miércoles, 24 de marzo de 2010

Hache-dos-o


Título de la fotografía: Ese tan humilde venero


Son veneros humildes, calma encontrárselos, o tal vez llegan porque la propia  calma los ha precedido. En todo caso, sustantivan la paz a modo de reencuentro, o viceversa, un reencuentro que reconcilia a la propia física del sujeto. Por fin, ¡te hallé!, clama el viento, ¡por fin!, en ti me baño y mi sustancia aérea encuentra acomodo de sinergia líquida en tu transparencia.
Y es que la paz quizás no consista más que en  lograr volver al propio estado físico, conseguir hacerlo. Abrir nuestro brazos para dar cabida la propia humildad de ser lo que somos: Moléculas,  mas moléculas elásticas y tangibles por nuestro propios dedos y los ajenos.

Eran ya muchas las ganas por volver a sentir  la paz  en este cuarto claro.

domingo, 21 de marzo de 2010

La presencia por la ausencia, publicado en formato blog


A modo de introducción, por parte de la autora del poemario y de su publicación en este blog.

¿Qué lleva a una escritora de poesía, amante además, del hecho del libro publicado en papel, a auto-publicarse en este medio?

Aquellas personas que me conocen en mayor o menor medida tienen la respuesta. Para ti lector que por primera vez ves mi nombre unido a este acto dejo la siguiente explicación.

Cuando alguien escribe su primer poema no tiene ni idea de si lo que pretende con su acción es dar a conocer aquello que mediante el arte de la escritura literaria ha exteriorizado, desde su ego, lugar físicamente indeterminado, hasta el propio del papel o de la plantilla de cualquier programa que permita la misma. Pero cuando esta acción se repite una y otra vez a lo largo de toda una vida, o media vida, va emergiendo la sensación de que no todo acaba "ahí". Algunas personas escriben para sí mismos, otras no. Otras van adquiriendo la conciencia de que si una y otra vez ejercitan esta acción, es porque se persigue algo más.

Creo en el hecho artístico o comúnmente entendido como creativo como el único signo que permite ser nombrado como exclusivo del ser humano. Todo signo conlleva la posible existencia de un lenguaje, en este caso el artístico. Todo lenguaje posibilita la comunicación. La comunicación facilita el intercambio de ideas, sensaciones, pensamientos y sentimientos que conforman los distintos egos o individualidades. Con este intercambio es posible el acceso al conocimiento del otro. Si conocemos "al otro" podremos llegar a comprenderlo. Si nos comprendemos, la posibilidad de un mundo mejor tiene más amplitud de campo para su realización.

Se escribe para decir, al menos en mi caso. Si se quiere decir, no se puede convivir con el esparadrapo en la boca que el estado de los distintos sistemas sociales del "decir" habilita en estos momentos.

"Digo" a través de este medio porque es libre y gratuito. Nadie ha intervenido en la publicación de este poemario salvo la autora.
Publicando aquí no contribuyo a saturar el mercado editorial.
Publicando aquí posibilito el acceso de casi cualquier persona a, en este caso, este poemario completo.
Publicando aquí termino de hacer, a medias, siempre es así, lo que me llevó a escribirlo.

Sugerencia para su lectura:

La autora planteó la lectura de este poemario como un recorrido desde su principio hasta su final. Así puede ser leído siguiendo el natural modo de acercarse a este soporte que es el formato de blog.
Ahora bien, cualquier libro de poemas, todo lector amante de la poesía lo sabe, tiene múltiples formas de ser leído. Es el lector el que lo decide abriendo por acá o allá una página en el formato de papel u otra. Por ello se incluye en la columna de la derecha un índice completo de la obra. Desde ahí, y sin depender de en qué poema (entrada) se esté, se puede acceder a cualquier otro. Con este ejercicio por parte del lector se deconstruye el orden previamente designado por quien escribe. Es para mí un índice en un libro la apertura a la posibilidad de otro orden, una especie de invitación por parte del escritor a que su obra pueda ser "alterada", y, jugando con la misma etimología de esta palabra, casi nunca mejor dicho, pues parto de la creencia de que toda obra expuesta no termina de ser obra hasta que el otro (alter-lector) la hace suya, es decir, interviene en ella.

La poesía, desde la concepción de la autora, intenta hablar, mostrar, lo que a todos nos subyace. Para ello el escritor, usando mecanismos tan múltiples y de tan diversa índole que sería imposible enumerar aquí, parte de su percepción de lo externo a su yo hasta grafiarlo en forma de escritura poética en este caso. El escritor, en ese ejercicio íntimo que le permite la transliteración de lo externo, rompe la apariencia natural de lo percibido hasta hacerla "suya", y aquí, en este punto, es donde debería saber conectar con ese fluir natural que a todos nos subyace. Si lo consigue, aunque adrede no pueda ser nunca ejercitado, habrá nacido el acto poético, y con él la poesía, que no es más que la voz que por todos puede ser reconocida como "propia" independientemente de los artíficios a los que natural o artísticamente se haya acudido.

Breve

-La presencia por la ausencia corresponde al título del cuarto poemario escrito por la autora, inédito en papel o e-book, como cualquiera de los otros ocho suyos.
-Fue escrito durante el tiempo transcurrido entre los años 2005 y 2007, como se especifica en la entrada correspondiente al último poema.
-La autora es consciente de que este medio, aun dada su creciente accesibilidad, no llega a todos los rincones del planeta, ni siquiera a todos los rincones del país desde el que se escribe.
-La publicación en papel aún continúa teniendo sentido mucho más allá de gustos o fetichismo particulares, por el bien del ser humano, por continuar haciendo posible la extensión de la posibilidad de conocimiento a cualquier rincón del planeta, por el libre intercambio de bienes no materiales entre todos los seres humanos.

Querido lector, tras una voz poética no hay más que un ser humano que habilita un lenguaje para exteriorizar lo que como tal percibe. Con por como tal entiendo como tú o como yo, como seres humanos con capacidad para pensar y sentir sin distingos sobre lo que circunstancialmente vivimos. A algunos, aún no sé por qué, les llega el momento, nunca diré capacidad, porque parto de la base de que tú y yo somos exactamente iguales, de decirlo. E, indefectiblemente, en ese momento comienza a nacer el milagro de la voz poética, un milagro que no es patrimonio exclusivo de quien la emite, puesto que hasta que esa voz no es oída, no puede siquiera ser llamada voz, amén de que el  autor debe a la existencia de TODO LO OTRO el punto de partida para ese camino que recorre en el proceso del acto creativo. El hombre no crea desde la nada, NUNCA. Todo lo más que esa voz puede ser llamada hasta que es oída es simplemente ruido. De ahí que tan importante en su factura sea el hecho de tu existencia.

Sofía Jesús Serra Giráldez, Sevilla 21 de marzo de 2010


Edito el 10 de noviembre de 2010. Este poemario ha sido publicado en papel ya. Reabro el blog en el que lo transcribí advirtiendo de que cuando supe que iba ser puesto en papel lógicamente de nuevo lo revisé, de tal forma que no son exactamente iguales las "dos originales".  A su vez encontré cuatro poemas que tenía perdidos, además de que escribí dos para su dedicatoria. Todo ello aparece en el libro. Tal vez algún día me anime a subir en blog el libro exactamente, aunque eso sí, supongo que entonces de nuevo lo revisaré.

viernes, 19 de marzo de 2010

Imagen de la entrada anterior

Como algunas personas me han preguntado, por privado, sobre el montaje fotográfico de la entrada anterior, y ya que parece que interesa el saber de dónde llega, dejo captura de la carpeta donde he unido los archivos de una foto y otra usadas. Se pueden ver todos, más o menos, los que voy acordándome de guardar, los pasos dados:

Los viajes y el arcángel

Ayer,  camino de Marbella pasando por Málaga, llegué a Córdoba, y pude por fin retratar al patrocinador de los versos con los que inicié mi etapa en la vida de poeta con necesidad de no tirar lo que escribía


Una representación del Arcángel San Rafael, basada en una pintura de Valdés Leal (siglo XVII), en un magnfíco mosaico de azulejos provenientes de un taller sevillano del siglo pasado (no debo aportar más detalles prosaicos sobre la imagen por motivos de obligada discreción laboral)

Ahora, ese primer poema con el que inicié el  poemario "Asesinos de almas"-



DUELO

I

Detrás de toda vida se divierten los demonios,/
risas hojarascas, de ojos,/
ladrones de hálitos e ilusiones,/
circunscritos a la piedra de la inmovilidad./
Piedra muerta, piedra viva matada en el abrazo de la tierra inerte y fría./
Y cuando esto sucede,/
cuando la suprema muerte aflora,/
yo sólo quiero enterrarme en la tierra,/
sumergirme en la calidez de mi alma, que no es mía,/
sino de la verdad que me alimentaba./
ANHELO, NECESITO, DESEO, EXPLORO a través de mi piel/
rebuscando recovecos de terruños que, en vez de arañar, aterciopelan mis vellos rubios de las viñas
inexistentes./

Cuando la montaña se aviene a la curva de un pincel trazada en un lienzo,/
o los árboles que mañana alimentarán a nuestra especie/
se convierten en pestañas de esperanzas doradas/
en el amanecer de mis inviernos, observo y vivo./
Y entonces, ni asesinos, ni miradas de cuencos vacíos repletas de gusanos,/
repliegan la voluntad por el olvido,/
de odio, de siniestros, o derecho,/
de verticalidad por el dolor, de asunción de la hiel,/
de la agria descomposición que los cuerpos de los asesinos de almas/
provocan en su mera sístole, sin diástole,/
como simples gastadores de la celeste magnitud que envuelve a la verdialidad omnipresente./

Nombre de arcángel para el desquite de mi mente y el olvido de mi oxígeno./
Sin premuras ni esquinas enconadas te observo, y procuro/
que, en vez de anidar, encuentres la vaciedad de la inexistencia;/
sin aceptar errores, sin basas griegas, sin valle fértil,/
sin sur de esperanza, porque/
la vida, para el que la sustenta, requiere/
requiebros, dunas y arañazos de luna/
en los mares de nuestro líquido vital, azul,/
y negro, y verde como el mismo sol,/
en vez de celulosas,/
amarillas y grises de color,/
expelidas por los orificios hueros de tus fosas nasales ahítas de pestilencia./

No me llamo Sofía, sino ojos que te miran, sin dioptrías,/
cristales líquidos asumidos para la función que realizan./
Me llamo tu alma nonata, tu alma perdida en azulejos impregnados de desidia amarillenta./
Para que cierto verbo se ejecute,/
ni agua, ni fuerza, ni dirección precisa./
Sólo sal de amor, valiente azúcar y oro blanco de fuente necesito./

Sofía Serra, "Asesinos de almas", diciembre 2002

Quien quiera comprender... lo hará.
La poesía no es sentimiento ni pensamiento. La poesía es conocimiento.

martes, 16 de marzo de 2010

Canción del bruto


Título de la fotografía: Hércules llora en el jardín de las hespérides


Canción del bruto

Alguien debería saber, o decir, que nació pobre./
Pobre como las medusas enlutadas, pobres como ellas, pobres aguas/
parcas enterradas en la orilla./
Alguien debería haber podido retratarlo/
cuando lloró al robarlas./
Lleno de germinal fortaleza, suculento manjar para los dioses./


¡Que no te echen ellos todo lo que seas capaz de soportar, Hércules humano!/
Que la vida, las naranjas y el agua construyan tu tumba diluida/
en el sol cielo del dulce bálsamo para tu llaga del dolor que silencias./
Que sorteen las arenas de Gerión aquellos que/
no hacen ascos al pervertido barro convertido en sustancia maniquea de lo sin ser, sin fuerza y sin presencia./
Porque de tu osamenta renacen columnas de piedra/
que sostienen los templos venidos a menos/
en el abaratar del mundo/
a la raíz, raíz y junco entretejido,/
ocnario para tus potentes músculos,/
para tu fuerza bruta nacida de esta tierra de Verdad/
donde sembraste tu inocencia bruta./
Cuánta vejez se aventaja en los corderos degollados antes del camino./
Cuántas y seniles demagogias pervierten aún/
la almoneda pura de estas lanas con la que es necesario cubrirnos./

Por el frío./

No hay lobos./
Se extinguieron cuando el sol quiso,/
las pétreas gárgolas que artificialmente encauzan a las aguas de lluvia convirtiendo en caños al descompás de sus pasos./
El suministro y el hacha expandida./
la guadaña de la rubia mies./
...¡Qué suerte tienen los cosecheros!,/
pero ¿y los que siembran?/
¡Ay de los que siembran!/
Hasta las propias semillas han perdido su recuerdo./

Sofía Serra, 15 Marzo de 2010
 
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