miércoles, 18 de julio de 2012

El escudo florentino

El escudo florentino


Sobre un sinople de tierra
siena y tejas que se curvan
Por la mano del maestro
En levantar el skyline
en la ciudad de una colina.
Nada habrá más
Que un muerto inacabado
Como mi cuerpo añadiendo
Pasos al puente viejo
Y los toldos de las lumbres
Respirando techo, agua,
Barro en un día de verano
Con olor a cañaillas
Y blancos camarones
Como el mármol blanco.


El temblor volverá
A esculpir las murallas
Lirios de tus párpados,
Tantas esculturas, retratos de hombres
Sin mirada, sin vidrio
Transparente entre la piedra
De sus faces y la carne
De su alma.


Siempre relacionaré
Mi estómago contigo.


Atravieso
La medida de las colas
De tus pájaros
Ya yéndome
Me espigo
Y te vengo
A mi suelo
Tuyo eres
Blanco y enfermo
Grande
Sin cama
Blanda, Blanca
Dentro del numen,
El habitual
Deshielo
Del mármol
Con forma humana.

Sofía Serra (De La exploradora)

Los parasoles de Afrodita

Los parasoles de Afrodita


Ya llegaste, te has sentado ya.
Tengo tus ojos delante:
De su dorado vientre, el de Afrodita,
nacieron celestes parasoles,
sombrillas chinas que la diosa abrió
para cultivar mi piel con la nácar
y el humus de marino hechizo
arrojado sobre la ola que,
de vuelta y viene, con-forma la marea
del sanguíneo mar de poniente:
¡Mar mío, mar lleno, mar
tan grande como yo misma!,
exclama la diosa rediviva
ignorante de su testicular
progenie, urania utopía
transformada por mor del viento
en conflagración de carne
sobre agua-sal y carne.


Gemiste en mis ojos: ¡Dame aire!
Gemiste en mi boca: agua blande
y piel para el cuántico cuerpo,
envoltura de este juguete polivalente
en el que me sumerges hasta contentar objeto
de los ritmos internos que manifiestan la eufonía,
venéreas transacciones, de las celestes esferas.
Amor, cueva clara a la sombra
de los chinos parasoles visitas.
No tu música, no tus brazos,
no tu centro; ni siquiera tus alas,
en el reitero de esta penumbra
de piel interna, hallarán ajado,
que ella misma regenera
a medida de las Eras.
Que sí, vuelan ya.


Urano,
hoy ya caes,
hoy ya retornas
por tus genitales.
Qué castrado te dejamos, ¡ay!
Ay, castrado, sí. Mas —te hablo al oído—,
recuerda,
sólo a sangre
tu carne engendró
lo más sagrado.
Ahora ya cayendo,
piensa,
podrás hacer
de la descendiente de tus gónadas
real
cayado.

( Sofía Serra. Correcciones de Los parasoles de Afrodita)

martes, 17 de julio de 2012

La pandemia española

Odio twitter, odio fb, odio internet, por eso las USO. Pero hay que pasar por el ionizador después. Maldita peste la demagogia. Es PANDEMIA en este país.

Poesición


Poesición


en el Porhacer
se sitúa
la adscripción.
Todo lo contrario
a la teoría del arte
posicionado.


Sofía Serra (Correcciones de El hombre cuadrado)

"La desquerida" en "Mi jardín prohibido"

Poema.
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