viernes, 27 de diciembre de 2013

El no prisionero de (la) Senda

El no prisionero de (la) Senda

yo solo esperaría
a que anduvieses
con tus ojeras en tu boca
sonriendo morada
y profundamente
y si así fuera
ni siquiera mi esperar
sería torpe sino
o cruzarme de brazos
solos —y tan solo—
sino deseo
de trabajar
por tu alegría.

No te quiero más
que a la verdad,
porque sin ella
tú no eres.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Vuelo muertos

Vuelo muertos

Los cabrones de medio cuerpo
fardan vistas horizontales
que les mellan la entrepierna
cuando juegan a bastos.
Compiten seriamente
armados hasta el cuello
con jerigonzas y camisas
vueltas, el contrapaño
en las nucas y las axilas
y las medias suelas
sobre las orejas.
Precipitan el pespunte
y disimulan el descosido
juntando hebras de lumbre,
de lana seda, de rimas trancas
de árboles infrarrojos,
hasta de dedales,
que Ella lo sabe.

Si se ha de competir más vale
una buena lanza Columela
y levantisca. La soldada
levanta la bandera blanca y amarilla:
¡es el Vaticinio!, ¡es la risa de la hostia!
catequistas de la horda,
adoradores del eufemismo,
advocan por su nombre
a tripas felinas ya sin hambre
mientras obtienen beneficio
marcando paquetes de aureolas
teñidas de experiencia y reciedumbre.

cuando solo avistan la soledad
del asfalto sin tus pies.

Porque no caíste.

Será que son los únicos
expertos, de este palacio
lleno de muertos,
en volar por los aires
lo único que nos queda.

martes, 24 de diciembre de 2013

Paisaje para Navidad con mis mejores deseos

Buenos días, queridos todos lectores de este blog. Que paséis un día lo más relajado posible y una Noche-Buena como su propio nombre indica. Quizás lo más bonito que el hombre ha podido inventar nunca es el mito de un dios naciendo bajo un destartalado y cochambroso techado, como tantos inmigrantes y desplazados hoy en día, y al calor del aliento de unos animales. Nos queda muy poco como seres humanos si no sabemos valorar la literatura independientemente de qué religión o iglesia hiciera suya la cuestión (o secta, tribu o ideología). Lo verdadero es que los seres humanos aspirábamos a tener un dios cercano y visible, más o menos como hoy sucede. Celebremos que lo conseguimos, no importa si solos o acompañados, y sigamos creándolo todos los días dentro de nosotros. La apuesta por la humildad es la esencia del amor entre los hombres. Donde habita la valentía, nace el amor:

Paisaje para Navidad

La impaz sonora
y el gélido viento,
la tempestad asaltando
los cuellos de las avestruces
pálidos y escuálidos cimbrean
el aire y ya el suelo
con sus ojos enterrados,
al fondo
el paisaje de la montaña
donde se aposenta la ruin
y verdosa
anatomía de tu silencio,
pueblo mancha o escalada
con los dedos,
tomarte
y desplazarte hasta el valle
al pie del monte,
belén viviente eres.

Y las avestruces ordenan,
desafiantes ellas ya,
al viento con sus cabezas
fuera de tierra, y sus cuellos.


(Como regalo por mi cumpleaños, con vuestro permiso, explico por una vez, aunque sea superficialmente: este poema está inspirado en una vista que tenía por la carretera cuando vivía en el campo, cuando había que coger el coche para ir al pueblo cercano, El Castillo de las Guardas. Si se miraba hacia la izquierda, se podía contemplar de pasada una pequeña granja de avestruces. Resultaba extraño verlas pastar en un tipo de paisaje tan lejano a su origen natural, África, pero hermoso. Los cuellos cimbreantes de esas aves tan grandes y al fondo las lomas de la sierra con el pueblo hacia el que me dirigía como una bonita mancha blanca en la falda de la montaña. Lo escribí hace dos años aquí mismo recordando esa impresión, también recordando cuántas nochebuenas celebré alejada de todo, solos. Hoy esta casa se llenará por la noche con todos mis hermanos y sus hijos y hasta una tía mía que nunca se ha reunido con nadie por estas fechas. Si hubiera logrado anidar algo de rencor en mi corazón, no habría podido nunca escribir poesía, o sea, ser valiente. O sea, ser yo.)

lunes, 23 de diciembre de 2013

Del Nacimiento (Jorge de Montemayor)

Supongo que para mí la poesía es solo una especie de camino místico (directo al misterio) mucho más allá de la categorización humana sobre creencias religiosas y demás herejías, todas herejías, como todo lo que nombra esta costra dura de la nomenclatura. Para ortodoxa yo y mis puras creencias que no sé de dónde llegan o cómo he llegado a ellas (esto para los torquemadas que se erigen como poderes, es decir, jueces) y que nada tienen que ver con lo que nombran como religiones, gustos y demás razones ético/estéticas (así, como una fracción matemática). Mi dios sí es verdad que es un río sin sombra ni cauce, un río sin nombre con cielo y con-suelo salido de madre.


Del Nacimiento

Tal gracia llovió del cielo
del seno del sumo Padre
que un hondo rrio sin suelo
dizen que oy salió de madre.

Como rocio cayó
sobre el blando vellocino
Madre del Verbo Divino
do nuestra carne vistió
el mayorazgo del cielo.
Verbo del eterno padre
es este rrio sin suelo
que oy á salido de madre.

(Jorge de Montemayor. 1520-1561)

domingo, 22 de diciembre de 2013

Camino de la muerte a los 50

Camino de la muerte a los 50
Al tiempo, que es nuestro compañero

Qué mal tiempo
compañero has sido,
el camino de tus cincuenta y uno,
a rastras te he llevado
unas veces oyéndote doler
otras tú durmiendo
las más contemplando
tu descanso justo
sobre las cacteras de la senda
que me ibas señalando: sus púas,
las alimañas escondidas,
muertas y hasta vivas no niego
que con el regalo
de alguno de sus frutos,
los higos chumbos, tan dulces.
Pero tan breves y costosos
de recoger.

En este hito de tu asiento
dudo de mis fuerzas
para hacerte caminar,
comprenderé que te duermas
y me abandones, o mejor,
sabré dejar de comprender,
que es mi descanso,
mi muerte bien sé
que tú no me necesitas
para seguir andando
o descansando.

Te habrás quitado un nombre de encima.
No sé si de Sofía al completo
o de Sofía con cincuenta años,
pero en este momento que es tuyo
también me importa nada
lo que tú te quites de peso.

Soy yo la que te abandono.
Duerme sobre el dolor
cuanto quieras.
Yo me aligero con mi muerte
a tus cincuenta años
de mi nombre.
 
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