sábado, 1 de agosto de 2015

La compañía

La compañía

Se sumaron algunos versos
al continuo de tu boca.
Trabarme entre tantas luces
fue necesario, colmar el silencio
de tus mejillas, entregarme
a un solo punto de tu página
en blanco, presentirme
en el sonido de la miseria
haciendo aguas y calderilla en el bolsillo
de tu mano hueca, mano abierta,
soldado del crisantemo
que se posaba en tu espalda
de soledad y senectud extendidas
sobre el mantel de un jardín
silvestre la melaza
de las flores se evapora,
nosotros la vemos,
algunas huellas de tu futuro se ahogan
en la laguna de las hojas muertas,
agua dulce, inútil lucha la tuya,
el gentío inexcusable sin el don
de la palabra te conminó
al extrarradio: afuera.
Aquellas murallas fueron
pan de alforja,
mas hoy

éramos dos y se quebró
el límite del imperio,
éramos dos atravesados
sobre la corriente.
Hoy tus pasos y las azules rejas
o el transparente de tu medida
taladran otras lindes de la mañana,
y sus solares huecos de noche,
y los vacíos que me dejas.

(De "La exploradora", del ciclo Suroeste.)


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