jueves, 3 de septiembre de 2009

Levan hojas de parra cual campanas (Para un crítico literario)

Título de la fotografía (Aquarius)




Desde el paisaje (Dentro del cuadro)

Esto es un alba, o tal vez la noche cerrada que avecina el canto del búho.
Tranquilamente posas sobre tu lecho de endrinas semicubiertas por la hojarasca
la dulce luz implorada por, allende los vientos, algunos seres blancos.
Cantan, bajo tu brisa, lejos de ti ya,
unidos a no se sabe qué herida, informados,
tejiendo la gasa sutil que nos aposita, nos calma, nos alienta.
Hoy, ya, es alba, o tal vez anochecida
de subires quietos y monótonos, lentos e inertes, solos,
sobre piernas, rampas soleadas, luces tamizadas por el solsticio de verano.
No llueve, levan hojas de parra que voltean cual campanas ligeras, frescas, vivas,
artesonado incólume, azul-verde,
sombra caliente, némesis sobre la tierra.

No tengo más que decir.
Que habitan en mí, livianos, se sobreentiende.
Mas yo ya, viva, me uno a ellos,
y al búho también sobre la faz de esta calma marina, cálida.

... ¡A ver, todos, oíd!
Que no hay un sólo grito que llueva silencio,
que los márgenes se rompen y deshilachan,
que la salud, vespertina, olvida la siesta sobre sus amados brazos.

¡A ver, oídme!, que sobre la tierra cantan temblorosos, y ansiosos,
los hombres de este lado del cielo.

¡A ver, soplad!, soplad dicha sobre las nubes,
rizad la llana meseta de los sinsabores ocultos, filibusteros.
Sólo rentan bajo las llamas...
¡lloved!, por el amor de nos, ( ¿no somos dios?)
solventad la inquina y matad al esclavo de las sombras.
...Renuncia, habita, aligera esta nave balsa de piedras(*). Lucha.


(señalo "en negrita" la palabra en cuestión sobre la que más abajo me extiendo)

(Sofía Serra 2005. De su poemario "La presencia por la ausencia". Inédito.)

(*) Esta pseudo-metáfora se la debo a D. José Saramago, extraída inconscientemente de la genial metáfora que conforma el título de su novela, "La balsa de piedra", y que desgraciadamente, aún no he podido llegar a leer.


Que la poesía que una hace tenga que enfrentarse, lidiar con la incomprensión de su propio verbo, es algo que el poeta, la, en este caso, da por asumido. De igual forma la poeta parte de la base de que sobre gustos no hay nada escrito y aquello que para unos puede resultar extasiante por su belleza, para otros sólo signfique palabras más o menos, nada o hasta simplemente feo. Que una sepa que una vez que su poesía es expuesta, no exhibida, se halla necesariamente sometida a la crítica, es un dato que invariablemente arquitraba y estructura por innata necesidad de ser su ser de poeta. Igualmente asume que el subjetivismo en la valoración puede decantarse por una "minus" o una "super" valoración de esas palabras hiladas conformando un poema, de tal forma que hasta, tal vez por mecanismo de defensa de su vanidad, origina el sentir dentro de sí misma de que prefiere que su poesía no guste demasiado antes de que sea demasiado popular, por aquello del inevitable e innato elitismo hacia el que su alma tiende por mucho que luche contra él por la contradicción ética interna que le origina (el elitismo conforma singularmente un concepto distinto al que sostiene el derecho conquistado de la igualdad de todos los seres humanos, aquél del que no puede, ni quiere, ni debe prescindir la poeta.)
Si todas estas condiciones, resabidas por la poeta, las traspasamos hacia la escena en la que el supuesto lector en un particular caso se trata de un crítico literario, y aún sabiendo que la tendencia socio-gremial -cultural no corresponde a la deseable, pero esperando siempre un digno comportamiento por parte del ser que desempeña cualquier papel humano, digamos que las mismas, condiciones, abismos hacia los que el saber te lleva, se liman un poco en el interior del alma del poeta. Sopesa, tiene en cuenta que, dado el conocimiento, sobre todo el conocimiento, el crítico literario sabrá dejar a un lado su particular gusto sobre qué determinado tipo poesía elaborar, o al menos, apartarlo hasta el último momento. Es decir, que ante la obra literaria, o artística, el estudioso de la misma, el verdaero estudioso de la misma, deberá estar entrenado, por sus conocimientos, lo subrayo, para lograr aparcar sus preferencias sobre tal o cual forma artística, lo que como todo ser humano que es, lleva innatamente, o adquiridamente, dentro.
Sin embargo, y dada la difcultad, el esfuerzo de voluntad que este ejercicio conlleva, puede ser entendido por la autora por casi inencontrable
Ahora bien lo que no supuso nunca la poeta, lo que resulta inentendible para ella, es que alguien que se auto nombra como escritor y poeta, y como crítico literario (esto a posteriori de "examinar" la poesía presentada) , pueda dejar de leer un conjunto de poemarios de unos diez mil versos, mil arriba, mil abajo, tal vez 12.000 (toda mi obra, los certámenes literarios son muy dados a establecer número particulares de versos susceptibles de poder ser presentados, lo cual entiendo perfectamente, siempre que el intervalo de cantidad sea mínimamente flexible. En otros, como aquellos que relatan la exacta, EXACTA, cantidad de versos, me produce verdadera indignación, solventada por la que suscribe como siempre. Junta tres o cuatro versos , es decir, renueva la estética visual de su poema, siempre flexible por ser sólo visual en ese caso particular, y ya cuadra el número; ante barbaridad exigida no hay nada mejor que responder con inteligencia, es decir, con poco costo energético de una) porque no entienda, mejor, porque estime que la "invención" de esa palabra no tiene lugar. Que las palabras las puede inventar un poeta pero siempre con sentido, Sofía!, vamos, que yo me encuentro esto (esta palabra) en un concurso literario y automáticamente lo tiro a la basura. (Nota de la autora: la autora no sabía que también el lector actuaba algunas veces como jurado de certámenes)
En resumidas cuentas, lo que no suponía la poeta es que, y a partir de ahora, cada vez que entregue su poesía para una lectura, se supone que experta, ésta, su poesía, tendrá que ir acompañada de los volúmenes del Diccionario de la Real Academia de la lengua española.

Según D. R. A. E. (no consultado, en el particular caso de ese vocablo, por la autora hasta hoy mismo)

Leva: (De levar)f. Partida de las embarcaciones del puerto. 2. Recluta o enganche de gente para el servicio militar. 3 desus. Acción de levarse o irse [...]6. Mec. álabe de una rueda. /. Mec. excéntrica, pieza que gira alrededor de un punto que no es su centro. Entenderle a uno la leva. fr. fig. y fam. entenderle a uno la flor.

Levar: del lat. levare, levantar) tr. ant. levantar [...] 3. ant. hacer levas o levantar gente para la guerra.[...] Mar. hablando de las anclas, recoger, arrancar, suspender la que está fondeada.[...] 6. intr.ant. Nacer o salir los astros.
(Subrayo en negrita lo más cercano ala pseudo metáfora (es más un símil acompañado de un verbo en metáfora), pero creo que queda claro, al hilo del tono del poema que puede usarse cualquier signifcado)


De alguna forma se podría decir, que no se me entendió la leva, es decir, que no se me entendió la flor...

La fotografía con que acompaño este post fue realizada sobre la misma fecha que el poema, pero recuerdo exactamente que no fue hecha ex-profeso para él.
Sin embargo, me resulta curioso que hable de "agua".

Tampoco me preocupé en su momento de traducir la letra de la canción que lo acompaña. Se trata de una de mis fotocanciones, pero hoy la he buscado, y miren por donde, hila, o voltea como campana al cielo para acompañar, redoblando, lo que pretendo decir:

(Letra traducida al español de la canción "Aquarius", pertenciente a la BSO de la película de Milos Forman, "Hair")

Cuando la Luna esté en la Séptima Casa,
y Júpiter se alinee con Marte,
entonces la Paz guiará a los Planetas,
y el Amor conducirá a las Estrellas.

Es el amanecer de la Era de Acuario...
la Era de Acuario
¡Acuario!
¡Acuario!

Abundarán la armonía y la comprensión,
la simpatía y la confianza,
no habrá más engaños ni más burlas:
una vida dorada, sueños de visiones,
una revelación mística cristalina,
y la auténtica liberación de la mente
¡Acuario!
¡Acuario!


Lo subrayado.

Entre mis múltiples aficiones no se encuentra, para mi desgracia quizás, el cultivo de los arcanos astrológicos, la astrología, aunque no tengo nada en contra de ella. Eso sí, desde mi ignorancia en la misma, expreso mi deseo ferviente, fervoroso y hasta en forma de plegaria con las manos juntas en que, por favor, señor, que la era de Acuario se corresponda con la era del conocimiento. Y que de una vez llegue ya, ¡por dios y por todos los santos!

Con particular, y sincero, afecto hacia mi primer crítico literario "de oficio", del que no cito su nombre porque entiendo que un error lo puede cometer cualquiera.

(Sofía Serra, Septiembre 2009)

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