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jueves, 22 de noviembre de 2012

Elipse

Elipse

Culpable de mí y de ti,
ajenos ángeles posados
sobre la humedad de mis hombros
beben obviándome lo imposible
soslaya el barranco y me adjunta
la bárbara y sorpresiva suerte
de haber nacido junto a ti,
quien quiera que seas tú,
tremendo acantilado al filo
del abismo que se abre
entre tu justicia y la mía,
sino yo.

de ti, clasada,
de yo, tejida.
de nos, tonada,
des-clasada,
despro-tegida,
mi ne-ra duda,
mi-ne-ra-li-za-da, fósil, piedra
como el made-ramen
de la nave que se hunde.

me encontrarás en el afán
de la mar de fondo, allá donde
moran los tiburones
blancos y otros monstruos
de boca grande y entrañas llenas.

Completa mente
descentra
-da
como sielu
ni verso
sehubi–era
des-plaza-doal
la-doin
verso
eselip
se-de
la rosa.

Sofía Serra (De El hombre cuadrado)

jueves, 15 de noviembre de 2012

Por condensación de agropecuarias

Por condensación de... agropecuarias

Paradójicamente, la tesis de Valery (el velo entre el espectador y el autor) ha propiciado el vicio por el personalismo autorial en el arte del siglo XX, es decir, la exacerbada relación obra/autor que el espectador plantea ante el apercibimiento de la primera. Con todo lo que ella ha conllevado: la firma es lo que ha valido.

El sistema espectador-obra -autor tiene que gozar de un equilibrio perfecto.

La tesis del velo podía ser válida para un siglo XIX, o como cima a la que se llega desde que el Renacimiento apostó por la independencia del artista desde el gremio. El problema llega con la multiplicación del medio informativo en el siglo XX. Hoy en día, comenzando el XXI asistimos a la posibilidad del acercamiento excesivo entre el autor y el espectador, proceso que también contribuye al perjuicio del estatus de la obra de arte.

Por ahora es el artista, el de verdad consciente de su quehacer, el que debe (o debería) comprometerse a mantener ese difícil equilibrio “distante en tri-sistema”, pero con la educación debe llegar el momento en que el espectador deba también saber hacerlo.

No sé por dónde tirar, se acumulan demasiadas perdices aleteando alrededor de mi frente. Quebraré este círculo, romperé las jarcias de mis velontades.

Es la obra la que debe decir y decidir. Es la única protagonista. Es el signo, el establecimiento vivo, como aquellas tiendas de barrio, del proceso de comunicación del arte.
Ambos, y como ambos, olvidamos, el artista en su exceso de vanidad y el espectador en su gusto por el morbo fallido de encuentro con el dios-artista, que lo importante del Arte es la obra.

Cada obra es hija de su tiempo y de su velo.

domingo, 11 de noviembre de 2012

La granja

La granja

Va poblándose el sueño roto
de la dehesa lumen
con margaritas cada verde
menos abundantes.
Los cerdos se las comen
como ellos las deshojan,
desfloran, mejor
y más correctamente.

Ciencia bienvenida
convida manos
bienhechoras
y justas.

trágalo,

un mundo paralelo
como ninguno,
¿cómo no rompernos
por la entrepierna?

Sofía Serra (de El hombre cuadrado)

viernes, 9 de noviembre de 2012

Interview pop-ear

Interview pop-ear

Entrevemos a un periodista
entrevistado por un periodista.
No preguntan ellos,
preguntamos hoy los periódicos
uniformados
por el cansino diario,
los coti-(yeah)-dianos
a la hipotálamica prensa:

¿Dónde han quedado los oídos
ahora que todos somos bocas?

Sofía Serra (De El hombre cuadrado)

domingo, 4 de noviembre de 2012

La porquera

La porquera

La realidad es que de tu boca nacen margaritas,
así que los cerdos disponen
de comida abundante durante mucho tiempo.

¿cómo no va armarse de amor
alguien que devana el mundo
entre almejas y bellotas,
luces y alacranes, tro-
pezón y puerta
blandiendo el alba?

soy la más creyente de los mortales.
Mi dios es mi bandera,
a imagen suya me tejió
junto a los lodazales irisados
del manantial de los cabezos
amarillos.

Exacta neocirugía de verdes
tú, eres quien yo vivo
sin sobre
saltos,
sin sobre
agudos, los bajos
inundados
paz a paz,
sin palabras.

mi dios es el más común
de los mortales,
el que no habla.

(Sofía Serra, De El hombre cuadrado)

viernes, 2 de noviembre de 2012

Artemisa: la perdida por el arte

Artemisa: la perdida por el arte
Me da lugar a poco
de mí

No soy nada virtual,
ni algo ejemplar
siquiera,
mi res es natural,
soy un ser vivo
creciente y decreciente
como la luna misma
o la vida que en mí
no piensa.
Ella mengua
haciendo y deshaciendo
yo.

Sofía Serra (De El hombre cuadrado)

miércoles, 31 de octubre de 2012

Pastora

Pastora

Otro cadáver de flor y mis ojos
matando se clavan el estilete
de las enumeraciones y silba
el aire junto a mi terraza de verano
confiscando aviones y algún puñetero reptil
que en el pronto de nubes
coagula y va y encuentra
plumas cuando sólo quijadas
con guantes de escamas
galopaban sobre la faz
del mundo,

la piel mía.

yo siempre permanezco
y ellos siempre se fueron
yo siempre sigo
y ellos siempre se quedan
y se me quedan
fundidos y ellos se separan
y ellos me desmembran.

(Sofía Serra, de El hombre cuadrado)

viernes, 19 de octubre de 2012

Paralugar

Paralugar

Mi hermano está en Helsinki,
yo en Sevilla y una patria se pierde
en las montañas de azufre tan aromáticas,
curry luminotécnico encendido por tanto
y tantas arquivoltas de ayer
comunicando el vértice de la luz
de las farolas que no sé dónde acaba,
dónde se apagan.
La noche arruga el velo de perlas centelleantes,
un puticlub se esmerila en los adoquines
de la calle y en la fachada de la iglesia
decorada como tarta nupcial.

Para los sentidos, las parasienes.
Un sublugar asoma meditabundo
dudando entre su sitio y yo.

Sofía Serra (De El hombre cuadrado)

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Avecrem

Avecrem

reía
solicitando venias y contras,
tan desdichado soñó
con su silueta agujereada
por las balas de sus luces.
Conminó, a quién sino a mí, y yo le seguí,
pervirtió el azar denostando
el lúbrico frenesí de toda carcajada caliente,
ingrávida, de la entraña.

Esta indulgente y lamentable agonía
me permite despojarme
de toda suerte reglada de avatares o
absurdas decisiones en la cúspide del hombre
del maltrato y su nomenclátor soliviantando al eco,
a los desdichos de la alambrada,
a la somatización y la química
gruesa de las golondrinas
que ya se fueron gobernadas por otros afanes,
los necesarios,
las penitencias plenarias,
las hábiles transformaciones de las plumas
en vasallaje alado químicamente obtenido
en las vasijas de barro de las aguas, de las piernas
sin muletas, clavellinas entramadas
coronando ciertas testas,
… tantas testas…
… tantas tetas altas,
tanta pechuga alzada,
tanta ave a la cazuela,
y, por el contrario,
tanto pollo indultado en el gallinero.

Seré gallina sólo hasta que amanezca.
Entonces, despertaré el aire
con mi eco regurgitante.
La salvedad penetrará en cada oído
blanco, y pudiera ser que en este día
yo ya muera.

Sofía Serra (De El hombre cuadrado)

domingo, 16 de septiembre de 2012

la estrella más profunda

la estrella más profunda
porque cuando
ya no quedan flores
aparece la sonrisa de tu estómago.

Hoy se recompondrán vericuetos de helio y sordos tragaluces. Los agujeros negros hacen tiempo fabricando las estrellas del desarme. Sobre el planeta de las uniformidades pasean juntos el volumen y la estratigrafía de los segundos. Nos queda por saber cómo se pinta un vacío lleno de soles esféricos y dádivas cúbicas; las mil y una preguntas de las bocas desarropadas viajarán a la velocidad de la luz camino de la otra geometría. Al final, sin escisión, nos encontraremos en el borde del universo, que es finito, como tu perfil.
No concebir, verificar, caducar y asesinar y asesinarnos como cualquier átomo que arrima electrones al besamanos del contiguo. Traspapelar hasta rehacer el espacio que
estrato tras estrato
vamos trastornando
besos que sorbemos
olvidando los labios
que los dieron.

Engendramos
con el coito
interrumpido.

Recomponer a la medida de la estela invisible,
el campanario erguido de almuédanos canta
la mesura de las teselas,
de las lombrices traedoras de tierra
hasta el pavimento enlucido.
Pavor ante la diferencia: Tantas
fallas solícitas de terremotos
y lugartenientes armisticios.

Sofía Serra (De El hombre cuadrado)

sábado, 15 de septiembre de 2012

Nonato

Nonato

Vejada, dormida, traída
del espanto a las agostas
sienes de la rota
quijada, espléndida insomne
bajo las pestañas de las abejas,
esos lícitos parangones,
la iluminación se extravía
por los juncos y las estrellas
con su azul de simiesco espejo
hendido por las hondas sendas
del blando y subrepticio porvenir.
Obstarán a la redundancia
de la esfera colgada del cielo,
bola inmensurable sobre
la aglomeración del engrudo
entre párpado y párpado
de la mirada de la noche
caso de que se acotasen
las bandadas de esclerótico
plumaje vendidas a tu frente
desde tu volumen de mórula inversa.

Grandilocuente ave marina
con estómago de hielo,
derrítelo y regurgita:
Si alguien conserva la cordura,
ya es hora de que dé la lata
y la comparta, bien abierta.

Sofía Serra (De El hombre cuadrado)

viernes, 31 de agosto de 2012

Las lomas

Las lomas

un mundo en desorden por nacer
arquea el vientre de la tierra.
Conjuros y otras hienas
abocados a la suerte de la encina,
abocados al éxtasis sucinto,
exacto, precisa linde unitiva
entre el amarillo del sol
y la fragante rosa excavadora.

la verdad toda la verdad nada
más que la verdad hace tiempo
no despierta mi cuidado.

verso nieblo o duda sólo
en la espesura del bosque
circunvalo el gesto y el armisticio
del poblado caminante
y solitario ecúmene entre las fieras
y el óbito de la noche.
… Tan rosados sus laureles de día…

Abre brecha la gozosa
y los cantores prestan su niquelado
silbo al aire sutil y candente
carmen de mis flores
y la nauseabunda gracia
de tantas lágrimas dulces
sobre los silos de las hojas…

A mis pies mojados,
ni el cuero de las botas
los enternece.

…Y me dicen elegante…

Sofía Serra (Correcciones de El hombre cuadrado)

martes, 24 de julio de 2012

Elipse



Elipse


Culpable de mí y tu suerte,
ajenos ángeles posados
sobre la humedad de mis hombros
beben obviándome lo imposible
soslaya el barranco y me adjunta
la bárbara y sorpresiva suerte
de haber nacido junto a ti,
quien quiera que seas tú,
tremendo acantilado al filo
del abismo que se abre
entre tu justicia y la mía,
sino yo.


de ti, clasada,
de yo, tejida.
de nos, tonada.
des-clasada,
despro-tegida,
mi ne-ra duda,
mi-ne-ra-li-za-da, fósil, piedra
como el maderamen
de la nave que se hunde.


me encontrarás en el afán
de la mar de fondo, allá donde
moran los tiburones
blancos y otros monstruos
de boca grande y entrañas llenas.


Completa mente
descentra
-da
como sielu
ni verso
sehubi–era
des-plaza-doal
la-doin
verso
eselip
se-de
la rosa.

Sofía Serra (Correcciones de El hombre cuadrado)

viernes, 20 de julio de 2012

Al héroe

Al héroe


No quiero saber
mucho de ti
hasta que te asombres
o me difumine
donde la nostalgia,
húmeda y cálida nostalgia
de acá, tu cerebro… Espuma,
rosa tan sabrosa
y tierna tu cerebro.


Algún día me haré caníbal
como el tal Lecter, sin Aníbal.


Ensanchar el camino de salida
hasta que no quede
en la tierra nadie
salvo tú a salvo
de tantos idólatras… Espuma,
pompas negras tan anales
sus cerebros planos
en tus cando-rosas manos.

Sofía Serra (Correcciones de El hombre cuadrado)

martes, 17 de julio de 2012

Poesición


Poesición


en el Porhacer
se sitúa
la adscripción.
Todo lo contrario
a la teoría del arte
posicionado.


Sofía Serra (Correcciones de El hombre cuadrado)

sábado, 7 de julio de 2012

El molde

El molde

soy hija de una buena madre,
extráiganme su matriz,
déjenme hueca.

Sofía Serra (De El hombre cuadrado)


viernes, 6 de julio de 2012

El yugo

El yugo


Y yo te diré que jamás volveré a abrazar,
nunca más descolgaré mis brazos,
ni como jumentos ensortijados
los anillaré a las pupilas de nadie,
un salvo tú ni a salvo él
de las docenas y la encefaloplastia próxima
deshaciendo el trabajo de los perennes días,
las pendientes hojas que algún día
caerán de mis ramas
como si árbol fuera yo,
o tan sólo ruinoso departamento
donde tu alondra viene
a refugiarse de la nieve.


Nos engañaron: bueyes
enjaezados con flores y rubias
y altas mitras de reyes.


Sofía Serra (Correcciones. El hombre cuadrado)

jueves, 5 de julio de 2012

Primitiva

Primitiva


Me queda poco sobre qué pensar,
un solsticio de animosos cantores
se apiña en torno a las manos
rezadoras, orantes a salvo
de la nieve que golpea
desde el abeto solo
en algunos países del norte.
Serpentean
el cuervo y la herida.


nematodos, Némesis,
frenólogos y otras lindes.


efectivamente nos quedan cuatro días
efusivamente andan inquietos
a ese lado del mundo
los expatriados como tú y yo
quedamos solos
ante el vecino
que no se movió, no se mutó
en zíngara salvaje y tierna
del zaguán de su puerta,
y me entrenaré en sonsacarte la herida
hasta que no quede más
que albas puntas de un doméstico
desaire de geometrías
apestantes, volutas de la radioesfera
que suministran tus cabildos gozos,
esos que la penumbra sostiene
sobre mi cabeza para no destocarte,
para que siempre acontezcas
aunque yo ya muera,
aunque tú ya mueras
o ambos muramos
ojo a ojo, diente a diente,
de rabo a cola en el otro descabello,
el de las pieles rojas
y verdes.


Descombatir el desvío hueco
y absoluto dejamen
de las cosas.
Denostar aunque no te rías,
perpetrar y subsumir,
contrincar.


En rojo y verde me siento
sobre la tierra, me hundo
en el barro y camino a cuatro
suelas o lados que vuelan alto.
No necesito padres para sostenerme,
me basta el duro suelo
de tu mente y el tierno vello
de tu brazo que enciende el sol,
tú, fuliginoso hombre cuadrado
con verde nuca transparente,
eres mi auténtico amor,
con todo los inconvenientes
del verdadero amor,
incluida la ruptura
de mi verde roja pulpa.


Los goces, para los civilizados.

Sofía Serra ( Correcciones. El hombre cuadrado)

lunes, 18 de junio de 2012

Pasantía (La sombra)

Pasantía (La sombra)


y si ni el sol ni la tierra
llueven a medida de los gustos
de cada uno o dos
o en la tierra
no hace lluvia o agua
acorde con lo sentido
por ambos
manifiestos
mutuales
y si no se enteran
de nada recíprocamente vecinos
o separados
cuando nube
o cuando tierra
cuando sol
y cuando agua, sin embargo,
nace el verde.
Y siguen sin enterarse,
o integrarse.


Sus lugares me declinan.

Sofía Serra (De El hombre cuadrado)

martes, 12 de junio de 2012

El diente de león y la acacia

El diente de león y la acacia


No vestir nunca en otoño,
desnudar en todo acaso
lo que nos distingue en vana diferencia,
como cada coquina
que desenterré en la playa.
Mis pies se arropan


sordos como la llave sorda
abre la casa sorda como
el hueco y el ave sorda
pero cantora.
Que no existe.
Berenjenar y subsistir, quemar
banderas y palos de arte mayor
y que el cruel castigo del látigo lacere
tu espalda herrumbrosa, vigilia vejada
por las nocturnas estrellas,
vender viento a manos llenas
hasta dormir desnuda.


Se aploma el disfraz
para el que nunca muere,
para el que permanece
sobre el manto memoroso.
Beber de los meados del ñú
y escupir mierda sobre los girasoles,
los quema y los aja
como si las nubes
evacuaran ácida lluvia:


el desurco de la farsa,
la guadaña del falsete siega
y nutre tu ábaco cejiblanco
con la cuenta de tus andrajos
de seda y mi sombrero cornucopia
colmado de gargajos
y soles nutrientes de clorofila
que el agua escupe.
Abrevarán otros dioses
ahorcados por bufandas
de rayas como el payaso
se iracunda cada vez que se pisa
el pie con el zapato del segundo
colgado de tu rama.


No quiero sino venderme
ante el paisaje extraño.
Su corteza con agujas,
mis semillas como plumas,
—¿por qué tú, justicia,
no apuñalas mandíbulas
de vez en cuando?—
Volvamos al trueque:
cambiaría mi reino
de diente de león
por tu recreo de árbol
fiero e integrado.


Llevamos ¿cuánto tiempo
acaeciendo juntos?

Sofía Serra (De El hombre cuadrado)
 
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