domingo, 18 de agosto de 2013

mes-escato-lógico

mes-escato-lógico

Un mes crucifico
aunque ya no tiene brazos.
Se los arrancaron todos
camino de la gran vía del otoño
y la niebla prematura
de estrechas sienes.
Ahora fatiga el viento
su rostro de molino
gigante con boca de piñón
enlutado y ojos asimétricos
y pequeños. Lo dejaron solo
encima de la loma,
enquistado en la dureza
de la piedra entre yerbas secas
de harina y soldados
de polvo haciendo mutis
por el foro cuando la reina
lluvia se digna aparecer
escandalizando al suelo.
Agosto me extraña
en su soledad de quicio,
y yo me vengo odiándolo,
¿cómo se puede amar un mes?

No hay sistema con cerebro
ni brazos ni piernas, no hay
sistema malo o bueno
para nuestras fenómenas
preces. Sólo tú, o yo, individuos
de tomo y lomo y pan, abrimos
el hambre a la culpa.
Y al calor de este agosto
que se venga
y se aviene
agostando mis sacies.
Allá en la loma del año
me tumba las sienes
que ahora abandono
a su ancho reproche.

Si una sanguijuela puede secar una vida,
¿qué no podrá agostar un ser humano?

martes, 13 de agosto de 2013

De pie frente a cualquier mar

De pie frente a cualquier mar

Mírame que ya soy blanca
gema, luz salina, mira
en lontananza los buques
vencejos, cómo se jaspea
el horizonte con la ausencia
de tu rostro, se almidona,
se vuelve terco y sordo
suena la sirena canta
sueña el mundo, los ojos
beben lágrimas sin derramar:
para qué llanto si al mar
no le falta agua salada.

Pero no recordaste

Pero no recordaste

Cualquier ciudad transita
con mis manos
por las caricias de su lomo.

Ya apuntan modos las dodecafónicas
ingles, se inscriben en el gozo
como las orugas que reptan
por los perfiles de las hojas,
doblándose
sobre sí mismas
o sobre el hierro que amortigua
la hediondez de haber cabido
donde más oprimen
los gestos:
el señuelo,
la bifurcación.

No hay otra palabra.
La verdadera huele.
Los techos indisponen
contra el cielo estrellado
y tú te cubres
con tejados a dos aguas.

Pero quién va decir
si el árbol o la mentira
crecen ajenos.
Mis manos y tus piernas hacen
tiempo lamiendo la escarcha
salvaje y antigua
que cubría la ciudad
de las luces.

Desde aquí, desde este polvoriento camino,
Voy preparando la partida
con maletas verdes y espejos
que no enluto para no guardar
ominosos encierros
de otros lesos seres
sin diestra ni siniestra memoria,
son sólo fantasmas sin
diafragma ni pulmones.

Algunos pútridos afanes
quedaron colgando del árbol
como bolas de navidad fuera
de temporada.
Tanta dejadez ausenta
el valle rico de la vertical memoria,
siempre verde y limpia
como el tiempo, mi compañero.

Este viejo camino
sin duda tránsito
como todos
los caminos
que llegan o hacemos,
este cansancio inaudito
solo se llama el poema
denso y solo se escribe
en dos palabras, o cinco:
mi hueco y tu lleno.

Un poema se hace lento
y amen-iza
los finales.

lunes, 12 de agosto de 2013

La farola

La farola

Apenas tres horas de noche
dormida, me siento dando
tumbos sobre las orejas,
ora llega el día que tengo,
ora el que sueño contigo,
borracha de cansancio.

Ya no sé si ebria
de vino, de ti,
de falta de mí
o de mí de sobras
entregada.

De amor, seguro,
a lo que sea
quiera ser y estar
entre tú y yo,
como esta farola
a la que me sustraigo.

El balance-0

El balance-0

Lo paso muy mal entre vosotros.
Quiero irme a la Gran Puñeta.
Estar siendo
hilo y forma
del encaje
de la bocamanga
de la vestimenta
de los gigantes.
Dejar de estar
para figurar
me seda
su altura
y la falta de oxígeno.
Dejar de estar, dejar
de estar dejar de
estar de ser dormir
de ser
Sofía.
 
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