Por fin me ha permitido blogger introducir publicidad... Más de un año intentándolo después de tres pensándomelo. Me tenía castigadita, aun no sé por qué. Yo lo relacionaba con mi escatológica (tan fundamental, tan innata, tan trascendente, tan última y primigenia) imposibilidad de obtener rendimiento pecuniario de lo que sea que pueda hacer en la vida.
Por fin.
Lo mismo el invierno acaba ya.
Las monedas no sirven. Pero la justicia, sí.