miércoles, 11 de mayo de 2011

¡A última hora!

¡¡¡Estoy que boto de alegría!!!

Teletipo recibido. Asunto. Feria del libro de Sevilla :Tome nota, Sofía.
El jueves 19 de mayo en la caseta 45 de la librería siglo XXI firma usted ejemplares de La presencia por la ausencia. Llámeme rápido para confirmar . Es el día dedicado a José Saramago.

Bailando con suelo

Bailando con suelo

... Y este pecho mío, este giro venido a mayor vuelo,
este cubrecama, esta solana vuelta,
este canto de gaviota
afinado en el diapasón de los aullidos de los lobos:
esa luz que licuaste bajo la sonrisa blanca.
Yo no te buscaba, Amor. Busca cielo
y busca barco el agua:
Y el barco viró girando sobre sí
compartiendo sino con el tren que vino y fue.
Yo no te buscaba,
que el torbellino
arrima sello al destino
y desvela el nombre de muerte
en la fotografía quemada del tiempo sin consuelo.
Has llegado lentamente,
pero has dado la vuelta a la vida.
Si ya ves que no te vi venir
despacio, en pausa mis ojos
o tal vez cierta ausencia
de sagaz aplomo para estas cosas,
céfiros que los llaman, y yo,
verdades las he aullado siempre.
Si es que no te vi llegar.
Sí que soplé templada,
desde el natural de mis pulmones a la flor desnuda
que abre cosecha bajo el suelo.
Sí, vuelta a vuelta cintura asomada.
Sí, al pretil de la tuya.

Dicen que sólo puede explicarse del revés,
y ya hace algunos siglos que la jardinera regó collares,
y decenas de años que artesonó
el techo
con sus iris muertos
abiertos
a la bruma, a la niebla...
Y aquel sin consuelo llegó rodando
hasta sus pies como perla transparente.
...Pero por el suelo, por el suelo avanzó girando.

Hasta los nudillos de pie con el puño en alto,
la eterna lobezna se irguió y ahora pregunta:
¿Queda alguien puro en este mundo?

Nudillos, no tengo a nadie.
Nudillos, no quiero nada.
Nudillos, todo doy:
Matriz longeva pare puños de alegría
con lágrimas ensartadas,
nudillo a nudillo,
en el collar de las perlas licuadas
que germinaron allá en la tumba.
...Y este consuelo,
 este con-suelo que desdice ya hasta mi palabra antigua.

Sofía Serra, 2010

martes, 10 de mayo de 2011

Descanse mi perro grande

Cuando esta mañana escribí esos versos en la columna de la derecha no sabía que esta noche iba a dormir con un perro menos y un perro más.
(los copio aquí para cuando la entrada se mueva)

D
Esplazar el contenido de este verbo,
Para así detenerte en mi frente

Cuando nos vinimos a Sevilla hace dos años tuve que dejar a dos de nuestros perros en el campo, a Máximo y a Layla, sólo pude traerme a la más chiquitina, a Lupita. Me dolía no tenerlos cerca, pero sabía que allí estaban bien, los días entre semana en su perrera rodeada de madreselvas, porque se hacían compañía el uno al otro, como siempre se habían conocido. Era imposible, impensable, hacer vivir al más grande en un piso de la ciudad, un perro que desde los dos meses sólo había conocido yerba, campo, ovejas, algún pastor con mala leche y encinas, y que medía casi un metro de alto. Un perro potente que necesitaba lanzar la vista al horizonte del sur por la Sierra de Aznalcóllar  o al del Norte allá por Sierra Pajosa  para poder respirar.
Así que entonces Layla decidió quedarse con él. Layla... Layla es mi Layla, la perra más inteligente del mundo.
Hoy ha muerto Máximo, así que ya Layla duerme aquí.
No sé si lloro de tristeza o de paz.
Pero esta canción es la que cantan las encinas esta noche mientras Máximo corretea entre la yerba y las adelfas del barranco comiéndose el aire.





Máximo bueno-máximo grande.
Máxima generosidad la tuya,
que te has quitado
dándome.

No te preocupes, Máximo,
que a tu consorte,
mi bebé de cuatro patas
que amamanté por la madrugadas
cuando ni tú habías nacido,
la cuidaremos como
tu amiga hasta la muerte,
tu compañera,
tu amante,
tu perra, tu locura
de aromas de hembra
esparciendo
su celo y su culo
en tus fosas nasales
ya duerme dormida
más sola, más viuda,
más limpia también,
con la tele delante.

Máximamente descanses, Máximo,
ladrándole al Seguiriya
hasta que por el barranco
corriendo entre las patas
se le quiten las ganas
de lanzar una pedrada
a un perro tú,
a un perro rey,
a un perro enorme
como tu corazón de gigante.

Sofía Serra, 9 de Mayo 2011

lunes, 9 de mayo de 2011

Vitálica-poética

Tras unas horas de descanso en las que he aprovechado para, entre otros menesteres, ordenar mis útiles de labores de ganchillo y costura y disfrutar y gozar con la visita al Antiquarium de Sevilla (qué maravilla, dios mío, emocionada hasta los tuétanos, la historia es muy larga, algún día expondré un reportaje completo con fotos y texto sobre el Mercado de la Encarnación, desde que lo recuerdo sobre los 10 años hasta ayer mismo, o sea, serán 38 años de palabras y fotografías) más asistir a un concierto de violín y contrabajo durante el que, como desde pequeña me sucede cada vez que escucho música clásica, terminé con las lágrimas saltadas y el corazón botándome en plena calle Tetúan de Sevilla, retomo correcciones.
Está claro que las voy intercalando.
Esta vez  dos del poemario que hace poco cerré: "El muriente". No tengo transcritos aquí estos poemas.

Vitálica 

me desdibujé florida tumbada a boca abierta
inscrita en las clausuras simétricamente opuestas
a lo que me sostiene
di lo que sin saber ofrecía

mi ser de Hombre por amor
a las bellas artes de lo humano

invalidando

las migajas de los fueros,

mas yo inconclusa me centro
en privanzas,
y ya perdida me encuentro
en andanzas
de lo que fui y sigo siendo
concretada en estos límites:
mi silueta y mis perfiles

remedan en búsqueda inversa

una ronda de noche.

la memoria hace de las suyas
levantando acta de recuerdo
desdeñado ha,
¡ah!, el mar,
hoy te cruzo de puntillas,
me sincronizo y me devuelvo
a un lugar que es sólo mío.
Mi rastro endecasílabo
enhebra verso abierto,
soy yo que una misma veo
en este proceso de perpendicular pesquisa.

Poética

Andaba a tientas con la bonanza y el barranco
racimando avena y comiendo girasoles
cuando desde la suerte me agazapó la idea
de tu desdicha. Saltó al mineral de mi pecho
como gotas que salpicaran desde tu aleta.

Fue cuando el mar ya lo cubrió todo.
Y entonces, me convertí en sirena.

(Sofía Serra. Diciembre, 2010)

sábado, 7 de mayo de 2011

El dis-curso

(Corrigiendo "Nueva Biología")


El dis-curso

Duelen las patrias: Suelen.
Padecen las matrices: Hacen.
Penan los enseres sobre los que vacilamos,
si discurrir sí…
si pensar no…
Ajustamos el estómago a las curvas
ciñendo nuestro patri-monio, o matri-monio,
a meras huellas de partidas. O llegadas.
De nacimientos o defunciones,
(de cualquier tipo, hechura o estilo, todo hay que decirlo)
están los archivos repletos, colesterol saturando
ácidos que nos ayudan a digerir
que no somos ya,
ni tan siquiera,
un disimulo divino.
Ni siquiera amor,
ni siquiera pabilo.
Si acaso sombras, mía sombra y tuya sombra más
la del edificio o la de la señal al ocaso,
sombras juntas,
sombras hechas
sombra una sobre
el suelo.

Él nos redime de los límites.
¿Qué nos impide entonces?

(Sofía Serra, 2010)
 
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