lunes, 25 de junio de 2012

Working

Working


Si no quiero ya descubrir
Dónde te escondes.
Estaba allí,
En el entresuelo entre
La cerca y el cielo de goma
Hablando con su rabo
Nocturno y balbuceante
Entre los cajones y los paños
Y las pipas de girasol
Y mis ojazos,
Mi hermana, la sibila
De los adioses, la vespertina
Visitante, la suministradora,
La compañera,
La leal habitante:
La rata
Y su cola y su madriguera
De vetustas y pavesas cáscaras,
La habladora,
La angio
Esperma
Retirada
Del mundanal oficio
Del ser, la ontológica
Corporación. Junio y rosas
Las adelfas no duermen
Nunca en los laureles.

Sofía Serra (De La exploradora)

domingo, 24 de junio de 2012

Maitines II

Maitines II


Mejor sin nombre
Y dulce estalla.
*
La línea me separa
De dios a dios
Gracias así
No lloraré
Al morir
De nueva.
*
Me he encontrado
Con el hombre
Perpetuo.
*
Todavía hay quienes confunden la sombra con la oscuridad.
Debe ser
Que no son
Como yo
De otro sur.
*
Cetina me ha influido
Enormemente Cetina
Ha mayusculado mis
Comienzos
Más pequeños
Serán final
Y su caída.
*
Nada por saber
Y poco que decir
A estas bajuras.
*
De pronto esto es
Todo hasta que mueras
O vivas.
*
Puedo esperar la eternidad
Si Ella lo dicta, si Ella me dicta
Puedo por no hacerla esperar.
*
Los papeles se desvanecen
En cierto estado de luces.
*
Sé que no poseo casa.
Por eso no lloro.
*
B(i)endecir
Hasta que cese.

Sofía Serra (De La exploradora)

sábado, 23 de junio de 2012

Coyunturales espacios

Coyunturales espacios


La playa es como el campo,
la pampa es como el campo,
orilla,
el mar azul,


las marismas resecas,
las humedades a sotavento,
los sueños sol-ventados,
ya estoy dentro sin que nada salga.
Vaho zigzagueante,
tumulto de labios incandescentes,
soldado en “¡descansen armas!”,
miliciano perpetuo
de tanto equilátero triángulo
que todo funde,
todo liba todo abrasa todo llega
a este centro imantado.


Playa soy y yo te vengo,
campo eres y tú me vienes.


En un sueño de aullido, uno de esos
en los que yo te veo,
combate la roja sangre
con la blanca aurora,
de su centelleante estela
hilo madeja a madeja
plena de potencia y recia y tuya.
Y no sé quien gana,
nunca sé quien gana.
Ciega estoy de tanta
mansedumbre de luz salvaje.


Drenan,
bardas,
pulcras,
curiosas por las rendijas
de la luna de levante.
Golpe,
sean,
bárbaras
en vértebras y domésticos juncales,
la luz y un bien
quebrar no el hilo,
desmadejar el laberinto de muros de aire.
Beber,
y otra vez tú.


tú ya lo sabes.

Sofía Serra (De El muriente)

viernes, 22 de junio de 2012

Letanía afrodisíaca

Letanía afrodisíaca


Afrodita… dadora de vida
(Empédocles)


Afrodita–mente I


Afrodita, la de huesos perennes
y salud de hierro y carnes tiernas.
Afrodita, la hacedora de sienes.


Afrodita–mente II


Afrodita, la de cuerpo como estrella.
Afrodita, la de los ojos grandes.
Afrodita, la desmembrada y ojerosa.

Sofía Serra ( De La exploradora)

jueves, 21 de junio de 2012

El ocaso de los dioses

El ocaso de los dioses


Separado en semántica sección
de tu abrupto y cavernícola segmento
huyes de las palabras
de tu misma osamenta,
y así, cuando desbrozas, queda
al desnudo tu abuso sobre escleróticas
sanciones, los argumentos solapados
con grapas de cobre, tu venérea boca
no articula el son con lo que te corroe,
te desarma.
Pobre hombre muerto de sí.


El mundo se deshace y tú das
oídos a la música.
Se te han adherido a la piel todas
las mieles posibles a ellas las moscas
y las pupilas azules de la muñeca
te señalan con bajeza de contrabajo
desafinado por el tiempo que hacía
que tus dedos no acariciaban
los tendones del hueco y el vacío,
la caja de resonancia sirvió de nido
a los ratones y ahora las pavesas
de las bolsas de plástico
se esparcen cayendo de tu estómago
a tus manos,
a tus manos que te miran,
a tus manos que te hunden.
Y nieva tras tu ventana en pleno mayo.


Qué pena de música fatua.
nunca sabrá que
ya no concluye
ni el día atardece
la caída de tus párpados
tanto echármelos a la espalda
está arrasando
con la belleza de las puestas de sol,
allí,
a media tarde,
cuando la montaña las impedía,
donde yo era infeliz
como tú, pobre hombre muerto
de hambre de gloria de amor
que no te devuelven.


Contemplar el ocaso de un dios.
Delinquir contra la alegría de la mañana.

Sofía Serra (Correcciones de La dosis y la desmedida)
 
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