Del Arte.
Un hombre que da (a) LUZ.
Hoy lo he sentido emocionado, su tono de voz por teléfono lo decía todo, todo como a él le debo mi amor por Él, toda mi creencia, mi profunda fe en el Arte (Arte con mayúscula, Arte, referido a cualquier expresión humana que sea capaz de transmitir el ser humano completo que somos). Por él me encaminé en mis estudios hacia esa especialidad y gracias a él sé percibir el Arte.
Y tantos MILES y MILES que a él le debemos esa formación del espíritu que, sin pensarlo, sin comerlo ni beberlo, te hace más sensible dirían algunos, receptiva, diría yo, a lo que significa la expresión artística en el ser humano.
Todos querían asistir a sus clases. Todos asistían, hasta los que no estaban matriculados en su especialidad ni en su horario. Toda la pandilla de La Moneda, todos...
No hace años aunque hayan pasado décadas, no hace ni un instante. Sigo viviendo en lo mismo, sus enseñanzas me permitieron encontrar la puerta para ahondar en lo que desde pequeña me perseguía. Unos enseñan y otros aprendemos, y los que aprendemos, a él le debemos una gran parte de la vida. Y más si esta ha seguido internamente por esos mismos caminos intuidos ya entonces.
Él estaba emocionado hoy. Una empresa magna. Y tan preciosa. Ver la Inmaculada de Murillo, la monumental, esa para la que no consigues imaginar retablo de medidas posibles que pudiera contener al lienzo, recogidita en su contexto... uff, ahora la emocionada soy yo.
Mi profesor, mi querido profesor sobre el que siempre, años ya, pienso en poder escribir en este blog, Enrique Valdivieso. Nunca la entrada me podrá salir, la llevo dentro, la hago todos los días en cada fotografía, en cada poema, e incluso en cada comentario que haya podido dejar por ahí a lo largo de tantos años en este medio.
Todo lo que sé sobre el arte me lo enseñó él. A saber verlo, a saber amarlo y, como ilusa que soy (esto no es culpa de sus enseñanzas, es congénito), a intentar hacerlo.
Ahora la emocionada soy yo.
Sin poder ni querer evitarlo.
Ser historiador del Arte es ser Enrique Valdivieso. Sé que cualquier compañero de por entonces podría suscribir estas palabras. Sé que cualquier alumno suyo. Sé que cualquier ser humano que haya tenido la fortuna y el privilegio de pasar por sus enseñanzas, por su magisterio.
Gracias por haberme avisado, Magister.
El lunes próximo, el lunes volveremos a poder vivir una de tus lecciones magistrales. Lleno hasta la bandera, no hay que ser ninguna sorgintxu para augurarlo.
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Eso es agradecimiento del grande. ¡Cuánto debemos a algunos profesores! Me has emocionado tabién. Mil besos, Sofía
ResponderEliminarToda expresión de gratitud se queda corta, Isolda...
EliminarPero mil gracias ti por estar también aquí.
Un beso enorme
He perdido el enlace que me habías mandado; pero lo leí y me gustó muchísimo tu agradecimiento a Teresa, tu profesora de Historia; el poema, todo lo que dices es una gran verdad. Da gusto veros en las fotografías. Yo no tuve esa suerte, precisamente, la de historia me trae recuerdos horribles. Me fui a filología por las buenas profesoras. Es muy hermoso todo que has escrito.
ResponderEliminarMuchos besos para ambas!
Gracias por haberlo visto, Isolda. Es cierto lo que dices, tuve la fortuna de dar con excepcionales profesores en mi época estudiantil en esas materias que fueron claves en mi devenir como ser humano. Teresa y Enrique brillan entre todos por cuanto me marcaron y por la calidad de su aporte formativo y humano. Aunque en verdad, te lo digo de corazón, no recuerdo ahora ninguno que pudiéramos definir como esos "malos" que llamamos... Tal vez mi memoria falla o se queda con lo bueno, no lo sé, pero hasta aquél o aquella profesora que menos nos aportaba fue responsable de la formación de una parte de mi persona, y por tanto no puedo sentirme más que agradecida a todos.
EliminarPor otro lado Enrique Valdivieso, lo nombro ahora con apellido porque ya no hablo desde mi propia experiencia como alumna y tesinanta suya, es una personalidad con el más alto caché entre los estudiosos de la Historia del Arte. Sólo hay que introducir su nombre en el buscador de Google para obtener una somera visión de su impresionante labor como investigador y transmisor de conocimiento a nivel social, su biobibliografía es amplísima, su labor también como experto. Si a ello unimos que con respecto al alumnado ha sido de esos profesores que destacan por encima de todos por méritos propios, por su capacidad pedagógica, ilusionante y transmisora, no queda más que admitir que una resultó una privilegiada. Sé, aunque ya no existe, que hasta en facebook hasta hace poco hubo una página creada por sus más recientes alumnos que se titulaba algo así como "Yo de mayor quiero ser como Valdivieso". Creo que este detalle lo dice todo sobre él como "maestro", como formador de una juventud...y no sólo sevillana. El departamento de Historia del Arte de la universidad de Sevilla tiene fama, son muchos los estudiantes que al elegir especialidad procuraban, si sus medios se lo permitían, desplazarse desde su ciudad de origen hasta ésta para realizar sus estudios aquí.
En fin, que creo yo que un profesor como Valdivieso debe sentir su corazón henchido de gozo al comprobar lo que ha conseguido hacer en el espíritu de tantos hombres y mujeres. No imagino mayor satisfacción en la vida, más digna bandera que poder enarbolar.
Gracias otra vez, Isolda. Un beso para ti.
Enhorabuena, Sofía. Se nota que respiras arte por todos tus poros. Una gran suerte la tuya el haber tenido a ese profesor. Muchas felicidades.
ResponderEliminarAbrazos przewalskianos
Hola, Ilkhi, me colma de alegría verte en esta entrada precisamente.
EliminarMuchas gracias.
Un beso