domingo, 14 de julio de 2013

La bañista

La bañista

Solitarias magníficas,
Su cetro es la invisibilidad.
Y yo me presento.

Hoy he contado al revés del doce al dos
Sin viceversa, un afilado panorama
No sé si Everest o truncadas letras
Dispuestas en cordillera náutica
De desmesurada altitud para estas uñas
Amnióticas, galopantes, circuncisas,
Asomadas a la pendiente azul
De los haberes y de la respuesta
Sin pregunta o vejez.

Ando abriendo evacuatorios
Por si las gigantescas medusas
Llegan a sedimentarse en la orilla.
Siempre sentí pesar
Al verlas tan amistosamente transparentes,
Sin agua donde poder morir
Salvo la suya interna.

Sin embargo, no deseo
Su compañía mientras
Yo me baño, o me ausento, quizás.

2 comentarios:

  1. Quienes me conocen saben que me ausento a la hora del baño. Vamos, que no me baño....
    Inocentes, creen que el resto del tiempo estoy presente.
    Un abrazo fuerte, o dos.

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  2. En 1970; uno a lo más; Margarita en Biarritz me habló de las medusas en el mar y algun problema que surgía en su entorno; pero no entendí lo que me dijo; quizás no lo oí siquiera todo; tantas veces ocurre que no entiendo, en esta triste vida mía, nada de lo que me dicen y acaso ni lo oigo o lo oigo sólo parcialmente. A finales de 1973, principios de cuatro a lo más; con calor y sol; pasé la navidad durmiendo en mi saco de dormir en una especie de campo de caña de azucar, sólo y atristado en medio de tanta gente, en las afueras de Barranquilla; en Cartagena de Indias; ví a miles de medusas agolpadas sin espacio libre entre ellas, en un río pequeño y quieto desembocando en la mar; no sé, en esta vida, qué les pasa, ni porqué mueren en la arena de las playas; pero ayudémoslas; salvemos a las medusas que es otra vida amable más.

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