domingo, 8 de julio de 2012

camino del solsticio

camino del solsticio


el mediodía


junio llegó como
un día común de
abanico rojo
al fregar el patio.


las girándulas de los extractores
—de esencias de cocina,
no de llantas de bicicleta—
batían las paredes del mediodía.
Los rieles del aire
descorrían el calor
mojando el lienzo
transparente de la vista,
de mi vista.


¿dónde estás, eje mío?
¿dónde te arguyes
o te hincas
mis dos manos?


la mañana


leve así nace
la flor del jazmín
en el pezón
de la asustada
aurora. Me vengo
con ella y su aroma
extrayéndome.


la impresión fue traumática.
cede el filamento.
la catapulta lanzará
márgenes y aberturas
como islas grandes.

Sofía Serra (De La exploradora)

sábado, 7 de julio de 2012

Y Viceversa



El principio


Quieta y sorda abrió los ojos y percibió el final del ciclo. Se acerca la decisión.


Los cóleos me han alumbrado la fertilidad de lo masculino. Hasta ahora sólo he recorrido el camino de la otra, el de la femenina. Los cóleos, con los turgentes nervios de sus polícromas y carnosas hojas (tendones, colores, carne vegetal) me han hablado de mi amor por tu escroto y del deseo por hacerlo mío. El verde brillante me hace agua la boca. Su rojo profundo me recuerda mi propia sangre matricial.
A los coleos no los dejo florecer. No necesito sus flores para reproducirlos. Han echado raíces sus hojas al descubrir que me habían enamorado. Habitamos escombreras de palabras.  Sus islas encarnadas en verde y rosa oscura me abstraen de la ruina. Mi propio deseo renombra en tu nombre el encuentro con lo que desconocía pero anhelaba.
Solenostemon: solo nos tenemos (a nosotros).
Te hablo a ti
Que eres yo
Y en ti me (he) visto.


El final


Transformar todo tú en un tejido
Con el que me cubriré,
Amortajar
Los restos impúberes
De una anciana.


O viceversa.

Sofía Serra (De La exploradora)

El molde

El molde

soy hija de una buena madre,
extráiganme su matriz,
déjenme hueca.

Sofía Serra (De El hombre cuadrado)


viernes, 6 de julio de 2012

El yugo

El yugo


Y yo te diré que jamás volveré a abrazar,
nunca más descolgaré mis brazos,
ni como jumentos ensortijados
los anillaré a las pupilas de nadie,
un salvo tú ni a salvo él
de las docenas y la encefaloplastia próxima
deshaciendo el trabajo de los perennes días,
las pendientes hojas que algún día
caerán de mis ramas
como si árbol fuera yo,
o tan sólo ruinoso departamento
donde tu alondra viene
a refugiarse de la nieve.


Nos engañaron: bueyes
enjaezados con flores y rubias
y altas mitras de reyes.


Sofía Serra (Correcciones. El hombre cuadrado)

jueves, 5 de julio de 2012

Primitiva

Primitiva


Me queda poco sobre qué pensar,
un solsticio de animosos cantores
se apiña en torno a las manos
rezadoras, orantes a salvo
de la nieve que golpea
desde el abeto solo
en algunos países del norte.
Serpentean
el cuervo y la herida.


nematodos, Némesis,
frenólogos y otras lindes.


efectivamente nos quedan cuatro días
efusivamente andan inquietos
a ese lado del mundo
los expatriados como tú y yo
quedamos solos
ante el vecino
que no se movió, no se mutó
en zíngara salvaje y tierna
del zaguán de su puerta,
y me entrenaré en sonsacarte la herida
hasta que no quede más
que albas puntas de un doméstico
desaire de geometrías
apestantes, volutas de la radioesfera
que suministran tus cabildos gozos,
esos que la penumbra sostiene
sobre mi cabeza para no destocarte,
para que siempre acontezcas
aunque yo ya muera,
aunque tú ya mueras
o ambos muramos
ojo a ojo, diente a diente,
de rabo a cola en el otro descabello,
el de las pieles rojas
y verdes.


Descombatir el desvío hueco
y absoluto dejamen
de las cosas.
Denostar aunque no te rías,
perpetrar y subsumir,
contrincar.


En rojo y verde me siento
sobre la tierra, me hundo
en el barro y camino a cuatro
suelas o lados que vuelan alto.
No necesito padres para sostenerme,
me basta el duro suelo
de tu mente y el tierno vello
de tu brazo que enciende el sol,
tú, fuliginoso hombre cuadrado
con verde nuca transparente,
eres mi auténtico amor,
con todo los inconvenientes
del verdadero amor,
incluida la ruptura
de mi verde roja pulpa.


Los goces, para los civilizados.

Sofía Serra ( Correcciones. El hombre cuadrado)

 
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