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sábado, 23 de septiembre de 2017

Dos españas




A mi pueblo, a mi desconcierto

En este muerto contenido
al que abrazas y consuelas
por deseo de su propia muerte,
en este bello ejemplar de ciervo
ligero y pesado de tantas muelas
y dientes rumiantes,
de tan onerosas alforjas
que no tienen fondo,
que huecas deslizan
el aire que por la boca
les entra y por el culo les sale,
en este muerto y denso
aire de oftalmologías
imposibles pues ni ojos
ni pestañas siquiera te caben
en ese rostro pernero,
en ese rostro carnero,
en ese rostro pétreo
de meseta inasumible,
centinela vestido de colores brillantes,
en esta muerte tuya,
yo te abandono:
Eres un pueblo muerto
sin fantasmas,
un pueblo herido
de su misma muerte,
un cuerpo inerte
exhalando un aroma vivo
de fragancias que nunca
se hunden y siempre preguntas,
siempre preguntas
el porqué y el desconsuelo
de este olor a rosas que entierras
mano sobre mano bajo
tu zócalo de piedra
tumban

la luna, el sol, la paz
de algún refresco asociado
al martilleante fuego arenoso
concupiscente o semioculto
bajo las flores de lavanda
visitadas por la mariposa
de la col, blanca como las paredes
de mi alquería… Ah, qué solaz
que no perdí, soldadito boliviano,
por mucho que dispararas
a sienes, por mucho
que trucaras valles y cordilleras
en busca del corazón palpitante
de la luna grande cuando
se asoma por los andes
de mis luces. Soldado enorme
corazón y las venerables
soledades, los cierzos
en pleno mes de julio y el viento
de suroeste aterrizando
sus mejillas de océano
sobre el páramo agreste
y mesetario:

el desconcierto, la lección
de amor dada, la grata
complacencia de una voz lejana,
las orillas y los pasos serenos
sobre la arena, el agua del mar
dentro de mi frente,
y un “no sé” hasta que la salud
tenga nombre de nuevo
y pierda la enfermedad
el suyo de muerte,
o España.

(De "La exploradora", ciclo Suroeste)

domingo, 27 de enero de 2013

Éramos pocos y se reencarnó (entrada desde texto de Javier Sánchez Menéndez, Poeta)

Éramos pocos y parió la abuela. La historia de España, es decir, todo ese pasado que, nos guste más o menos, termina conformando el presente que vivimos a menos que tengamos los arrestos necesarios para subvertir el orden del tiempo y, por lo tanto, darle la vuelta al caudal de la causa/consecuencia, termina por abrírsenos delante cual roja amapola, cuando en realidad (no tuvimos en cuenta la dirección del viento) lo que germina y amenaza con desarrollarse no es otra planta que la comúnmente conocida como “cardo borriquero”, típica planta que, aun bella para la visual y para aquéllos a los que nos gusta recrearnos con la geometría de la naturaleza, si nos situamos a pie de calle, es decir, sobre los adoquines o la vulgar yerba verde y blanda, el natural por vivencia desarrollado, no deja de constituir una engorrosa, árida, punzante e hiriente verdura que, estoy segura, ni haría las delicias de los aficionados a ingerirlas. Que yo sé bien de esto, que las he arrancado con mis propias manos, y hasta fotografiado, e ingerido, no, porque hasta las cabras deciden no comérsela.
Es lo único que germina sobre el suelo más pisoteado, más reseco, menos fecundo. No hay que desmerecerle su valor fitobiológico. El problema es su fertilidad, es decir, la capacidad de la propia planta para extenderse más allá de su sitio de acogida (parece que no tiene pies, pero mejor no veamos cómo vuelan los “demonios”, no otra cosa que sus semillas perfectamente aladas, es decir, dotada de alas, con la sabiduría de la madre naturaleza).
Pero no hablo de plantas, sino de otro cardo borriquero mucho más dañino, (mucho más, sí, al fin y al cabo los cardos borriqueros embellecen los eriales cuando ya no queda pasto) que se aposentó, voy a decirlo, en esta Península Ibérica, no sólo en España, allá por los finales/comienzos de los siglos XVIII /XIX. Fernando VII, un tal rey español llamado Fernando VII, ha terminado por reencarnarse vía poder de algunos votos, vía poder de la pereza/abstención/esto no va conmigo/soy de otra onda/ patrimonio nacional ojalá no ibérico sino tan sólo español, en la figura de nuestro actual presidente de gobierno, un tal, porque prefiero no nombrarlo con cercanía de parentesco ni gentilicio, Mariano Rajoy.
No lo dice la que suscribe, la similitud ha llegado de manos de un poeta, e historiador, que lo expresa mucho mejor, y con voz. Hay que escucharlo. A ver si recordamos lo que significa hablar, decir más allá de escribir, que no tengan que recordarnos, sino que nuestro tiempo se haga con voluntad de presente. Así, seguro, no tendremos que llorar aún más.

Escuchar a Javier Sánchez Menéndez AQUÍ

(abajo texto, pero hay que escuchar. OÍR.)


Exiliados poéticos y políticos

El Romanticismo en España fue tardío y breve. Ocupó la primera mitad del siglo XIX. José de Espronceda huyó a Lisboa con 19 años, vivió en Alemania, Bélgica, Inglaterra, Francia o Portugal, al igual que otros escritores que abandonaron nuestro país por diferencias con el régimen político.
Fernando VII fue el culpable de la huida de tantos intelectuales. Tras su muerte, llegó la amnistía de 1833, y con ella los exiliados pudieron regresar a nuestro país.
Se dice de Espronceda que fue poeta y militante.
La vuelta a España de los escritores trajo consigo un gran cúmulo de riqueza cultural, que se vio reflejado en grandeza de nuestro arte. Nuestro país recibía riqueza, aunque hubiera ocurrido a raíz del exilio.
Ahora estamos en la misma situación y Rajoy es el Fernando VII del siglo XXI, con su trato a la cultura y a lo que no es la cultura está consiguiendo que muchos emigren y dejen la tierra que les vio nacer. Y lo hacen con el llanto en el rostro y la pena en el alma.
¡Pobre cultura! ¡Pobre sociedad! Marchar con la esperanza de regresar algún día trayendo lo mejor de otras tierras para nuestra propia riqueza.
Todo ahora cuesta sangre.
Ojalá no tengamos que esperar la firma de ninguna amnistía que condicione la vuelta de aquellos que se marchan. Intelectuales o no, los que se van son exiliados, exiliados poéticos y políticos.
Escribía en un soneto José de Espronceda:

Españoles, llorad; mas vuestro llanto
lágrimas de dolor y sangre sean,
sangre que ahogue a siervos y opresores,

y los viles tiranos con espanto
siempre delante amenazando vean
alzarse sus espectros vengadores.

Rajoy es nuestro Fernando VII, fíjense, ¡hasta se parece físicamente!

Javier Sánchez Menéndez
Cadena SER (A vivir que son dos días –Andalucía–)
(Domingo, 27 de enero de 2013)

domingo, 30 de diciembre de 2012

Generaciones equis y año nuevo

Generaciones equis y año nuevo

Acabo de cumplir cincuenta años. Desde mis veinte casi exactos oigo hablar de ella, de la generación “x”, de la generación perdida. Era la nuestra. Para nosotros. Salíamos al pairo del paro que llevaba décadas azotando España con nuestro título universitario bajo el brazo. En cuarto de carrera tuve conciencia de hacia donde me abocaba mi elección en la vida como estudiante: sólo había dos salidas por entonces, ni por tierra, mar o aire. O las puñeteras oposiciones para profesora o al paro, paro en el que la mayoría llevábamos apuntados desde que cursamos los antiguos niveles secundarios, en mi caso desde los 15 años (tercero de bup). Por aquel entonces era legal trabajar a esas edades, como la mayoría hacíamos a la vez que estudiábamos.
Pero ni por esas. Toda nuestra adrenalina cargada de utopía de la que nos alimentamos algo descompasadamente (el 68 francés no era nuestro ni por ser de nuestros padres, porque a ellos no perteneció, eran mayores; sólo y quizás podían sentirla como directamente heredada  esos que tenían la suerte de tener hermano "muy mayor") la apostamos en la lucha por esta democracia que hoy, y gracias a unos pseudo-utopistas sin dos dedos de frente, que solo han conseguido confundir aún más al personal, más el consiguiente desgaste de aquellas generaciones sesenteras una vez bien asentados en el poder en las pasadas décadas, está casi herida de muerte.
No me lo creo.
Lo de herida de muerte.
Generación equis. Sonrío muy irónicamente. Generación perdida la de nuestros padres, hijos de una guerra. Sin embargo tuvieron los arrestos necesarios para seguir adelante cuando sobre ellos sólo planeaba el vuelo de una dictadura de verdad, una dictadura que no permitía casi ni pensar, y de la que algunos cerebros, más o menos privilegiados, prefirieron escapar. Un sistema bajo el cual, acercarse a una biblioteca pública estaba no bien visto, una generación en la que mientras unos tuvieron que dejar estudios por sacar a su familia paternal adelante, otros tuvieron que criarse bajo el secreto de la orfandad. Entonces no existía ni el paro, ni casi seguridad social. Ellos, ellos fueron la verdadera generación equis. Y de ella hace ya más de cincuenta años.
Pero a todos nosotros nos parieron, y con nosotros a los que detrás siguieron llegando bajo un país con una democracia instaurada por referéndum popular, sufragio universal. De todos los españoles. Todos.
Este país, cuyos ciudadanos al parecer sólo se caracterizan por estar preparados para el acto del a ver quién mejor los pone sobre la mesa o bajo ella (o verdugo o víctima), necesita dosis de racionalidad para saber asumir papeles en la historia, dejarse de victimismos absurdos y ponerse a trabajar con las dos pelotas que normalmente sólo sabemos echar a la banda (tan dados somos que cuando la poseemos en vez de balón vemos dos cubos exactamente cuadrados e insusceptibles de salir rodando), cuando una, aunque ya no suele divertirse viendo el fútbol, sabe que la única forma de meter el gol es no perdiendo el dominio del esférico y llegar a puerta antes que los otros hayan armado su defensa.
Y es que en este país sucede como cuando la selección española perdía todos los partidos en los mundiales o en los partidos internacionales que solía ver con mi padre: en cuanto marcaba el primero, ya se sentaba en la poltrona, equipo al completo, con lo cual solía terminar perdiendo. Claro que peor sucedía cuando no conseguía marcar al principio: no había quien sacara del agujero de la depresión al equipo. Mi padre y yo jugábamos apostar a cuánto quedaba España, normalmente siempre alegrándonos de la victoria del equipo extranjero.
Y es que no hay nada mas desagradable ni humanamente incongruente que desear que gane quien va de víctima, quien escoge ese papel allá en el reparto. Resulta mucho más cómodo sentarse a descansar que pelear por ganar, o al menos, intentar quedar como el nivel real de juego que se tenga. No hay mayor injusticia ni mayor descalabro que apostar por perder.
Y así nos va.
Y así nos ha ido desde hace siglos.
Y así seguirá siendo por los siglos de los siglos a menos que nazca (rezo para que ya lo haya hecho) la generación sin complejos de haber nacido en España, o como mínimo en esta Península Ibérica (una revolución de los claveles, ¿habrá nombre más hermoso para una revolución?, y una transición ejemplar, sí, ejemplar, nos contemplan).

Pero eso sólo dependerá de la educación que las distintas generaciones equis (al parecer en eso sí somos los campeones) demos a los que vayan llegando. Como siempre.
Como siempre.

sábado, 13 de octubre de 2012

Indignación de un español de noble espíritu (1810) [Wordsworth]

Podemos soportar que Él desvaste nuestras tierras,
despoje nuestros templos, y con la espada y la llama
nos vuelva al polvo del que provenimos;
tal alimento exige la ambición del Tirano.
Y podemos sufrir la idea de que por sus manos
España pueda ser oprimida, y él poseer
para su diversión una solemne estepa
donde todos los valientes muertos yazcan. Mas
cuando se atreve a hablar de las cadenas nuestras que romperá,
de beneficios, y de un día futuro
en el que nuestras ilustradas mentes bendecirán su poderío;
Entonces, el esforzado corazón se encuentra falto de fortaleza;
nuestros gemidos, nuestros rubores, nuestras mejillas pálidas proclaman
que él tiene poder para infligir lo que a nosotros falta fuerza para sobrellevar.

(Wordsworth. Poemas. Editora Nacional, 1976)

miércoles, 10 de octubre de 2012

GANAS DE VIVIR

(Convierto en entrada un comentario que he dejado en la anterior, disculpas por las erratas y por las palabrotas, pero ahora mismo no soy literata ni poeta, tengo que ponerme a limpiar la casa y  a trabajar en mis cosas (fotografía, poesía, síiii)y ME URGE hacer esta entrada para poder enlazarla donde pueda)


"¡coño, pues eso!, si ya lo sabemos por qué seguimos echando cuenta?, ¿por qué somos tan idiotas?... aquí hay intereses mucho más complejos que los que imaginamos. Un país débil, un país muerto interesa geopolíiticamente por otros muchos motivos. Yo me levanto todos los días, yo todos los días trabajo en mi casa,  veo a los niños ir al colegio, a sus padres y madres al trabajo, mi marido se levanta todos los días a trabajar aunque lleve dos meses sin cobrar un puto euro, mi hijo va a sus estudios, la gente escribe entradas en sus blogs, las hormigoneras suenan en la obra de al lado, el cartero llega, la tienda abre, la panadería sigue trayendo huevos frescos todos los días, en España se trabaja, sea de una forma o de otra, ¿qué hay menos dinero?, vale, ¿que hay menos lujos?, vale, pero no me creo , no voy a creerme más la mierda que nos quieren vender, que todos los días es igual, te despiertas y sólo oyes el lenguaje que ellos quieren que oigamos, hasta inventan palabras que antes ni conocíamos.
¿Alguien recuerda como cuando lo de las torres gemelas hablaban una y otra vez, recordaban cómo para los árabes España era el paraíso soñado?, en toda la cultura árabe, en toda, subyace Al-Andalus como el territorio soñado, ¡qué consiguen políticamente anulando a este país, convirtiendo a su pueblo en un puro zombi, que es lo que están consiguiendo?... que los árabes no tengan con qué soñar... sólo tenemos que relacionar el estallido de las revueltas árabes con el 15 M español..¿no os extraña que EEUU no haya intervenido en Libia tras el lío de las embajada hace quince días? ¿no os extraña que entre Turquía y Siria haya estallado precisamente en este justo momento algo y la otan aparentemente se haya cruzado de brazos?
¿Qué significa un territorio como el español ( y el portugués para más inri, ¡y Grecia para más inri todavía!  anulados como países, como estados?..el control del mediterráneo, d euna punta a la otra..¿y para qué controlarlo?... pues simplemente para poder llevar a una cultura islámica hacia un mundo más occidental, menos peligroso para ciertos intereses.
Y no es que me parezca mal que se intente luchar contra los fundamentalismos de cualquier tipo. Lo que es criminal es que para ello se tiren de los hilos de la psicología de un pueblo, que es el español, que es el portugués, que es el griego para simplemente poder hacerse desde resortes invisibles para el común con el poder de esos lugares.
Ni siquiera nuestros políticos, sean de un signo u otro pueden hacer nada contra esto, y lo que podrían hacer, no saben hacerlo, pero nosotros como individuos sí podemos, no dejarnos amilanar, no caer en el pesimismo que quieren imponernos, joder, mientras haya día, hay vida, hay motivos para sonreír , trabajamos, nos deslomamos, ¡no me creo nada de lo que dice el FMI!..¿que no está bien repartido, que hay muchísimo paro?... de acuerdo... pero por esas circunstancias ahora mismo nadie se muere, joder, en españa no muere nadie de hambre. Y mientras haya comida y cerebro hay esperanza, hay vida, y si hay vida hay deseo de seguir para delante e ilusionarse. Que se vayan a insuflar pesimismo a sus putas carteras.
Como he dicho en twitter, un pueblo sin ilusión es un pueblo muerto. Eso es lo que se pretende en España, y por lo menos conmigo no van a poder, y os habla una que no tiene ni para pagar la luz casi... pero me da igual!, me alumbro con vela y si no con el sol que para eso es de todos de verdad, y si no, ya empalmaré el contador...joder, mucho miedo es lo que hay en este puñetero país, sólo eso, MIEDO.

Y MIEDO, ¿A QUÉ, jolín, a quéeee?... ¿a perder una casa?, ¡a que nos metan en la cárcel?... ¿Y QUÉ?

¿Y QUÉ?

Yo sólo tengo miedo a que me quiten las ganas de vivir, y eso es lo que están consiguiendo con el pueblo español, y eso es lo que hay que evitar a toda costa, y ESO sólo depende de cada uno de nosotros. NO necesitamos ni congreso, ni bancos ni siquiera dinero para poder seguir teniendo ganas de vivir."

¿POR QUÉ Y A QUIÉNES?

¿Por qué interesa alimentar la desesperanza en España?
Si damos con la respuesta, saldremos de la barbaridad en la que nos han metido.
Esto se viene gestando desde hace más de 10 años.
 
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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.