lunes, 14 de septiembre de 2009

Poesía y compromiso humano (Para el poeta Manuel Moya)




POESÍA O LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN

Manuel Moya. Poeta onubense.

Mirar aquí enlaces sobre su figura y sobre su libro "El sueño de Dakhla"

http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Moya

http://elalmadisponible.blogspot.com/2008/05/tres-poemas-de-manuel-moyaumar-abass.html

http://www.gentedigital.es/mostoles/noticia/16337/manuel-moya-conquista-el-iii-certamen-de-poesia-vicente-presa/


Del desvelo al encuentro (Para Manuel Moya, poeta y amigo)

En este desvelo que, promiscuamente, ensordecido
tras los ruidos de los motores, bautizado
por las aguas del devenir vital, acaba por
depositar el espejo de cuerpo entero sobre la piel del segundo, del tú al que hablas,
habituada a entreverte siempre de soslayo, sólo ligeramente abocetada
por la mirada del contrario a la tuya,
del ser de enfrente,
ojos claros,
ojo discapacitado ya por las fiebres de la edad,
ojos limpios de ti,
ojos que sintetizan en su iris la perfecta sincronía de tus pasos con los de la gemela que va renunciando a sus huellas sobre la arena…
En aquél y este desvelo, como decía,
se sufraga la perfecta caricatura.
Por más que se excuse, por más que hable, por más que degenere
¿acaso tú no la contemplas?
¿acaso tú no tienes la tuya?
¿acaso todos no vertemos sobre el pañuelo de la vida
no sólo nuestras lágrimas, sino hasta las excreciones
de nuestras mucosas, pieles en semicarne viva duchas en protegerse
con los lubricantes transparentes originados por nuestras alergias
ante la propia visión de nuestras existencias,
de esos seres que, sin haberlos soñados, terminamos por ir esculpiendo como verdaderas estatuas vivas,
autorretratos de poca monta, o ninguna, que concluyen su tiempo sirviendo de retrete a las palomas?
Como caricaturas,
como santos sudarios,
como cantos vivos tan sedentes como la propia roca varada en la vena litúrgica de la tierra,
anclados al fondeadero oculto bajo las flores azules que flotan sobre el estanque verde del opaco encuentro con nuestra propia evidencia.

No más somos aquello que nunca podremos contemplar: la visión que el otro tiene de nuestra propia efigie.
Nula la posibilidad de encuentro con nosotros mismos,
el imposible dogma,
la fe concebida a golpe de coitus interruptus sobre cerebros esculpidos en los vaivenes de las centurias en las que
la unicélula tuvo que aprender a protegerse del frío del hielo acumulado por las glaciares.

Y ya, en el momento sin pausa,
sollozamos, tal vez por puro desconsuelo, hasta que el sol pudo reventar,
y, así, desautorizamos a la sevicia
con estas brazos abiertos que recogen el corazón diastólico de la poesía.
Mas olvidamos prever que, tras la super nova,
acontecería el futuro sin aplazamiento.
Que las piedras continuarían semivivas generando costra helada sobre la tierra.
Que los ciervos sólo serían visibles cuando nadie los mira, a las ocho de la mañana.
Que la senectud únicamente genera semillas fértiles en la oscuridad de la valentía…

Y yo sembrando madreselvas a destajo.
Y tú abonando las tuyas.

Los aires, los aires de la estepa sedentaria recorren la lontananza
de ese mar tan generoso, tan pletórico de sí mismo y cada uno de nosotros,
tan abundante, tan fantasmagórico, tan habitable, tan inaprensible, tan de soslayo y tan inmanente.
Tan nuestro mar de humanos sitiado por esos temerosos pies que apenas se atreven a traspasar el borde líquido de su orilla.
¡Gentío!, ¡gentío descolocado!
A nadar. A nadar, ¡a nadar!, a ejercitar brazos y refrescar los rostros resecos,
caricaturas de lienzo,
venid a sumergiros.

Para no tener que seguir batallando.

Y así, tras el deshielo, encuentro tu cauce de nuevo
entrecruzándose con el mío, o el de la vida en el amplio delta, y, como entonces,
generoso, ancho y despierto, tu cauce
como tus azules o verdes ojos siempre abiertos,
y tus francas manos siempre abiertas, siempre tu cauce extendido, gobierno de la sin tregua avenida de lo que ya no sé si puedo llamar río,
que ya nombro poeta mar,
mar humano que humedece las arenas secas de todos los abandonos.


(Sofía Serra, Septiembre 2009)

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