viernes, 15 de marzo de 2013

Lo que queda (las palabras del alba)

Lo que queda (las palabras del alba)

Cuando más a gusto escribo es recién despertada, al amanecer.


Asesinos de almas es amarillo y negro. Las donadas, azul y verde yerba de otoño, La duermevera, rojo y blanco. La presencia por la ausencia, gris oscuro. Entreterras, marrón y amarillo.

Sonethos tiene el color de su fotografía, es un dorado. El paraíso imperdible los del arco iris, la toalla tendida al sol, el misterio de la resurrección de Perséfone. Canto para esta era es azul y verde mar, El deshielo marrón y blanco y el color del mosquito aplastado en el parabrisas. Del bestiario de los inocentes aún no posee color, o sea ha ido haciendo en los otros. Los parasoles de Afrodita es de color lila. Mi color preferido. El de mi paz, el de la soledad, el de la asunción, el de la entrega, el de la renuncia y la felicidad que se halla en ella, el definitivo, el de mi aroma preferido, el del anillo que no llevo puesto, el de la soltería, el de la independencia y el dolor. Lo obtuve tres años antes de escribirlo, ya mezclé los pigmentos, ya lo fotografié.
Nueva Biología es verde y rojo, con fondo amarillo, la fertilidad y la vida. La trilogía El hombre cuadrado no posee colores. existen las acciones, el tumulto, la batalla. Son lo sin color. El puro acto. Suroeste es gris, pardo, verdoso, azulado, como las aguas del río, como el tono del Aljarafe, como el tono del estuario en Sanlúcar. La exploradora aún no sé que color tiene. Solenostemon, púrpura, y Los cabezos amarillos azul y amarillo.

La clave está en los árboles debería ser verde brillante de las hojas nuevas que se transparentan vistas a contraluz, verdaderas gemas vivas. pero no sale, no quiero escribirlo. Sé muy bien que he terminado, aunque también sé que no depende de mí la decisión. Si quiere, se hará. O yo lo escribo. O ya lo he escrito.
EPI, la adelfa y el laurel, el arma de la guerrera. CPEE son el tilo y la encina, la medicina y el bastión. ED, la buganvilla, el oxígeno. DBEDLI, el naranjo de Sevilla en invierno. LPDA, las jacarandas. NB no tiene árbol, es animal, de mamífero a ovíparo, independiente, sin cáncer, sano, carnal, como buen hijo de Afrodita. EHC tampoco, sólo luz y arquitectura. SU, LE, SO y LCA no tienen árboles.
Por eso llega LCENLA. Arrancó antes de Sonethos... antes, mucho antes. Con una foto de una palmera cuando tenía 15 años. La clave está en él. Pero al parecer no quiero descubrirla. O ya la he descubierto.
Sonethos es el árbol.

Nada me sabe
a nuevo nada
que leo nada que
miro nada que vivo
nada que digan
he
terminado.

El fin es el no “para”, lo no predeterminado. La verdad. Termino como empecé. En EPI lo dice, vieja y nueva sin que nada la sorprenda, ni la misma belleza. Sólo queda embellecer tras el descubrimiento. Acto. La belleza confiere la transmisión. Como las flores de los frutales en primavera. La por nacer, la verdadero, LO que queda.
Debo seguir corrigiendo, que al menos pueda dejarle a él Las palabras del alba listo por completo. LPDA (¡¡¡¡...)

4 comentarios:

  1. Qué bonitos colores; intenta ahora con sonidos;

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los sonidos deben estar en los poemas de esos poemarios, en cada poemario en su conjunto...yo lo atisbo, pero imposible resulta saber si ha sido transmitido, Robín.
      Aparte, y en lo menos abstracto, cada uno, sí, cada uno tiene una especie de sonido musical con nombre propio y universal...
      Y de fondo siempre, el Requiem de Mozart

      Eliminar
  2. Lorsque j´etais moyen enfant, en la bella y no menos geométrica Francia; el profesor de lengua nos dio a leer esto :
    "A noir, E blanc, I rouge, U vert, O bleu : voyelles,". No nos preguntó, no lo recuerdo bien si discrepábamos. Quizás lo hizo.
    A blanco, E gris, I rojo, U azul, O sin color (o bien O transparente). Coincidimos en el vestido notable de la I. Hay factorial de 5, que se escribe 5 seguido de un punto de exclamación y que es en general: n! = n*(n-1)*(n-2)*...*3*2*1 y para n = 5 : 5! = 5*4*3*2*1 = 120 maneras diferentes de situar cinco objetos cualesquiera, simbólicos o bien reales como la vida misma; en un orden determinado; por lo que sólo era 1 entre 120 la probabilidad; algo menos del 1 %, de que en acuerdo fuéramos el de Charleville y el de Bárcena de pie de Concha en todas y cada una de las tonalidades. Me pregunto qué suerte había de que vistiéramos a una sola con la misma gala.
    Un buen amante y hondo en la escritura, de verso o no, exaltará en ella su música; y esto es lo que pregunto, Sofía, que porqué es tan difícil atribuirle un simple sonido bello -pues lo bello es simple y poco más es menester- y fino, a una simple vocal espléndida y desnuda -pues el esplendor es simple y poco más es menester.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La respuesta, en un sin querer, te la he dado en el siguiente poema, "es-peso de la historia" (el peso de la historia). Donde tú incides, que es a donde creo que cualquier poeta desea llegar o tiene la necesidad de llegar, es un lugar reservado o bien al primer hombre que emitió los primeros sonidos siendo consciente de que lo hacía, pero que por su misma falta de historia "neuronal" no podía valorar o bien a un hombre actual que supiera desprderse de todo ese peso de la historia en sus neuronas: algo casi imposible. Conocer para no conocer. Conocer y hacer como si no se conociera. El puro acto transcriptivo pero con la capacidad de poder valorarlo. la ingenuidad, la clave es la ingenuidad. Lograr ser sin ser, lograr estar siendo.

      Eliminar

 
Creative Commons License
El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.