martes, 31 de julio de 2012

Vagancy (sic)


Vagancy (sic)


me han dado
con la puerta
en la nariz
de mi entraña
no vacante.
una puerta pintada
con color de titán
y un lujo de ellos
que lleva el nombre
en la etiqueta de la lata
que lo contiene, o lo encierra,
de “cerrado por vacaciones”.

Sofía Serra

lunes, 30 de julio de 2012

Para qué una respuesta

Para qué una respuesta


como un barrunto de luz
se oscurecen también paupérrimas
las hojas de acanto
y las columnas forjadas bajo ellas
nada queda por decir en las lápidas
algunos hombres buenos
tallaron sobre las paredes de cal viva
la mortaja de los inocentes.
me oscurece el socavón en la aldea
y la tierra apisonada por los hombres
para olvidar la lombriz
que pasea a sus pies.
Si hubiéramos tejido la niebla,
seríamos más felices.


La palabra de la no palabra, esa es la esencia de la poesía. Lo que persigue a todo poeta cuando coge papel y lápiz o lo que al menos a mí me impulsa a escribir o me ha impulsado hasta ahora, transmitir lo inefable, lo que es un contrasentido en sí mismo. Esa es la paradoja de la poesía verbal y concretamente, su paradoja a estas alturas de la historia de la expresión verbal poética y escrita (si digo “historia”, debería eliminar lo de “escrita”).
Abrir la boca y lograr el balbuceo es casi el fin último de todo poeta, fin como finalidad.
Ahora bien, los caminos, el camino devendrá en una serie de frutos, los poemas, que llegarán al otro, trasmitirán evocaciones y evocarán, volvemos a lo mismo, dirán sin decir, algo similar a la palabra de la no palabra.
Rompe la poesía, se abre el brocal, mana el pozo justo en ese instante/lugar cerebral en el que la mente humana percibe la inutilidad de un código creado por ella misma para hacer transmisible desde un interior desde sí hacia un exterior. Ese es el arranque poético, ese es el principio de toda poesía.
La poesía es la paralización del sistema neuronal ante el hecho de la palabra en sí, el barrunto de luz se encuentra ya en su lugar en cuanto este mismo queda oculto, y justo en esta paradoja, nace la palabra poética.


para qué una pregunta
si el alba determina todo
lo extinguible, para qué dios,
o tú, tallaron las rosas
vivas mientras yo dormía,
para qué las rosas
me duermen en sus tallos
con el peligro de su muerte
que recorre los canales
de la savia aplastada
por el peso del cielo
y, esto, el purgatorio de mi respuesta.




creo que yo ya no creo
 en la poesía escrita.
sólo en lo no dicho.
estás, estoy.
ES.

(Sofía Serra, de La exploradora)

domingo, 29 de julio de 2012

Poema en prosa sobre responsabilidades paterno/filiales en época de crisis y no (o poema sin burbujas)



Poema en prosa sobre responsabilidades paterno/filiales en época de crisis y no (o poema sin burbujas)


Sí pienso en el futuro de mi hijo, aunque no sé muy bien qué significa esa expresión. Cuando lo proyecto en el tiempo lo primero que se me viene es cierta maldición en forma de palabras sobre sus padres, que no le han dado otros hermanos, un poco queriendo y otro poco sin querer. Más que nada porque si siguen viviendo, sus padres, o sea mi varón querido y yo misma, a una edad más o menos habitual, se las verá y deseará para poder atenderlos si alguno de los dos cae enfermo o les sobreviene cualquier circunstancia por el estilo. Un hijo solo y responsable es lo que trae. Siempre le digo: Manolito, si llego a vieja y me pongo pejiguera, como es lo normal, tú méteme en algún hospicio, allí cuidan bien a las personas ancianas. Las personas viejas no debemos estar entre los maduros. Él suele mandarme a tomar por salva sea la parte (qué alegría que la he nombrado en bastante poemas últimamente) cada vez que se lo digo, pero yo insisto muy seria: Y si alguna vez me da algo malo, tú no me lleves al hospital, que los odio!, deja que me muera a gusto y en paz, como cuando tuve el segundo aborto que no lo era, en casa y que sea lo que dios quiera, no quiero verte con el coñazo de los hospitales y el lío de los médicos, que ya sabes tú cómo funciona eso, muy bien, pero en el fondo sólo es alargar la agonía, para el enfermo y para sus seres queridos. Claro que si me quedo medio inútil será el problema. Tú procura si pierdo la cabeza y no recuerdo esto que te digo, abrírmela con lo que pilles a mano, tu verborrea o la primera sartén de mango que encuentres, y cuando la espiche, al contenedor, aunque ya sabes que seguimos pagando el ocaso cuando podemos. No quiero entierros ni rollos de esos, pero tampoco que te metan en la cárcel por no atender un cuerpo muerto. Te metes entre pecho y espalda todas las cervezas que te quepan, montas una juerga y como te vea echar una lágrima resucito para darte un buen par de collejas.

De lo que sí, de lo que sí estoy segura es de que en el futuro mi hijo vivirá ¡pues entre las mismas personas que hoy encuentra!, a no ser que la fortuna lo toque con sus manos, es decir, vivirá entre hijos de aparejadores, de conserjes, de inmigrantes, de libreros, creo que de algún abogado y alguna limpiadora, algún profesor de instituto, algún ATS y hasta algún escritor, hijos e hijas que no saben que cuando dos personas hacen quinientos y pico de kilómetros de una tacada, los que hay entre Sevilla y Lisboa, lo más seguro es que el cuerpo les pida beber un trago aunque sea de agua.

Y no dejo de preguntarme qué sabrán para entonces si aún, a los 20 años, aún nadie, ni sus padres, ni sus profesores, les han enseñado algo tan básicamente humano, y ellos, ya con una edad a la espalda, aún no han aprendido a aprender por sí mismos, por muchas lecturas, mucha comedura de coco, muchos bmws, muchos videojuegos, muchas filologías, mucha biología molecular, muchas traducciones, muchos viajes y muchas/os novias/os que hayan tenido (o sea, polvos a “puñao”).

No, la crisis actual no me preocupa por el futuro de mi hijo. Hace mucho tiempo que está preparado para vivir lo que le llegue, bueno o malo. Debe ser lo que trae no sé si ser hijo único (antiguamente eran los mimados) o, quizás, y tan sólo, ser una persona con la capacidad para asimilarse y asimilar a sus semejantes como humanos.

Hace muchos años que pienso en el futuro de mi hijo (veinte menos tres meses) como un presente continuo del que, mientras yo viva, seré la responsable, y su padre. No un estado o unos funcionarios. Sin embargo, sé que podría morir hoy mismo, o hace diez años, con la tranquilidad de que él sabría seguir viviendo como un ser humano completo.

Aunque no quedara en la Tierra NADIE.

Sólo que no lo deseo para él. Un tiempo desierto de Hombres. Por eso ya hace muchos años que sufro por su futuro.

(Estoy hasta los ovarios de que los afectados por las crisis, que lo somos todos, nombren el futuro de sus hijos como una de sus enormísimas preocupaciones, HASTA LOS OVARIOS que favorecieron el óvulo que engendró a mi hijo.
Por cierto, cada día pienso más en que esta crisis, y para seguir la moda nomenclatórica que desde hace tiempo nos persigue, a saber, esa por la que han sido nombradas la burbuja inmobiliaria, la burbuja financiera, la burbuja editorial, la burbuja cultural, no es más que una burbuja de crisis: ¡Sevilla está desierta!... como todos los veranos desde hace 49 años, que es el tiempo que hace que yo la conozco, sin burbujas.)

Sofía Serra (De La exploradora)

Poema para Agosto

Poema para Agosto


siniestro e indoloro cautivando
el obsequio, madreperla
benevolente culminando
la hechura de la vasija
desde el barro, limo y centinelas
bajo las palmeras de este oasis
zurdo y regalado.
Las chumberas multiplican
higos verdes: este justo verano
terminará por endiosarse
con la aureola del agosto
arenoso y libre.


Y cuánto sueño duerme
bajo las ojeras de tus testículos
tan jadeantes. Ellos piensan púdicos
y sosegados por la espera
de mis manos, y no habrá
un solo vino que desechen
cuando sed a solas manen,
cuando yo te hable
del fango y de la sangre
volverán las heladas fuentes
a derretir el blanco mármol
en la verdina fresca de mi pozo,
esa luz redonda que cultiva
el agua liberando el milagro
de los panes y los peces
en el desierto.

Sofía Serra (Correcciones de La dosis y la desmedida. Verano 2011)

sábado, 28 de julio de 2012

El pronunciamiento

El pronunciamiento


Estoy, y estar es recia estancia
de la tierra dura bajo
la blanda nalga
en la que se clava
mi picuda osamenta,
¿por qué articulas
sobre enhiestas subvenciones?
Mas mi contrito parecer
nada tiene que decir
en este tipo de situaciones
tan tuyas, tan dadas
a la semántica de las acciones,
a la gobernanza fisionométrica,
la nomenclatura
de tu rostro ajado
por la intemperancia
de los purgantes actos,
de los elementos vivos
como semovientes de todos
los inviernos aunque sople
el verano calmo
entre tus dientes
silabeando arena y costra dulce
de sal marina y gruesa
adobando ciertos labios,
sonidos ciertos,
y sonrisa cierta,
cierta alegría y segura
y aérea ternura
que el pronunciamiento
de tu cuerpo
me proporciona:
efigie de sanos huesos
y útiles palabras para el sagrado
nombre de tus nalgas.


de culo, cuesta abajo
y sin freno nos deslizamos
por el mar de lava ya tibia
y el barro blando y sereno.

Sofía Serra (De La exploradora)
 
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