jueves, 7 de marzo de 2013

Posesión

Posesión

a veces nos
intercala el segundo
de la tristeza, mientras
tú no te miras y yo,
de vacío o de yapa,
tampoco acierto a sostenerme
sin cierta fijeza tuya
por mi escote o mis contraluces
a veces, más allá
de la miseria que galopa
trepanada por ciertos
avaros páramos,
como esos candiles
que iluminan mis manos
cuando exprimen tus nalgas,
acierto, sí, cuánto
acierto entonces
a descubrirte
casi en mi coxis.

y de mi médula
ya no consiento
que te desprendas.

Sofía Serra (De Suroeste)

Fraudes (sobre correcciones)

Al corregir el poemario, elimino todo lo accesorio, lo que le sobra, el dis-curso, la prosa, fragmentos completos como éste. La reflexión llega en el poema. El poema es el curso, el cauce, el verbo verdadero, el pensamiento en estado puro e inefable. En la prosa rompemos la ligazón de la esencia con la ligazón artificial de la gramática, nos separamos de lo que somos. Cualquiera sabe si no es ella la culpable de la mentira. Nunca sabremos si nos engañamos al escribir prosaicamente lo que creemos que pensamos. ¿Quién nos lo asegura? Nosotros mismos. Imposible observador tan avezado en uno mismo. El subjetivismo no es una enfermedad. Sólo una herramienta. La mejor posible para no errar sobre sí y el todo.
Con la prosa la enmascaramos. Cometemos el fraude. La mentira.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Invierno en vela

Invierno en vela

Llevo meses llorando
con mis pestañas oscurecidas
por el llanto de la suerte
el desahucio de su suelo
desde mis ojos hasta el desvelo
que llama a la puerta
que no le abro,
que no le abro,
casita
de enanitos y gnomos
en el tronco
del centenario castaño
de indias te urdo
hasta zurcirte
la tela de araña que sostiene
tus gotas como sueños,
como sueños
de alas diminutas, parcas,
optativas, rentables
como la fortuna de un aparecido
bajo el sol de mediodía
que no sabe lo que hace,
que no sabe lo que hace
bajo tanta luz, tanto árbol,
árbol tan grande
para tan pequeña duda,
tan pequeña duda
y mísera fortuna del ojo
que llora mendigando
una mirada limpia,
una mirada virgen
sobre las cosas,
el parque, las calles,
el otro,
mi vida,
la tuya.

puede que ya acabe
este invierno
tan infierno y frío
como el seco hielo
blanco y húmedo se encorva
sobre sí mismo se repliega
sobreprotegiéndose
yendo como yo misma
me voy o al menos
así lo quise fuera
de sus dedos y los míos
y la azul escarcha
de su enseñanza. ¡Vino
y ambrosía para las ubres
del Mediodía
pido!
Nunca la luz revela,
sólo el nocturno
aunque frío
aunque oscuro
vaga
la sombra velando
es la que abre el día
desvelando.

Como la niebla.

Sofía Serra (De La clave está en los árboles)

martes, 5 de marzo de 2013

Vidas paralelas

Vidas paralelas

A través del aire
ya que se acerca
la estación primera,
ésa en la te sientas
de nuevo ya a mi lado.
Con el polen de las candilejas
el amarillo nos teñirá de origen,
de nacimiento del tiempo bien nombrado.
Como el big bang floreciente
tus pecas tornaran valientes
a su sitio en el mundo.
Un par de pequeñas manos
las dibujan siempre nuevas.

No necesitamos retorno. Las aves
vuelan al unísono posando
sus alegres plegarias de alas
en cada árbol que sembraste,
que sembré sin saber tú
y tus manos sin mirar
que hacíamos lo mismo.
Un mundo paralelo al otro
mundo puebla cada margen
del arroyo. Los mimbreros
no necesitan espejo cristalino.
Ya las adelfas siembran
las aguas con sus flores rosas.

Como el ciervo la olfatea,
así llega la flama, la herida,
la luz, el encuentro
tras la búsqueda.
Sobre las espaldas
posábase el destino.

Labra la vida
como aramos el huerto
en un sentido y en el otro
construyendo paralelos
redentores
de la helada negra.

Sofía Serra (De La clave está en los árboles)

El último manzano (re)






Y como si emanara de la nada,

llegó que aquél que sí pudo crecer
regresa en calma al germen de preñez
del humus. Como en la casa habitada,

como en el volumen de forma exacta
precisa para su tiempo, su envés
en la entelequia que por doquier

nos habla, construye, padece y clama.

Que no por serlo negamos verter,
mas por humano evito la llamada
de quien me regaló vida y placer.

¡Oh, querido manzano!... tú, tus ramas
volviendo al suelo para renacer
desde mi extravío a tus no podadas.

(Sofía Serra, 22 julio 09)
 
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