miércoles, 24 de abril de 2013

La desquerida

La desquerida

¿Y de qué sirvió que te acupuntaras?
Los vacíos como las cañas huecas
y el orificio expeliendo
música desde tus yemas
a mis labios de tierra
abierta de tu boca.
Ya hablaremos de amor
cuando las rosas sanen.
Mientras, me abordaré
enojada tras el leve tarareo
de tu yugular esperando
que asome sola
la sonrisa del tiempo
porvenir
más rosa y lirio:

extirpar el candado de este pecho,
que estrellaras tus ojos sobre mi aorta.

Yo no fui mujer ni cadera
ni tálamo maldito que en tu vida
infringes. Yo no fui timón levante
ni simún o mistral ni solanera,
ni siquiera un hueco o viento
caliente o frío que en tus manos albergara
a esa estrella escapista que hace huída
doliente mientras mis uñas emponzoñan
manjar preso de injusticia: hígado
para los buitres fui esparciendo
acre y húmedo alimento de roca
que no fui promesa ni en cadenas confluí
con el río que ya no fluye ni yerba
oscilante siquiera en el margen
del dolor de la oscura y negra fiera
que duerme en la rama de la acacia
como si bello canto nocturno
trinaran sus encendidos iris.
Yo no fui ni selva monte
o bosque de tundra sólo solitario,
ni fui ni sigo siendo sólo loba
o madre ni sólo risa.
Yo no fui mar ni cima
ni siquiera fuego o el agua
sin comer desaparece
infligida por la noche
que no se bebe.
Y no fui ni olmo
ni siquiera sauce
que llora fui
si acaso flema
ni siquiera
yo
poeta.

(Sofía Serra. De La dosis y la desmedida)

4 comentarios:

  1. "...Ya hablaremos del amor cuando las rosas sanen... Pero yo no fui ni olmo, ni siquiera sauce... si acaso flema... yo poeta..."
    Un abrazo y feliz día.

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  2. Mas a mí no me disgusta tu son partido; el son de encuentro futuro; tu son partido.

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  3. *Se equivocaban*


    Soy tan pésimo lector -y educado en Francia, no en mis tierras relativamente más sureñas- que de no ser por Serrat que lo divulga y canta, no conocería yo probablemente este poema de Rafael Alberti :

    ""Se equivocó la paloma.
    Se equivocaba.
    Por ir al norte, fue al sur. ..."".


    Sorprende, siempre he pensado en ello, que un sureño, que además se hizo reivindicativo y común, tal vez sudista, defensor aparente de causas de débiles o depauperados, hablara de la equivocación de irse al sur. Escribir, aunque fuera aversicamente, sólo en prosa, como se habla, es pensar lo que uno dice ante todo, debe de serlo. Escribir es hablar pero con tiempo que es, que puede ser pensar.

    ¿ Cómo pudo aceptar Rafael la contraposición Sur; Norte; achacarle al Sur la pérdida de rumbo; asociarlo con el error y la equivocación ?

    Ayer defendí en este mismo lugar público, la inocencia de un torero; yo que nunca he ido a los toros, que me gustan los animales, que descarto la teatralidad innecesaria de algunas fiestas nacionales; aunque puedo también entender a los que la aman y aman la inercia.

    Creo en la inocencia de Ortega Cano; que tuvo un desvanecimiento que propició el desgraciado accidente. Creo que nadie debe de ir a la cárcel por algo que él no hizo conscientemente. Creo, que alguien que tiene dinero, no ha de ser considerado por ello culpable sistemáticamente, por parte de una pseudoizquierda igual de cañí que ellos que dicen ser fuerza más viva, según ellos mismos.

    Y creo que el exceso de sentido del humor socarrón sureño; que lo critica y enmierda todo, menos los defectos de elefantiasis no visible de uno mismo; y prontamente crea juicios condenatorios paralelos hacia los que tienen dinero o simplemente son diferentes; es un enorme error tan malo como el exceso de seriedad que ha llevado al terrorismo, al uso de las armas y a la microguerrilla de ETA en el Norte. Microguerrilla continuada ahora por esos terroristas intelectuales y cobardes catalanes independentistas de Mas; que se aprovechan inpunemente, hasta ahora, de la estela de los crímenes que ETA cometió profusamente.

    No hay que alegrarse de los males ajenos, ni del Real Madrid cuando pierde, como por aquí en el egoísta Bilbato, ni de que unos famosos caigan en desgracia sólo por ser famosos. Ni que los micro guerrilleros se pudran tampoco en la cárcel, puesto que han abndonado ya, dicho definitivamente adios a las armas y al crimen.

    Quizás la paloma no se equivocaba tanto al irse hacia el Sur; pero lo que sí es un gran error es permitir que los inocentes paguen sólo porque tienen más dinero o más reconocimiento público que otros. El terrorismo nace del mal pensar. Es ante todo intelectual y está incubado en la eterna insatisfacción de los que se autoproclaman izquierda eterna y reivindican un mañana de ruptura imposible, milagroso y marxista y falso y mentira en la vieja Europa.

    Hay que dejar ya de equivocarse, a veces con demasiada complacencia, casi con voluntad y persistencia en la equivocación y en la condena de inocentes.

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