Pudiente
Antes del  ayer
Escribí un poema 
Para celebrar
Tu adviento voy
A seguir pidiéndote
Para así poder darte
Un final feliz
Herrumbroso y seco
De navidad o diciembre
Sin ninguna carga 
De misterio: el amor
Todo lo puede.
martes, 17 de diciembre de 2013
lunes, 16 de diciembre de 2013
Conjuro contra La Bestia
Conjuro contra La Bestia
Brama la casa: no puede
hacer más que esperar que la abran.
Llena, blanca, alma, clara la puerta.
Se quedaron los poemas vacíos
de palabras.
Margen, marea
hoyada, pulso
detenido en el pálido
orgasmo de piel venida
a menos de silencio por amor,
dicen, miran
el pestillo sin aviso
de urgencia a tu soplo.
Avarientos atavíos tapizan
sus belfos sordina,
la corneta costeada,
el clarín festejado,
el retrato de La Locura
disfrazada de simpleza.
Tengo que abaratar al Amor
para que en todas partes quepa:
Ese tan humilde venero que favorece la vida.
Ese que surge sin miedo y sin deterioro de la tierra,
ese que lozano y sabio se diluye
hasta hoja, tus ojos
labios exudados,
las endrinas en tu estómago…
Definitivamente lo han enterrado con usura.
Las baldosas se multiplican,
la geometría ocupa lugar en la memoria.
Ni el lugar inventado, ni el espasmo,
ni el giro del cuello hacia la clavícula:
Gurú de la mala muerte,
del orden de lo ajeno,
funcionaria del miedo y la destreza,
qué bien sabes convivir con aquello que paraliza.
Francotiradora con diana inmóvil,
mercader del aire,
¿cómo haría para silenciar
tu fratricida proclama?
... La Bestia, la bestia
que por tu boca se alimenta.
sábado, 14 de diciembre de 2013
Amargura
Amargura
Ha ido bien la primera
salida, los adoquines
se han deslizado bajo mis pies,
las calles se han doblado
en las esquinas, mi amigo aparece
como un porteño desembarcado
por el ayer y el presente.
la nomenclatura municipal
me otorga crédito de santa
fe en las circunstancias:
la providencia en el bar,
el jefe indio hace novillos
—es tan torero, tan torero
ese juncal con el blanco pelo—
me habla, coincidimos,
salgo, conduce
su hogar hasta mi vida:
me venden naranjas
mientras contemplo cómo
dulces nubes velan
el sol helado de invierno.
Dulces las mandarinas.
Dulce el sopor caliente
que provoca el vino.
Cuando el sueño vence,
vence la justicia.
Pero yo nunca duermo.
Ha ido bien la primera
salida, los adoquines
se han deslizado bajo mis pies,
las calles se han doblado
en las esquinas, mi amigo aparece
como un porteño desembarcado
por el ayer y el presente.
la nomenclatura municipal
me otorga crédito de santa
fe en las circunstancias:
la providencia en el bar,
el jefe indio hace novillos
—es tan torero, tan torero
ese juncal con el blanco pelo—
me habla, coincidimos,
salgo, conduce
su hogar hasta mi vida:
me venden naranjas
mientras contemplo cómo
dulces nubes velan
el sol helado de invierno.
Dulces las mandarinas.
Dulce el sopor caliente
que provoca el vino.
Cuando el sueño vence,
vence la justicia.
Pero yo nunca duermo.
viernes, 13 de diciembre de 2013
Lectoescritora II (Chupada hasta los huesos)
Lectoescritora II
Si me hubiera dejado llevar por el enfado o la frustración cada vez que se me ha perdido algo hecho a lo largo de estos doce años (refiriéndome tan solo a trabajos en el ordenador) y hubiera decidido parar por ello mismo, no habrían sido escritos casi dos decenas de poemarios ni hechas no sé cuántas miles de fotografías, ni publicado algún libro mío y no sé cuántas decenas de los demás tampoco.
Para que luego el editor amigo me diga que mi poesía no encaja en su isla porque parece que está hecha "a trocitos". Cuando aún recuerdo una leyenda que encabezaba este blog que es solo parco reflejo de mi constante trabajo: "Este blog no es un escaparate de lo hecho sino un continuum del haciendo". Nunca me ha molestado que no le gustaran los poemarios que le he ido enviando. Jamás nuestra amistad y sincero cariño se ha visto alterada por algo tan nimio, tan relativo. Pero una interpretación así me lleva a pensar que no sabe leer entonces, y entonces, entonces, se me caen los palos del sombrajo. Yo no amo a las personas, sino a sus actitudes y aptitudes. Si no hay coherencia, no puedo amar. O sigo amando con todo el dolor del mundo. Porque me pueden los afectos.
O para que contemple cómo la editora amiga, a la que le diseñé su sueño, a la que le acerqué mis poetas buenos y queridos, para la que me llevé maquetando dos joyas durante el tiempo más doloroso del duelo por  el fallecimiento de mi madre, solo ha estado chupándome hasta los huesos hasta el punto de tener que decidirme a renunciar a publicar Nueva Biología en la misma editorial que yo ayudé a crear. Ahora un diseño transmutado se pasea por estos mundos. Un adefesio. La gente cree que las tipografías se eligen al azar, que la posición de un título o una imagen en una cubierta no influyen en la armonía, que da igual unos milímetros más allá que acá. Que las horas de trabajo sobre una imagen o una portada son por puro gusto. Que un libro se hace por arte de magia. Sin esfuerzo ni conocimiento, mucho esfuerzo, mucho conocimiento.
Quizás mi único problema es que aguanto demasiado.
O tal vez que los demás aguantan, soportan, muy poco, y, así, necesitan comer de los demás.
O probablemente, que apenas nadie sabe leer.
Y así me siento, así estoy, así me han dejado, chupada hasta los huesos.
Lectoescritora I
Lectoescritora I
Get thee to a nunnery: why wouldst thou be abreeder of sinners? I am myself indifferent honest;but yet I could accuse me of such things that itwere better my mother had not borne me: I am veryproud, revengeful, ambitious, with more offences atmy beck than I have thoughts to put them in,imagination to give them shape, or time to act themin. What should such fellows as I do crawlingbetween earth and heaven? We are arrant knaves,all; believe none of us. Go thy ways to a nunnery. (Acto III, escena I)
Siempre en mi vida reaparece. En él, en ella, la obra, está todo lo que yo fuera, o viviera o pudiera suceder o pasarme. U observar o contemplar o vivir de los demás, no a su costa, sino de la mía, pero siendo incapaz de interpretarla correctamente, como si nunca encontrara las llaves, como si jamás pudiera dar con la pieza clave que arma el puzzle. Me persigue o yo la sigo a ella. Nunca el consuelo. Siempre el solaz, la paz, si mi mente se desplaza y es capaz de situarla en su espacio tiempo como algo alejado. Alguien que escribió para que la locura que me llega  pudiera encontrar freno, distanciarse de mis sienes, al asimilar que unas palabras fueron escritas para que yo las leyera.
Porque para qué escribimos sino para que cualquier otro ser humano pueda leer en cualquier momento de su vida, de nuestra vida, de la vida de todos. Para qué si no...
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