viernes, 29 de junio de 2012

Nocturno I

Nocturno I


Me hablaron del sol y de la tumba
tantos olvidados parias,
tantas lumbres negras
culminaron su andar por casa
cuando ni el sonido de la lluvia
aleja de mis sienes
la luz que gotea,
la luz que gotea
alentando olvidos
los blancos, los lejanos
por falta de sueño.


Blando, blando porvenir
como un niño sin rostro ni llanto,
neutro y perfecto,
¿qué sabes del presente,
del pecho u ojos
abiertos de la noche
en la calle de piernas
dormidas como todos
menos las farolas?
Nada adviertes.
Gimo:
Nuestras manos
son el nombre
de lo que hacemos.


Las gotas de neblina
me empapan, mares
en mi frío mano océanos.


Ya apenas queda lluvia por caer.

Sofía Serra (Correcciones. El muriente)

miércoles, 27 de junio de 2012

Epitafio (verboluz)





(Este poema pequeño conforma "verboluz" con esta fotografía de ayer. Hasta esta tarde no me he dado cuenta.)


Epitafio


Las postrimerías del gozo,
La jornada inexcusable,
La sintomática caricia de la noche
Y el lento retorno de la analogía
Entre los leves seres.


Todos los hombres fueron buenos.

Sofía Serra (De La exploradora)


(escrito el 20 de junio de 2012)

¡Cuanta felicidad!

¡Cuánta felicidad!


La crisis fatal acabará pronto.
Percibo algunos quarcks top
de cordura en la sociedad española.
Los gluones ya tienen trabajo.
Soy cuánticamente feliz,
y por fin dich(os)a.

Sofía Serra

Man©ga

Man©ga
A un paisaje de castaños


Donde habitemos mientras
Reduzcan las jornadas
De ocio y esparcimiento de los brazos
Morenos y sueltos
Apartando las ramas de los perales
Yo a horcajadas de mi viento
Y de esa burra, burrita linda y noble
Que sin conocerme de nada
Me llevaba en su lomo, tan feliz
Era yo, tan feliz, ya menos inocente
Y tan torpe como ahora.
¿Por qué no frenaste, burrita?
Me hubieras barrido para adentro,
Aunque la embocadura
Habría encontrado otra avenida.
Y no es que reniegue, no,
Pero tal vez, sólo tal vez,
No habría resultado tan estrecha
Esta calle, y yo menos ancha,
Más ya cerrada, sí, menos débil,
Más lista, más lista, más lista,
Más lisa la terrera
Por donde cabalgar a lomos
De tu columna blanca
A lo largo del valle del señor.


Y entonces
Ahora sería tierna
Flor del peral
Futurible fruto
Y no rama no parte
De nada ni siquiera
De mis brazos. Que aparto.

Sofía Serra (De La exploradora)

martes, 26 de junio de 2012

Un símil de paz

Un símil de paz


Una leyenda y un sostuvo el hierro.
Un símil de paz y la macilenta piel
se avino ajada al sondeo del tacto.
Un susurro anegado
de aplomo devuelve
aire a sus comisuras y un no resisto
rebate la urgencia al trasluz,
la dulce respuesta combativa
destila saliva de sienes.
¿Qué prende en el
iluminado sauce que llora
agua sobre el verde lecho de fuego,
vertiente en crisis
o nevada calcárea
sobre el valle?
Las mesnadas de estos umbrales
conviven quejumbrosas
con la silueta firme y enhiesta
del solícito amante:


Ella quiere estar sola en este mundo de dioses.


Me dicen:
la poesía te va a matar.
Y yo digo:
tenéis razón y luz.
Este vacío repleto
cercena.
Connive con las nubes
y el cielo de media vuelta
que camina solo. Sin mí,
que ya me ausenté de su mano.

Sofía Serra (De El muriente, correcciones)
 
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