martes, 1 de junio de 2010

Guerrera del Arco iris

Hoy recupero un poema que ya he publicado en este blog, hace un año aproximadamente, con su fotografía. Sé que muchos amigos lo conocen ya. Como sigo preparando el blog donde irá su respectivo poemario, me ha sobrevenido el gusto por recitarlo, y sobre todo, volver manifestar su espíritu, con la idea de que a todos lso que más o menos les pueda llegar este espacio, los inunde.
Fuerza, conciencia y arco iris por un ser humano a mejor siempre. 
Animo a leer la leyenda de los guerreros del arco iris, que lamentablemente ahora mismo no consigo encontrar por internet, porque es preciosa.
Se puede luchar por aquello en lo que creemos desde cualquier posición que hayamos elegido o las incómodas etiquetas con las que las superestructuras  que a muchos seres humanos gustan tanto, nos amarran. No hace falta incluirse en ninguna categoría para poder realizar aquello a lo que en conciencia nos debemos, nos hace o nos surte. Es en todo caso, al contrario, como se consigue. Sólo de nuestra conciencia depende nuestra libertad.
El poema lo compuse tras el visionado del  famoso documental titulado "Tierra".



Título de la fotografía: The Rainbows warrior






Guerrera del arco iris

Voy envejeciendo a ojos vista de nariz para adentro./
Mi alma me aparece la misma,/
terca y rebelde para el “con todo”,/
por sí misma, como si ya no me perteneciera,/
como si no fuera la misma alma./
Como si hubiera cobrado existencia impropia./
Puedo observarla aun sin encontrarla,/
…como si no me perteneciera, de nuevo./
Como si la luz sólo iluminara mis partes viejas, ésas que ya no se asombran ni ante la belleza./

Muda en mi silencio quedo/
como la nube blanda que combate el muro torpe y seco,/
quieto,/
de la presuntuosidad como medida de nuestro ego./

¿Qué será de mí si no puedo disfrutarte más?/
¿Qué será de mi ser humano sino puedo volver a emocionarme con tus fundamentos?/
¿En qué orbita pasearé esta noble vida que me fue regalada?/
...Azul,/
planeta de todos,/
juramento preciso sobre la fraternidad,/
equidistancia exacta entre los océanos y nuestra pléyade con inteligencia./
¿Hasta cuándo asomaremos sólo nuestro riñón, oficiante de excreciones,/
al baile conjunto del universo palpitante?/

Intrépida premura de la que nacen las cosas quietas/
suspendidas sobre el aire sin materia aparente,/
como gárgolas domésticas habituadas al no devenir de la lluvia./
A la sequía./
A la ingrata adolescencia de las atmósferas con perfil de entelequia humana./

Inestimable cohabitante:/
¿Qué será de mi ser humano, nuestro,/
si no estás?/
Mas… ¿qué importa eso?/
¿Qué será de ella si, siendo otra, ya no puede alimentarnos, ni habilitar nuestro sobresalto, o nuestra injusticia, nuestra vida, porque su risa habrá muerto con otro nombre?/
¿Qué será de nuestros ojos si el azul arbolado de su manto se convierte en transparente tumba de nuestros hermanos?/
¿Cómo podremos mirar si no existen ya los otros páramos, los inocentes?/
¿A qué mirada responderemos, tú y yo, si no nos perdemos en el mar salado de las no-lágrimas?/

Albura, como la nada,/
semejante paraíso inconcebible hasta para mi agente./
Orden de animal alegre y vivo, orden de sustancia en nuestro beneficio, orden sin intenciones./
¿A qué me asomaré sino a la ruina cuando tus columnas/
se inclinen dejando caer el templo de tu audacia,/
cansada ya por la distancia,/
enorme distancia,/
que separa con nuestra culpa/
tu agua de tu agonía?/

Inestimable madre elefanta:/
Bordo un arco iris para ti, y para tu cría,/
que el arco iris se borda con hilos de color verde./

Sofía Serra, Junio 2009 (del poemario "El paraíso imperdible")

(pido disculpas por "sonidos domésticos" que se han colado en la grabación, :), centrifugado de lavadora. Cada audio normalmente está intentado unas 10 ó 12 veces. Tengo que ir pensando en hacerme con unos estudios en..¿Abbey road?..creo que sí, mi amor por los Beatles desde jovencita seguro que hace me hagan una rebajita en el alquiler, ;))

lunes, 31 de mayo de 2010

Con-signas de poeta

Como ando liada con las jacarandas, dejo estos enlaces por si a alguien le apetece interesarse por este hermoso árbol, uno sobre su botánica y otro sobre su leyenda, amorosa, bonita y trágica como todas las  leyendas sobre amores, pero que me gustaría poder dejar dicho hasta ayer no supe de qué iba.
Con tantos árboles como he sembrado, jamás se me ocurrió cultivar una, y la única de la que pude esperar el disfrute porque la compró mi padre,  se me heló viva  cuando era aún joven árbol.

Botánica
Leyenda




Título de la fotografía: Bandera




 Himno


Se rompen las clausuras, de ¿qué?, se rompen las nomenclaturas,/
y nosotros,/
amos que hallamos el órdago de la vida,/
nos rompemos al oír nuestras voces./
Sol vendrá, amor ciego y rumba al anochecer./
Y así, sin más porvenir que el deseado, que yo me extirpo, que yo me abro, que yo me callo,/
la miel alimentará tu boca aunque estemos muertos./
Yo, que ya no soy más yo que el recuerdo de lo que fue,/
ya enmudezco para por ti poblar,/
ya no prendida en tu pecho hoja de jacaranda soy, tan alta, tan alta/
que la tierra en la que mi amor nace ara surcos en el cielo./
Allí sembraré tus dones./

Será porque no hay más en mí/
que el deseo de su flor o de sus hojas./
Será porque a veces las lluvias llueven soles/
cuando en noches azules/
el ave cantora lo atestigua: que no hay más muerte/
que la de no ser tomada en vida./
Y así, a veces sueño, Amor, que/
tu boca florece, pero es que, mientras todos duermen,/
los jardines del estío embarran el aire con perfume de tu celo./

A los poetas no suelen amarnos/
mas que cuando estamos muertos,/
y ya inventé la rosa de los vientos/
para que cantara por mí al poniente que te trae./

Nada me nutre, nada gasta mi saliva ni la savia que se pierden por los abismos/
del aire, desde el balcón del verso/
hasta la almohada de estos pechos, de pronto, lechos zarzales./
Tan angosta de sangre esta jacaranda,/
este suelo patrio, que ya no encuentro/
ni en mis pensamientos, ni en tu voz muda-queda/
allá junto a mi lóbulo temporal perdida/
en la estancia de la memoria./

Calma, calma, corazón, sólo anhelaba calma brava./
Las jacarandas no florecen sin derramar savia-amor; o dolor./
Habrá que alargar esta recíproca vida/
para que alcance la dicha viva que acomete/
cuando en el día la señal o cruz acontece./
Si al menos supiéramos mirar la tierra.../
Ya lo dejo. Ya te dejo, tardo porvenir./
Te embarranco en este pecho anudado: deja huella,/
queda quieta, deja sombra, queda muerta si quieres...pero queda./
 
Sofía Serra, Mayo 2010

jueves, 27 de mayo de 2010

Jacarandas en flor







Jacarandas en flor

Y ahora, cantaré por ti./
Y me depositaré sobre el aire restableciendo el orden vivo de las flores./
Y suministraré reflejo y cielo manso sobre las cantarinas estrellas de tu frente y, así, pusilánime, el encono, la mala muerte, dejará de salar la herida/
que ya no es tuya, sino mía./
Porque para mí la quiero y tú me das, porque yo abarataré la cura/
y haré llover risa desde el cielo./


Que alguien dice, dice, dice,/
y no habla, y no vive ,y no deja, y no habita, y no preña, y todo seco frío y estéril,/
y ahueca su boca cerrada de sin color de nulo desmayo de vida y hasta de muerte:/
Ni un morir ni un nacer de sí./
Y tú hablas, y tú vives, y tú permites, y tú engendras, y todo tú fértil eres vívido limón entre las yerbas./
Y la luz del mar tranquila tornasolando mis esquinas,/
más que suerte,/
alborada de este nuevo gentío que a mis melosas ventanas se asoma buscando la espadaña alegre de tus ojos, la campana/
o ciertas luces que desviven con su lengua temprana y viva,/
melodía sobre el aire encendido de la suprema suerte, la dicha del mundo/
en el paraíso que nunca fue perdido./


Al agua , al verde, y yo te daré./
Vértebras de la verdadera alegría./
Y yo te colmaré./
Del amor y de la fuente nacerán las estrellas de esta nueva suerte./
Ya sabes, Amor, que los hombres se han hecho viejos, y las mujeres,/
nunca bellas ellas, nunca soles,/
siempre tránsito en las manos, siempre velos turbios, se hicieron mayores./
Y en tu boca ya sueñan las flores de la jacaranda con los versos escritos/
porque el cielo así lo desea./
Y los pelícanos enmudecen la distancia/
con sus alas, su boca grande , mar pequeño, mar para mis manos/
o pecho ensangrentado en cruces de sol en este suelo que pisamos./
Entre tu venero y el mar,/
tan alto hallo trigo amor,/
tan alto,/
que ya la fuente viva bate cosecha de agua clara./

Y yo ahora cantaré por ti, almacén de mi alegría,/
vida de promesa reconstruida por mor del alboroto de/
la lluvia de sol entre los gozos, las luces y el asombro/
de la cristalina voz,/
que, fundida a tu horma abierta,/
bate brisa, bate vida, bate sol, bate amor./
...Y yo, Amor, ¿qué haré sino cantar por tu boca/
de rosa suerte y dicha vida?/


Y ahora me prendo en tu pecho./
Y ahora las flores de las jacarandas hacen mudo al silencio./

Sofía Serra, 25 de mayo de 2010

martes, 25 de mayo de 2010

Canto profano ante un Cristo sevillano

La iconografía que fundamenta  una hermosa talla del Cristo del Amor que se expone en la Iglesia del Salvador de Sevilla (sobre septiembre anduve fotografiándola), fue uno de los conocimientos adquiridos que más impresionaron a ésta que suscribe que en su momento estudió Historia del Arte. Se trata de una bellísima escultura en madera policromada representando a Cristo en la cruz realizada por el imaginero Juan de Mesa, en el siglo XVII.  A los pies de la cruz,  y éste es el detalle, aparece un pelícano con sus dos polluelos. El ave está picándose el pecho para así conseguir hacerlo sangrar y  de esta forma, lograr que  sus crías puedan saciar su hambre. Es el símbolo del Amor. Para quien se haya acercado alguna vez a lo que hago, no resultará extraño pues encontrar este ave rondando  por mis poemas, aunque en éste precisamente no aparezca, :). Otras cosas, otras luces, siempre dos, y la fuente, siempre una que ronda y ronda por lo mismo siempre...



Amor a dos luces (Canto profano ante un Cristo sevillano, o dos)

Si la verdad siempre verde, siempre amor.
Si tú, Amor, canto solar de la noche clara y rosa...
Si yo me hago en tu boca de vida, flor sagrada,
princesa mía del amor y de la muerte tan hermosa,
de la buena muerte y del Amor...
Si yo, Amor, ¡que para tu mar yo soy!
Si tú, Amor, que para tu mar tan mío
ya florezco en playa tuya arribando al espejo de la rubia arena...
Si yo, Amor, para ese mar tan grande,
para este mar tranquilo,
y para el mar en tus caracolas rizando el aire al ritmo de la marea...
Si tú...si yo...
Si vida y pecho abierto...
Si llaga, tierra y flores,
si fuente y agua clara, si sol y dicho amor...
Si yo, si tú, si juntos y a dos luces...

¡Ah!,
...¡Ya la fuente riega risa y recorre los veneros proclamando algarabía de verso bajo el cielo!
Ya... si tú, si yo... es que somos la hermosa imagen de la llaga bella.

Sofía Serra, 24 mayo 2010

domingo, 23 de mayo de 2010

No soy Eva, ni Beatriz (en audio)

No se cuántas veces he vuelto a este poema, compuesto aproximadamente hace un año ahora. Como estoy preparando el blog donde pretendo publicar el poemario del que forma parte, sigo dándole vueltas. Ahora lo he grabado de esta forma, sonando con la música que, paradójicamente, y digo paradójicamente porque siempre suelo negar la audición de música cuando estoy escribiendo, resonaba una y otra vez en mis adentros cuando lo escribía.

Este poema es importante para mí, creo que casi el más importante atendiendo a lo que una pretende y ha pretendido siempre en la vida, independientemente de que lo logre o no, actuar lo más congruentementemente posible con lo que piensa y siente, no se sabe muy bien a ciencia cierta si esforzándose en ello o porque sale sólo la mayoría de las veces de las manos de eso que yo llamo Poesía, que  casi siempre, todo hay que decirlo, no sé muy bien si tiene que ver mucho con lo que los demás entienden por ella.

También se trata del que recité por primera vez en mi vida, así que se le añade un valor más para mí al que de por sí ya poseía.

Me gustaría hablar de él.

Y he escrito una larguísima entrada  explicándolo todo,  pero al final la he borrado y opto por dejar tan sólo su sonido, y su letra. En él están todos los datos, en la música que lo acompaña también. Si alguien desea o le intersa saber algo, con preguntar, lo tendrá dado, lo que hace e hizo posible el poema.

Sólo un dato. Este poema  fue escrito tras la escritura de cuatro poemarios, alguno más endeble que otro, y el pequeño de los Sonetos, "Son-ethos". Unos seis, siete, años después de que decidiera por primera vez en mi vida conservar todos los poemas que iba escribiendo. Es la primera vez que conscientemente, consigo nombrarme como "poeta" ante los demás.

"Vide cor meum", la cantata compuesta por Patrick Cassidy basándose en el tercer capítulo de la obra de Dante "´La vita nuova" es la música que lo acompaña. Pido disculpas si la "mezcla" de los audios no ha quedado perfecta. No soy técnica en sonido. Si consigo hacerlo mejor, la sustituiré.
Aquí la entrada  donde por primera vez lo publiqué. En ella se puede ver la fotografía de la que, este poema sí, arranca.



No soy Eva, ni Beatriz (Adán antes de ver la hoja de parra o canto a la ingenuidad)

Suerte de este amor bello que me permite contemplarte./
Suerte de este cuerpo de mujer que el azar genético conquistó para mi alma,/
que me posibilitó engendrarte, construirte, albergarte en mi centro sin haber tenido que introducirte en él./
Suerte de suertes irrazonables que irradian la belleza de lo extraído de la materia viva,/
palpitante,/
llena de sanguínea flor, inefable habilidad por la que los sentidos,/
harto claros,/
inteligentemente dúctiles, maleables, hacedores en mis tersas yemas/
de preñez plenas, culminan su indestructible afán por lograr aprehender la intangibilidad de los azules conquistados con las hormonas por bandera./
Beso tus pies,/
con suerte de que al hacerlo, beso los míos, como al independizarte de mi seno te acaricié con las livianas manos de la libertad que para ti construí./
Yo, que sólo sé arquitrabar ideas./
Suerte de magia terrena hilada en el sentido de las verdades honestas con el ser y la materia, plenos de omnipotente energía, fuerza, arrojo, ingenuidad. Humanas y buenas./


Sin el perjuicio de las lenguas sin boca, yo puedo amarte,/
adorar tu cuerpo,/
beber de tu mente y hasta instruirte en el hambre./
Suerte mía. Suerte buena de ser tu madre./


Suerte de que todavía habitan entre nosotros ángeles pre-claros,/
seres que a fuer del ser, más que transparentes, crean la luz./
Y con ellos llega la herida en las opacas impertinencias de los ritmos simétricos,/
las logo y loco-ritmias batidas a fuerza de esperpento humano que se autonombra,/
doctores encauzados en la circunspecta utilidad de las etiquetas,/
descorduras disfrazadas de monjes genuflexos y monjas desorientadas, desubicadas, perdidas del único arrobo del ser de hembras,/
quimioterapia renacida desde sus propias células suicidas,/
leyes circunscritas a su propia osadía, que ni osadía ni oleaje borrascoso,/
sino tibieza de propio ser fútil y filamentoso, gusanos con estirpe de villanos./


Suerte que tú, Dante, alquimista de nuestra belleza cercana y plena,/
pariste especie procreadora de adalides seráficos que con sus alas flameantes arrasan/
la, parecía inabarcable, inderrotable, intocable alambrada de espinos zarzales secos/
que separaron al Paraíso del ser humano./
Y que hoy ya humea./
Huele a cenizas y polvorín mojados por las lluvias doradas, u orinas, de todos los seres claros./


Suerte de que el álbum secreto de la vida nos depare la espléndida visión de la cristalina sombra blanca./
Suerte que poesía y utopía caminan con los pies calzados de la imbatible consistencia de los lugares creados a fuer de amor, de luz,/
maternal costumbre de la Ingenuidad,/
siempre pretendidamente materia imperdible de mi ser de poeta./


Suerte, buena suerte la mía./

Sofía Serra, Junio de 2009. Del poemario El paraíso imperdible. Junio, 2009
 
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