Nonato
Vejada, dormida, traída
del espanto a las agostas
sienes de la rota
quijada, espléndida insomne
bajo las pestañas de las abejas,
esos lícitos parangones,
la iluminación se extravía
por los juncos y las estrellas
con su azul de simiesco espejo
hendido por las hondas sendas
del blando y subrepticio porvenir.
Obstarán a la redundancia
de la esfera colgada del cielo,
bola inmensurable sobre
la aglomeración del engrudo
entre párpado y párpado
de la mirada de la noche
caso de que se acotasen
las bandadas de esclerótico
plumaje vendidas a tu frente
desde tu volumen de mórula inversa.
Grandilocuente ave marina
con estómago de hielo,
derrítelo y regurgita:
Si alguien conserva la cordura,
ya es hora de que dé la lata
y la comparta, bien abierta.
Sofía Serra (De El hombre cuadrado)
sábado, 15 de septiembre de 2012
viernes, 14 de septiembre de 2012
Síndrome temporal
Síndrome temporal
Seguimos tumbados viendo
Florecer los lilos. En otoño
Nos tocaron los testículos tantas veces
Que al final perdimos la sensibilidad,
El escroto fue endureciéndose
Y ahora no hay quien nos abra.
Me-ti-cu-lo-sa-men-te
Me despego de mí.
La vida es breve y falla
Mi oído, ya no te veo
Verte y verte venir
Como un pozo de alumbre
Descarnado y jubiloso
Te contentas sobreviviendo
Al hilo.
Terminar nos construye dejar
todo inacabado,
Fallecer en el síntoma.
Las peinetas de algunos gozos
Sembraron las madreselvas.
Tu cuerpo tan vacío de estrellas
Como el mediodía de enero, el frío.
Pero quisiera inventar un nuevo calendario.
En tu sálvame
te abres como los lirios de febrero,
honesto y fiel como una balanza
de aire. Hasta el mosquito más minúsculo
encontraría su medida en el diagrama
de tus pesos.
Comprendo que te reserves
Del mundo. Solemos pesar
Y no pensar
Como elefantes.
El lirio vuelve a levantarse
Tras el peso a plomo,
Pero sus pétalos ya se han vuelto
Transparentes.
Y no hay más febreros en el año.
Ni abriles, ni mayos, ni tampoco
septiembres.
Sofía Serra ( De Solenostemon)
No conseguimos desmembrarnos como estrellas
Seguimos tumbados viendo
Florecer los lilos. En otoño
Nos tocaron los testículos tantas veces
Que al final perdimos la sensibilidad,
El escroto fue endureciéndose
Y ahora no hay quien nos abra.
Me-ti-cu-lo-sa-men-te
Me despego de mí.
La vida es breve y falla
Mi oído, ya no te veo
Verte y verte venir
Como un pozo de alumbre
Descarnado y jubiloso
Te contentas sobreviviendo
Al hilo.
Terminar nos construye dejar
todo inacabado,
Fallecer en el síntoma.
Las peinetas de algunos gozos
Sembraron las madreselvas.
Tu cuerpo tan vacío de estrellas
Como el mediodía de enero, el frío.
Pero quisiera inventar un nuevo calendario.
En tu sálvame
te abres como los lirios de febrero,
honesto y fiel como una balanza
de aire. Hasta el mosquito más minúsculo
encontraría su medida en el diagrama
de tus pesos.
Comprendo que te reserves
Del mundo. Solemos pesar
Y no pensar
Como elefantes.
El lirio vuelve a levantarse
Tras el peso a plomo,
Pero sus pétalos ya se han vuelto
Transparentes.
Y no hay más febreros en el año.
Ni abriles, ni mayos, ni tampoco
septiembres.
Sofía Serra ( De Solenostemon)
Carlos Verdecia y su Productividad
Productividad
Quedé maravillado
cuando aquella mujer se me colgó del cuello
y comenzó a demostrarme con el detalle
elocuente de la práctica (hacía un momento
acababa de explicármela en teoría)
su asombrosa tesis
sobre la productividad del beso.
Y así,
estrujando su boca contra la mía,
me fue ilustrando
sobre el aprovechamiento óptimo de la lengua,
el máximo rendimiento de los labios superior
e inferior,
el empleo de dientes, cielo de boca y frenillos
en su categoría de medios básicos,
el cálculo preciso de la tasa respiratoria
y el ahorro normado del insumo de saliva.
Eso,
dentro del mínimo tiempo
del amor.
(Carlos Verdecia. La escalera de incendios. Colección CRAN Poesía. Madrid, 1995)
Cordura
Cordura (Viernes, 8.30 de la mañana)
(Sofía Serra, De Solenostemon)
Los niños pasan por la calle camino del colegio. Ellos no saben que el mundo está loco, que sólo los van a enseñar unos locos, que sólo los van a formar para poder soportar la locura de este mundo cada vez menos cuerdo, y, con algo de suerte, para ser unos locos más locos que los que ya están.
Yo estoy segura hoy de que no formo parte de este mundo. Yo no tuve la suerte de esos locos de hoy.
El pasado viernes tuve la misma sensación al salir a por los recados. De pronto la gente había vuelto de las vacaciones. Y de pronto me encontré con un mundo sólo poblado por locos.
Me gustaría formar un club por la cordura, ¡una fundación por la cordura!... ¿alguien me presta los XXXXX euros que necesito para llevar a cabo el proyecto?
Prometo devolverlos con intereses y el beneficio de un mundo más cuerdo.
(Sofía Serra, De Solenostemon)
Partida
Partida
Vengo a recordar la venta
del mensaje.
La hormigonera registra
Los bramidos de tu hombría.
No hubo negación
De tu varonil muerte.
La masacre descansa
Sobre pilares de blanda argamasa.
Descerebrados el mito y la joya
Sitúo sobre mi mesa
De jaspe reluciente
Tu retrato.
A estas alturas de mi diosa interna
Reclamo mi trozo de partida,
La salida que me pertenece.
Estoy dispuesta a compartir
Pero sólo cambio
Hielo.
Quién nos ocupa que me vendo
Por dos míseros reales
Ojos, uno para tasmearla,
Otro para pintar la
Verónica de tu ensalmo
En el rostro cautivo.
La luz se ablanda
Como un canal lechoso.
Es tu nombre.
Una grada insomne,
Mi diosa interna
Que se agranda
Fría.
Sofía Serra (De Solenostemon)
Vengo a recordar la venta
del mensaje.
La hormigonera registra
Los bramidos de tu hombría.
No hubo negación
De tu varonil muerte.
La masacre descansa
Sobre pilares de blanda argamasa.
Descerebrados el mito y la joya
Sitúo sobre mi mesa
De jaspe reluciente
Tu retrato.
A estas alturas de mi diosa interna
Reclamo mi trozo de partida,
La salida que me pertenece.
Estoy dispuesta a compartir
Pero sólo cambio
Hielo.
Quién nos ocupa que me vendo
Por dos míseros reales
Ojos, uno para tasmearla,
Otro para pintar la
Verónica de tu ensalmo
En el rostro cautivo.
La luz se ablanda
Como un canal lechoso.
Es tu nombre.
Una grada insomne,
Mi diosa interna
Que se agranda
Fría.
Sofía Serra (De Solenostemon)
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