lunes, 18 de abril de 2011

Noche clara rosa

(Continuando con correcciones de Los parasoles de Afrodita)

Noche rosa clara

Sobre las curvas del deseo
se engullen, abisales, las flamas
ardientemente festivas, plácidamente seductoras,
avenidas sobre la huída
que el ciervo practica hacia delante, siempre hacia adelante.
Abierta y compuesta, esta flor sigue tragando
silencio en la madrugada de los cultivos.
Podríamos intentar adecentarlo,
desnudarlo con la muda hoja del recuerdo
ahora que lloran las piedras y las lilas conforman futuro
en blanco sobre el otoño, primavera con que miremos desde el sur.
Toda la negritud y el paisaje desprendido para esta mirada en vena,
chutes de infartos para seguir en muerte viva.
¿Quién da más?
Se cerraron las apuestas,
alba del agua abierta ya olvida
nada río corriente abajo
estalla en la roca deshecha:
Necesito poder de dar
-¿alguien se avecina para recibir?-
y no observo más que flores eyaculadas desde el silencio.
… Hace tiempo que levanté otras losas.


Hablando del calor o del verso,
¿hasta cuándo beberemos de abandonarlos?


Alborea la noche sagrada de la sombra:
Los pétalos de la rosa roja
pujan por abrirse a flor de aire.
Himen de descerrajo en la piel,
clausura sobre verdes aguzados
siniestros ocupas de la vida viva,
¡despertad, que ya sale el sol!
avivad vuestro paso,
desmembrad esta salva liviana y tenue,
salid corriendo, sonrisas de manos sujetando
el muro del futuro venido a menos.
Que se acerca, que se acerca,
que se aviene el andarín virginal
sobre su nube de polvo rosa
hacia este hueco de presente.
Quebrad mis cárcavas, romped mis manifiestos,
someted la llana meseta al peso del aire.
Cantad, aunque no sepáis hacerlo,
pervertid este lago, que no quepan
los cisnes de cantos de muertos.
Estremeced vuestras entrañas,
que no quede más que desgajo
de pétalos sobre el asfalto….Tan bellos, tan sin ellas...
Llorad lágrimas de mis ojos
hasta el regazo de la carne madre.
La de a salvo.


Sangrante y roja y lluvia y pura.
Sangrante y pura, ya te entiendo.
Y acaricio y duermo y ya llueves
en el sentido de la llama
que ilumina los vientos breves
de esta noche clara. Y rosa.

Sofía Serra, 2010

jueves, 14 de abril de 2011

Lamento del despoesido

Ahora mismo me ha llegado la sensación de que lo he subido ya, pero hasta esta mañana no ha encajado del todo. Sin saber cómo ha llegado el final de uno o dos poemarios con los que llevo desde Agosto. Por fin se ha cerrado, y digo por fin porque ha sido un ciclo poético muy agrio-semiamargo-agrio-semidulce- me recuerda al sabor del astenolit, esas ampollas que me daba mi madre cuando niña y que tan malísimas estaban: no sabían amargas, ni dulces, ni podía decirse que no estuvieran amargas. Tampoco dulces. Al menos a mi paladar le resultaban muy chocante su sabor, simplemente desagradable, la medicina más desagradable que he probado en mi vida. 
Con un sabor así he estado construyendo éste que con este poema, escrito en febrero, se cierra.
Aún no sé si son dos poemarios o uno sólo. Empezó titulándose Nueva Biología y siguió con El muriente. Ya se verá cuando lo arme del todo.
Hoy sí ha concluido. Me siento feliz por haberlo podido escribir.

Lamento del despoesido

He tenido delante a la pelirroja espera.
Ahora surco camino de las nieves,
ahora descubro cuánta pesada losa
mi gravedad de hombre
sin plumas y sin garganta
fue.
La barbarie tatúa
las fibras oleosas de mis antebrazos,
                 loctite entre mis párpados meninges
                                   sin hipocampo,
ni bola de cristal


para adivinar aunque
solo
fuera,
que el sol que me devuelve
inundaba el estío
porque entre mis manos sostuve
la imperfecta rosa roja.


Este alarido que deposito en el aire
acerca el terco objetivo
a mi frente.
Yo no puedo verme: beber
del deleite le fue dado
a mi boca seca y hueca.
Cueva cavó la osa
pero mi agujero negro me extinguió
rebosando por la espesa parquedad de estas células,
fotovoltaicas con que sólo hubiera corrido
                                                   el pestillo:
abrir los verticales miembros
a tanta bombilla de bajo consumo
de mí mismo.


Se me despeinan las codos
se me esfuma el bajo vientre,
mano tanto velo inerte y denso,
tanto humo a lomos de esta espalda
de hoy que doblo
que vierto hoy
con fauces lágrimas
con las que me engullo.

Sofía Serra, Febrero 2011

(Edito: pues no, lo he buscado y no lo había subido, :), mejor)

miércoles, 13 de abril de 2011

Conjuro contra la bestia (re)

Conjuro contra la bestia

Brama la casa por no poder hacer más
 que esperar que la abran.
Llena, blanca, alma,
clara la puerta.
Se quedaron los poemas vacíos de palabras.
Margen,
marea hoyada,
pulso detenido
en su pálido orgasmo de piel venida
a menos de silencio por amor dicen
mirada de pestillo
sin aviso de urgencia
a tu soplo.
Avarientos atavíos tapizan sus belfos
sordina,
corneta costeada,
clarín festejado,
retrato de La Locura disfrazada de simpleza.


Tengo que abaratar al Amor para que en todas partes quepa:
Ese tan humilde venero que favorece la vida.
Ese que surge sin miedo y sin deterioro de la tierra,
ese que lozano y sabio se diluye
hasta hoja, tus ojos
labios exudados,
las endrinas en tu estómago…


Definitivamente lo han enterrado con usura.
Las baldosas se multiplican,
la geometría ocupa lugar en la memoria.
Ni el lugar inventado, ni el espasmo,
ni el giro del cuello hacia el omóplato:
Gurú de la mala muerte,
del orden de lo ajeno,
funcionaria del miedo y la destreza,
qué bien sabes convivir con aquello que paraliza.
Francotiradora con diana inmóvil,
mercader del aire,
¿cómo haría para silenciar
tu fratricida proclama?


La bestia... la bestia que por tu boca se alimenta.

Sofía Serra. 2010

martes, 12 de abril de 2011

Juventud perdida (losing mai ioventus)

Juventud perdida (losing mai ioventus)

¿de qué están llenas tus lágrimas mundo?
como hermosa es tu presa,
como soldado
y nubérrimo tu viento, y tu yago
y tu codicioso y locuaz aullido de hambre,
como verbo surtiendo sed
y famélicos hilos de plata
que atornillan tu alumbrada boca
de germinal sarmiento
de uva voz y vino pleno.
Adviento de mosto y senectud,
no te otorgaré el poder.
Quiero que te extremes
en lo que olvidaste.

Sofía Serra. Abril, 2011

Rebelión en masa

Contribuir o no contribuir, that's the question.
Lo siento, mi adorado Shakespeare, la herida abierta acaba de ponerse por montera el mundo que le ayudaste a entender, y con él, a tus letras.
Reconozco que nunca me dijo nada esa frase tuya, aunque cayera rendida a tus pies ante la lectura de  todo el monólogo posterior. Comprendo hoy que abriste el cerebro humano a la falsa duda sobre el ser, pero igualmente comprendo hoy que ése nunca ha sido mi conflicto, tal vez porque a mí me envuelven luces de sur cuando a ti sólo te iluminaban las norteñas.
Y tú, que tanto me sostuviste, y tú que tan obcecadas flores fuiste extendiendo a mi paso como amapolas guijarros contra las que me estrellaba o sobre los que caminaba con mis zapatos de rosas, y tú, amor mío de mis sales y mis manifiestos y mis árboles en llamas y mis ladrillos de negro carmín tiznado de las yerbas amargas de las otras bocas, las calientes, mis cárcavas, mis cuevas frías abiertas al soplo de la tundra de norte refugiado... y tú,  ¿qué va ser de ti ahora?... O de mí.
Un problema menos tengo con otra pregunta activo.
Sorteando balanzas y pesos.
Sorteando equilibrios.
He vivido siendo.
 
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