lunes, 19 de julio de 2010

Alto y notable se yergue manando sombra y luz el magnolio

Y hoy, sin fotografía, o con unos sesenta mil disparos en formato digital realizados desde el año 2001.

No me deis el pésame.
Llevo nueve años de loco y desgajado duelo.
Nadie me dijo que lo habían matado, y yo, inocente,
no sabía distinguir entre muertos embalsamados
y cuerpos con vida de presente.
En la tumba no se diferencia la luz de la penumbra.









Alto y notable se yergue manando sombra y luz el magnolio

Este bello estío,/
qué mal conlleva/
ciertos pesares míos;/
ellos solicitan, presurosos,/
la caída de las hojas una a una/
hasta no quedar ninguna/
entre el celaje y este suelo./
Hoy emborronan el lienzo/
hasta hacer crecer el árbol desde este pecho/
que mana fuente transformada en magnolio./
Yo ya no más me debato/
entre suelo y cielo quebrando ilusorios horizontes,/
ajenos vuelos,/
dichos de avenidas solicitando agua o esteros secos y yermos que colman/
huecos generales,/
sin perder, en esta calma mía,/
ni una sola hoja grande,/
ni una mínima célula/
que sin saberlo (las células no tienen cerebro)/
eche de menos al más de mi penumbra interna./
Insignificante en el árbol, lo taladra hasta quebrarle el tronco./
Salvo a los de los magnolios./
Pienso sobre mi cuello:/
No ha sido suficiente, no,/
aprobar este tiempo sin consuelo./

Sofía Serra, Julio 2010

viernes, 16 de julio de 2010

Cae la noche

Retomo tema con el que inicié este poemario que no sé cuándo concluirá. Tal vez sea la señal que espero para disponerme a intentar callar durante un tiempo. Tengo tanto por corregir de lo escrito este año que como no lo haga ya me da la sensación el ordenador lo engullirá convirtiendo en bits lo que ya mi cerebro decodificó antes, :).
O no, simplemente no sea la señal.
Ya veremos.


Título de la fotografía: Cae la noche


Mañana


Hoy abriré el jardín en voz baja desde mis manos./
Mimo el aire dócil/
con aroma de voz caliente del lecho nocturno recién concedido/
al fresco de la mañana./
Poema voz sobre estas palabras, sólo voz depositada en la tersura/
de tus yemas, capullos/
acariciados con labios-músculos reflejos del otro
(el que golpea con palabra de poema)/
que evidencia beso de mi aliento/
a tus dedos... tus dedos, extensiones terminales/
y primigenias de tu centro/
que sé quieres vivirlo, que sé lo logras, que sé lo vives./
Dentro de mí/
construyes tu alta torre,/
señor de tus dominios,/
sol de mediodía./


Me como las uñas y el estómago por dentro:/
¿Tengo hambre?/
Tengo pensamiento que desciende a través del alambre que sostiene,/
por tan sólo un hilo de cobre,/
a mi pecho sobre el precipicio del horizonte coloreado/
por falta de, a dios gracias, luz./
Cae la noche./
Hoy ya, que no es ya, sino mañana, los sueños despiertan:/
Cae el cielo./

Sofía Serra, 15 Julio 2010

(A lo largo del día intentaré grabarlo en audio; ahora mismo, imposible. Balcones deben estar abiertos a esta hora de la mañana para que los habitáculos se refresquen (aprovechando la bajada de la temperatura que la noche , y sobre todo el amanecer, comporta) antes de que el calor inunde las calles, ahora más pobladas por los ruidos de las motocicletas, los automóviles, las personas que aclaran sus gargantas... Vivir en una estrecha, aunque larga,  calle del casco antiguo de Sevilla conlleva en verano sobre todo eso mismo, un casi vivir en plena calle, :)

martes, 13 de julio de 2010

Sin miedo ni esperanza





Título de la fotografía: Surrender


A roja suerte

Poema vida, poema verso/
ya sin aliento/
por mucha flama que inunde las calles de este estío caliente y caliente,/
generoso como pecho/
mamario de sol naciente.
No quebradas sinuosas, ni portazgos pervertidos./
No alharacas de tibio barro, por muy sano que resulte,/
baños frescos de agua clara y sales minerales/
distribuidas gramo a gramo sobre cada vestal célula/
de esta efigie de ferviente y enlodada, a dios gracias, humanidad./
Y si me como y me duelo, reiré,/
que vuelo con este puño-brazo en alto con empeño de ave césar,/
aves negras,/
que yo te arrullo, que yo te acuno/
que yo te beso, tú te creces y yo te amo a dos manos:/
Una, para la suerte./
La otra, para no abandonar al tiempo, mi compañero./
Luz que te vi llegar allá por las mañanas del mudo cielo de agosto,/
hoy te asomo desde mis brazos/
al valle de las penumbras antiguas.../

Sin miedo ni esperanza las risas baten rojas flores./
Sin miedo ni esperanza,/
las campanas surcan afables el contenido/
líquido del aire/
y la sinfonía/
del des-fuero de ese pecho abierto en cruz partida./
Chupa hueso y chupa ruido esta esquina grande/
de vuelta mía/
sobre la luz de la mañana: quiebro el orden y la medida,/
que ya me tañen, ya me tañen las luces de este cordaje,/
la negra avena loca y las alas de la espadaña./
Sin miedo y sin esperanza/
se amontonan circunstancias/
construyendo desatinos./
Sin miedo y sin esperanza/
yo canto viva al abordaje/
que acometo sobre la cubierta de este barco, nao incendiaria,/
nave que prende,/
nave que surte,/
nave que surca amores y  mares verdes./
A mares rojas suertes/
lloran ya,/
sin esperanza ni miedo algunos./

Sofía Serra, Julio 2010

jueves, 8 de julio de 2010

Bailando con suelo


Título de la fotografía: Con suelo





Bailando con suelo


Y este pecho mío, y este giro venido a mayor vuelo,/
y este cubre- cama, esta solana vuelta,/
este ruido gozoso de gaviotas/
con canto afinado en el diapasón de los aullidos de los lobos;/
esa luz que licuaste bajo la sonrisa blanca de tu cuello.
Que yo no te buscaba, amor. Busca cielo/
y busca barco el agua:/
Y el barco viró y viró girando sobre sí,/
compartiendo sino con el tren que vino y fue./
Y que yo no te buscaba,/
delicia y candor, que el torbellino/
arrima sello al destino de lo que no sabemos llamar muerte,/
sólo vida sin consuelo./
Ha llegado lentamente,/
pero has dado la vuelta/
a la vida./
Si ya ves que no te vi venir despacio,/
lentos mis ojos o tal vez cierta ausencia/
de sagaz aplomo para estas cosas,/
céfiros que los llaman, y yo, ya ves tú,/
verdades las he gritado siempre./
Si es que no te vi llegar./
Sí que soplé pausadamente, casi sin quererlo, como un natural/
de mis pulmones a la flor desnuda/
que abre y abre cosecha sobre el suelo./
Sí, vuelta a vuelta cintura asomada;/
sí, al pretil de la tuya./


Dicen que sólo puede explicarse del revés,/
mas ya hace algunos siglos que la jardinera regó collares,/
y decenas de años que quedó artesonado el techo/
de ojos muertos en el frío estero abierto a la bruma,/
a la niebla./
Y aquel sin consuelo llegó rodando/
hasta mis pies como perla prohibida de la sinrazón oculta./
...Pero por el suelo, por el suelo avanzó girando./


Hasta los nudillos de pie y con el puño en alto/
la eterna lobezna creció y ahora pregunta:/
¿Queda alguien puro en este mundo?/


Nudillos,/
no tengo a nadie./
Nudillos, no tengo nada./
Nudillos, todo quiero./
Nudillos, todo soy:/
Matriz longeva pare puños de alegría,/
con lágrimas ensartadas, nudillo a nudillo,/
en el collar de las perlas mías licuadas por mor del amor/
que sembraste allá en la tumba./
...Y este consuelo, este con- suelo que desdice ya hasta la palabra mía./

Sofía Serra, Julio 2010
 
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