lunes, 15 de octubre de 2012

Adiós, poetas

Adiós, poetas

I

De sol a sed
desolada
la sal
lo sabe.

ellas se habían enredado a mis manos
porque
ellas no tenían
quien las acogiera en sus manos
buenamente
ellas se vacían.
Las yerbas habían encontrado
donde desentumecer
a la muda.
Me enreda menos, mas
no lleva tu nombre.


II

Política y honestamente
tengo más
que ver
con las yerbas
que con vuestras manos

(ya, sin las tuyas o las mías,
la pradera subsiste sola)

,
malevolencia
entretanto,
entre tantos
y con nombres.


III

La única revolución pendiente
es la del individuo sobre sí.
Y la única con final feliz
para el mundo.

                                   no pidas
revolución
                  externa
cuando
                  interna
                                  no la das.

IV (Victoria)

Derrótate
entonces
conocerás
batallas
ganadas.

Sofía Serra (De La dosis y la desmedida)

domingo, 14 de octubre de 2012

Amor mío

Amor mío

Claro hueco de día en el que la noche
nos hace más bellos en ese hueco
perenne cabe el silencio blando
como un puro derrame de amor lento
abriendo paso a lo inexpugnable.
la sonrisa del camino despejando
la abertura por donde te encuentro
como un freno sincero y entusiasta
enciendo mientras tanto mi antorcha
que prende alegre al paso
de la corriente clara, un camino luz
y mundo y tu silueta recortada
al filo del brillante pozo
de tus ojos como estrellas.
Qué más me da amarte
sino mi propio yo, para qué
más que mi propio amarte.

Confieso que el bronce
de la estatua recorrió avenidas ,
y no deseo transmutarla.
Su verde esmeralda entrena
de esperanza el movimiento
de sus manos, verte lejos
derretir el asfalto como un sonoro
campanario de bruces tu boca
y un tañido callado—el de tu voz—
que reproduce mi propio nombre.
A veces me quedo dormida
quieta para que no se rompa
el silencio que me ama.

esta geografía indiscreta sin dulce
de paño caliente o fresco almíbar
como cuando tus raíces y tus venas
sellan el agua en mis labios.
Me faltó la fotografía de un hombre
armado y tierno, algo mío que duerme
y durmió tranquilo mudo al verte.

En esta sintomática pausa
que no adivino echan raíces
los potos, los coleos y la parra virgen,
yo aún no he acabado mi tónica,
la velocidad del cierto mundo
centrifuga tus ojos lejos míos
son el silencio y la calle
por donde te veo caminar lentamente
sin cerca o más grande,
sin lejos o más pequeño sin mi saber
si vienes o vas,
y mi antorcha no se apaga.

Duermes y despiertas
en dos palabras que no pronuncio.

Sofía Serra (De Solenostemon)

sábado, 13 de octubre de 2012

Indignación de un español de noble espíritu (1810) [Wordsworth]

Podemos soportar que Él desvaste nuestras tierras,
despoje nuestros templos, y con la espada y la llama
nos vuelva al polvo del que provenimos;
tal alimento exige la ambición del Tirano.
Y podemos sufrir la idea de que por sus manos
España pueda ser oprimida, y él poseer
para su diversión una solemne estepa
donde todos los valientes muertos yazcan. Mas
cuando se atreve a hablar de las cadenas nuestras que romperá,
de beneficios, y de un día futuro
en el que nuestras ilustradas mentes bendecirán su poderío;
Entonces, el esforzado corazón se encuentra falto de fortaleza;
nuestros gemidos, nuestros rubores, nuestras mejillas pálidas proclaman
que él tiene poder para infligir lo que a nosotros falta fuerza para sobrellevar.

(Wordsworth. Poemas. Editora Nacional, 1976)

A Van Gogh en su época negra. (la otra cara)

A Van Gogh en su época negra. (la otra cara)

quietismo es sentencia
de lúcida horda
con los ojos muy abiertos
asaltando mi abismo sobre el abismo
de negros zurcidos
y la piel
enmohecida por el pésimo
llanto con sabor a tierra
mojada
por el vaivén de la lluvia
y su escapulario de incierta
esperanza se balancea
y tu hipnosis agujerea
el lienzo ajado y tenebroso
de los aullidos del tiempo
donde demoraste
el hallazgo
del color
del paisaje
en tu oído mutilado.


En esta persistente demencia.

Sofía Serra (De Solenostemon)

viernes, 12 de octubre de 2012

nocte parade

nocte parade

soy la muda que retorna
como un chino al engañabobos,
al avispado fraude. Trabajo
sobre hombros pequeños
signos cantores que no saben,
precavidos habitantes de la rosa,
si bifurcarán el silencio
de la madrugada, de mi madrugada,
hasta los grises líquenes.
De la niña, tú,
el clavel, cuántico azar
pernoctando sobre la soleada
techumbre.

Tan cándido, azahar,
a la noche
duermes y despiertas
a la gris aurora
donde cuerpos y sombras
son tan iguales
tan cándidos son
como tú, cuántico azahar,
signo cantor en sol
mayor de día
sobre los hombros de la rosa
sin niña ya ni la noche.

(Sofía Serra, De La dosis y la desmedida)
 
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