La única revolución pendiente
es la del individuo sobre sí.
Y la única con final feliz
para el mundo.
Me comuniqué y atravesé
las medias noches del olvido de sí
o bien de mí permaneciendo
derrengada junto a las sobras del mundo.
Me recorrí aventando los solares
que quedaron quietos
como atemperadas sombras
solazando las desiertos.
Yo me participé y transgredí
la filamentosa náusea adherida
a las entretejidas togas de la memoria.
Mas eres tú y son mis ojos
y yo te diré y será
lo que tú digas.
ESO y un no siendo
fue ser poeta.
ESTO es ser
revolucionario.
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