domingo, 23 de mayo de 2010

No soy Eva, ni Beatriz (en audio)

No se cuántas veces he vuelto a este poema, compuesto aproximadamente hace un año ahora. Como estoy preparando el blog donde pretendo publicar el poemario del que forma parte, sigo dándole vueltas. Ahora lo he grabado de esta forma, sonando con la música que, paradójicamente, y digo paradójicamente porque siempre suelo negar la audición de música cuando estoy escribiendo, resonaba una y otra vez en mis adentros cuando lo escribía.

Este poema es importante para mí, creo que casi el más importante atendiendo a lo que una pretende y ha pretendido siempre en la vida, independientemente de que lo logre o no, actuar lo más congruentementemente posible con lo que piensa y siente, no se sabe muy bien a ciencia cierta si esforzándose en ello o porque sale sólo la mayoría de las veces de las manos de eso que yo llamo Poesía, que  casi siempre, todo hay que decirlo, no sé muy bien si tiene que ver mucho con lo que los demás entienden por ella.

También se trata del que recité por primera vez en mi vida, así que se le añade un valor más para mí al que de por sí ya poseía.

Me gustaría hablar de él.

Y he escrito una larguísima entrada  explicándolo todo,  pero al final la he borrado y opto por dejar tan sólo su sonido, y su letra. En él están todos los datos, en la música que lo acompaña también. Si alguien desea o le intersa saber algo, con preguntar, lo tendrá dado, lo que hace e hizo posible el poema.

Sólo un dato. Este poema  fue escrito tras la escritura de cuatro poemarios, alguno más endeble que otro, y el pequeño de los Sonetos, "Son-ethos". Unos seis, siete, años después de que decidiera por primera vez en mi vida conservar todos los poemas que iba escribiendo. Es la primera vez que conscientemente, consigo nombrarme como "poeta" ante los demás.

"Vide cor meum", la cantata compuesta por Patrick Cassidy basándose en el tercer capítulo de la obra de Dante "´La vita nuova" es la música que lo acompaña. Pido disculpas si la "mezcla" de los audios no ha quedado perfecta. No soy técnica en sonido. Si consigo hacerlo mejor, la sustituiré.
Aquí la entrada  donde por primera vez lo publiqué. En ella se puede ver la fotografía de la que, este poema sí, arranca.



No soy Eva, ni Beatriz (Adán antes de ver la hoja de parra o canto a la ingenuidad)

Suerte de este amor bello que me permite contemplarte./
Suerte de este cuerpo de mujer que el azar genético conquistó para mi alma,/
que me posibilitó engendrarte, construirte, albergarte en mi centro sin haber tenido que introducirte en él./
Suerte de suertes irrazonables que irradian la belleza de lo extraído de la materia viva,/
palpitante,/
llena de sanguínea flor, inefable habilidad por la que los sentidos,/
harto claros,/
inteligentemente dúctiles, maleables, hacedores en mis tersas yemas/
de preñez plenas, culminan su indestructible afán por lograr aprehender la intangibilidad de los azules conquistados con las hormonas por bandera./
Beso tus pies,/
con suerte de que al hacerlo, beso los míos, como al independizarte de mi seno te acaricié con las livianas manos de la libertad que para ti construí./
Yo, que sólo sé arquitrabar ideas./
Suerte de magia terrena hilada en el sentido de las verdades honestas con el ser y la materia, plenos de omnipotente energía, fuerza, arrojo, ingenuidad. Humanas y buenas./


Sin el perjuicio de las lenguas sin boca, yo puedo amarte,/
adorar tu cuerpo,/
beber de tu mente y hasta instruirte en el hambre./
Suerte mía. Suerte buena de ser tu madre./


Suerte de que todavía habitan entre nosotros ángeles pre-claros,/
seres que a fuer del ser, más que transparentes, crean la luz./
Y con ellos llega la herida en las opacas impertinencias de los ritmos simétricos,/
las logo y loco-ritmias batidas a fuerza de esperpento humano que se autonombra,/
doctores encauzados en la circunspecta utilidad de las etiquetas,/
descorduras disfrazadas de monjes genuflexos y monjas desorientadas, desubicadas, perdidas del único arrobo del ser de hembras,/
quimioterapia renacida desde sus propias células suicidas,/
leyes circunscritas a su propia osadía, que ni osadía ni oleaje borrascoso,/
sino tibieza de propio ser fútil y filamentoso, gusanos con estirpe de villanos./


Suerte que tú, Dante, alquimista de nuestra belleza cercana y plena,/
pariste especie procreadora de adalides seráficos que con sus alas flameantes arrasan/
la, parecía inabarcable, inderrotable, intocable alambrada de espinos zarzales secos/
que separaron al Paraíso del ser humano./
Y que hoy ya humea./
Huele a cenizas y polvorín mojados por las lluvias doradas, u orinas, de todos los seres claros./


Suerte de que el álbum secreto de la vida nos depare la espléndida visión de la cristalina sombra blanca./
Suerte que poesía y utopía caminan con los pies calzados de la imbatible consistencia de los lugares creados a fuer de amor, de luz,/
maternal costumbre de la Ingenuidad,/
siempre pretendidamente materia imperdible de mi ser de poeta./


Suerte, buena suerte la mía./

Sofía Serra, Junio de 2009. Del poemario El paraíso imperdible. Junio, 2009

3 comentarios:

  1. me salta en el escritorio como si hubiera comentarios, pero no lso tengo moderados, así que no sé qué debe star sucediendo.Aviso por si alguien los ha hecho y no los ve publicados, en todo caso podéis enviármelo a mi email y yo los pondré..debe andar algo en blogger

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  2. Ya conocía este bello y sentido poema tuyo, pero lo he disfrutado ahora mucho más oyéndote recitar y dando la entonación que nadie mejor que tú sabe que tiene cada verso, cada palabra. Por muy bien que lo hiciera un declamador profesional, nadie podría darle el sentimiento que tú le das, porque las palabras, una vez escritas, son de todos, pero el sentimiento es sólo tuyo.

    La idea de poner un fondo musical me encanta, y la pieza escogida me parece bellísima.

    Me gusta mucho esta modalidad de publicar poesía, Sofía, me llega mucho más.

    Beso.

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  3. Gracias, Javier.
    La verdad soy un poco reacia a unir música y poesía. Cuando escribo me estorba, si no me concentro, vaya, hasta el ritmo del centrífugado de la lavadora, :)). Los poemas tienen su propio ritmo, su propia musicalidad, ¿no?, vaya, no los míos, ojalá que sí, quiero decir que se supone es una característica de la poesía..aunque ya una no sabe muy bien, porque la prosa también la tiene, y han quedado tan lejanos los yámbicos y los dáctilos y el bastón para marcar mientras se recita..:)..jo, a mí me parece que vivimos una época de resquebrajamiento de todos los conceptos archiestablecidos, así que habrá que liarse la manta la cabeza y hacer..:), pues lo que del alma sale.
    No sé, :) este poema fue compuesto con esa música dentro, no oyéndola ni pretndiendo adaptarlo a su ritmo, no, ni mucho menos, es el concepto que le subyace lo que hilé para unirlos, y lo que a mí emotivamente me provoca, claro. "Vide cor meum", mira mi corazón dice la letra.
    Te agradezco tus palabras de ánimo en esto, amigo, me queda infinito por mejorar, hay tan buenos recitadores por ahí que de verdad me siento completamente presuntuosa poniéndome a grabarlos, ..pero bueno, lo dicho, habrá que liarse la manta a la cabeza ( y a este paso creo que se me va a freir de la "caló" con tanto abrigo...:))
    Bueno, esperemos que no, :)
    Un abrazo, y mil gracias otra vez.
    P:D: Existen personas, mayores, a las que ya la lectura les resulta muy dificil, cuando no imposible. Han sido videntes toda su vida, tal vez muy buenos lectores como tú y como yo, Javier, y ahora ya, casi de pronto, se ven condenados a no poder saber de un nuevo poema si no es oyéndolos. Pienso en alguien en particular, cercano aunque no familiar, ni me conoce siquiera nada más que de oídas tal vez. Te lo comento a ti que eres mi amigo. Si su hija me lee, :), que le diga por favor que va por ella con todo mi cariño.

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