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martes, 2 de marzo de 2010

Lo kitsch en la fotografía actual


Título de la fotografía: Fanal


Remake sobre una fotografía que hice en 2005, ahora que he podido hacerme con un programa de esos que las "envejecen".

Por muy atractivo que resulte, la verdad es que no nos entiendo. Así que, ya que conseguimos una técnica que trasplanta la realidad  en forma de fotografías con una verosimilitud asombrosa, ahora nos da por darle apariencia de ajado a las mismas sin que el tiempo haya pasado por ellas, o lo que es peor, sin que esa imagen haya figurado en soporte físico (película o papel) que es el que sufre el paso del tiempo que ese tipo de programas simula. Hay un mucho de arte kitsch en ello, intentando darle solera a algo que dificilmente puede tenerla, pues la fotografía digital lleva pocos años aún. Las "madres" de los vinos necesitan decenas de ellos para poder hacerse.

Ahora bien, es un proceso técnico más, como cualquier otro. Bien asimilado puede usarse como un recurso más. Contar con él para transmitir lo que se pretenda conceptualmente hablando.

Aquí sólo va una prueba de uso para hacerme con el programa. Eso sí, he escogido una fotografía antigua, por si acaso, no fuera a ser que mis neuronas estallasen.

Siempre he entendido el vocablo Kitsch como sólo aplicable a elementos de la cultura que tengan que ver con el arte. Lo kitsch no es sinónimo de cutre o rancio. Lo kitsch surge al acudir a tipos de estéticas que imprimen valoración positiva a una obra actual porque en su momento la tal estética ocupó escenario de primer orden. Así se intenta dotar de "prestigio" a algo que tal vez, sólo tal vez, puede no tenerlo, por carecer de "autenticidad".  Habría que extenderse entonces en la valoración de lo auténtico y su signifcación. Algo "auténtico" desde luego no es algo "antiguo", pero sí genuino, originario, primigenio. Confusión, una vez más confusión de conceptos.

Sin embargo, y en un aparte, me pregunto si el avance en la cultura del hombre no proviene sino no más que de una y otra vez procesos potenciados por el resorte de lo kitsch en el cerebro humano, algo así como una danza, dos pasos para adelante y uno para atrás para recoger y poder volver a avanzar dos pasos.

Una forma de asimilación de "memorias", un aprehendernos a nosotros mismos, una muestra más del mito del eterno retorno sobre la espiral del conocimiento.

Enlace de wikipedia sobre lo kitsch. Como se puede comprobar, para todos los gustos.

La protagonista de la fotografía, una flor blanca de malva real.
Aquí, otra fotografía sobre "mis" malvas reales, del 2008 ésta. Corrijo título sobre la marcha: Alma-lva en flor (real).

lunes, 1 de marzo de 2010

Flores terrenales

Título de la fotografía: Flor terrenal

A Alejandra Pizarnik, cuyo verdadero nombre fue el de Flora

No me reconozco en ti./
Así que no debo ser poeta./
Así que te hablaré como un padre,/
así que:/
Hija, hija, hija,/
¿cómo ibas a encontrarte si hasta enterraste tu nombre?/
Flora de mi alma, Flora de tus hermanas, de tus negadas flores,/
tus dones, Flora de mi suerte viva que en tu muerte halla/
huelga para estas manos que nunca pudieron acariciarte./
Tus ojos como dos flores de magnolios,/
así, como mis puños de grandes así tu mirada/
de cordera degollada antes de la fruta./
Y con esta flor magnolia aviento a los arcontes/
que te firmaron sin tu nombre./
Y los espanto, y los ahuyento, y los destierro de tu vida./


Hija, hija, hija, ¿por qué te enterraste dos veces?/
...¿Viviste acaso sin hambre?/
Tal vez la tetrarquía y el deleite de la cornucopia abundante/
te lacraron las manos para no anidar en vida, y así, de ti germinó muerte, nombre de los hombres que no aman a las flores./


Lentamente/
humanizarlas, a las flores y las hijas,/
acariciar y levantar al sol la espiga que no nació/
para el cielo sino para la boca./
De mis manos a tu cáliz para que derrames el polen sobre el suelo,/
el grato vientre./
Sin santos, sin alergias, sin palabras y sin nombres./


Tú y sus locuras,/
tú sin verte como yo te veo en tus ojos que eran flores del magnolio./
Eres, pues, como tantos otros, inocente./


Y aquí, en el cielo, tu carne en ronda planteó batalla sin cuartel/
contra sus propias células para lograr alimentarte de tu propia dote./
Abastecerte de ti, empezando por tu propio nombre./


Flora, Flora, Flora,/
sólo madre de flores,/
sin hagiografías, sin menosprecios, la justa/
dádiva, la manta en el frío, el sol en el llano, el hambre en la abundancia,/
¿tan difícil es?/
Tú, Flora,/
sólo hambre con versos/
de sangre/
tan muerta sin sangre tuya y tan viva de tus nonatas hijas, las flores./
Tuyas son las mías menos muerte más mi sangre:/
Menos cielo en tu nombre; más tierra./
Menos flores en tu tumba; más tuyas./
Menos laurel sobre tu corto cabello; más lilas./
Más tú./
Menos rimas./


Como un padre te bautizo de nuevo con tu nombre./
Para eso necesito a las palabras (ellas sí son mis flores,/
que jardinera fui). Para arreglarte la vida./

Sofía Serra, 1 de Marzo de 2010

Notas de la autora:
1. Enlaces sobre la poeta Alejandra Pizarnik, aquí y aquí. Aparecen muchos más
2. El impulso que me lleva a escribir este poema surgió tras la lectura de este otro de Nicolás Calvo
3. Como lectora, no soy especialmente amante de la poesía de la autora argentina.

miércoles, 17 de febrero de 2010

La poesía como catarsis

Título de la fotografía: Calle Imperial

La entrada de hoy va a resultar algo extraña, como creo que las últimas que he tenido el privilegio de poder compartir con quien así lo desee, y también algo larga, creo y advierto . ¿Aún más?, :), sí, aún más, y encima sin orden ni concierto, ;). Me explico en la medida de lo posible.

Uso éste y los otros blogs a modo de cuadernos de bocetos, el segundo cuaderno, podríamos decir. Cuando traslado los poemas, éstos están ya más o menos corregidos, , "hechos", pero nunca terminados del todo. En más de una ocasión, tras subir la entrada, tengo que reeditar sobre la marcha hasta tres o cuatro veces porque al leerlos ya en el blog publicados veo los fallos que antes no he visto. Entonces se me complica el trabajo, porque esas correcciones debo pasarlas al documento de word pertinente desde el que he copiado el supuesto poema. En fin, todo un lío, unas veces se me pasa, otras atino a hacerlo. El caso es que cuando ese poema está ya definitivamente corregido en mis archivos ha sufrido alguna que otra transformación, leve normalmente, pero fundamental para la que lo hace.

Esto atendiendo a las minucias. En cuanto a "lo otro", es decir, al proceso en el cual ese poema pasa a formar parte del poemario que se supone estoy escribiendo en ese momento, las vicisitudes son incontables. Irrelatables, daría para una eternidad escribiendo con mi habitual y profusa verbalidad, y no está el horno para bollos, ni mi afán por someterlos a torturas, ni mi fuerza mental para relatar tanto.

No me atormenta que aquí no quede exactamente reflejado, el proceso, porque sé que el resultado final es congruente con lo aquí se va desarrollando, pero siempre he intentado, al hacer las entradas, darle ese mínimo toque de cuidado extra para el exterior. Es como cuando una se arregla un poco más para ir a la boda de algún amigo o pariente, por mucho que nos jorobe. Algunos lo entienden como efecto para el lucimiento personal, pero para mí tiene el sentido de homenajear al otro que ha tenido la deferencia de querer compartir con una la circunstancia, honrarlo en la medida de lo posible.

Pues bien, hoy esta entrada va realizada con un espíritu completamente egoísta, por lo que pido lo más humildemente que puedo todas las disculpas consideren merezco.

Trasladaré mis versos tal cual han ido sucediéndose a lo largo de estos días, densos, largos, tensos, muy costosos, los versos y los días, en lo personal poéticamente hablando, más que poéticamente, socio-literariamente hablando. Hacía mucho tiempo, muchos años diría, que no usaba el acto de escribir como mera catarsis , pero hoy me he decidido por hacerlo así.

Tal vez algún día esos versos formen parte de un poema, tal vez no, pero sí pienso que debo exponerlos, quizás hoy sí como una especie de conjuro contra estas mismas tensiones que me han hecho padecer estos días, tal vez, no más, este acto también, que una mera catarsis.

Los acompaño de esa fotografía. Ahí en esa calle sevillana viví desde los seis hasta los diecinueve o veinte años. Ahí escribí mi primer poema con catorce para quizás quince años, algo muy endeblito, ayer intenté reconstruirlo a través de lo que me quedaba en la memoria sobre él. En el documento de word ha quedado entre los versos "actuales" que aquí copiaré ahora, él y su "explicación". El poema antiguo queda para el "recuerdo" por ahora, por hoy, al menos por hoy.

Aquí los versos de la entrada de hoy. He dejado el mismo título con que los inicié hace una semana aproximadamente

Al canto de la noche

Quien sea capaz de hallarte, que levante la mano./
Así en el silencio de la piedra duermo,/
como tú, sonora compañía de la noche./
Tal como enmudezco, claudicas./
Volvieron las malvas compuestas de tan profundo canto que ni la margen izquierda atina/
a contravenir la corriente./

Creativa./

Jamás lo sabremos, la gemela que te oiga y la nada claman por su no vida./
Allá junto a la marisma renacen sometidas al trino del sol de poniente, que se reserva, siempre se reserva./
¿En qué se habrán convertido los días azules del desierto?/
¿Hacia qué orilla habrán navegado las potentes naves del recuerdo?/
Yo ya es que gimo, gimo incapacitada, herida ya por las aladas cruces de las agonías que tercian/
al sonoro manifiesto de la esperanza en vida./

Y es que estoy tejiendo el sudario de tu alma, gemela blanca./
Tal vez me sostienes ya en tus brazos acariciando las mejillas famélicas de tu otrora./
Tal vez es sólo que febrero anuncia su siempre endeble acometida:/

Caronte, Caronte. ¿Y la moneda? ¿Quién la paga cuando uno ya duerme?/


Ahora sus remos van por delante./
Mis ruedas se han varado en el barro,/
los caballos siguen al trote y yo los veo alejarse/
camino de la curva solitaria que perderá a mi mirada./
¡¿Y este barro?! ¿Cómo ha llegado?/
Los hombres llueven haciendo reverdecer la pradera/
pero el camino transitado no agradece sus lágrimas/
A la vez que trabajo, la curva renace, y se hace./

Ay, si las estrellas supieran lo que sufre la tierra cuando brota el verde.../

Tú, tan sola, tan sola, noche blanca,/
nadie desea verte, nadie te habla, nadie te duele. Como a la muerte,/
a la memoria intangible y al denuedo./

Estábamos en lo mismo,/
el colibrí y la abeja y yo,/
comiendo de las flores sin hacer el daño al fruto futuro./
Favor por favor, se alimenta la vida del cielo/
y las alas del colibrí, de nuevo hoy, ya se unen sobre las arenas y esa nostalgia de hallarse justo tras la cerca/
ante el inmenso páramo que reluce desolado con las alarmas encendidas./
Es duro, ¡existen!/
Sí./
¿Qué les obliga a callar? ¿Qué les ordena no vencer?/
¿No será que la suerte les aplastó de plano?/

El viento de levante, que en el paraíso ahuyenta a los pétalos de su corona y reseca el
justo fruto que podría haber germinado abrigado por la hechura de la belleza./
Salir y subvertir./
Salir y proclamar./
Como el fruto del manzano./

Mi boca se abre al vacío, parece, cuando de nuevo/
el trago de agua dulce la inunda:/
Esto que bate en mi conciencia esto que asoma lujuriante, ávido/
de sales comprometidas,/
esto que gobierna, ésta que escribo, hago o deslío/
entre toda mi materia de neuronas,/
ésta que me sostiene y por la que sostengo,/
creo, a un alma compungida, temerosa y loca que llaman a veces los locos perpetuos manidos por el hambre/
del saber de./
Esto que.../

Qué espectáculo es verlos emerger./
¡Emerge, emerge! río de la noche grande,/
larga, larga como el cuello de tu alma negra y blanca por dentro,/
como los cisnes de la memoria que subsana el compromiso entre tu era y mi jungla de palabras, voz quieta hoy, noche corta y nula de poderío/
asomado a esas tus pupilas tan claras como/
las mías, negra vencida, nuestra madre/
quedó varada en la arena./

Han dejado de llegar. Han dejado de sonar./
Hablan al vacío/
orquestado tras las nubes./
¡Mierda!, ¡yo os oigo!,
pero si no os ven,
¿de qué servís?
(La olla, la olla, la puta olla que dejó de hervir, ¡no!) *
¡Que revienta!
Crisis total crisis profunda y ola,/
mar necesario. Crisis quiero crisis tengo la crisis que levanta, dame sueño y mudez/
del honor y de la ronda de noche blanca que ya muere./

Aquí te sembré./
Batiéndome con las torres de tu gemela./

Ahora el teclado/
y el escrutinio pulverizado/
de los dominios sobre la letra,/
el habitáculo sometido, la general/
parca insostenible de los fueros,/
lo siniestro ya olvidado y la pertenencia al lodo/
que reblandece los bordes de la llaga./

Con que no se infecte me conformaré./
Yo ya no te quiero más que para poder alejarme de ti./


(Sofía Serra, febrero 2010)

(*) Sobre este "verso" se puede continuar leyendo aquí, ;)

Hace una media hora acabo de enviar todos mis poemarios a una editorial. Es la primera vez que realizo tal ejercicio. Dios, o la poesía para mejor entendernos, dirá.

Un beso a todos, amigos

lunes, 15 de febrero de 2010

Limpieza, cavas y cantatas, digo, patatas.

Título de la fotografía: Acto poético


Cantar, lo que podemos entender por poetizar, se parece mucho al trabajo desarrollado por un ama de casa (hablo en femenino porque soy mujer ama de casa, conozco muy íntimamente al mejor amo de casa del mundo). No termina nunca. Son las 24 horas. Lo típico, lo que todas las marujas del mundo hemos dicho alguna vez...¡es que no acabo nunca, joder, cuando no es una cosa, es otra! (conste que nunca he entendido a la persona que se aburre en su casa, pero en fin...).

Más en fin, chascarrillos aparte, hoy me duele la espalda como cuando cavaba las patatas en el huerto (para que después al día siguiente se helaran. Como ven otra actividad que se parece mucho a la de cantar o a la de ser ama de casa, trabajar en un huerto. Ingratas, siempre hay algo más que hacer o se deshace lo hecho por fuerzas incontrolables por una, nunca está acabada. ¿Quién puede sentarse a descansar contemplando el panorama?) y eso que hoy apenas he "cantado", al menos por escrito. Algo la deja de pronto a una muda por fuera, que no por dentro, y es esta actividad creo yo, la sorda, la que no se oye, una de las más onerosas. De ahí, supongo, "el" tanto dolor de espalda.

Algún día dejaré aquí el pequeño articulito que escribí hace algún tiempo sobre el hecho de poetizar; pero hoy no, hoy sólo voy a hablar de limpiezas.

No puedo negar que canto para intentar limpiar, para intentar alentar, para desde mi ínfimo papel de ser humano intentar hacer algo porque este mundo y esta gran familia que somos todos los seres humanos, viva un poco mejor. Es como cuando apañas la casa, exactamente igual, ¿para qué hacer las camas si luego se van deshacer?, dicen los chavales cuando son pequeños en tono de broma. ¿Para qué fregar un vaso si hay cinco más?, ¿para qué mullir los cojines si luego se van a volver a aplastar?, ¿para qué limpiar un suelo que se va a volver a ensuciar y más estando el tiempo como está, sin parar de llover?

¿Y el gusto que da sentarse en un sofá puesto de nuevo blandito y bien encajado cuando tras cenar decide alguien acomodarse en él para disfrutar de un momento de relax antes de dormir? ¿Y poder encontrar un retrete limpio donde no dé miedo darse de cara (mejor de culo) con el monstruo del lago Ness, ¡y en posición tan vulnerable!?

En fin, más en fin, que el efecto de limpiar creo que todos lo agradecemos, unos por dentro, otros por fuera, pero siempre repercute en nuestra salud psíquica encontrar un entorno cuidado, aunque sea en lo mínimo.

Claro que a mayor tamaño, las "prendas" son ineludiblemente más grandes, y por lo tanto mayor el peligro que se corre si el "dueño" de turno no las ha recogido.

Saquen sus propias conclusiones entre la fotografía y esto que hoy una canta en verso de lomo "deslomado"...como el posterior a la cava de la patata, sí, el mismo, el mismo del día siguiente a la cava, cuando se sumó la helada sobre las verdes hojas de tan hermosa y alimenticia planta al estrago físico causado por la dichosa y dicha cava.

Menos mal, al menos, que aquí no hiela.

Aquí y allí. Algún día haré un canto para la maestra que enseña geografía a sus alumnos de preescolar, con su mapa mundi, su mapa de la Península Ibérica y su mapa de Andalucía (comprados con su sueldo) adornando su aula. Seguro que esos aún jóvenes seres humanos no sufren transtorno de ubicuidad cuando sean mayores, y por tanto, casi seguro que sabrán a ciencia cierta dar con el lugar adecuado para depositar sus excrementos. No harán falta tal vez así, voces cantoras limpiadoras.

Pero mientras tanto...

Que tengan buena noche. Yo con mi espalda a la cama voy. A intentar descansar, sólo por un rato, eso sí.

domingo, 14 de febrero de 2010

Un poema para el día de los enamorados


Si alguien logra extraer de estas dos fotografías la relación que las une tan intrínsecamente que casi no podrían existir la una sin la otra, si alguien es capaz de llegar a dar con todos los mecanismos que la han hecho posibles y comprender el concepto que subyace a cada una y a ambas en unión, es que entonces sabe qué es la poesía. No que pueda escribirla o entender más o menos un poema cuando se lee, no, eso depnde de menores circunstancias, sino que llegará a saber QUÉ es la poesía, que es distinto. Se puede llegar, de verdad, los datos están todos en ellas presentes, aunque es cierto que habría que entretenerse mucho en indagar. Yo sí sé lo que es Poesía. Pero la poesía no debe explicarse.

La poesía sólo debe "decirse", con cualquier lenguaje que a manos se tenga, aunque sea con el de los hechos, o mejor aún, especialmente con el de los hechos, aunque para éste no celebren certámenes ad-hoc. Bueno, sí existe el mayor certamen posible para ellos, el de la vida.

Un hombre ha escrito un sólo cuento en su vida hasta ahora. Ese cuento se titulaba "Cuento para mi hijo", un hijo que aún no había nacido. En él le explicaba, bella y literariamente, quiénes eran los lunáticos y por qué se les llamaba así.

Hoy hace 24 años que ese Poeta me dijo por primera vez "te quiero", y el caso es que ninguno de los dos caímos hasta años después en la cuenta de que EL HECHO coincidió con un día de San Valentín (valentín, valiente, qué casualidad, ¿verdad?).

Ni siquiera hoy lo he recordado, el detalle, hasta el momento de hacer la segunda fotografía.

Hoy el poema de esta entrada es "todo esto" dicho.

Sofía Serra, 14 de febrero de 2010

Post scriptum al poema:
Feliz conciencia sobre la poesía, amigos, es lo que os deseo de todo corazón.

sábado, 13 de febrero de 2010

Guitarra

Voy a intentar hacerme con esta partitura.

Dedos como vasos, alma como la del cántaro




Recuerdos



Sonido al vuelo y la guitarra:
los acordes,
el punteo,
el olor a humanidad y madera que humea desde mis dedos
hasta resonar en el blanco mármol de la escalera.

Diatribas,
diablillos infantiles, tan ruidosos en sus carcajadas bellas
que obligan a convertir las aulas en jardín,
en compás, en Américas recién conocidas.
Sonido tan quebrado,
tan conocido por mis recientes uñas,
tan alondrado
que mi alma solventa los aires negros
y suspira, respirando en quietud
esa paz de orilla,
de mar atlántico,
de horizonte resucitado
de rasante salinidad.

Suena en tu olvido,
en la pared familiar,
la mano cálida y corta,
tan presente y quieta ya,
que espera en reposo volver a la raíz de su tronco,
árbol de santo,
de frutal sonoro y arisco a mis cuidados.

Y en vaivén, en tu risa
de seis surcos
labras el aliento del alma con la aldaba de la aldea...

Viven ferias y primaveras que me alimentaban.

Sofía Serra, 2001

Poesía

Llevo varios días pensando hacer una entrada en relación con lo percibido, vivido en torno a un encuentro con un blog relacionado con la poesía, pero finalmente opto por no escribir sobre ello, tal vez salga en algún poema, tal vez en alguna fotgrafía, o tal vez simplemente me dedique a leer el diez minutos que hace muchos años que no lo hojeo.
Prefiero dejar el enlace y que cada uno extraiga sus propias conclusiones, si hay interés. Podría adobar esta entrada con palabras que me han llegado por correo, con palabras que he dejado en otros blogs de poetas, podría dar mil y un detalles, y hacer visibles mis reflexiones, pero no está el ánimo de una para ello. Lo que para unos es divertimento o simple trabajo que los encadena a las miserias de este mundo sin que sean capaces de percibirlo, para otros es esfuerzo y pan de vida, y yo, hoy al menos, necesito alimentarme. Y hoy, al menos hoy, tengo la sensación de que sólo puedo alimentarme de mí misma.
Aquí el enlace, aunque recomiendo el blog en general, muy encarecida y sinceramente.

http://criticadepoesia.blogspot.com/2010/02/premios-mejores-poemarios-2009.html

miércoles, 10 de febrero de 2010

Descanso (malva)

Título de la fotografía: Mauve



Al piano del Vecino de arriba

Calló./
Pervertido el orden del sonido, en la umbría entre el techo y mi suelo,/
se abandona a la vereda musical conformando lluvia de sostenidos en el reverbero de las docenas de campanas que en mi alma habitan./
Del piano no nace la música./
Hoy resuena la ardiente festividad desde el piélago profundo, que ya duermo plácidamente sobre las ubres saladas de las manos candorosas./

Cruje, cruje, cruje el porvenir. Cruje porque se rompe./

El sostenido, mis dedos,/
la justa y la presa, el nacimiento que ondea la bandera curva,/
la curva que activa a mi alma para que cante la inofensiva melodía que a mis oídos llega./
Que ya no calla./

No va más tras el asomo del “tú recuerdas”/
que la memoria incansable, la sombra que nunca se aleja,/
vaticinando el cauce que le has dejado abierto a las estampas hacia tu avenida./
Ya se desperezan sus niñas morenas, las hijas de la grávida matriarca,/
al sol mañanero rielando sobre las sábanas blancas./
Las negras palomas de sus iris que, risueñas, te dan las gracias,/
proyectan el brillo de sus ojos/
sobre tu frágil estuario. Que ya no habitó el hombre; ya no fue más el olvido./

Ya murió la inerte roca, la condenada reclusa./
Ya reverdece el paisaje yerto del asolo sobre el mismo desconsuelo/
de alma preñada abierta al asombro./
Ya levantan los muertos: ya sólo existe el recuerdo./

El de no vivir, el del pervertir para fustigar./

Y aquí, en vida, hallo la somera estancia que me albergue y humille,/
la ligera brisa que me alivie./
Un canto de solaz como el del piano./
Un sueño que llegue tras esas manos celestiales que algunos días vuelan delante de mis pupilas./
Una misma vida para dos, manos./
Un gemido bajo el retumbar del abandono./
Un soplo para tus pulmones./
Un atisbo de gracia en esa ventana de tu alma dormida, bella alma dormida resonando./
Un resurgir bajo el trono de los que poseen, un vivir sin caer, un reencuentro con las tuyas.../
Un descanso./
Un temporal descanso./

Sofía Serra, Febrero 2010

Bo-febrero

Una fotografía de hace apenas unos días y un poema de hace algunos años, sólo por poblar aunque sea con un pequeño esqueje mientras ando enrevesada entre las correcciones, los esfuerzos y las voluntades. "Canto para esta era" en realidad, el poemario que actualmente estoy corrigiendo, comenzó a germinar hace muchos años. Sin pasado somos mucho menos.

Siempre que titulo, por azar, una fotografía o poema con el nombre del mes corriente, no puedo evitar recordar a la novela de Mugica Laínez, "Bomarzo". Es de esas joyas que afortunadamente se le quedan prendidas a una ya para siempre. Pero aprovecho para recomendar la lectura de sus Cuentos completos, dos volúmenes en Alfaguara, que es la edición que tengo. Me la regaló mi marido hace ya también algunos años.




Título de la fotografía: Jardín de invierno azul


Febrero

Febrero se ha ralentizado como un motor,
como una bomba sin escape ni algarabías.
Febrero, quieto, da más alegría.

Febrero ha frenado su alma con sus ruedas en el barro,

y, siempre, en compás permanente,
mis brazos se liberan acostándose sobre la yerba.

Febrero en respiro de sur se alba en mi conciencia.
Se ablanda la tierra para mis huellas humanas.
Febrero clama sobre mi frente

entonando la sinfonía de las sirenas,
y mis oídos, prestos al sacrificio,
aletean sonoros por la calma futura.

Febrero parece que no huye,
sin sol y sin agua, sin ventiscas,
para poblar el vacío, para hacerme el paso,
para refrendar las luces, las mentes,
inundar mis amadas fuentes,
labrar mi tierra de tus pies sonoros,
preparar la mesa para nuestro almuerzo.


Febrero lame,
tan corto y tan tierno,
la herida de este año largo, infinito, dueño de ajenos petróleos.
Febrero se estira calmoso
para cubrir el abismo sólo cierto para mis ojos.

Sofía Serra, febrero 2003

jueves, 4 de febrero de 2010

Pets cemetery

(Modifico la entrada de anoche, que elimino, y le agrego esta canción de "La Frontera")






Pets cemetery


I

Sí.
Ya no se abaratan los días en las tristezas de esa especie de vertederos que abandonados sumergen en sus lodos la pestilencia de lo obsoleto, lo sin puertas, lo negado./
Tú tienes un orden, hermano./
Tu estómago se sitúa bajo los pulmones/
y sobre tu cabello/
florecen margaritas, también amapolas, algunos lirios.../
Tu orden se establece a fuerza de sangre limpia, como la que recorre/
las venas de los titanes sumergidos no sabemos aún por qué cataclismo./
Subyace entre tus sienes, bajo tus axilas, gobernando/
la risa fresca de la fuente./
Mi hermano tiene nombre de dios innombrable./
Tan justo como el aire, no reserva su desmedida para el ataúd./
Jalona con su aliento la mar embravecida/
convirtiendo el gozne que chirría en vuelo de gaviotas terrenales...tan breves, tan leves,
tan presenciales./
Mi hermano viste de negro, como Hamlet,/
pero yo no moriré como Ofelia diluida entre las flores y el agua./
Mi hermano no existe,/
mas yo reiré cuando asome la dicha desde su nuca hasta su sonrisa de tierna boca,/
de almacén de dios, que ya viene siempre presente./

Expele, jardín mío, expele, no si soles o señales,/
que de tu estómago llegan las primaveras./

II

¿Qué seré yo?, ¡qué seré?/
Tan viva, tan discorde, tan rayana en la espesura,/
tan fragmentos,/
¡tan una!/
¿Qué seré dios mío?, ¡qué seré?/
Y a quién llamo ya para poder vaticinarme si sola conmigo y tan repleta me absorbo casi hasta matarme y todo me cabe./
¡Qué soy?/
Barco desmedido para laguna tan en las afueras, tan concreta, tan justa en el enorme paisaje de esta blanca y nunca eterna noche./
Tan pura, tan pura./
Tan sucia, tan sucia./
Tan informe, tan invalidada, tan certera sin asomo de nombres.../
¿Qué seré, qué seré sino tal vez sólo imaginaciones mías?/

III

Ha de haber suerte felizmente encontrada./
Ha de existir la rosa que genera aberturas, la del gozo publicado, la del sol sin sueño más que allá, justo cuando atraviesa el lindero de la montaña azul./
Deben persistir el lapsus, la gramínea, la flor nacida bajo las lavas, las marismas/
sobre el generoso estero,/
los pies mojados deambulando entre tu posición y la mía bailando al son de los jilgueros que entonan el aire de este parque renacido tras el invierno apocado,/
el tembloroso y estéril,/
el que renueva, gimiente, el fulgor de las estatuas de la noche, los hambrientos silos de las almas que vagan./

(Sofía Serra, febrero 2010)

lunes, 1 de febrero de 2010

Rien ne va plus



Feliz suerte del hoy

Hoy no sirven las lágrimas, aunque aparezcan./
Hoy ni la sonrisa expresa, aunque floreciente emerja desde mis pulmones./
Hoy la abatida no tiene hueco, ni siquiera la exaltación./
Hoy el orden extraño requiere insistencia de abandono, de flagelo descompuesto,/ despedazado y roto por los brazos incólumes de los sortilegios sin edad, sin premura por las horas o la acontecida./
Hoy que navegamos./
Hoy que sorteamos los peñascales, que convertimos las escorrentías en toboganes donde las cristalinas flores emergen al son de nuestro juicioso juego./
Hoy que la vida adquiere el nombre de esperanza. Hoy que ella muere para no necesitarla al menos por hoy./
Hoy que vivo ausentando las miserias que otras veces me acobardan, me contienen, me suplican abandono./
Hoy que no existe la suerte más que para gozarla,/
hoy te canto hombre sin nombre, compañero mío,/
para no matarte nunca, para poder vindicarte siempre./

Sofía Serra, Enero 2010

martes, 26 de enero de 2010

Calzas para un orden


Título de la fotografía: Zapatos rojos


Zapatos rojos

¿Qué delirante poema renace sobre tus mejillas?/
No quiero ser aguafiestas, nunca./
El agua me traspasa, la juventud me reclama y no soy leña amontonada en la penumbra del helero, asomo gris en la tiniebla./
Es sólo que la irrealidad se impone a veces. Puede más que una palabra,/
que el beso, e incluso la sonrisa o las lágrimas./
Un zapato rojo se extravía sobre los adoquines,/
dos zapatos rojos sobran ante el semejante./
Proust aprieta pero no ahoga,/
la irrealidad se desescombra sobre las sancionados abismos/
horadados a fuer de endogamia:/
los señoríos, las señorías./
Los antifaces./
El anti-faz,
el negativo de los rostros des-ojados./
Los timbales sobre los que tamborilea el brillo/
de nuestra mirada, y tú, y yo, ya convencidos preguntamos enjaezados/
a lomos de la estirpe, a horcajadas sobre el abismo./
Mundos virtuales. Siempre hipócrita calma./
Pereza./
...Y los zapatos rojos./

No quiero ser aguafiestas,/
pero aquí no se establece nada./
Si lo deseamos, se aposenta y hasta se habita, incluso se fundamenta,/
pero no sin tierra, no sin agua. Ni sin adoquines o mis zapatos rojos./

¿Qué hacen los que no saben cantar?/
Sólo digerir o gritar sobre la faz del interpuesto,/
Pelotear sobre sus propios pulmones, o zapatos rojos,/
para que no los asfixie (¡qué no, por dios!, ¡qué no, te lo ruego!)/
la roca desorbitada por las regurgitaciones de los morosos,/
los parcos, los olvidos del tú,/
los recurrentes sobre la ocurrencia que arrastra
a la inmundicia de la incomprensión/
hasta al corazón más puro./
Zapatos rojos./
Corazones rojos./

¿Cómo olvidar a los que no cantaron?/
¿Cómo no intentar habitar en sus bocas, altavoz fundido a su caverna,/
mascarón de proa sobre la reserva que los hizo permanecer coléricos, sin cantos?/
Abastecer hasta en los muertos,/
colmar el hueco sellado hasta moldear a la paloma,/
la alada suerte, la blanca metáfora alzada desde la tierra,/
desde su yo hasta el más nosotros./
Hacer pervivir lo que no obtuvo ni vuelo ni memoria, /
ultrasonar un cántico que traspase los límites del tiempo y renazca en el pasado,/
reivindicar los sordos bramidos de los que se fueron sin apenas dormida,/
sin gloriosa voz, sólo porque el orbe los confió a las afueras./
Fuera de sitio,/
fuera de tierra,/
fuera de todo./
Como a los zapatos rojos./


Sofía Serra, Enero 2010

(Este poema contiene un "post-scriptum". Si se desea leer picar aquí)

sábado, 23 de enero de 2010

Estroboscopía



Título de la fotografía: La sombra y su paloma

(Picar aquí sobre estroboscopio)


La paloma y su sombra

Como la paloma que va y viene, a mí y a la fuente,/
así me sostengo sobre el abismo de este cauce perdurable, tan inclemente, tan nutriente de designios, cifras, contenidos, avisos y mutaciones.../
Tan alambicado en sí mismo, en su propio sino de nido de estirpe, de historia sin lugar, de un jamás soñado y construido/
al paso de la corriente que ya no sólo atisbo,/
sometiendo mis muslos a los embates del agua cristalina,/
andando de puntillas sobre el lecho de limo del océano./
Mar verde, agua pura y límpida fuente de sales para el abono/
de mis lágrimas, que, oh, grandiosas, convirtieron a mis ojos en manantiales de mares./


Como la paloma que va y vuelve, de la fuente a su estera,/
de la estera a su muerte y a la fuente de nuevo,/
de nuevo a la fuente, miríada de miradas conformando crisol del agua./

Y de pronto la esfera se detiene./
Y de pronto el vacío atómico adquiere nombre,/
y dos brazos se engarzan, y dos mundos se funden conformando órbitas supeditadas, gravitacionales y correspondientes./

Alba de este combate, pernocta, gime y urge,/
que las huellas sólo conforman deshechas sombras./

Y ya la paloma bebe,/
y ya la paloma sueña tranquila, /
ya la fuente vive plena,/
y ya mis oídos se abren al verano de esta benéfica simiente./
La luz, el canto y el agua,/
y ya el murmullo de las olas como sonora propuesta del lugar por vivir,/
por nacer desde mí, que Universo soy./
Ya no en tierra de nadie, ya en la mía propia./
ya sola no. Ya, no sólo paloma./

Sofía Serra, Enero 2010

lunes, 18 de enero de 2010

Sin lugar




Poeta de noche

Andas cansada como la lluvia de lesa vida,/
sombra veraz de la intrépida parra virgen que en el estío soportó la sed./
Diluvio hostil, verbigracia obtenida tras el desamparo/
del gentil recuerdo de tu nombre, malvafía./
Quimera ostentosa en la vanagloria del ayer derrumbado, porque,/
¿acaso no sometes tu verbo incendiario al espeso velo/
de la egoísta sabiduría?/
¿Qué más decir que lo que tú ya sabes, sordas hojas, como las hojas/
secas del otoño desmesurado de los eternos circunloquios sobre las penas, las costumbres...?/
Mi descanso, mi eterno renombre, mi cierta incertidumbre,/
que ya me acodo sobre estos pechos para pernoctar sobre, al menos,/
la ingenua curva del anhelado sueño gozoso./
Ya sucede al río la blanca noche,/
ya se alimenta el mar con lo que hacemos,/
madreperlas enquistadas sobre la que, abonada, emerge la joya./
Más tú, más yo, aún sin amarnos, sin siquiera entreverarnos,/
convencemos al vacío de su no-existencia./

Y se renueva en el porvenir sonoro la suplicante juventud de la tierra virgen,/
tierra madre, sospecha inhábil de que tu gozosa tarea/
sólo subsiste cuando todos duermen, hasta el sol, clavado al ente anterior a nuestras espaldas./

Si de mí partiera, como plaza con fuente, la calle en/
los cotiledones del Jano eternizado.../

¡Que alguien se levante,/
que alguien mueva el aire y hasta ice el estandarte!/
¿Cómo ser yo la que me clave en la pica/
y me engarce como veleta sobre la casa que soy yo misma?/

Labrar entre de serpientes de cascabel/
para lograr extraer el crisol del anido de la estirpe./
Resignarme a ser mordida, envenenarme y sangrar para,/
alzando mis manos como recolectora, ofrecer/
la trufa prodigiosa , el crisol de nuestra fragua, la unicélula,/
que, después, mortalmente herida, podré resucitar porque de su llaga blanca fluye el manantial salubre,/
los antídotos contra la cadaverina del semen vivífico./

...Pero doler, tendré que doler./
De nuevo./

Sólo desde este lugar es posible el con-voco./
Llamar sobre lo que nadie dice pero a todos nos hace,/
depurar la rosa roja escondida entre las anémonas,/
las perlas sulfúricas, bajo el acantilado./
Nombrar para desteñir y versificar sobre/
las olas para que tú, tú y tú, encontremos/
el líquido vital emergente del canal azulado de las mareas nocturnas/
de la luna nueva./
Construir un submundo por venir,/
generar, combatir al crisantemo y a la ortiga, amándolas, tornándolas colaboradoras de la tarea alegre y feliz que a todos recobra./
Yo no soy altavoz para sordos./
Yo, que he llegado, no tengo por qué estar sola./
Tú, que ni anidas ni poetizas, sólo extiéndete sobre el mar salubre,/
y gime hasta el adviento/
de la siguiente ola golpeada y derramada,/
que sobre el nivel te convocará hacia donde tú ya no duermes./

Sofía Serra, 2009 (Del bestiario de los inocentes)

miércoles, 13 de enero de 2010

Poema a oscuras

Título de la fotografía: Paraje nevado
(Autor del disparo Carlos M. Serra Giráldez)


Poema a oscuras

No ya más sin el vivir que de ti emerge, penumbra de estío, curandera del olvido,/
quejigo amilanado que en la gruta de la nieve estira sus raíces lentas y fuertes,/
luchando, luchando:/
aterciopelando las húmedas arcillas, moldeando subsuelos de tierra blanda y pura,/
blandiendo las espadas afiladas de quebrados aconteceres, gimiendo a tiempo:/
al son, al son/
del torpe denuedo, de la grávida y lenta menoscaba,/
de la imperiosa batalla sobre las arenas que bordean a la fuente:/
bebiendo, bebiendo, llenando pulmones que se durmieron clamando,/
llorando, manando molde sobre molde de la lágrima siguiente:/
reniegos, tan sólo reniegos de líquidos veneros que combaten la dura cumbre de la suerte./
Sin oreo./
Sin aire en mi tierra, mi tierra, el secreto a voces de mi tumba abierta:/
Que yo ya muero, que yo ya me muero perteneciendo a esta sombra inútil de belleza sin par, de cristalina fuente./
Que yo ya sin ti no soy más que un asomo de duda,/
apenas remedo de la estrella combativa aprisionada en este lecho tan frío de la muerte./
Y las deseo plenas./
A la duda y a la tierra./
... La tierra, la tierra, qué sola se queda ella con la nieve./
...Sin verte, sin verte, sin poder verte más que en el hálito cohibido del acaso del sol sobre la sombra de la nube./
Tras el frío y desangelante orgasmo de la soberbia./

...Y la sombra, la sombra, se queda tan sola mi pobre sombra... ¡oh, sí, sola!/
Sola, no más que sola. Apenas mente, olvido apenas,/
a duras penas ya muerte sin cuerpo que la eleve al cálido cielo de la luz azul celeste./

Sofía Serra, Enero 2010

martes, 12 de enero de 2010

Despueble (poema sin fotografía)

Despueble

Hoy no es buen día para nada, el despueble,/
salvo para batirnos en retirada, el despueble./
Batirme con mi propia muerte, el silencio y la demanda del entramado asomado a esa guitarra sin cuerdas./
La fuente seca, la flor agostada, el perfume roto./
El frasco, no. El perfume./
El despueble./
El frío de tu rostro pétreo./
Un inocente./

Inocentes somos tú y yo que como aves con asentadero provisional proveemos de melodioso cantos de amanecida al lúgubre páramo en el que las soledades auto inhibidas logran hasta exiliar a las hormigas bajo las tumbas./
Inocentes términos sobre los que levantamos catedrales de refugio etéreo para almas venidas a menos,/
serigrafiadas por las planchas de las obtusas cremalleras, de ida,/
de tan sólo un batiente,/
el que cercena el asomo espléndido de nuestros pechos para el amamanto completo./
Inocentes las bestias que nos acompañan como cálidas estaciones que acogen aquellos sueños como evanescencias de los más amables reclamos/
del sol, el agua y la tierra,/
naturaleza para el hombre llegado a más./
Inocente perjuicio de razonabilidad entretejida entre los cantos de utopía, doméstica utopía que abreva en la sonrisa de futuro de/
tal vez la niña, tal vez la anciana, ante el encuentro insoslayable con la luz diurna/
y el polvo suministrado por el rayo de sol que ilumina esta estancia,/
tan acogedora, tan nuestra, tan inocente.../

¿Por qué tardáis tanto?/
¿Por qué vuestro paso ralentizáis?/
¿No veis que estoy escribiendo el libro de la suerte?/
A ella no hay que nombrarla, sólo se viste de palabra, disfraz obtuso de muerte y razón de ser./
Su heredad amanece en tus ojos/
y a veces en tus manos, pero termina por transcribirse tan sólo en el acopio insaciable de la inmensa oquedad./
Barca varada, laguna seca, tiempo ya muerto./
Mi compañero./

Allá, depende de dónde te sitúes, verás avanzar la tiniebla o el paso de las manos hacia tu centro./
Pero ¿quién te sujeta allá?/

Oye. Sí, tú./
Te escucho. Habla. Así.../
ahora estás./
¿Sabes?: sí, tus ojos desvirgan ahora cada palabra./
Penétralas, más sé delicado, por dios, que la carne viva las hace/
tuyas, y dime, por favor,/
¿te gusta la caricia?/

jueves, 7 de enero de 2010

Reyes y otros imperdibles

Título de la fotografía: El paraíso imperdible


Inocente: Libre de culpa...más algunas de todos conocidas y 6. Fig. y fam. Ignorante, que no conoce.
Ingenuo: Del latín ingenuo, candoroso, sin doblez. 2. desus. Der. Que nació libre y no ha perdido su libertad.

Tantas veces consultado el diccionario y nunca había querido hacerlo en torno al vocablo ingenuo. Ahora, de alguna forma veo que no me equivoqué al convertirlo, inesperadamente, en base ontológica de mi autonombramiento como poeta (suena horriblemente transcendental, pero a ver, así son las cosas, ver aquí). Bendita sea la poesía que nos lleva al encuentro con lo verdadero sin nosotros preverlo siquiera. Ella, sólo ella. Las bocas de donde emerge conforman únicamente su altavoz, su forma de hacerse inmanente ante esta realidad, des-inocente que todos habitamos y construimos.

"Día de reyes" en este país ayer. Seres inocentes se prepararon para ver colmados sus deseos. Recuerdo cuando una amiga “me abrió” los ojos. Las dos, caminando hacia el colegio por la calle Sor Ángela de la cruz, siete años, calculo. Para colmo mi amiga se llamaba Ana Reyes, y para colmo de casualidades habíamos dejado atrás una estatua que en la esquina de la misma calle con la otra llamada Imagen (¿otra casualidad?) se levanta como homenaje a esa querida monja sevillana. Siendo más pequeña aún, en la zona de la calle situada justo enfrente hacia donde se asoma el pequeño jardín que la rodea, solía yo ver la cabalgata de los reyes magos acompañada, imagino, porque no consigo recordarlo, de mis padres y abuelos. Pero sí no se me olvida algo. Una imagen-recuerdo, un engrama tal vez, una fotografía “disparada” por un ser de dos o tres años , revelada y hasta titulada, aunque no hubiera cogido aún una cámara en la vida. Desde ese lugar, topos, y ante la vista de algo que se me asemejaba a una supuesta “virgen” en la iconografía cristiana, siempre desde entonces quedó identificada para mí esa estatua de la monjita como “la estatua de La virgen de los reyes” (para el no sevillano debo aclarar que la Virgen de los reyes, “la otra”, la talla fernandina, es radicalmente distinta en fisonomía y activos iconográficos. Sedente, vestida y madre, es decir, con niño en brazos), por, evidente, asimilación de vocablos (Reyes : del nombre de la virgen sevillana. Reyes: del nombre de “los reyes magos”)

El caso es que recuerdo la insistencia de mi amiga para convencerme de algo que supuestamente podría desbaratar mi inocencia. ¡Qué sí, Sofía, que yo te lo digo, que los reyes son los padres! Hasta que me harté, o hasta que pude armar mi respuesta, quién sabe, y le contesté: pero Ana Reyes, ¿tú estás loca?, ¿cómo van a ser los reyes los padres?, porque ¿no comprendes que los padres no tienen tantísimo dinero?, ¡¿qué jamás por mucho que quisieran podrían gastarse tanto dinero en los juguetes?!

Y ahí me quedé, ya no recuerdo más. Ni horrible ni malo, ningún trauma ni desilusión. Después, como era la mayor, ayudaba mis padres a disponer sobre la mesa y sobre los sillones de mimbre los juguetes que a la mañana siguiente nos iluminarían las caritas. Sí recuerdo que cuando iban a colocar lo que a mí me correspondía, me echaban fuera de la habitación, así que, de alguna forma, sabiendo yo lo que a cada una de mis hermanas le habían comprado, mi ilusión seguía siendo la misma, o mayor aún, si cabe, pues en la pre-visión de lo que mis padres hubieran elegido como regalo para la mayor, es decir, yo, podría, aun sin pretenderlo, ir adquiriendo datos sobre lo que tal vez iba necesitando por mi edad, o tal vez, iban esperando ellos de mí, y ese mismo conocimiento me suministraba datos sobre mis queridos seres que eran mis padres. Es lo de menos, o lo “de más”, porque todos nos va haciendo, pero sí recuerdo que nunca viví aquello como ninguna desilusión o trauma en la vida.

Mi estrategia racional de niña para intentar anular la muerte de lo que se entiende por aquella ilusión, es decir, el conocimiento de que los reyes magos no existen como tales , me permitió sustituir a la ilusión perdida por la ilusión de “saber” que eran mis propios padres los que se molestaban en regalarnos los juguetes, con lo cual, mi cariño y admiración por ellos aumentó, además de la consabida fuente de salud emocional que consiste en tener “datos” o más “pruebas” sobre el hecho de sentirse queridos.
Más aún, y valga como mera anécdota, me sirvió posteriormente para alimentar algún año más a la infantil ilusión de mi hijo, con notable éxito, por otro lado.

Hoy sé que sólo hay un camino tras la desaparición de la inocencia, es decir, de la adquisición del conocimiento. Éste es: seguir permaneciendo fieles a lo que somos en esencia, y si lo que somos resulta que se conoce por “humanos”, es decir seres con autoconsciencia, con visión de futuro, de vida por hacer, de conocimientos por adquirir y hasta enseñar, sólo existe algo que nos pueda hacer merecedores de tales privilegios. El esfuerzo, la voluntad en querer seguir siéndolo, poniendo para ello todos nuestras posibilidades, nuestra capacidad racional, nuestra capacidad emocional, en definitiva, nuestra inteligencia, que es la que nos lleva al gusto por conocer, para, aun sabiendo, lograr permanecer siempre en ese cuasi místérico umbral del conocimiento, por mucho que lo hayamos traspasado. Siendo ingenuos, libres, accesibles al agua y merecedores de ella, de nuestra propia labor de humanos, para que nunca nos coja desprovistos “la muerte de nada”, pues aunque la conozcamos, y por ello mismo, podemos ser capaces de hacer emerger flores de las tumbas de la inocencia, que ellas no son más que posibles jardines para el “crescendo” del ser humano.

La fotografía, una glorieta del Parque de Maria Luisa de Sevilla, con su fuente, que me servirá de ilustración para la portada de mi último poemario recién dado por corregido.

jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz suerte de día


Título de la fotografía: Feliz suerte de día


Diurno de merecida (envite)
(Embiste, combate y, si puedes, abate.)


No, si debes tener razón./
El embate, las olas, la gigantesca hondonada y el lagrimoso perfil de tu sonrisa./
Debes serla, tal vez suspirando tras las orejas, conjugando el verbo fácil,/
la clámide que nos opaca...debes, debes tenerla./
Aunque ese asomo lastimero, dúctil como el quejido de un adolescente, me recuerda más al mercado en los lunes de agosto,/
desierto, vaciado de sí mismo como en permanente cielo abierto al maná para nuestras bocas abiertas al alimento,/
moradas sobre la carne y el espíritu./
Así que, sin querer, aún sabiéndolo, me recuerdas a un agujero negro./

Quién sabe por dónde nadarán las olas tras tu muerte,/
quién sabe hasta cuándo las arenas secas erosionaran tu perfil enquistado de
cauce sin escorrentía, río sin venero./
Quién sabe, mentira, si sólo abasteces a los huecos fríos y desangelados,/
a las soledades de calvario, ancianas ante su propio tránsito, al contraer/
el nervio viril que contractúa estirando del resorte que te hace permanecer viva junto a la fuente./

Perenne, perenne, solemne y huera perennidad de la que nos libra la muerte, ejecutoria implacable que pone a salvo nuestras vidas./
Vuelan, ávidas de luz, libres, por fin, de estas pesadas y arcillosas huellas./

¡Ah!, cómo llega la paz aún sin preverla./
¡Cuánto dicha poder descansar! Sólo por un instante, tan sólo por un instante nada más./
Glorificarme en el saber del acontecer entendido,/
en las palabras del acaso demudado en la gracia,/
contenido de tú más yo y el sin hablar con lenguaje en la mirada tras el velo./
¡Cuánta suerte!/
Fortuna la llaman, y así debo nombrar al hallazgo de tu lozanía,/
la gentil rosa de tu bendita boca continua a mi avenida sumiéndome en el distraer de mi propia planicie./
...Qué suerte gesticular y sentir que las palmas de mis manos hallan huella en tu piel./
...Qué suerte poder bendecir con mi sonrisa tu alma de boca./
...Qué suerte contemplar el verdeo de mis lindes amarillas, qué suerte verte pisar la yerba que yo cuidé, ¿para qué pies si no?/

Al abrir, al gemir, al vibrar:/
a lucir este logro de espejo en el agua./
A batir estas alas, a bandear sobre el puente./
¡A vivir, blanca gracia!/
¡A volar, garza mía!/
¡A gozar de esta fuente!/
...Ah, qué suerte, ¡cuánta suerte!...Qué suerte poder contemplarme en tu clara suerte del día./

Sofía Serra, 31 Diciembre 2009

martes, 29 de diciembre de 2009

Soberbia de perversiones


Título de la fotografía: Hombre andando

Hombre andando

A mí ya me tengo ¿para qué más verme?/
Percibir aniquilando la ominosa estancia que te suprime o te condena día a día a revertirte sobre el supremo pandemónium, /
a nivelar las ostentosas manipulaciones del anquilosamiento sobre tu juventud fracturada en plena senilidad de las cosas viejas,/
que obstan , que pervierten, que suprimen, que rebanan.../
El amor es sólo potencia de tú y yo, sólo acontecida de acaso y voluntades, no más que un afán sobre la noche profunda, la inercia embatallada y vencida./

Y ya claudican las empresas, claudican generaciones completas sobre el desvivir de la suerte sobre el hombro azaroso, alejado de su naturaleza,/
de lo que proclamaste a sabiendas de tu obtuso fuego,/
el juego invertido sobre las olas recalmosas como las velas que navegan sedientas de aire imbatible, como sustenta mi pecho tu propia sombra en el calvero./
Sostiene mi gemir tu bramido permanente de profunda y telúrica ilusión de centro sobre la muerte del mutismo,/
sobre lo justo cometido cuando ya no más que rozas el porvenir/
del sin ti cuando desapareces:/
desde tus ojos a mis oídos de alma blanca...honda, más honda tu mirada que el siniestro devenir del segundo tras el oreo del batiente./

Y nevará./
Volverá a nevar sobre este puente./

Pero la fuente permanecerá abierta en su brocal al consuelo del tú más yo más que no quiero para mí. Porque si la nombras, te destruirá./

Ella puede más que todo, ella es mi contrincante. Ella, la hechicera de los hombres./
Lujuriosamente serena, ávida de sus lágrimas y sus risas, perversa algarabía de aves pendencieras/

revoloteando sobre la frente perlada:/
Perversa tú, perversa nigromante de añadas resecas y uñas avariciosas sobre esta pura piel de nácar viva, la tierna caricia que nos sostiene sobre el aire tan entretenido, tan bendecido por estos inocentes alientos./

Y ella asoma su desintegrada muerte, su simiente ejecutora de raíces en allá no ya más aquí, que yo sin ti, que sólo soy./
Pecata minuta en la ensordecedora tiniebla./
No más, no más que su perfil sobre tus labios usurando, desabasteciendo al único rayo de sol viviente./

A ese hombre de pie, a ese hombre andando./



Sofía Serra, Diciembre 2009

domingo, 20 de diciembre de 2009

Nocturna suerte del día

Título de la fotografía: La fuente

La fuente

Desde un circunflejo acto reflejo entablas querella con la suerte./
Nada quiero, sobre nada vuelo./
Bajo la sombra de esta fuente crece el musgo fresco./
Bajo la luz y sus símiles combaten pacientes las hormigas,/
palabras y más palabras para circunscribirnos a lo que somos más allá del albero entre las piedras donde se despistan algunas huellas./
¿Qué signo luminoso se expande sobre su clara geometría?/
Bajo la luz no veo ni nada quiero. Más que un asomo./
Un asomo de imperioso gozo, una faz digna que me devuelva a mi misma suerte de aquel ocaso vestido de yerba dorada bajo el amanecer de la noche,/
un justo proclamo del sol sobre el sol,/
un combatiente dormido que despierte a su sonrisa./
Una quimera encallecida,/
una manos afanosas en el poeta de las suyas abiertas, unas flores, unos ojos.../
Ojos no busco, mas me asombra encontrarte en los tuyos./
Como si consiguiera verme./

Nocturna suerte del día.../


Sofía Serra, Diciembre 2009
 
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