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domingo, 21 de julio de 2013

El pronunciamiento

El pronunciamiento

Estoy, y estar es recia
estancia de la tierra dura
bajo la blanda nalga
en la que se clava
mi picuda osamenta,
¿por qué articulas
sobre enhiestas subvenciones?
mas mi contrito parecer
nada tiene que decir
en este tipo de situaciones
tan tuyas, tan dadas
a la semántica de las acciones,
a la gobernanza fisionométrica,
la nomenclatura de tu rostro
ajado por la intemperancia
de los purgantes actos,
de los elementos vivos
como semovientes de todos
los inviernos aunque sople
el verano calmo entre tus dientes
silabeando arena y costra dulce
de sal marina y gruesa
adobando ciertos labios,
sonidos ciertos y sonrisa
cierta, certera alegría
y certeza de blanda ternura
que el pronunciamiento
de tu cuerpo me proporciona:
efigie de sanos huesos
y útiles palabras para el santo
nombre de tus nalgas.

de culo, cuesta abajo
y sin freno nos deslizamos
por el mar de lava ya tibia
y el barro blando y sereno.

miércoles, 17 de julio de 2013

Sol naciente

Sol naciente
(la ley del mínimo esfuerzo)

si hubiera pernoctado
el imperio de los ojos limpios
habría dado el vuelco,
los ojos llenos de aire fresco
y luz desentonarían con el resto
del paisaje matutino y la soledad
de la calle se habría interrumpido
con el atasco de automóviles
sanciones sobre la suerte.
La habitual correspondencia
o justicia del agua y la fuente
habrían muerto in fraganti
sorprendidas por la quietud.
No me abarco —ama el agua
el aire—, mas dibujo tu perfil
inasible de manos
para qué os quiero
si eres invisible e intocable
por unos órganos tan poco dados
por nadie. O sólo algunos,
mínimamente algunos.

De ciertas delicias, el compás
de tu oriente sobre el fresco
amanecer de verano
sol-dado a ciertas flores
que practico.

vengan ustedes a dormir
cuando yo me despierto
lozano y rojo
como un manojo
de madreyerbas verdes y dulces.
Japón me autorizó a prevenirme
en verte y no verte venir
en el lucernario
de tu presencia, Tierra azul.

martes, 16 de julio de 2013

Barrunto de luz

La palabra de la no palabra, esa es la esencia de la poesía. Lo que persigue a todo poeta cuando coge papel y lápiz o lo que al menos a mí me impulsa a escribir o me ha impulsado hasta ahora, transmitir lo inefable, lo que es un contrasentido en sí mismo. Esa es la paradoja de la poesía verbal y, concretamente, su paradoja a estas alturas de la historia de la expresión verbal poética y escrita (si digo “historia”, debería eliminar lo de “escrita”).
Abrir la boca y lograr el balbuceo es el fin último de todo poeta.
Ahora bien, los caminos, el camino devendrá en una serie de frutos, los poemas, que llegarán al otro, trasmitirán evocaciones y evocarán, volvemos a lo mismo, dirán sin decir, algo similar a la palabra de la no palabra.
Romper la costra, se abre el brocal, mana el pozo justo en ese instante/lugar cerebral en el que la mente humana percibe la inutilidad de un código creado por ella misma para hacer transmisible desde un interior de-mente hacia un exterior. Ese es el arranque poético, ese es el principio de toda palabra poética.
La poesía es la expresión de una especie de paralización del sistema neuronal ante el hecho de la palabra en sí, el barrunto de luz se encuentra ya en su lugar en cuanto queda oculto, y justo en esta paradoja, nace la palabra poética.

lunes, 15 de julio de 2013

heliocéntrica (rihanna)

heliocéntrica (rihanna)

la pro-visionalidad es la esencia de la poesía.

comen muchos, pocos
abren la boca
atorando el aire
desnivelando el parapléjico volumen.
Esperan las risotadas
del sol valiente
o tenebroso
acostumbrado ya
a tantas tormentas
el sol-dado

como dan de sí
o de vos las protuberancias
de sus alas kamikaces
que se extinguen en el vacío,
se soflaman inherentes
llama(ra)das al orden,
al final,
el sol
y yo
somos astros
con un hueco de plexo
solar cuasi céntrico
sentido de estrellas
que se incineran
a lo bonzo,
autoconsumiéndose.

domingo, 14 de julio de 2013

La bañista

La bañista

Solitarias magníficas,
Su cetro es la invisibilidad.
Y yo me presento.

Hoy he contado al revés del doce al dos
Sin viceversa, un afilado panorama
No sé si Everest o truncadas letras
Dispuestas en cordillera náutica
De desmesurada altitud para estas uñas
Amnióticas, galopantes, circuncisas,
Asomadas a la pendiente azul
De los haberes y de la respuesta
Sin pregunta o vejez.

Ando abriendo evacuatorios
Por si las gigantescas medusas
Llegan a sedimentarse en la orilla.
Siempre sentí pesar
Al verlas tan amistosamente transparentes,
Sin agua donde poder morir
Salvo la suya interna.

Sin embargo, no deseo
Su compañía mientras
Yo me baño, o me ausento, quizás.

jueves, 11 de julio de 2013

Un país llamado Arcad(i)a

Un país llamado Arcad(i)a

Ácida arcada
los ácidos corroen las columnas
de cualquier patio de luces

A mí no
Ácida
Me haréis.
Ya tengo bastante
Con los jugos
De mi estómago.
Vomitad sobre vuestro suelo
Vuestros juegos infantiles
Como cuando los crueles
Niños arrancan las patas
A los insectos—en ellos está el futuro
Y hasta el pasado—.
A mí dadme un pico y una pala
Y mi cansancio de oír
Arcadas que se tienden
Entre columnas
Que nada sostienen.

Dulce arcad(i)a

Sobre el estado general
De las cosas debo añadir
Pan y azúcar que ya no como.
Los mendrugos alisaron mi vientre,
La amargura me sacó de las casillas,
La tabla flota camino de las antillas
Occidentales a la península,
Tal como la salvación
De todos nuestros males:

Seamos sensatos
Por las luces y las cuerdas,
Por no perder la arcadia,
Para poder volvernos locos
Como dulces cabras
Tiernas y felices,
Con barbas y a lo loco
Trotemos vertiente abajo
La miseria de afluente
Que brota de las rocas
Que vamos golpeando
Meninge sobre meninge
Como si no fuéramos en el fondo,
Del valle de la arcadia,
No más que algunos bueyes
Con un lamento ojeroso,
Con un lamento ojeroso de buey
Que salta asustado
De su torcido peso
Sobre las pezuñas y la bilis,
La vejiga y el evacuatorio
De la montaña algo verde
Con acebuches y reclinatorios
Y estandartes rosas y rocosos
Donde nos abrimos de patas
Y los tobillos se nos quiebran.
Tan torpes somos, ¡ay!, tan limitados
En importancia nos bebemos
Nuestro propio cerebro
Pensando que de nuestro
Lamento ojeroso depende
El destino del mundo,
Y por qué no ya también
El del mismísimo universo.

Las estrellas poblando esta noche
Nos contemplan en nuestra
Terminal palabra: arañitas,
Nada más que arañitas
Tejiendo con nuestras bocas
El silencio del abandono
De lo que somos: bueyes en el establo
De la vida, soberbios bueyes tuteando
El fragor de la noche blanca, bueyes
Con mitra de reyes como los cretenses
Ya muertos seamos indulgentes
Con nosotros, convirtámonos
En cabras, cabras con luces y ligero
Peso sobre la arcadia,
Nuestro país, nuestro territorio.

Arcadas para tipis

Acababa de parir la india en la pradera cuando el gran manitú se le apareció para decirle:
olvídate de la depre post-parto y corre a tu nación, sí, esa entre los que naciste,
hazles ver su locura, se creen búfalos o bueyes.

—¿Alguien recuerda
Cómo se orina
Con cuatro patas?
¿Cómo piensa una
Frente con cuernos?
¿Cómo espantar una mosca con el rabo
O se mastican las aulagas, las retamas,
El lentisco o el romero?
Piedras sólo conocemos
Por nuestro riñones, he aquí
El claro ejemplo de nuestra
Desmedida inteligencia:
Miramos con los órganos excretores,
Tejemos con las patas traseras,
Bebemos whisky y cerveza
En vez de agua del corriente río.
La pradera nos mira
Con vergüenza ajena, le pesa
Nuestra locura como patria.

Las flechas se frotan
Entre sí ronroneando
De placer porque se cierra
El círculo de nuestros tipis,
Nuestro yugo, nuestra yunta,
Nuestra arcada. Ellas
Se las prometen lanzadas
Y felices en nuestro país,
Nuestro territorio de toro
Y pezuñas izadas
Contra
Nuestra
Propia
Frente—.

La india miró sus pies,
pidió perdón a manitú,
viró sobre sí
y volvió a su depresión
Post
Parto.

miércoles, 10 de julio de 2013

Al sur del Alentejo, a Portugal

Al sur del Alentejo, a Portugal

Un rosal en la frontera me avisa:
para valorar la diferencia
sólo hay que darle la vuelta.

(leer en clave de soul)

Al sur más allá del Tajo
no llegó el oro de Europa
con sus fondos feder-
er suh… al soul
de más allá del Tajo,
las encinas son ufanas
naderías oficiadas
no sé si por las cabras
o una motosierra gigante
que alenteja por abajo
y por arriba sus copas
negras sobre el amarillo
suelo y la tierra del escarbo
gris, tal vez la ausencia
que diera lugar al milagro
de servicio a la puerta,
resto que me extraiga
de esta vil onomatopeya
entre la legumbre y la ley seca
de un norte que sólo existió
unos miles (da igual cientos) de años
después de que inventáramos
los turdetanos el garum.

a otro tal felipe
y a un poeta encam(o)ado
debemos esta grieta
que separa, que ataja
un grupo o un pueblo
que llamaron hispano.
Portugal reúne mar
y aroma de marca
con la que me friso,
—también Saramago lo hizo
para surtirme de una metáfora
en la presencia—.
Que dios mismo bajara,
de norte a sur,
y dijera si es natural o designio
divino, él sabría sobre
sus mismas tropelías, quizás
una fruto
de sus tantos poemas,
que por cuatro reyes
(tal vez menos) y un poeta,
tanto nombre diferente,
tanto artificio de grieta,
tanta frontera y distancia
entre los feder encauzados
entre huertos y castañales
antes de el rosal de la frontera
y esos que nunca llegaron
a mis pobres encinas
con forma de lenteja.

lunes, 8 de julio de 2013

El escudo toscano

El escudo toscano
Este es el poema para amar
lo que no se conoce.

Sobre un sinople de tierra
Siena y tejas que se curvan
Por la mano del maestro
En levantar el skyline
De ciudades sobre colinas.
Nada habrá más
Que un muerto inacabado
Como mi cuerpo añadiendo
Pasos al puente viejo
Y los toldos de las lumbres
Respirando techo, agua,
Barro en un día de verano
Con olor a cañaillas
Y a blancos camarones
Como el mármol blanco.

El temblor volverá
A esculpir las murallas
Lirios de tus párpados,
Tantas esculturas, retratos de hombres
Sin mirada, sin vidrio
Transparente entre la piedra
De sus faces y la carne
De su alma.

Yo sin embargo
Siempre relacionaré
Mi estómago contigo:

Atravieso la medida de las colas
De los pájaros ya yéndome
Me espigo y te vengo
A mi suelo, tuyo eres
Blanco y aquejado
Grande, sin cama
Blanda, blanco
Del numen dentro,
El habitual
Deshielo
Del mármol con forma
Humana.

Sin suelo

Sin suelo

Escribo como pienso.
Solitaria magnificat
Emprende vuelo
Sobre los torquemadas
Y los dependientes de tiendas
De cuadros donde te retratan
Formando parte del grupo
Que no pintan nada ni con óleos
Ni con sintéticos pigmentos
Que asocien el libre canto
Con la justicia de la muerte
De uno mismo
Sobre tantos cadáveres hinchados
Con guata blanca.
De almohadas se visten
Los cielos inconclusos:

Ando
Alejada
Apartando
Actos circunflejos y generosos
Aluviones de metafísica cuantía,
Atravesada,
Atrapada,
Asustada,
Al alabo de ciertos y deshechos.
Ando ensimismada con el tiempo
Asolante de esperanzas.

viernes, 5 de julio de 2013

La Esperada

(Ver foto AQUÍ)

La Esperada

Se emborrachan las ubres
Ebrias de contenido vital
Y calamitoso estrépito
Que los otros pechos proclaman:
Manan leche jerigonza.

Metralla cubierta
De sierpe sabia
La víbora honda, la de la cabeza grande,
Anida bajo los romeros en flor,
Entre las piedras y el polvo,
Pero su piel no se mancha, su líquido
Ubrerino advierte:
Si me pisas, no sabré defenderme
Como del sol que oculto
Con las manos su resplandor
Llagará mis palmas
Abiertas
A la esperada.

Mientras, he construido
Pozos artesianos.

(Sofía Serra. La exploradora)

jueves, 4 de julio de 2013

La encrucijada

La encrucijada

El pánico es producto de la duda.
Me varo a mí misma. Esta inercia
Quietante me traspasa
Hasta hacerme engrudo,
Lisa mojonera, capitán

O chanquetes de la orilla.
Yo, mitocondria multiplicada en tantos pececillos
Como caimanes que se comen
Mis tobillos generosos.
Para la tierra, su ensalmo.
Para la ciencia, su asiento.
Para mí sólo el calvero sea
En esta fotografía tomada desde el aire.
Huyo sin moverme de la cruz
De tierra blanca.

He llegado
Pero no
Sé a donde.

miércoles, 3 de julio de 2013

A mi pueblo, a mi desconcierto

A mi pueblo, a mi desconcierto

En este muerto contenido
al que abrazas y consuelas
por deseo de su propia muerte,
en este bello ejemplar de ciervo
ligero y pesado de tantas muelas
y dientes rumiantes,
de tan onerosas alforjas
que no tienen fondo,
que huecas deslizan
el aire que por la boca
les entra y por el culo les sale,
en este muerto y denso
aire de oftalmologías
imposibles pues ni ojos
ni pestañas siquiera te caben
en ese rostro pernero,
en ese rostro carnero,
en ese rostro pétreo
de meseta inasumible,
centinela vestido de colores brillantes,
en esta muerte tuya,
yo te abandono:
Eres un pueblo muerto
sin fantasmas,
un pueblo herido
de su misma muerte,
un cuerpo inerte
exhalando un aroma vivo
de fragancias que nunca
se hunden y siempre preguntas,
siempre preguntas
el porqué y el desconsuelo
de este olor a rosas que entierras
mano sobre mano bajo
tu zócalo de piedra
tumban

la luna, el sol, la paz
de algún refresco asociado
al martilleante fuego arenoso
concupiscente o semioculto
bajo las flores de lavanda
visitadas por la mariposa
de la col, blanca como las paredes
de mi alquería… ah, qué solaz
que no perdí, soldadito boliviano,
por mucho que dispararas
a sienes, por mucho
que trucaras valles y cordilleras
en busca del corazón palpitante
de la luna grande cuando
se asoma por los andes
de mis luces. Soldado enorme
corazón y las venerables
soledades, los cierzos
en pleno mes de julio y el viento
de suroeste aterrizando
sus mejillas de océano
sobre el páramo agreste
y mesetario:

el desconcierto, la lección
de amor dada, la grata
complacencia de una voz lejana,
las orillas y los pasos serenos
sobre la arena, el agua del mar
dentro de mi frente,
y un “no sé” hasta que la salud
tenga nombre de nuevo
y pierda la enfermedad
el suyo de muerte,
o España.

martes, 2 de julio de 2013

Yellosky

Yellosky

son los sabios visitadores
los mosquitos de esta noche,
la luz amarilla no los aleja
de tu carne. la puntilla en
la nuca me superó en la meta.
Llegó ella antes y yo
me quedé creo que allá
bajo la luz amarilla
del porche mientras
el mundo se hacía.
También perdí la cabeza
y algo de alma bajo la luz
amarilla llegué
al lugar infrecuentado.

lunes, 1 de julio de 2013

Sobre "La exploradora"


La exploradora es un poemario que me está costando sangre lograr organizar. Sé que ella llega, pero tengo que conseguir mostrar cómo lo hizo. Sus huellas aparecen, pero todas enmarañadas en un enorme ovillo. El hilo entra y el hilo sale claramente, pero desenredar el nudo que se hizo está pudiendo con mis nervios.
Paciencia, buena letra y algo de disciplina, algo de la poca que poseo.
Ha llegado la hora de comenzar su índice, así, sin haber llegado al final, índice provisional. Distintos los poemarios, distintos los métodos, aunque siempre escribamos los mismos, tal como siempre hacemos la misma fotografía.
¿Es que puedes ser otro? Con dejar de ser ya es más que suficiente. Éste es el paso que obviamos cuando usamos la plena consciencia. Ésta es la clave. Cuando la exploradora escribió y describió su itinerario, logró dejar de serlo. Dejó de ser exploradora para pasar a ser explorada. El shock. Ahora me toca vislumbrar las huellas de la otra mirada para así poder dejarlas expresas, por activa o por pasiva, en el poemario. Para que éste pueda ser leído por cualquier otro.

De la tribu Pies pequeños (el shock)

De la tribu Pies pequeños (el shock)

Llegado el freno y cierta estación
Estancada entre las arenas blandas,
Tan difícil se hace salir del mar
De la ausencia, de la cinta transportadora
Que me llevaba solitaria y púdica
Ahora ya sin huerto
Y sin pienso luego veo sin
Porvenir ajustado a las suelas
De los zapatos sin a-las,
Clávame, húndeme, sepúltame,
Encrucijada sin rosa ni espin
Illas que romperme
Contra el bordillo de las aceras.
Las aves migran
Plumas a otros suelos,
Otros cuentos de suelos.
El mío encharca el horizonte:
Perfil huele el aire
Buscando la terquedad
Del misterio, encendidas
Mis mandíbulas se aprietan
Contra sí hasta
Que mi oído revienta.

Continúa el tren rodando.
Mis pies calzan ataúdes
blancos.

viernes, 28 de junio de 2013

La dama de noche

La dama de noche

Sofía alejada
de dios siempre.

la dama de noche persigue
otros mundos,
pudiera ser que la locura
haya hecho mella,
alguna sustancia química
corrosiva se ha multiplicado
o se ha desprendido
el ebrio azul nocturno,
y yo ya, infinitesimal gota

me de-canto por las flores
que ya tampoco nadan
un cuánto o un dónde
o un cómo siquiera.

la depravación de la poesía,
la dama sin flores
de noche.

jueves, 27 de junio de 2013

Todo y a ti (el domos)

(Escrito hace un año, avanzaba lo que estoy haciendo ahora, mi vuelta al campo)

Todo y a ti (el domos)

Y pude ver al ruiseñor
de día cada tarde
sin espinas se posa
entre los pinos y las rosas.


He estado allí, he recordado, voy a ir, tengo que ir, quiero ir. Quiero verme allí allá.
Es el durante, el mientras llego y no, romper la inercia lo que cuesta esfuerzo.
Se acaba de fundir la bombilla del humo, tan fría y azul como algunas sienes. Si todos hablamos de lo mismo, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo?
Desde luego este siglo, este comienzo de siglo, se caracterizará para la mirada de futuras generaciones por la proliferación de filósofos de cuchara. Entre los que me incluyo. Filósofos domésticos. ¿Es que acaso puede existir el filósofo no doméstico? Domos, tal vez la única palabra pura y naturalmente humana. La casa, el hogar, el fuego, lo que nos cubre y protege. La naturaleza es dura para el hombre, cuerpo tan vulnerable, piel tan fina. Necesitamos el domos. Construimos el domos, nos nace naturalmente el domos para protegernos de la inclemente naturaleza, de la inclemencia de la intemperie. La misma esencia de la naturaleza propicia nuestra necesidad de crearlo; ésa es la contradicción y la paradoja, pero natural, y por tanto, somos naturales, mal que les pese a algunos.

Espero que nadie
Lo dude a estas alturas.
Lo Es-pero
Sé que no es así.

Me he ido al campo
A vivir la yerba seca.
Me he ido aunque no esté allí.
Me he ido a presenciar
Mi propia ausencia.

Lloraré cuando compruebe
Que no he estado,
Pero al menos podré
Reconocerme en mis antiguos
Brazos hoy aún más broncíneos
Y potentes. Y el dorado
Me hablará de su nostalgia
Por mis manos.
Al menos oiré
Su pecho sin ira.

Me he ido al campo
Para redibujar mi silueta
Desparramada
Sobre tantos adoquines
Hirvientes y sucios, MUY SUCIOS, de negro
Polvo. El biergo o bieldo introduzco
En el montículo de compost,
Las malvas se han secado ya,
Sé que el ruiseñor me observa
Aunque durante la madrugada
Yo ya pueda dormir
En la cama de urbe
Y algún confort
Que sólo
Yo entiendo.

Todo y a ti.

miércoles, 26 de junio de 2013

Maitines II

Maitines II

Mejor sin nombre
Y dulce estalla.
*
La línea me separa
De dios a dios
Gracias así
No lloraré
Al morir
De nueva.
*
Me he encontrado
Con el hombre
Perpetuo.
*
Todavía hay quienes confunden la sombra con la oscuridad.
Debe ser
Que no son
Como yo
De otro sur.
*
Cetina me ha influido
Enormemente Cetina
Ha mayusculado
Mis comienzos
Más pequeños
Serán final y caída.
*
Nada que saber
Y poco por decir
A estas bajuras.
*
De pronto
Esto es
Todo hasta
Que mueras
O vivas.
*
Puedo esperar la eternidad
Si Ella lo dicta, si Ella me dicta
Puedo por no hacerla esperar.
*
Los palabras se desvanecen
En cierto estado de luces.
*
Sé que no
poseo por eso
no lloro.
*
B(i)endecir
Hasta que cese.

domingo, 23 de junio de 2013

Working

Working

Si no quiero ya descubrir
donde te escondes.

Estaba allí,
En el entresuelo entre
La cerca y el cielo de goma
Hablando con su rabo
Nocturno y balbuceante
Entre los cajones y los paños
Y las pipas de girasol
Y mis ojazos,
Mi hermana, la sibila
De los adioses, la vespertina
Visitante, la suministradora,
La compañera,
La leal habitante:
La rata
Y su cola y su madriguera
De vetustas y pavesas cáscaras,
La habladora,
La angio
Esperma
Retirada
Del mundanal oficio
Del ser, la ontológica
Corporación. Junio y rosas.
Las adelfas no duermen
Nunca en los laureles.

jueves, 20 de junio de 2013

La diáspora

La diáspora

Como cuando donde
ya tú no eras.

Eu pusilánime te escribiré
el poema que nadie pueda traducir
salvo tu lengua y la mía
pusilánimes también
absortas ellas
en aquel pasado de un río
que permitió florecer
en la piedra cenotafios.
¿A quién se le ocurre
sembrar el grano
sobre el granito
sino a los celos?
Tan injustas patrias para sus hijos,
las madres, ya sabemos,
también lo son por mucho
que cueste creerlo,
recrearán la conjura
de luces pájaros en el aire
de la mañana olvidando
que de gasa y azul
borda la nube pinta
los perales asomados
a tus ojos como pétalos de mariposas
durmientes al calor del mediodía,
sus flores a la luz de la madrugada,
al sueño y la evaporación de un silencio
hecho migas para las aves
blancas y el murciélago de la encina
asaeteando el azul índigo del anochecer
cuando tú vuelves a la escena
bajo el emparrado.
Florecerán los lilos silvestres
y la música de un violín
asomada a la puerta de tu habitación
escribirá tratado de luces
en el almíbar de la mañana.
Porque ya somos dioses
puedo hablar como los poetas cúrsiles
—y la truculenta diáspora
de la noche —. Se marchan, todos los invitados
luminosos se marchan, caminan
en pos del sol de poniente, olvidan
los velos de seda,
los segundos que los mantienen
como vivos.
 
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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.