domingo, 3 de julio de 2011

Paleografía (el sí)

De ayer mismo:

Paleografía (el sí)

He estado descansando,
cosiendo y descansando,
mirando la tele,
viendo películas y descansando
reparando algún libro,
reparando en las luces de mis párpados
cuando mis ojos descansando se han cerrado
saliendo a la calle conforme me ha pedido
mi cuerpo descansando
calculaba las posibilidades
de encontrarse con un paleógrafo
tirando una centena de libros
a un contenedor,
a las dos, dos,
de la tarde
en Sevilla,
un sábado dos,
dos, de julio:
Una entre un millón
de habitantes
que no tiene esta ciudad.
Pero acerté
y di con él.
“Libros que no sirven para nada”,
me ha comentado.

Yo he asentido con un
que me ha cosido el descanso.

Sofía Serra, 2 de julio de 2011


jueves, 30 de junio de 2011

Surrender

Desde que  recuerdo, que podría traducirse por un "desde siempre", el vocablo inglés con el que titulo este poema me tiene li-te-ral-men-te enamorada, y no descarto que hasta conceptualmente. No sé qué me evoca, no sé qué clase de resortes activa en mi psique, me siento incapaz de explicarlo. Sólo sé que oírla, leerla, incluso repetírmela en voz interna me derrite o, creo que muy en su linea, me desarma.
Y me resulta curioso que no sienta nada igual por alguna otra palabra en mi idioma; pero sucede exactamente así.
De tal forma que cuando la "he encontrado" como título para este poema me he sentido completamente feliz. 
Nunca especifico nada sobre los poemas, pero hoy deseaba hacerlo, como homenaje a esta palabra, o, quizás, a mi gusto por ella.


Surrender

Me comuniqué y atravesé
las medias noches del olvido de sí
o bien de mí permaneciendo
derrengada junto a las sobras del mundo.
Me recorrí aventando los solares
que quedaron quietos
como atemperadas sombras
solazando las desiertos.
Yo me participé y transgredí
la filamentosa náusea adherida
a las entretejidas togas de la memoria.


Mas eres tú y son mis ojos
y yo te diré y será
lo que tú digas.


ESO y un no siendo:
esto fue ser poeta.

Sofía Serra. Junio, 2011

Resistencia

Resistencia

Y si no soy nadie, de nada y de todo
para darte que no deseas nada de ti o de mí
o del gorrión levantado sobre el alambre
trapecista contra el frío con su plumaje
de olas grises como el mar en los días nublados
con la arena tan justa y generosa de esos días
y el agua tan compañera
y si no soy nadie para qué
clamas por mi dádiva y mi suelo
y esas quebradizas conchas de moluscos
que yo te entrego engarzadas
en la elástica resistencia de mis ovarios.

Sofía Serra. Junio, 2011.

miércoles, 29 de junio de 2011

La edad de oro (Memoria)

(Correciones "Nueva Biología)


La edad de oro (Memoria)

De tan delgada al frente, niña ave,
tus ojos se han rebelado,
culminan proceso de rescate y recuerdo
del ya no te fuiste, ya los temporales
se ondulan lubricando los orificios
que los acogían.
Más un tú cabalgando sobre la perenne grupa,
más un yo abandono y vencido desde mis gotas
el mundo se asoma a tus ventanas
doradas a tu puerta, de oro,
y entonces me siento en el escalón del umbral:
veo cantar a la noche estrellada camino de la otra senda.

Tanta desmedida que estas sienes absorben,
tantos verbos orientados contra el vértigo de estos ojos
que se rebelan, que se rebelan…
mueven, terciando el iris, sus órbitas,
queriendo concluir allá donde empezaron:
plano a plano, frente a frente, uno a uno
contra todo. Contra todo plano.
Frente a todo a uno.

Como mirábamos cuando dorados peces fuimos.

Sofía Serra, 2010

martes, 28 de junio de 2011

Mudez

Mudez

La clínica práctica,
la hospitalaria endecha,
el séptimo reclamo: Porque no tienes sed.

Si el pulmón a toda sed
de concupiscente dorso,
la cadavérica endorfina
de luminiscente serigrafía
estampada en el palmo de tu hombro
a tu espalda, ésa que desde la roca
yo agito masajeando tu piel
dolorida y macilenta
por la inquietud de la piedra
que cae redonda e inerte
hasta tu mano aplastándola,
tu brazo extendido al volumen
de tu cuerpo que se conmueve.
Todo antes de que,
todo antes de que
el exacto discurso del futuro
viniera a posarse ante tus piernas.
Parece que la tierra se atragantó
con el guisante y éste sortea verde
los rizomas de tus iris turgentes
y ávidos de agua se estrellan
contra la roca
redonda y una,
redonda y pesa más que la misma lengua
que colma tu boca de sed.

*

Hombre sin brote ni rama
que averigüe el silencio
hacia dónde clamas
hasta cuándo callas
en esta equidistancia posible
entre mi vientre y tu pubis
se desenreda la maroma del silencio.

*
Ya rastrean los ruidos de la noche
acongojadas clepsidras de luz avituallan
la lujuria de la yerba borracha
de salmos cantados por el rocío.
Peinar la tierra con las puntas de mis dedos
hasta que el cielo horade las bocas.

*
Tal vez y una aquella
nariz en la yema de mi índice,
¿qué moverá tu corazón?,
¿a qué sabrán los girasoles crudos?
Cuando quiso el mar, refrescó
mis cansados pies.
Allí un yo construyendo torreones
con los muebles de la oficina
hasta que el patinete, lanzadera
universal de todos los movimientos dados,
derrengó  tu boca. Pasillo a la luz.

*
Se me quedaron pequeñas las zapatillas.
Crecer aplastada conlleva sus inconvenientes.

*
Algún día os diré del amor,
cuando yo muera o cuando vacíe la tumba
de toses almadrabas escupiendo
arena en este estrecho espacio.

Sofía Serra. Junio, 2011
 
Creative Commons License
El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.