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jueves, 24 de enero de 2013

La diletante (de viaje visitando monumentos)

La diletante (de viaje visitando monumentos)

En este simulacro exilio
me permite el lienzo
reconocer mis pasos.
Hasta en los canales crece
para recordarme de donde vengo,
nunca hacia donde vamos.

En esta sutil agonía
que es la vida venero
tus tristes luces de hojaldre
que se hunde. Tan pesada la carga
que soportan tus láminas, tus
mil palacios de carne, tu
luz de los esperados
puentes beben de mi aire
maternal y el afrodisíaco
perfume de su celo
de hembra, mar de tu alumbre
y de mi ausencia sobre ti.

Colmo leones como
blando espada
blanda contra
las dulces venencias
de las gotas de agua
sobre la yerba,
el monumental —se erige
todos los días— nutriente
que la naturaleza nos favorece.

El verde es su color.
También el de la vida,
que es viaje.

Sofía Serra (De La clave está en los árboles)

martes, 22 de enero de 2013

Oración excretora

 Autor fotografía: Manuel J. Távora Serra
Oración excretora

Señor, estoy deseando dejar
este mundo, no a mis seres
queridos, no, ni a los árboles
ni al cielo, con nubes o despejado,
ni siquiera al invierno tan cruel
para mi mente, tampoco
deseo perder de vista a las flores
ni a mis perras, ni siquiera
a la mala película de televisión,
o, menos aún, al libro que tengo
sobre la mesa. Pero, sinceramente,
Señor, sí tengo mucha necesidad
de dejar este mundo ya
en las manos de quien lo posea.
No deseo pelear más
por lo que en realidad no es mío,
allá cada cual con su propiedad,
el piso, el negocio, la empresa,
el automóvil, los hijos salidos
de madre, de cauce, quiero
decir, la ironía —las flores
ya te he dicho que no, ellas
no se visten de sarcasmo
ni otras negaciones—, el prestigio,
las ventas, los noes, los imposibles,
las incapacidades en suma
el desconcierto palpable
de tanto mono bajado
de los árboles.
Te los nombré casi en primer lugar,
ellos son la clave de este infortunado
azar que en vez de mona
me ha hecho mujer, hembra
de una especie que no sabe callar
ni trepar por el cuerpo
de su semejante. Rasca, rasca,
quítote las pulgas o las liendres,
te hago mimos con mis labios
de homínida asilvestrada, hecha
cuero de un municipio, de una
civilización que hace aguas
duras o blandas y no,
no sabe llevar pañales.

Señor, llévame contigo
a las nubes redondas y verdes
de mi selva o a las dunas
cuadradas del desierto,
al hielo de los polares mares
o al fuego de las chimeneas
de los volcanes, al pasado,
al futuro o a mi presente,
pero no me dejes más en manos
de su tiempo, que no es mío,
que no, que yo aún sé trepar
por el pecho de mi amado,
que yo aún sí sé despiojarlo
desnuda a la luz del sol,
pedirle que me lo haga
y no avergonzarme
de mis pelos enredados
entre las ramas y las hojas
o caídos sobre el suelo
de allá abajo que ellos pisan
y construyen para no caerse
al abismo.
Y yo sólo me fijo, sólo me fijo,
y no quiero imitar lo que hacen.

Y si no, si no me llevas,
cúrame estos lacrimales
si es que quieres
que pueda seguir mirando.
Si es que quieres
lo que me pasa
sobre el tiempo
que no es mío.
Ni Tuyo.

Sofía Serra (Interim, Exit)

lunes, 21 de enero de 2013

Presente exento (Fuera de tiempo)

Presente exento (Fuera de tiempo)

… Entonces, ¿dónde está el presente?
¿dónde estoy yo?


Otro signo de espera rechaza
la ilusión sarmentosa, el nudo
por el tobogán me desliza
la herida y la venganza
de haber nacido fuera de tiempo
y dentro de toda duda.
Si un más y un ayer
que desecho como ideal
presente el futuro
no me hace
presente el pasado
no habita en mí.
Mas en este hoy sólo hallo
duda y enajeno
desencuentro de ilusiones
que a la papelera tiro
arrugadas, ya no sirven.
Emborrono cuartillas,
cuarteo dudas, deshago
el tejido continuo del pasado
extendido hasta el futuro.

Y no sé dónde meterme,
dónde salirme,
dónde nacerme,
dónde se encuentra
mi presente.

(Sofía Serra)

viernes, 11 de enero de 2013

IS-La

IS-La

voy a hacerte mucho mar,
mucho mar acer
o blando
y dúctil
para
tras
la
darte
a Horai.
Horai, la de la luz blanca.

Sofía Serra (De Los cabezos amarillos)

viernes, 4 de enero de 2013

Esto es el lugar infrecuentado

Esto es el lugar infrecuentado

soy una mujer
ducha, dicha
en palabras
que no son mías.


Vine del lugar hasta el lugar.
Esto es y fue el lugar infrecuentado.
Y será.
El signo del amor en la tierra.
El lugar de la paz, de la salvaje paz
y de la ausencia sin dolor.
El lugar del domos
y el paraíso del hombre
en su lugar.
El lugar sin ayer ni después,
el lugar con presente de ti.
El lugar infrecuentado se alimenta de sí mismo
y de los pocos que hasta él llegan.
Sucede el autoabastecimiento de la naturaleza
en comunión consigo misma.
No existe la decrepitud, la pérdida.
Tal como se señala, la huella se evapora.
No es el lugar de los hombres,
pero sí el lugar del hombre.

La yedra crece sobre el agua,
sumerge sus raíces, la luz extrae
de su savia el verde que ennoblece.

Aquí no sucede la escritura,
aquí sólo se lee. O se vive.
Los estratos, o a su lado.

He llegado al lugar del que partí,
nada queda por hacer. Ni un afán
me persigue, debo saber gozar
disfrutar de la recompensa ya
tras el esfuerzo.

El vuelo que de mi pluma escapa
se hastía de no encontrar el papel
que la someta al plano.

Lo tengo todo
dicho.
No puedo ni debo hacer
más porque todo lo de más
destruirá.

Con sinceridad,
con solo ganas de callar
y no ser vista, desenlazándome
desaventurando, aseverando
mi posición en este enclave,
matizándome
quizás
domesticándome
o tan sola
haciéndome salvaje.

(Sofía Serra. De Los cabezos amarillos)

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Amanecer (el suceso)



Amanecer (el suceso)

no es el tiempo,
es el lugar el que acude
a nuestro encuentro la luz
nos señala.

Y se habitúa el día
a la medida en nuestras sienes
gozosa la perpleja
se abre de mundo
a su hambre de vida
mata sucediéndose.

besa el beso
que imagino doble
salto vital
en secuencia es

energía del momento
porque vive
el beso el lugar
sobre tus ojeras,
así como unos pequeños
y luminosos páramos
comparados con el desierto
y su ausencia,
tan repletos de ti.

Sofía Serra

martes, 25 de diciembre de 2012

Rosa de Alejandría

Rosa de Alejandría

en el tiempo justo
de momento en su estallido
la obcecación en el justo
tiempo de la bifurcación               comienza
por desandar lo aprendido.

Manifiéstate como una rosa,
sálvame de Alejandría
y su biblioteca en llamas.
O mejor, quémame
como si yo tu
manifiesto fuera
en blanco.

(Sofía Serra)

lunes, 24 de diciembre de 2012

Atardecer de nochebuena


Atardecer de nochebuena

esto es un cansando espejos
que sucumben ensimismados
en sus consabidos reflejos de brillos
y despintados y serenos soles
reflejados sobre el pétalo de la rosa.
¿Habrá quien atestigue tanta osadía,
tanta simiente reflectada que se ajusta
al horario ya sin anclas?: Bella la muerte
de no importa ya qué modo de luz.

Sobre el patio se tumban cansados
los brazos extensos del atardecer
y el son del invierno mísero
—es tan bonita la palabra—
y tan cálido invierno
como las rosas que asoman
por tu boca o tus labios
o tus dos gajos de mandarina,
que también se tumban
uno sobre el otro,
ambos sobre el patio con su gesto
de manos juntas en paz
con los colores de tu piel,
también naranja y rosa,
que vuelven el cielo a su envés
o a la muerte de la pálida
y lúcida guía
en el mundo curvo y teniente
de mis muslos sobre
también tus labios,
que ya canta uno
noche de paz
deseo para ti.


por Sofía Serra (sagesse)
 
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