despoje nuestros templos, y con la espada y la llama
nos vuelva al polvo del que provenimos;
tal alimento exige la ambición del Tirano.
Y podemos sufrir la idea de que por sus manos
España pueda ser oprimida, y él poseer
para su diversión una solemne estepa
donde todos los valientes muertos yazcan. Mas
cuando se atreve a hablar de las cadenas nuestras que romperá,
de beneficios, y de un día futuro
en el que nuestras ilustradas mentes bendecirán su poderío;
Entonces, el esforzado corazón se encuentra falto de fortaleza;
nuestros gemidos, nuestros rubores, nuestras mejillas pálidas proclaman
que él tiene poder para infligir lo que a nosotros falta fuerza para sobrellevar.
(Wordsworth. Poemas. Editora Nacional, 1976)
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