Tus grillos
He creído verte cantando
entre mis grillos de pronto
se me puso el corazón
en la boca el olfato
en la nuca el oído en el pulso
de unas arterias sin élitros
o mis alas que ya no cantaban,
ya no cantaba el corazón
mío tan solo, solamente
ronroneaba maullidos de yerba
sobre mis labios que buscaban
cómo besarte en tu ausencia
con mis ojos cansados hoy he visto
cómo cantaban los grillos,
ya ni míos ni de nadie, libres
grillos de tu acechanza me han avisado
del dolor en la nuca ya doblada
de soportar pensares de canto
sin alas, sin pulso, sin oído
mudo el canto tuyo
que ya me grilla
la mirada.
viernes, 17 de octubre de 2014
jueves, 16 de octubre de 2014
Homenaje a una seta (poema, fotos y notas)
Aman(i)ta caesarea
Muerto el hombre se domestica
la raíz el agua-fuerte levanta
la tierra aflora la adormidera
huevina, tanta yema, tan naranja
como el bokeh de Venus
cuando esta noche ha pasado
por delante del sol.
Como Afrodita, aunque sin quemarse.
Las tanas me recuerdan de dudas
la siembra de mis añadas mozas,
cuando aprendí a deletrear
m-a-d-r-e-s-e-l-v-a
tras haberme perfumado
en los maitines de mi madre
cuando ella llegaba del trabajo
con su vestido de enfermera
para echarlo a la lavadora
según yo dudaba y sembraba
pequeñas setas en el aire
de mi habitación a oscuras hasta hoy.
Si la yema, si la flor
sobre la tierra,
un hongo puede ocupar kilómetros
bajo el suelo y yo no me mido,
encuentro sol y me desnuco.
Así que no soy Venus.
Miro siempre de frente,
¿no veis mi tez morena?
(Del poemario "La exploradora". Este poema se encuentra recogido en libro especie de antología "Signos Cantores". Linden Lane Press, 2012.)
Muerto el hombre se domestica
la raíz el agua-fuerte levanta
la tierra aflora la adormidera
huevina, tanta yema, tan naranja
como el bokeh de Venus
cuando esta noche ha pasado
por delante del sol.
Como Afrodita, aunque sin quemarse.
Las tanas me recuerdan de dudas
la siembra de mis añadas mozas,
cuando aprendí a deletrear
m-a-d-r-e-s-e-l-v-a
tras haberme perfumado
en los maitines de mi madre
cuando ella llegaba del trabajo
con su vestido de enfermera
para echarlo a la lavadora
según yo dudaba y sembraba
pequeñas setas en el aire
de mi habitación a oscuras hasta hoy.
Si la yema, si la flor
sobre la tierra,
un hongo puede ocupar kilómetros
bajo el suelo y yo no me mido,
encuentro sol y me desnuco.
Así que no soy Venus.
Miro siempre de frente,
¿no veis mi tez morena?
(Del poemario "La exploradora". Este poema se encuentra recogido en libro especie de antología "Signos Cantores". Linden Lane Press, 2012.)
Notas al margen:1. Sobre el poema. Fue escrito antes de que muriera el hombre, el muchacho, por aquel entonces, con el que las descubrí allá por mis 19 años. Ahora releo el primer verso, un motivo más para este miedo y cierto odio que a veces siento por la escritura de poesía. Una especie de "fatum" del que intento desligarme dejándola de escribir.2. Sobre las fotografías. Este delicioso manjar no crece en el campo que habitualmente habito. El ejemplar que protagoniza las fotografías me la regaló un vecino que había ido a la zona apropiada a recogerlas. Si van a recoger setas, NUNCA las arranquen. Corten por el tallo con una navaja. Y nunca las cojan sin abrir. Deberían estar condenadas ciertas prácticas.
miércoles, 15 de octubre de 2014
Las naves de Babilonia eran redondas (No echar de menos)
Las naves de Babilonia eran redondas
(No echar de menos)
Echar
de más al menos
tirar
del hilo al sol
por la borda
el lastre
masacrar
el recuerdo
liquidar
la luz y así
marear
el horizonte o sueño
inclinado
hacia el presente,
como la noche azul, que nunca se detiene,
como el día del olvido
de ti,
o mi nave,
algo babilónica la verdad
todo hay que decirlo
hasta en un poema.
(No echar de menos)
Echar
de más al menos
tirar
del hilo al sol
por la borda
el lastre
masacrar
el recuerdo
liquidar
la luz y así
marear
el horizonte o sueño
inclinado
hacia el presente,
como la noche azul, que nunca se detiene,
como el día del olvido
de ti,
o mi nave,
algo babilónica la verdad
todo hay que decirlo
hasta en un poema.
martes, 14 de octubre de 2014
Flores y frutos
He visto naranjos con azahar y hasta perales en flor en la tercera estación de este hemisferio norte, pero jamás a la recia encina sucumbiendo a las mieles de un otoño cálido y lluvioso. Estoy segura de que hay quienes achacarán la convivencia de síntomas tan señeros de las dos distintas estaciones al cambio climático, pero a mí no me resultan demasiado extrañas. Quizás porque vivo en un sur. Imágenes como la que pudieron disfrutar mis ojos, y que esta fotografía intenta mostrar, solo me retrotraen a algunos versos/ideas mías. En un mundo esférico, ¿cómo atreverse a señalar diferencias?, ¿qué es norte y qué sur? Solo abstraigo que esta encina vive ajena a los límites, a la costra dura de la nomenclatura. Por suerte ya no podré nombrar las candilejas como tan solo de Abril, ese mes en el tanto siempre "echo de menos". Ahora puedo mostrar la prueba de que Octubre (el Abril del hemisferio sur), es también el mes de la primera, aunque mi cuerpo pise un hemisferio norte.
![]() |
Flores y frutos en Meridiana claridad |
viernes, 10 de octubre de 2014
Clamor
Clamor
Compartiendo crímenes,
tolerándolos todos cada uno
de vosotros y yo somos
crímenes sociales, políticos, legales.
VIVIMOS
la única oportunidad
para el olvido y el recuerdo,
el don de gentes que permite
el rescoldo siempre en llama
de la poesía.
Al calor de la candela
yo te nombro.
No busquéis más.
Lo tenéis delante:
los ojos para adentro
y las manos hacia afuera.
No existe otra
respuesta ni pregunta.
Compartiendo crímenes,
tolerándolos todos cada uno
de vosotros y yo somos
crímenes sociales, políticos, legales.
VIVIMOS
la única oportunidad
para el olvido y el recuerdo,
el don de gentes que permite
el rescoldo siempre en llama
de la poesía.
Al calor de la candela
yo te nombro.
No busquéis más.
Lo tenéis delante:
los ojos para adentro
y las manos hacia afuera.
No existe otra
respuesta ni pregunta.
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