sábado, 9 de junio de 2012

Carrie (Nueva Biología)

(De Nueva Biología)

Carrie
siempre hay soledad.
siempre soledad sólo tiene un nombre.
no sabías que el suyo fuera el tuyo.


Por las manos grandes y extendidas
desde donde vienes
y hasta donde vas,
tú, sin correspondencia
asomas al balcón que ennoblece
la luz del nuevo día
mientras tus aires no depuran
el oxígeno que nos alimenta.
Esta indignidad,
esta menoscaba contenida,
esta cornucopia pretendidamente lenta
que arrimas al caldero de pez hirviendo,
diluye lo que de hombre queda
sobre los adoquines.
Se más de lo que puedan darte las amapolas.
Esas estrellas rojas se me vacían,
se derriten chorreándome
sangre negra
como Carrie ajena
de vergüenza.




De qué estaremos hechos, pequeños dioses…




Habrá que ser vendedora ambulando
por las comarcales plegarias.
No sustituyo,
te asemejo al trino de la espiga
en el en-nortado cielo blanco y plomo.
Las densas noches socavan la montaña.
El frío y su nieve te ausentan.
Aquí en el valle se pierde algo que nada ofrece.
Aquí ya se fue el son de la despedida.
Aquí el soneto y su brisa
meditan cabizbajos sobre los goles
del espasmo del río contra el médano
que ahora te hiberna.




¿De qué estamos hechos, pequeños dioses?




Aquí, más sola que la una
entre la tarde y la herida.
Aquí, a uñas con la noche
sola en el tendido cero
de este coso de costra dura.
… Me favoreciste tarde,
tan tarde, soledad,
que llegaste en compañía.
Allí, con la plena muerte de la flor.


Sofía Serra

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