lunes, 31 de octubre de 2011

Sobre un blog que no quiero usar como título

Hoy he estado recopilando alguna información sobre el blog "Otra iglesia es imposible", ese en el que han incluido algunos poemas de Batania  tal como él anunció ayer, en esta entrada, y por lo que yo le expresé mi alegría allí mismo, aun sin tener noción de qué iba ese blog.
Lo definitivo me ha llegado a través de un buen amigo y persona de toda confianza y copiaré las palabras que me ha escrito por correo. Suprimo nombres. No me da la gana de que a los que no tenemos poder de ningún tipo nos la metan doblada, pero hay suficientes datos para que quien quiera averiguarlos se moleste en hacerlo.
Y quien no desee molestarse ya concluirá por sí mismo algunas pegas que trae como consecuencia el no decantarse por alguna ideología con fundamentos políticos visibles.
Política y poesía se entremezclan, y así debe ser siempre. Lo que pienso que nunca debe hacerse es confundirlas, porque cuando se confunden se corre el riesgo de, en vez de criticar poemas, provocar dolores humanos irremediables, o colaborar con ellos.
Viva la democracia y muera la ignorancia de las cosas.

Sencillito: XXXXX es un poeta sordo, un traductor de los discípulos del puto XXXX que arruinó el arte traductoril en la Argentina. Nos hemos enfrentado varias veces. Dirige el suplemento cultural ("X") del diario más vendido en la Argentina, el que tiene el monopolio del papel, de las ideas, enemigo del gobierno, cómplice de la Dictadura, su dueña se apropió de dos hijos de desaparecidos y compró las acciones después que los antiguos dueños fueron, uno "accidentado" en un avión, y su viuda torturada por horas y días hasta quedar desfigurada. Estoy mezclando asuntos éticos con estéticos. Pero si en un lugar no me gustaría estar sería donde XXXXX.
Un analfabeto, capaz de confundir verso blanco con verso libre, los acentos prosódicos con la rima, dejarse romper el culo por la ultraderecha y hacerse el progresista. Definir quién de los nuevos escritores argentinos es canonizado o no a partir de ese puto diario que además tiene, ya dije, monopolio del papel y de las editoriales más grandes. Espero que de una vez por todas se imponga la nueva Ley de Medios, una ley brillante, pero que este monopolio frenó; que se imponga ahora que el kirchnerismo tendrá quorum propio en el congreso; que los dueños del monopolio sean juzgados, no por ataque a la prensa independiente (que dicho sea de paso, nunca fueron) sino por crímenes de lesa humanidad, como ya hay 250 condenados y otros 800 en juicio. Porque esos añitos fueron un GENOCIDIO, Sofía, peor que el de Chile o el de Trujillo. Y nunca entraré al canon gracias a este buen señor, porque ya me conoce y me tiene asco, y porque nunca sería yo un cómplice, siquiera en lejanísimo grado, de un genocidio que precisamente sufrió mi generación, 1976, donde apenas 120 de mi edad recuperaron su identidad y se sabe que hay miles más... como los hijos de la dueña de ese puto diario del que XXXXX y su Iglesia Imposible es un cipayo.

Ante mi petición de permiso para publicar sus palabras me ha contestado esto:

"ponme con nombre y apellido, que yo ya estoy jugado. En mor de la verdad, el dichoso diario publicó una reseña muy elogiosa a mi XXXXXX. Yo respondí en una carta de lectores (que nunca fue publicada) que ser elogiado en tal medio me producía vergüenza, y no precisamente de modestia, sino de pudor ante la obscenidad."

El himno de Afrodita

(Correcciones "Los parasoles de Afrodita")


El himno de Afrodita


No hay nada que hacer y queda todo.
La paloma necesita cielo y nido,
nolo y vuelo.
Vuelan mareas y perdices por el suelo.
Y tu sostenerlo con las cuatro manos que no posees.
¿Acaso das más sol si las escondes bajo las axilas?
ya tendré que permitir palabras olas
que salgan solas por la boca de la exclusa.
Qué hermosas suenan rascadas sobre el papel,
que ya se muere, ¡a dios gracias, ya se muere!
Ni el combatiente herido se levanta,
ya todo muere en el sí,
quieto, yerto, frío
y difunto sí nevado
en la nariz del soldado
muerto boca arriba:
casco roto, cerveza sangre, joya
viva ya sin sé yo o soy tú.

Lo no.
Lo NO debe de ser, tal fue, el completo equipo de campaña
para perdernos sobre este campo limpio
que ¡qué bien se surca!...
Ya las cruces de mayo levantan su bandera
anunciando flores sobre las tumbas
del niño sol y la diosa milagro:
Transitaré por mí hasta encontrarte,
porque yo, ya, me retuerzo
como perra acorralada y rabiosa
—con los ojos inyectados en sangre—
por tanto dolor,
tanta proclama sobre el orbe,
tanto inútil comunicando,
tanta artillería en batallas totales,
tanto somos, tanto no vales,
tanto tú, tanto tú, tacto tú para la muerte,
el noli me tangere
cuando la otra boca tañe.


Me quedo con lo que me has vestido,
con los harapos que me descubren
en blanco como la yerba nace
sin medida, sin conquista, sin previaturas.
Déjame amarte a todas luces en tu tierra abierta
sembrando a destajo en tu cuerpo
tactos de amor, margaritas comprometidas
con tu perfil de guerra encendida contra ti,
las miserias y esos fueros que fueran de otros.
Estos versos son mis manos y tus miembros.
No te hechizaré.
Ellos saborearán el resabio
de este verbo que me arma.

Sólo tú deseo para estos caminos transitados
bajo la secuoya, el vértigo y la espina,
sólo sostener tu aliento con mi boca
para que no te derritas como hielo.
Para que quedes (que mi dulce sal
te embargue, te embarque
en el lirio a todas horas)
en este abril, en este amor de más,
en este sol tan repetido
como cada ola, cada regusto de ti,
cada saliva tragada por mor
de tu pureza, tu necedad, mi elocuencia
por amor a ti, Amor, que me haces en todo tiempo.


Amor suelto que destilas flores inflamadas
de savia a cada llanto,
y a justas, y a voces,
y a verdes que te arrullan como yo te profano,
te entierro bajo las yemas de mis dedos,
te utilizo y te prendo
en mi labio, en mi muslo, en mi cuello,
déjame construirte
desde mi pecho, mi nalga, mi asiento
eres, déjame ser suelta de ti,
bando de alas alzando el vuelo
sobre tu ombligo y tu sien,
que yo, amor soy, Amor, amor tuyo,
Amor desde ti y desde yo,
que paseé sobre la espuma,
que viví en tu contenido cumpliendo mar,
amando verbos, amando escalas, amando tuyos…
Yo, que recién nacida a la guerra de ser.
Yo, que jamás te presenté batalla.
Yo, que viví para engrandecerte,
para colmar vacíos de otras llagas,
para que desde ti te amaran y soberbia
llaga que ya me abandonas,
llaga que ya me luce en esta bóveda cristalina alma,
ya te trasparentas solícita, niño sol, qué me requieres, Tú,
¿cómo voy a explicarte sobre la muerte
si eres todo vida,
vida, mi vida, vida,
mi suerte blanca o negra, pecho abierto no querías?
Patio extendido y el comunicando,
temblores de vivo manjar entre las piedras,
eso soy: amor, puro amor lleno derramándose.
De ti.


Ay, si las parcas y estepas te hubieran conocido...
Ay, ay, ay...
Ay, Amor de mí, qué distinta sería la tierra ahora.
Ay, Amor, ¡ay!, renace cuando yo muera,
que yo ya te conozco, Amor, que yo tu brava soldado soy...
Ay, si nieve... pues que venga.




En mi querer sin acierto me pierdo,
en mi querer con-verso me encuentro
otra vez muerte como muerte sola.
Trancas y barrancas en mi perder ni una,
ni una doy, ¿o será que las doy todas?

Sofía Serra

Nota sobre el blog de crítica feroz

Acabo de auto-eliminarme del blog de crítica feroz. Como tenía perfil de administradora, adjudicado por Batania esta misma mañana, he podido hacerlo. Hace minutos que he detectado insultos que considero graves hacia una persona que estimo merece todo el respeto y no deseo seguir formando parte de un sitio donde han sido posibles.
Experimento finalizado.
No he aprendido nada nuevo, al contrario, ha hecho que me reafirme en lo que ya sabía.

domingo, 30 de octubre de 2011

La esquiladora

(Correcciones Nueva Biología)


La esquiladora


En este mundo atisbo
por la costumbre boca
y la palabra madre, y las palabras padres.

Por la costumbre boca de tu oído al tobillo
de esta veterana práctica
de ambular sobre el noctivago,
el día confuso y las fusas
que agitaron el combustible
que de tu boca padre mana
y de tu boca madre sana.


Aquí despiertan indigentes desnudas.
En la acera piel y en el negro asfalto
duermen las células de sus pellejos,
órbitas oculares en las calles,
en la corteza de las encinas,
en los troncos de los plátanos también desnudos.
Aquí se despiezan las otras carnes
tiernas para el mercado.
Se rascan la barriga y mullen entre lanas,
consignan su estratagema entre las ubres
de no sé qué diosa que exista.
Si nadie la alimenta, si nadie la pronuncia,
¿a qué tantas piernas dándola por invencible?
Aquí, dios, entre tú y el frío,
ha nacido un cobarde de tus manos,
una vil estirpe de alguno de tus dedos
que floreció en manzanas aún sin nombres.
Aquí, dios, te pregunto instándote,
por qué siempre aguzas el oído al balido leve:
Los gritos se me mueren en las manos
y no doy abasto para tanto sudario,
para tanta capa de negra lana,
para tanta tumba de palabra.


(Sofía Serra)

sábado, 29 de octubre de 2011

La guinda

La guinda


y ya que tú
y yo nos hemos añadido
a la tarta común, ingierámos-nos,
que estamos tan ricos
como las flores de crema y colores
o pan de ángel 
bajo el iris que enarca
el orbe en las miradas
rojas o verdes.


Sofía Serra
 
Creative Commons License
El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.