
que se posaba en tu espalda
de soledad y senectud extendidas
sobre el mantel de un jardín
silvestre la melaza
de las flores se evapora,
nosotros la vemos,
algunas huellas de tu futuro se ahogan
en la laguna de las hojas muertas,
agua dulce, parca lucha la tuya,
el gentío inexcusable sin el don
de la palabra te conminó
al extrarradio: afuera.
Aquellas murallas fueron
pan de alforja,
mas hoy

éramos dos y se quebró
el límite del imperio.
éramos dos atravesados
sobre la corriente.
Hoy tus pasos y las azules rejas
o el transparente de tu medida
taladran otras lindes de la mañana,
y sus solares huecos de noche,
y los vacíos que me dejas.

(Sofía Serra. De La clave está en los árboles)

jueves, 18 de abril de 2013

El brote raigal

El brote raigal

Son graciosas las semejanzas.
Poseen el divino don
de la permuta aberrante
tiempo de indestructible
permeabilidad.
Sobre tus sentidos y mi cieno,
sobre el alma verde
y el carácter arisco
de tus aristas envejecidas
ya corren los rieles
de tu corteza vaticinando
el descentrado encono,
la humilde propuesta,
la tierra en su osadía
hace emerger el fruto
no pre-visto:

la novedad,
la descaridad
de la inocencia
que gasta la fuerza.

Sofía Serra ( De La clave está en los árboles)

La artesanía de la palabra y el Arte con la palabra

Los poetas somos quizás los seres más racionales y más materialistas, en cuanto a terrenales, prácticos, del mundo, pragmáticos, pies en la tierra, nada idealistas, tal vez los más “ateos”, si es que en esta cualidad pudiera haber gradación, aunque entre sus más excelsas figuras se hallen esas que precisamente han sido ensalzadas por tal o cual práctica religiosa. Los poetas acudimos a la poesía (lectura), y finalmente a su ejercicio como único remedio posible ante la apabullante realidad que la misma estructura cerebral verbal/intelectual/emocional construye cotidianamente. Sabemos que sólo la deconstrucción a la que el poema lleva puede romperla, abrir el camino hacia lo verdadero.
Este es la única finalidad “pre” que admite la Poesía, la práctica artística, porque es siendo esencia de sí misma. Cualquier otra finalidad "pre-construcción" del poema, de la palabra poética, significa perversión del proceso poético. Lo resultante puede ser llamado poesía (u obra de arte) por entendernos, pero en realidad lo que hacemos es confundir(nos y los).

Existe la artesanía de la palabra y existe el Arte con la palabra.

sábado, 13 de abril de 2013

Buena madera, joya de libro

Este libro es una joya. Este libro sí merece la pena haber sido editado y publicado. Esto sí es una antología. En este libro además no se miente, ni en su portada, que por sí sola atrae, ni en su solapa: "esta antología es todo un catálogo de deslumbramientos". Claro, que dirán muchos que haciendo una antología de un periodo extenso resulta fácil deslumbrar, escoger cada cual como cada joya. Pues bien, les digo, si tan fácil resulta, anímense, señores y señoras editores. Hagan más como éste. Que una no tenga que volver a escribir un poema como aquel de "libros que no sirven para nada".
Aquí no hay tongo. Aquí hay wood, wood, good wood tonguey.

El libro: Lengua de madera (Antología de poesía breve en inglés). Hilario Barrera. La Isla de Siltolá (2011)



Good wood tonguey
A un libro, a un regalo con-sentido

una lengua de madera
me deslumbra a mí
que últimamente no soporto
ni el tacto de los muebles
de madera su olor
sólo el de su vida latiente
unida
a la savia y a la luz verde
de sus hojas ahora
me llegan la luz
y ella
convertidas en papel
con sentido.

Sofía Serra (De La clave esta en los árboles)

La salud exacta II

La salud exacta II

Recuperar paisajes emocionales de la vida de una, paisajes gratos que fueron robados medularmente, es decir, arrancados, desentrañados a sangre y casi a fuego. Ésta es la otra forma de salud que debemos perseguir. Dar la oportunidad a la justicia poética: Este año bailaré con los mismos pies que me rebanaron.
Hace 11 años que no piso La feria de abril. Primero él murió un 31 de marzo, mi padre. Dos semanas después  no estaba el horno para bollos, sobre todo porque nuestros días en la feria (escasos, uno, dos a lo sumo, el resto, aprovechando las jornadas no lectivas para el niño, los aprovechábamos para escapar al campo) en los anteriores diez años se desarrollaban siempre en su compañía. Después llegó la debacle, los años duros como una condena sin que nada hubiéramos hecho para merecerlos, la extenuación al saberte trabajando, cuando todos se divertían, haciendo mil millones de tortillas de patatas. Allá, al otro lado de la barra por donde se servían, habíamos estado muchas veces felices, alegres moderadamente, disfrutando, con la compañía que elegimos, mis padres, y con nuestro hijo. Hoy trabajabas dentro de la cocina para poder mantenernos cuando vivíamos en el campo, mientras te llegaba o no la oportunidad de un nuevo trabajo.
La fotografía de la amapola que convertí en cartel de feria aquel año de 2005. La hice mientras tú te pasabas la semana a 50 kms de tu familia acostándote a las seis de la mañana y levantándote a las 10 del mismo día para comenzar tu jornada de trabajo en la feria. Haciendo tortillas de patatas. Tú con tu licenciatura en Psicología, tu master MBA y tu inteligencia y tus 47 años, tú haciendo tortillas de patatas para la feria, los siete días, dos años, dos ferias. Y tú sin querer que yo te acompañara en el esfuerzo.

La Feria, un paisaje emocional feliz más que me robaron.

Nunca he sido muy feriante, lo normal según las etapas de la vida. de pequeña con mis padres, abuelos y hermanas. Mi madre nos vestía a las tres con trajecitos de herencia de mi prima o alguno que pudiera comprar, como cuando acertó esa quiniela de 12 y ganó 40.000 pesetas de las de entonces. Fue en primavera. Le faltó tiempo para irse a la tienda de Luis a comprarme el traje que por entonces se llevaba. Después iban pasando de una a otra. Ya en La Universidad alguna que otra noche con los amigos. Sin vestir de flamenca.
Estrenar la Feria, un martes al mediodía, ése ha sido mi mayor disfrute en este tipo de evento donde todo lo demás (bullicio, gentío, ruidísimo, polvo, calor, vino, baile) consigue que, una vez disfrutado, pueda permitirme aborrecerla al menos por otro año más: saciada de diversión, cansada y normalmente con resaca.
Eso haré este martes de Feria de 2013. Recuperar lo que me quitaron hace 11 años. Recuperar lo que es mío. Poder nombrar Abril con farolillos de feria y no con las candilejas de las encinas.
La salud de poder nombrar como yo sé nombrar.
(Y zapatear con estos mismos exactos pies que aquel 22 de agosto de 2002 me cortaron la estulticia, la avaricia y la perversión del estado de Derecho protagonizados por mal nacidos con nombre y apellidos.)



La salud exacta I

La salud exacta

No estoy para
nada que adorne
tu pusilánime sen-
tido gravitatorio
y mórbido de las cosas y su eje
estomacal avisándote
en serio crees que la cicatriz
es recuerdo de herida?
Nos presenta
el presente en pasado
perpetuo
muerto de esperanza
por sobrevivir al futuro
te lanzo máquina
de tiempo hecho
insondable y lúcida leva
de los artículos de los hombres
trazando misterio,
algarabía de neuronas
rondando el hemisferio
izquierdo, las emociones
redondas como los farolillos
de Feria, como los lunares
con los que me visto
para enterrar el mal tiempo,
mi compañero durante
once años que no te veo
como mis ojos siempre abiertos
te veían rondando
y yo, harta, estrella, sombra,
árboles mi padre, tú
y Derecho, la melancolía
de una feria que vestí de amapola
para poder guarecer la alegría
de tanta lluvia de llanto
de esos mis ojos
siempre abiertos
a la salud en la vida
mental bailando
sevillanas
precisa-
mente
en Abril.

Sofía Serra (De La clave está en los árboles)

viernes, 12 de abril de 2013

Abril-cias

Abril-cias

Partió peras aun sin conocer
que el olmo no las daba.
se olvidó de chupar alguna tinta
de-scribir el verde del río valle,
declinó su cavernícola inercia
de hombre sedente, unir
sus manos y rodillas
expectantes y rezar,
o
doblar su voluntad
de milagro, travestir
la nula
pera y peros
en suma
ser
hombre.

(Sofía Serra. De La clave está en los árboles)

miércoles, 10 de abril de 2013

Fueron ellos siempre


Fueron ellos siempre

Porque cuando
el hombre puso pie
sobre el suelo, lo construyó,
Así cerró la puerta al conocimiento de lo verdadero.
La clave está en los árboles. Desde sus copas el continnum hasta sus raíces. Desde sus raíces a sus copas. Los mismo por abajo que por arriba.

Fueron ellos siempre
susurros los árboles
cantores de genes
que te nombraban.
permanecen mientras
la aurora se ausenta
la diurna jugaba
a domar las huellas
de los precipicios,
las ocultas sombras,
la casa enciende estrellas
que habitan el día
enluciendo con sus luces
el otro lado de las paredes.

La clave no está en el claro
del bosque, sino en el árbol
señalado y señalante.

Observen el tronco
de un árbol a nivel
del suelo pisado.
Lo observan,
miren,
vean
dónde se rompe el horizonte.
¿Existe el ras cuando existe el tronco?
Ésa es la clave. Ellos constituyen la prueba, la señal que la naturaleza nos regala para que no olvidemos que es posible, para que recordemos cuál fue nuestro error necesario.
Lo verdadero, lo mismo por abajo que por arriba, como los árboles, como algunos árboles, sobre todo la encina.
Tanto excavar pozos artesianos cuando los árboles nos los dan ya hechos.
Son los troncos de los árboles los que rompen el ras del horizonte.

(Sofía Serra. De La clave está en los árboles)

lunes, 8 de abril de 2013

el columpio

el columpio

Incluso a la encina
le llega el momento
de callar. Y yo
¿acaso más que ella?
Aun mucho menos,
perduro sedienta
de mi propio silencio.

seis y siete, trece
vive, quizás el año
de aprender aún me queda
la esperanza de tu risa
cuando el viento voltee
la esquina y se lleve
con él la tapia del cementerio
de tu condenada similitud.
como todos los edificios
sordos y ciegos,
como toda la juventud amable,
como cualquier suerte
que se desvencija
cuando la silla...
Ay, el asiento y el dolor,
y el dolor y el consuelo,
la similitud del consuelo:
el balanceo.
y mi balanceo.
y me balanceo.

Sofía Serra (de La clave está en los árboles)

viernes, 5 de abril de 2013

A la tristeza

A la tristeza

Y ya que estás aquí,
que me sucedes, que
me ocurres, que me espantas
la alegría, podrías
al menos inspirarme
hermosas tonadillas
con paisajes verdes y brillantes,
hábiles ensoñaciones donde
poder derrotarte. pero eres
muy lista, compañera mía,
llegas lloviendo cuando me sobran
las aguas, las lágrimas, las penas
que me ahogan como si árbol fuera.

Sé sed y sucédeme
como si fueras torpe,
seca, basta, nula
absorbe el meditabundo
chorreo de mi mente
que se afana en pre-
sentir todas las pérdidas
que me quedan mañana,
incluida la tuya.

Quédate y no te vayas,
todo nace y muere
tú junto a mí, súmate
a la muerte de la mujer
riente amiga, hija.

Sofía Serra (De La clave está en los árboles)

jueves, 4 de abril de 2013

La santísima trinidad

Mis poemas y mis fotografías tienen tres autores. Uno, tú mismo al leerlo; otro, yo; y el tercero, Eso que a ti y a mí nos unen.
La mayor parte de las veces no soy yo la que coloco “ahí” todas las palabras ni sus engarces rítmicos y evocadores. El Lo las coloca por mí para ti e incluso para mí. Luego me hablan, tal vez antes que a ti, lector o mirador, tan sólo porque a mí “de facto” me resulta más fácil el acercamiento que a ti, ese es mi pequeño reducto que se relaciona con el hecho de ser autora en nuestra sociedad: tú no podrás acercarte hasta que yo te lo muestre. Mi deber es conseguir que lo que el Lo ha puesto en la obra te llegue a ti en las mejores condiciones posibles, tan honesta y genuinamente, saber interpretar desde todo mi ser qué es lo que tengo que hacer para que lo verdadero te llegue “tal cual”.
Una obra de arte tiene tres autores siempre. Si no, no es Arte.

martes, 2 de abril de 2013

La ausencia y la presencia

La ausencia y la presencia

La encina I

se hacen transparentes
venga y sino dulce
a la lengua del verte
y mover tu venir como un río de estrellas.
así la luz diabla de tu entredós
luces flamea la bandera
de espigas del campo de trigo
en abril y sola la encina
sujeta el suelo al ras
de la tierra cimentando
el cielo alimentando
el futuro
pan.

La encina II

Sin interferencias salvo
la de la esquina
donde la torre que
cómo hila, cómo afina
sus cuerdas de luz rozando
la encina ya se me figura
un tierno echador de lombrices
a la tierra, que
cómo oréase, cómo ablanda
la suya muerte que sola
existe en los agujeros iracundos
del gusano de las mil cabezas.
sonríe al aire,
porque el pasado reconoce
las sonrisas de la tierra
evadiendo y duplicando
lo que ella modela, la raíz
elevada al hueco del lleno
del aire que el aire esculpe
hasta que se hace el doble:
el tronco y la copa
de la vida la raíz
omitida.

La encina III

El repertorio
anula cualquier objeto
de apatía.
cerca y lejos.
las ventanas se cierran
caldeando los interiores
de tantos hombres vagos
por el mundo deambulando
y yo qué soy, qué soy sino
tan puro y sola quijada
de boca anulada,
de boca adamita,
de boca dolorida.
enquistar, así nacen
los secretos, la piedra injusta
sobre los dientes, la lentitud
del coma profundo
de mi tronco.

Sentencia de inutilidad
del tiempo establecido
de mi vida.
qué poco anhelo,
qué nada tan rotunda
deseo, qué ausencia
de sueños y estadías
de mi escalera hacia un cielo
que ya me aplasta, me onera,
me entierra en el aire denso
de la inexactitud.
qué deshábito inquilino,
qué mala muerte me espera,
qué gusano me ha seducido
poseyéndome entera.
Y he desaparecido.

Se me ha quedado muerto
el presente.

Sofía Serra (De La clave está en los árboles)

domingo, 31 de marzo de 2013

Domingo de Resurrección







Practico cierto desencuentro con las letras o no sé si con mi mente.
Debe ser que se me escapan algunas neuronas, atino a comprender. Quizás las he dejado olvidadas. En algún golpe de viento han debido quedarse enganchadas en la esquina
de la calle.
me saben mal las letras.
me saben mal las fotografías
Será que escribo con la garganta.
Debo terminar de corregir Suroeste. No veo el momento de hacerlo.
No tengo ganas de nada. La apatía me está inundando.

¿O será la lluvia?

Me está pudiendo el desánimo y el desánimo me lleva a la apatía. Yo, ¡apática!, ¡ja!
Perdiendo el norte porque este sur ya no es sur.

selva y lunática empresa
de simientes escondidas.
la despensa las guarda
como perlas
entre claveles
las cruces
siempre las cruces
señalan el paraíso. los obeliscos
los dejo para los muertos.
ellos y su hambre de verte.
ella y su muerte de ti.

Como no me encuentro en las letras me busco en las ¡casualidad y excepción! ayer me dispararon dos fotos en casa de mi madre. Me busco en ellas. Sí, es evidente, soy yo. Me reconozco. Aún no he perdido el juicio. Ni el apetito, por lo que veo… ergo, sana como una pera.
No es mi mente la que está enferma. Es el externo. Aunque debería estar contenta (tampoco estoy triste), porque es domingo de resurrección y mi madre no se ha muerto. Justo lo contrario. Como ayer por fin nos hizo caso (santo tranxilium), ha dormido muy bien, ya no le agobia la flema, los tobillos se le van desinflamando. La ansiedad. La culpable de la mayoría de nuestros males. El miedo. Lo que nos puede. Lo único. Desde nuestro origen. Hoy tan sólo sucede que hemos aprendido a reconocerla, a reconocerlo. Con alguna ayuda química nuestra mente se relaja, y por tanto nuestro organismo vuelve a sus fueros, a su naturaleza. A dormir cuando lo necesita, a excretar cuando es necesario, a razonar, a la sensatez de lo natural.
El miedo es el artificio creado por nuestra mente para defenderse de la percepción del mal. Surge el pathos como una de sus expresiones (el miedo también necesita expresión, el miedo es, sino un ser vivo, sí un ente) pathos por el bien o pathos por el mal. En todo caso, pathos.
El responsable de algunos perjuicios y algunos beneficios para el hombre.
Y yo me encuentro a-pática.
Completamente.
Será que he perdido todo el miedo.

Pero, me pregunto, ¿es sano vivir sin miedo?
Quiero responder que mientras se tenga hambre y sed, sí.
Y sonrío.
El espejo me hace cosquillas, me ilusiona.
Me encuentro.




miércoles, 27 de marzo de 2013

Como mi sombra

Como mi sombra

el abrazo extendido y el pie
de la sombra muda (cuándo no,
nunca despinta) que invade el pie
mío como si fuera revés
de su cuerpo yo tan lejos
y tan cerca ave ufana
tú yo cuervo, o cuerva
que no sé, aprisiona las horas
o las engarza con su pico
intentando tejer collares
para el cuello enhiesto
del cisne
perfecto de la vida.

Y yo sólo busco pelícanos.

(Sofía Serra, De La clave está en los árboles)

martes, 26 de marzo de 2013

la huida

la huida

tengo una mosca tras la oreja
que me avecina
a la que llega, el rondó
reinante de prímulas
escenas pretendientes
de un cristal de laboratorio
que tú, tú, tú
abanderaste con la sábana
de los orgasmos huecos —tan vacíos
de sendas al éxtasis—,
nula vereda y puta comerciante
de vino (vino él, vino él)
al por mayor afán
que te embeba jamás
lograrás emborrachar
de grandeza.

me voy hasta nunca
a donde no existo
ni estoy ni so-y
vivo.

( Sofía Serra. De La clave está en los árboles)

domingo, 24 de marzo de 2013

El rasero

El rasero

Miedo al miedo
que sonríes
con miedo a ti
que sonríes miedo
con tu sonrisa a partes
iguales me igualas
y no
tolero el miedo
ni el medio
donde tu sonrisa
me sitúa:
el ras.

Sofía Serra ( De La clave está en los árboles)
 
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