miércoles, 9 de enero de 2013

El tiempo, el lugar y la luz

El tiempo, el lugar y la luz

el tiempo

voy dejando de hacer
tejiendo dejares
y olvidos sendos
de tu boca y otro de tu oído.
Me comunicaré tras el
parto-proclamo
de la dicha que viene
solicitándote como si fueras,
como si siempre
fueras como eres
tú siendo tú siento yo
senda abierta
soy.

Del lugar,
infrecuentado,
resulta la vez.


el lugar

Al despertar cada tiempo
mi alma sola no vive
en este mundo.
Los vencejos, con sus plumas,
me recuerdan
el tacto las caricias
de la luz el ángel
ennegrecido
con mi propio hollín
carbón quemado soy
los tizones de la orilla.

Al llegar
al lugar,
tú, Verdad.

Sofía Serra (De Los cabezos amarillos)

martes, 8 de enero de 2013

Mi padre se decía comunista y yo atea


Mi padre se decía comunista y yo atea

I. Expiración

me siento inspirada
tan solo para amar,
así que es natural
la falta de expresión
que en las letras.


II. T(h)ora

Son
riente
qué bien
me cantas.

Yo ya es
que creo que
he dejado de ser
poeta.
Me va la marcha-tras
el estallido, el olvido, me va
sobre todo el recuerdo
me une al dios
del martillo, yo quiero dar
puñetazos por el orbe
a diestro y siniestro
te acuno,
pequeño y tierno y eral
y dulce mi desgarro
te trasplanto, vejez
encendida de este mundo
de olvidados orgasmos alegres
y cariñosos,
a otra tierra más
adelante.

III. La jueza (la hoz)

ya hoz sin parte
ni deuda conjunta
confundo lo que quiero
hasta sajarte de mí
y mis órganos negros.

En la cueva cantan alegres
las miserias de tus trapos
que me visten de goda
y melancólica y amarilla rosa
al son de tu órgano
multiuso,
la bofetada y la bala,
la pistola y el tres por cuatro,
la sinfonía y la mejilla
mortal de necesidad
retiene la Naturaleza
como su propia sangre
en su seno lo esencial.
¿A quién le vamos a hacer caso?
más se asemeja mi rosa
a tu puño de acero
que el cielo azul tiñéndose
de negro a la alegría. Aquí
el universo paralelo levanta
paredes de agua, como Moisés,
no, mejor, como Charlton Heston
en la película. No somos dioses,
pero sí capaces de inventarlos.
Esa es,
a-diós Marx
y su cientifismo,
pobre él tan arropado
por la carencia de su siglo,
nuestra eterna salvación:
La inteligencia.

y se abre, ella
se abre como un mundo
virgen y guarecido
a solas para quien venga
no, sólo para Lo que bajo
el martillo la encuentre.

IV. Resurrección

Rosa de enero tan a penas
sola como las margas azules
cuando los cabezos le dan la espalda.
Apenas ni una ni otras saben
que son Hércules maleducado,
tan maltrecho hijo de dios
y hombre con pasado ardiente
y ya tan herido, durmiendo
al mar se extiende su cuerpo
de amarilla tierra ya no
muerto es decir
por tanto, ya no
estrellas.

(Sofía Serra. De Los cabezos amarillos)


domingo, 6 de enero de 2013

Suroeste

Suroeste

Sin gentilicios más
desde su pequeña hija
asoma una
era un sueño,
y al mar
llegué desde sus manos
de vida alegre paseante
por la avenida de tu ingle.

curva ancha,
amplia desmedida de la rosa
y el cantueso alboreados,
hemipléjica y venérea
bahía de tú.

(Sofía Serra, de Suroeste)

sábado, 5 de enero de 2013

Las desadscripciones (al viento)

Las desadscripciones (al viento)

la camella gime con sus ojos
de hormiga llorando las nubes
vándalas acompañantes
del cielo amaneciendo.

se descomprime
el corcho
de la piel terca
y sorda.

Ni por un lugar ni callando
hacia el sur tercia la sota
que arrastra glandes y lluvia
bajo la marítima plaza
en verte y ya verte venir
soleante y parsimonioso
ajado clamas
bajo la arena
granítica los reyes
me han dejado
una salva de aplausos
por mi gestión al frente
del gabinete de crisis
que vendrá.
se les olvidó sentenciar
mi nombre de buey
ventilando esquiroles
a hocicos viento
del Sur,
que ya se huele.

(Sofía Serra. Fin de El hombre cuadrado. 5 de enero de 2012)

viernes, 4 de enero de 2013

(Me)Río de la poesía

(Me)Río de la poesía


Profusamente discurriste bravo
y empequeñecido sobre las hojas
de la victoria de los árboles.
la tierra levanta sus emblemas y pendones,
gallardetes sobre la cima de las vicisitudes,
las triquiñuelas de la luna de Agosto
ya dirimieron escindidas.
veneraremos otros dioses.
Los nuestros murieron
cuando el sol se hubo ido
y ya no queda sangre en la flema
que te obstruye.
Encontrarán un saco de huesos
en la mano de la vasija,
alguien asirá su belleza gramínea
y no dudará en beber de su agua
hasta refrescar su estómago.
Entonces sabremos a qué huele
la divinidad, cuando recorramos
invertidos el trago refresco y dulce
por la lisura de seda de sus esófagos.
bello este asomo de duda
sobre la sonrisa en tus labios:
te esculpe el rostro y vacía el aire
de miasmas asfixiantes.

El desaparecido entre lentejas
y albúminas extraídas a los huevos
aun sin romper,
aun sin cascar.

la modosia de los hombres seguros,
la idiosincrasia del poder
construido junto a trenes
de cabras y ovejas
que bajaron de la montaña
para pacer en el valle.
La senectud que cura la herida
encanece las barbas espesas
de los chivos y los carneros,
como a ellos viste con cencerros,
a ti te viste de poeta.

Sofía Serra (De El hombre cuadrado)
 
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