
Tarde de domingo.
Patio recién acicalado por prever el disfrute de las bonanzas primaverales que se avecinan.
Padre, no hay más que uno, el que pueda dibujarse a través de su presencia con la luz encuadrada.
El hijo, en luz abierta.
La estancia, llena.
Tweet |
No hay comentarios:
Publicar un comentario