martes, 23 de abril de 2013

Edith Checa

Me resisto a cualquier tipo de evento social relacionado con la poesía. Una especie de arcano me marca, la conciencia de una contradicción. Es la palabra la que relaciona, la poesía la que socializa en un espacio sin lugar las mentes y los espíritus de todos. Traspasarlo a un lugar físico concreto, ejercitar lo social de lo que por sí lo es en esencia siempre me ha sabido a delimitación, traición ante el espíritu, la esencia de eso en lo que creo, que es la escritura poética. Contradicción traición, incongruencia, mis aldabas mayores. Las alertas que me condicionan, que me hacen.
¿Me hacen?, me río, me quejo y yo misma me zancadilleo. Contradicción perpetua.
Vida, creo que vida.

Pero ya ha llegado el momento de dejar de ser. Para poder seguir siendo. Quizás.
O para nada, que tal vez mejor, porque la nada es el origen de todo.

Andaba con los finales de la primera revisión de Suroeste cuando me llegó su amable invitación. Merecería un monumento por su siempre trabajo de difusión y permanente entrega a la poesía, tenaz y sin reposo, con infinita ilusión, sin desfallecer. Admiro su entrega.

Nadaba por el río al pie de los cerros del Aljarafe cuando desde uno de ellos, el del Carambolo, sonó la voz. Tartessos, mi señero sueño de los 16. Quizás la Astarté fenicia fuera rubia y de ojos claros. En este triángulo de suroeste todo es posible.
E imposible no acudir a recoger su regalo, el gran honor que ella me hace. Edith Checa.


(Estáis invitados todos, cualquiera que os apetezca venir, os transmito la invitación de la propia Edith. Sólo es necesario que me lo digáis para poder transmitírselo a ella. Sería genial que vinierais TOOOODOS)

Mi rosa de Sant Jordi, rosa de Joan

Como todos los años, Joan me la regala. Los tiempos. El vino madre. El esplendor de la madurez. La ilusión de un futuro con pasado recogido, filtrado, decantado.  El beneficio de la edad y la conciencia.


lunes, 22 de abril de 2013

si...

si…

ya no
ser más
que ser
nada.



escribir ya para
qué aunque sea
para saber dónde
estuve antes
del después de este antes
hoy ya ayer de tus mínimos
dedos de púas
afiladas como la lengua
de las gallinas
relamiéndose la piedrecita
que no las deja
que no las deja
comer.
me permites
un sí o un tú
solo
al medio
de la hechura de tu ingle
¡qué subscribiremos
cuando me ames
y yo tan senil
como la joven dama
de las escasas pinturas medievales,
ah, pero hoy,
hoy a día de hoy
tan retratadas!…
malditos tiempos de técnica
sin sustantivo, sólo adjetivos
y ni ellos ya tan sólo
alguna conjunción
que para nada sirve
si…
para nada, ya
para nada.

y así con pienso luego
existo siento
luego soy dejar
de ser poder
verme
ya.
para nada.
ya para
nada.

(Sofía Serra. De La clave está en los árboles)

Las raíces manantes

Las raíces manantes

De nada ni adivina
la trama son fiables
nuestros intereses
o tan sólo hemipléjicos
gobernantes de ti,
qué sabré, qué cautivaré
aquí entre mis sienes
me desubico del pie
del árbol
joven su mano hunde
plena sus dedos abre
ciega su puño cierra
el puñado de tierra.

pre—
asumo su
— potencia,
sus raíces garantes
de un suelo al menos
donde poder caer
bien muertos.

Sofía Serra (De La clave está en los árboles)

domingo, 21 de abril de 2013

La oportunidad

La oportunidad

Seamos prácticos
de barcos o de árboles
densos bajo el agua
sobre la estepa multicolor
de los diferentes signos mareantes
y las cartas trazadas
a mano alzada
extiende
tu vino de vida
sobre el mantel
de las ilusiones.

Hay que buscar la alegría
como se buscan los dioses
que sí existen, tocando
todos los palos, las cuerdas,
la clave de sol en segunda
cesárea del tiempo
bienvenido: el momento
del bien.

Sofía Serra (De La clave está en los árboles)
 
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