martes, 17 de enero de 2012

Iconoclaussum

(Apunte para una posible futura Crítica, ;):
He ido percibiendo durante este largo año abundante en correcciones que compongo de distinta forma estilísticamente hablando cuando los poemas son, digamos para entendernos, más conscientemente autobiográficos o autorretratísticos. No abundan, pero en los ejemplos que he ido recogiendo se hace visible claramente, aunque no sé si solo será percibido por mí.)


(Correcciones "El muriente")


Iconoclaussum

(basado en dos iconos, uno que elegí, otro en el que me inscriben)


Con Los Beatles aprendí hambre.
Inglés también.
Cuando mataron a John lennon
en 1980,
lloré por la terrible injusticia:
Alguien who gave peace
a chance
moría víctima de la violencia.
Después me fui desenamorando de Paul.
Lentamente,
sin decepción.
Hoy sólo queda él.


With the beatles, separados
antes de mis trece años,
yo tan tarde siempre tarde tan yo,
supe de los corazones solitarios.
Nunca fue mi preferido,
aunque           mi siempre torpe-mente
cuando           buen arte encuentra
donde             le corresponde ubica
dentro             suya,
allá, en(la)cima de la colina
de la loca en lo más alto.
Debe de ser que he escalado demasiado,
yo, que padezco del mal de altura,
yo, que no le encuentro sentido a ese deporte
con cadáveres congelados como fotos finish,
hoy encuentro mi fotografía
en esa obra maestra del arte pop.
Sargenta pimienta nací
sin saberlo
encriptada
en las polichinelas de los circos ambulantes.
La morsa me acompaña.
He costumizado mi uniforme,
el de la banda de los corazones solitarios.


No importa que digas que me amas.


¿Qué tipo de estómago
bombea un corazón solitario
que no hay hambre que lo sacie?
Corazón sin anatomía que lo sustente,
como los que pintó Frida
suelta de su cuerpo,
enlazados ellos en el aire,
sin huesos —ya juntos, ya siempre juntos—
o con huesos rotos, rota ella
sin aparato digestivo,
sin siquiera colon irritable,
sólo oídos para despeñarse
ante la visión de su propia boca
corazón, corazón solo
sólo hueco para el hambre,
sólo palimpsesto de un autorretrato
antes de morir muerto de mudeces,
antes de salir salido de ingles,
¿qué boca puede alimentar
un corazón solitario
sino la que inventa
una autista de su música
para evitar el desequilibrio
del mal de altura?


Quemé naves y me incineré con ellas
para nunca/siempre –es LO mismo- volver a la orilla.
Corazón suicida,
corazón suicida,
corazón suicida.


Sofía Serra (De "El muriente")



domingo, 15 de enero de 2012

El perdón

El perdón
Vini vidi vincit.


                         Aún
sin poder
               contar con
saber si


sobre tu boca pasean los galgos
liberados del miedo del invierno,
los alcatraces recorren veloces
las plumas de la nieve tundra
callando en el mar.
me pregunto si la sal
derrite las menudas pestañas
que te separan del alumbre.


servicio de mensajería externa,
¿a qué con-vida el recurso de tu boca?

(Sofía Serra) 

sábado, 14 de enero de 2012

De orfandades, poema de Juan Carlos Sánchez Sottosanto

Un poema que anoche publicó Juan Carlos Sánchez Sottosanto que me conmovió por completo nada más leerlo. Sintetiza su poética mis siete años de vida en el campo. Allí llegué  recién huérfana de padre y viví casi huérfana de madre, sintiéndola envejecer en la distancia sin poder hacer casi nada por vivir junto a ella la naturalidad en los ciclos de la vida, lo que tan importante resulta para la psicología humana. Y para rematar, con esa soledad impuesta a la que nos obligan las acciones  crueles y malvadas de algunos de nuestros semejantes. En definitiva, huérfana de ser humano, huérfana de los semejantes, efectivamente como el poeta remata, desahuciada.
Y cuando un ser humano se siente así, desahuciado, sólo le queda la tierra como con-suelo.

No hay geografías en la poesía, no cuando un Poeta la re-crea y le canta. Los poetas también necesitamos a los poetas, a otros que canten por nosotros.

De orfandades

Poco a poco me voy tornando huérfano.
La orfandad es esperada y esperable,
pero siempre arriba inesperable
como la noche súbita en eclipse.

Y hay hoy las orfandades que de puro pretéritas,
lo fueron siempre, y la ausencia entonces,
es inútil llorarla: ¿quién recuerda
las púrpuras de amnios y placenta?

Pero las otras, promiscuas, paulatinas,
son aquellas que dan vuelta los zodíacos,
el meridión, el septentrión, la mácula
de la muerte por mácula de vida.

Y así a quien acunó hoy acunamos,
y así a quien protegió hoy vemos, tristes,
nuestras falibles manos tan en vano
intentando dar fuerza en la caricia.

Y el candor que un lecho o un recodo
nos brindó con piedra y con certeza,
arenisca es hoy, y escurre lenta,
y no hay límites seguros en el páramo.

¿Quizás el resignarse tornaríanos
libres como el chaparro, aislado
árbol pampeano que, superviviente,
olvidó la semilla,
olvidó a los hermanos,
olvidó que fue un yuyo trasplantado,
y resistió al desborde y a la seca,
y adapticio al paisaje, se conforma
con los verdes ocasos y los astros
que –felizmente- son los mismos?

Ni la pampa ya me da seguros.
¿Dónde está el sauce barrenado?
¿Dónde el fachinal que desecaron
y sembraron de rostros y de casas?
¿Dónde el roto camino, pura arcilla,
dónde el río de prepo encorsetado
por cauces de artificio y ultrajado
por puentes, acueductos, carreteras?

Madre pampa, tan solo vuelves madre
en tu feroz canícula de enero,
en tu feroz helada junio-julio,
en tu viento de polen de septiembre.

En la costra cuando el agua falta.
En el miasma cuando el agua sobra.
Pero de esa orfandad me libras, cruenta,
y no tornas los rostros devorados.

Como Uranos o Cronos, más que Gea
o Rea, devorante, tierna y sádica,
ahondas en las frentes las arrugas,
ahondas en las frentes los alzhéimeres,
y en tu seno recoges a los muertos,
anónimos o en pampa evanescente;
toda te cubres, al fin, de indiferencia:
lo mismo los guanacos que los indios,
los venados, los huincas, los matungos,
los asesinos y los asesinados,
las lápidas de mármol,
las fosas de NNs.

Al cabo tú también te sientas huérfana.
Tu demiurgo creador no dio bondades.
Te hizo mar, te hizo tierra, te hizo arena,
te hizo fósiles y luz y vendavales,
y ciclones y trombas y amasijos
del fuego con el agua, de la piedra
que llega hasta ser tamo, e invisible.
Invisible tu dios e indiferente.
La orfandad fue tu madre, y madre huérfana,
¿qué otra cosa criar que desahuciados?

(Juan Carlos Sánchez Sottosanto, 2012)

Sobre el habla sevillana

Extraído de wikipedia, a cuyo artículo (el referente a la ciudad de Sevilla, mi ciudad de nacimiento y residencia)  he llegado casi de casualidad, pero que me ha resultado curioso lo que remarco con negrita, porque es cierto, siempre me llama la atención que yo (¿eh?, he aquí la prueba) uso mucho tanto ese pronombre de la primera persona del singular como el "tú" a la hora no sólo de escribir poesía sino también de hablar (escribir) coloquialmente por aquí, y resulta que he detectado que en el 99% de las veces se interpreta  su uso acorde a los parámetros educacionales de otras zonas del castellano... cuando la autora es sevillana, y no fuerza su lenguaje mental en circunstancias en que tanto la espontaneidad discursiva como el fluir verbal presuponen confianza en el otro, por un lado, y requieren necesariamente congruencia verbal/mental y libertad de creación, por otro.
En cursiva señalo otros rasgos que aunque conozca me parece especialmente ilustrativos.

Habla sevillana:

En Sevilla se habla una variante del dialecto andaluz cuyas características principales son el seseo, en un territorio donde predomina el ceceo. En su morfología se produce un empleo muy frecuente, a veces excesivo o redundante, de los pronombres personales en función del sujeto, como yo y tú debido a la pérdida de la s final en las conjugaciones de los verbos, para que el oyente perciba claramente que se hace referencia a la primera o bien a la segunda persona: lo que tú digas. Por otra parte, tampoco se suele hacer uso del pronombre vosotros que se sustituye por ustedes, tanto en la segunda como en la tercera persona verbal del plural y así se dice: ustedes jugáis, ustedes juegan. Se produce de igual manera cuando se tutea o cuando se habla en registro de cortesía, lo cual está aceptado en todas las capas sociales. Sin embargo, se considera de rango más coloquial, e incluso vulgar, la sustitución del pronombre objeto os por se: ustedes se vais, ustedes se creéis que yo me chupo el dedo.233 Entre las características más sobresalientes de su fonética, además del seseo, se presenta el yeísmo (no se hace distinción entre /j/ y /ʎ/). [n] en grupos consonánticos se pierde ante /h/: naranja - /na'ra.ha/, berenjena - /be.re'he.na/ y también se pierde en agrupaciones como instituto - /is.ti'tu.to/, construir /coh.tru'ir/. En general, hay una escasa tensión articulatoria, lo que propicia relajación y aspiración de algunos fonemas o su pérdida. La [s] se aspira /h/ en posición final de sílaba o incluso se pierde al final de palabras: casco /'kah.ko/, después /deh'pwe/. También se pierden [d] y [r] finales: maldad /mal'da/, caminar /ka.mi'na/ y [d], por ejemplo en terminaciones ado, a: pescado /peh'ka.o/. [j] se realiza como una aspiración suave /h/, no /x/ como en la mayor parte de España. Se tiende a sustituir [l] por [r] cuando ésta se encuentra a final de sílaba: soldado /sor'da.o/, colgado /cor'ga.o/, celta /cer'ta/, el coche /er'ko.ʃe/ (pero el árbol /e'lar.bo/, porque la [l] aquí pasa a ser principio de la sílaba siguiente). [ch] no se realiza /tʃ/ sino /ʃ/: coche /'ko.ʃe/, como en países latinoamericanos como República Dominicana, Cuba o Puerto Rico. También hay un uso frecuente de la frase "mi arma" que quiere decir "mi alma", que se usa para referirse cariñosamente a alguien, o en ocasiones, irónicamente. Existe un rico léxico compuesto, entre otras, por palabras de origen árabe y arcaísmos del castellano. Aunque el dialecto andaluz en general ha sido duramente despreciado, puede afirmarse que se trata de uno de los dialectos más evolucionados del español.

viernes, 13 de enero de 2012

G-estación

(Correcciones Nueva Biología)

G-estación

Nos jugamos la vida en cada paso. 
Suelo incesante salvan
los tobillos, las rodillas, los muslos,
las caderas avanzan desde atrás
hacia adelante de las vértebras 
dibujando el continuo horizonte
señalado por   —nuestra  anatomía. 
Ahí concluye  —nuestra  gesta. 


La mirada al viento la levanta la osadía
de cada pie, de cada tarso de cada dedo.
Y van por pares, habitualmente.

Sofía Serra (Nueva Biología)
 
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